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Pesadilla urológica

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09/02/2010, 16:47

La historia es la leche XDDD

...bueno...

Spoiler (marca el texto para leerlo):

la leche vino despues

toma guarrada que he dicho

09/02/2010, 17:43

Pepino. Haz un monólogo. XDDDDDDD

Adso
 
09/02/2010, 23:15

No seamos crueles con Pepino, que adjunta una nota diciendo que lo cogio de un blog.....

Ya,ya, como cuando la gente hace preguntas en la radio, nada que tengo un amigo que no se le levanta....

10/02/2010, 01:59

xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

10/02/2010, 08:31

en los 6 minutos de lectura morí de risa y reviví de alegría unas 17 veces...

10/02/2010, 11:19

Brutal xDD

Tera
 
12/02/2010, 01:41

Esto me recuerda a una entrada de Gonzo_TBA del Sentido de la Vida

EL DOLOR DE HUEVOS

Parece que últimamente tengo el síndrome National Geographic. Hay algo que me empuja a escribir capítulos de una serie que podría pasarse en las sobremesas de La 2 en vez de la vida de los leones de la sabana africana. En realidad mis capítulos bien podrían intercalarse entre éstos. Después de todo, se trata de naturaleza en estado puro.

De la serie "La dura vida del hombre moderno", hoy "El dolor de huevos".

A pesar de tratarse de un tema más o menos reconocido en los tiempos que corren, he podido constatar que ni siquiera las mujeres más liberadas poseen un profundo conocimiento de lo que, entre los hombres, denominamos comúnmente "El dolor de huevos". Vamos pues a llenar ese hueco con algo de alegre sabiduría. Es una tarea ingrata, pero alguien tiene que hacerla.

En el marco de esta columna, llamaremos huevos a los testículos. Los testículos son las dos protuberancias de aspecto ovoide que forman parte del peludo aparato reproductor masculino. Si es usted mujer y aun así no se encuentra familiarizada con estos conceptos, le rogamos se introduzca en su máquina del tiempo y pulse el botón "2010". Le esperan experiencias vibrantes.

El dolor de huevos puede ser causado por circunstancias externas o internas. Entre las circunstancias externas se encuentran las propiciadas por las patadas o los balonazos, y se dividen entre los "queriendo" y los "sin querer queriendo". Entre las circunstancias internas, y descartando cualquier tipo de disfunción en el sistema, nos queda lo que se conoce como "el calentón". El resultado, sean las circunstancias externas o internas, es similar. Es decir, es parecido sufrir un calentón a recibir un balonazo en los huevos, si bien el calentón posee una idiosincrasia propia.

Tanto el calentón como el balonazo tienen, afortunadamente, un marco temporal bien delimitado: la adolescencia. En mis tiempos, el dolor de huevos podía aparecer tranquilamente más allá todavía. En estos tiempos, supongo que el dolor de huevos puede aparecer tranquilamente en la infancia. Ahora se empieza antes con esto del fútbol.

El escenario habitual es el siguiente. Estás con una chica. La cosa se anima. Tus manos realizan avances aquí y allá. Las tropas marchan decididas. Se cruzan montañas y valles. Se vadean ríos. No hay frontera que se resista. Los espías preparan el terreno y levantan a los insurgentes. Caen gobiernos. Hoy Europa, mañana el mundo.

Los aviones sobrevuelan el territorio enemigo. En su interior, los paracaidistas se amontonan inquietos. Sentados en las banquetas metálicas, azuzados por el ensordecedor ruido de los motores, su excitación va a en aumento. El día D ha llegado. La hora H está a la vuelta de la esquina. Los paracaidistas se miran entre sí, conscientes de que este es el momento crucial de sus vidas. Los meses de entrenamiento serán puestos a prueba en cuanto se abra la puerta al final del fuselaje. Después, la gloria.

De repente, una luz roja comienza a dar vueltas en el techo y un suave zumbido se eleva en el ambiente. Los paracaidistas se miran entre sí. En sus rostros cunden el desánimo y la angustia. Bajo los cascos, en sus caras se refleja la sorpresa. "No es posible" —comentan entre sí con voz queda—. "¡Otra vez no!" —grita alguno. Con un suave balanceo, los aviones inclinan sus alas para emprender el rumbo de regreso a casa. Tras horas de vuelo, la misión ha sido abortada.

Allí queda él. Solo. Por primera vez es consciente del dolor que lleva horas sintiendo. Se abre el telón. Comienza la tragicomedia.

El dolor es insoportable. Irreal. Es como si no le perteneciera. En una época en la que todo es modular, ese dolor debería poder desprenderse del cuerpo y ponerse en una estanteria, o ser arrojado envuelto en una bolsa de plástico a una brillante papelera metálica. Es como si Mike Tyson te hubiera dado un hostión en la nariz y luego alguien te hubiera cogido la nariz y te la hubiera puesto en los huevos, y luego se hubiera ido a la mesa de mezclas y hubiera puesto al máximo la ruedecita que dice "Dolor físico". Te han cogido la parte inferior de los pulmones y te la han grapado al perineo, y cada vez que tratas de respirar es en vano: el aire no entra porque, en esas condiciones, eres incapaz de hacer el vacío.

El diálogo interno es fascinante. Primero la odias a ella, luego te odias a ti. Después odias a la naturaleza por estar dispuesta de tan extraño modo. "Y se supone que lo malo es follar" —te dices. Si Dios te está haciendo esto y ni siquiera la has metido en caliente, el día que lo hagas te quedarás ciego, te saldrán pelos en la espalda y te sentirás como si el mundo cayera sobre tu cabeza. El cura tenía razón. Al final te entran ganas de mear.

Boqueando, sin tener muy claro si serás capaz de miccionar en semejante estado, te pones de pie para descubrir que ni siquiera tienes claro si llegarás al cuarto de baño. En estas circunstancias, la gravedad parece tener novedosos y dolorosos efectos. Como si caminaras sobre la superficie de Saturno, cada paso es pesado y trabajoso. Hablas por el intercomunicador de la escafandra: "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para aquel que sufre un gran dolor de huevos". Penosamente, cubres el lastimoso recorrido que te separa del cuarto de baño y procedes a extraer el artefacto de su vaina.

A primera vista todo parece en orden. "Los daños deben de ser únicamente internos" —reportas a comandancia—. "Inicio el procedimiento". Abres la espita aguas arriba y el líquido comienza a fluir desde la vejiga. Sin embargo, es como si hubiera un elefante tumbado sobre algún tramo de la manguera. Cuatro tristes gotas asoman del orificio.

Todo este tiempo has estado sufriendo ese dolor sordo. Es un dolor que lo impregna todo. Cualquiera ha ido alguna vez a una discoteca y se ha acostado con un pitido en los oídos. Ahora coge ese pitido y hazlo más grave y amargo. Haz que duela. Después deja que ese sonido lo impregne todo: tu cabeza, tu cuerpo, los objetos que te rodean, las paredes de la habitación. Ese es el ambiente en el que te mueves. Es una sensación injusta.

Te preguntas cuánto tiempo va a durar eso. Después te preguntas qué podrías hacer para acelerar el proceso. "Quizá si me la casco..." —resuena la voz del viejo sabio interior. La mente toma el momento y lo extrapola hacia el futuro. El sabor es amargo. No todos los días la conciencia tiene buenas ideas. Renqueando, sales del cuarto de baño.

En pocas horas el dolor habrá remitido y todo el episodio no será más que un mal recuerdo. Esta experiencia habrá marcado a nuestro joven ser humano macho, que a partir de entonces enfocará su sexualidad de otra manera. La naturaleza es sabia, pero a veces la caga. O no, vaya usted a saber.

Esto, amigos, es un dolor de huevos. O mejor dicho: esto, amigas, es un dolor de huevos.

Los últimos rayos de sol caen sobre la sabana africana. Los antílopes se apresuran en encontrar un claro para la noche. Los monos trepan hacia el refugio de las ramas más altas. Desde el bar llegan los gritos de los abuelos jugando al dominó. Pito doble, y bien jodido.

Mañana, el sol volverá a salir y la tierra habrá dado otra vuelta. El mundo se desenvuelve sin pensar en sí mismo. Mañana, en otro lugar del planeta, otros huevos dolerán. Esto, Simba, es el círculo de la vida.

 

12/02/2010, 09:32

Genial el post, todavía estoy llorando de la risa...

La mejor frase, con mucha diferencia:

Cita:

explicarle entre líneas a mi padre que necesitaba masturbarme más (yo, no él)

XDDDDDDDD

De todas formas, está claro que estas cosas, de ser ciertas, sólo pasan en la adolescencia, sino, apenas pasados los dos primeros años del matrimonio todos los varones casados moriríamos de una terrible explosión testicular...

XDDDD

Por último

Cita:

Una cosa: nunca vayas al urólogo de urgencia acompañado por tu padre. No es agradable. De hecho, ir al urólogo de urgencia no es agradable… Ir al urólogo en general no es agradable.

Es raro que nadie haya mencionado todavía la definición clásica:
"Urólogo: Dícese de un señor que te la mira con desprecio, te la toca con asco y te cobra como si te la hubiera chupado"

14/02/2010, 05:32

Cita:

y si , las mujeres somos crueles XD.

¿Crueles?... noooo...

Cita:

apenas pasados los dos primeros años del matrimonio

Esto me recuerda a algo... xDDD

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