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Saludos umbrianos.

Hace tiempo (bastante tiempo a decir verdad) que ando esperando el regreso de uno de mis jugadores para la partida Destinos Cruzados. Os presento al personaje que llevaba.

Nombre: Sylvia Falken

Arqueotipo: Sacerdotisa

Breve descripción: Una benevolente joven cuya vida la ha dedicado a los demás; es por eso que sirve como acólita para un importante templo. No se imagina que el aceptar una tarea de su superior, haría que cayera en sus manos algo de gran valor. ¿Qué consecuencias tendrá?

Os proporciono el enlace a la partida: http://www.comunidadumbria.com/partida/destinos-cruzados

La partida en cuestión tiene pinceladas de los clásicos juegos rpg de consola con los que toda una una generación nos hemos criado (de hecho es una adaptación de un juego rpg que creé hace unos años con el programa rpg maker), por lo que esperaos un ambiente fantástico donde la magia se respira en el ambiente y las criaturas peligrosas rondan acechando.

El sistema está basado en dado porcentual, enormente inspirado en warhammer fantasía jdr, pero no es requisito indispensable el conocer el sistema al dedillo. El ritmo que llevamos suele variar entre medio y alto (depende de la temporada) pero con una respuesta cada 3 días es más que suficiente.

El personaje está totalmente creado y listo para ser adoptado, entrando inmediatamente en acción en su propia escena introductoria inicial a modo de prólogo de los acontecimientos que se desarrollarán durante la trama una vez concluídas estas partes.

Se agradece gente responsable y con muchas ganas de divertirse para interpretar a esta sacerdotisa. Espero candidatos, muchas gracias.

¿A nadie le da penita esta joven acólita? T_T

Venga, que alguien se anime y adopte al personaje, que la partida está muy bien.

Por si acaso su historia inicial sirviera de ayuda a algún indeciso. También os la ofrezco, todo sea por aportar más datos que puedan interesar a cualquier candidato que quiera adoptar este personaje.

Ibica, la segunda ciudad más religiosa de todo el Imperio es la que ha visto crecer a la pequeña Sylvia. Quizá fuera simplemente el ambiente sagrado que inunda toda la urbe o quizá fuera que desde su nacimiento, Sylvia, estaba destinada a formar parte de su orden eclesiástica.

Sea como fuere, sus primeros pasos siempre han ido acompañados de la mano de sus dos padres que han sabido inculcarle una educación ejemplar a pesar de no ser de las familias más pudientes de la sociedad.

Su disposición a ingresar en el templo fue recibida con alegría por sus progenitores, que vieron con buenos ojos tan gentil gesto de altruismo por parte de su chiquilla. Pese a la comodidad de la que podría gozar, el camino que había escogido no era nada fácil pues requería de muchos sacrificios también. Sylvia, pese a su temprana edad con tan sólo doce años, había demostrado una madurez envidiable y estaba más que dispuesta a afrontar cualquier desafío al que su firme decisión le llevara.

Como acólita del templo, sus primeros años los pasó entre misas, labores y estudio. Era una vida recluida en la que pocas veces salía de las instalaciones si no era para acompañar a algún sacerdote en otras tareas.

Le habían adiestrado en las leyes de la justicia y del bien, le habían enseñado la benevolencia de la luz, pero también le advirtieron que, como dos caras de la misma moneda, existe un lado oscuro. Contra él es el que las órdenes religiosas luchaban, para conservar la decencia y la bondad del mundo y que reine siempre la paz y la esperanza en los corazones de los hombres.

Sylvia creció en medio de todas estas enseñanzas hasta hacerlas las suyas propias. La base de la educación que le habían otorgado sus padres fue gran responsable del éxito de esta encomiable ocupación que ahora procesaba.

Descubrió cuánto la religión había ayudado y podía seguir ayudando en la sociedad, con los sacerdotes al frente de ella como portadores del poder de la luz sagrada. Sus palabras eran rezos que en sus bocas cobraban vida para obrar grandes cosas y ella también aprendió a obtener el favor divino mediante sus salmos.

Sigue manteniendo el contacto con su familia y el pueblo llano, al que siempre se muestra dispuesta a escuchar y echar una mano, ya que una vez pasada su etapa de iniciación se le permitió más libertad para entrar y salir siempre y cuando no faltara a sus obligaciones en el templo; nunca le han tenido que llamar la atención en ese aspecto.

Vuelvo a las andadas, con tal mala pata que es para pedir una nueva suplencia. Esta vez el personaje a sustituir es Wyat Percival, un aprendiz de hechicero que se encuentra llevando a cabo su prueba final para demostrar si está preparado para afrontar los retos que la vida le depara.

El ritmo de la partida tal y como está explicado en el primer mensaje de este post, es medio adaptable a alto si los jugadores responden igual y el reglamento es mayoritariamente warhammer fantasía pero con pequeños añadidos para darle un mayor efecto rpg clásico para favorecer estética de la partida.

El/la interesado/a empezaría con una escena individualizada a modo de prólogo que ya ha sido empezada por el anterior jugador que lo llevó, aunque no tendría que leer mucho y realmente no ha llegado a hacer todavía nada de verdadera importancia por lo que lo mejor está por descubrir.

Si necesitáis más información no dudéis en pedírmela, tal y como hice con anterior personaje que oferté.

Un saludo.

Si me prometes que no aceleraras el ritmo , y si no te importa que algún que otro día me pueda retrasar con el poseo yo me ofrezco.

Si accalon no pudiese me ofrezco yo tambien.

Accalon comenta que quizá no podría con un ritmo alto, ¿tú qué tal te adaptarías a él, Lowuis?

Yo por ahora sin problemas.... no veo un ritmo como pa agobiarse.

Lowuis, por tu mejor adaptación a la partida te asigno a tí la suplencia. A accalon darle las gracias por su interés igualmente y si quieres te apunto en la lista de suplencias por si en un futuro falta alguien (esperemos que no).

Un saludo a los dos.