Usuarios conectados en la web (9)
Usuarios conectados en el chat (0)
Foro
Cuenca Ciudad sin Ley
Otros lugares, otras opciones :: Sin clasificar :: Cuenca Ciudad sin Ley
Si llega a estar allí Batman lo reduce sin disparo ni ná, a guantá limpia XD
Eso no es ná hace años en mi pueblo paso lo mismo varias veces, hace como cosa de dos años un tio entro amenazando con un hacha en la oficina del paro, otro con una motosierra en una discoteca, intentaron cerrarnos los bares a las 3 de la mañana el ayuntamiento y terminó en una batalla campal de 2000 energumenos contra la policia, eso sin hablar de las huelgas mineras en las que un madero perdió un pie por un volador, por ejemplo, hace 15-20 años eramos una de las ciudades de europa con mas Yonkis por habitante...... podría seguir con mas cosas.. pero bueno
y terminó en una batalla campal de 2000 energumenos contra la policia, eso sin hablar de las huelgas mineras en las que un madero perdió un pie por un volador, por ejemplo
Ya. O las de Izar o Naval Gijón. Gente que trabaja con soldadores y piezas de metal, todos los rodamientos de bola que un batallón de tirachinas serbios pudiesen necesitar, y algunos hasta con dinamita. Eso si que era armas customizadas y no las del Tomb Raider nuevo...
Joder, cual es tu pueblo? El del Resident Evil 4? xDDD
Mieres, Asturias en una de las cuencas mineras
y como dice Leonid, no solo aquí, cada vez que hay una huelga grande aquí en Asturias, se suele terminar a palos con la madera.. ya ves tu los del 15M aficionados en manifestaciones...
Pufff, vaya acojone, imaginaros salir a sacar la basura a la calle y encontrarte con esto.
Pa que luego digan del Bronx los Neoyorquinos... Esos nenazas no conocen Asturies. xD
De lo de las huelgas en Asturias me habían hablado. Pero estamos hablando de mineros en huelga, que cuando la policía va a sofocar la rebelión, los mineros contestan con todo lo que tienen al alcance de la mano. Y no son flores y caricias lo que tienen precisamente XD
Pero yo estoy hablando de un caso aislado, llamativo cuanto menos. En la noticia dice que la policía trabajó con eficacia y precisión. Pues bien, si miramos los puntos que dice la noticia (Plaza de Ronda hasta la calle teruel, pasando por Cuatro Caminos) nos sale una ruta andando de unos 10 minutos según google maps. Si le sumas que por el camino se recrea en destrozar lo que pilla a su paso, tenemos que su buena media hora sembrando el caos no se la quita nadie. El chiste de la noticia viene a ser ese, que estuvo el colega media hora (como poco) por ahí con un hacha y viene la policía diciendo que fueron eficaces... Mi concepto de la eficacia dista bastante del suyo XD
Editado: 11/05/2013, 04:28
Curiosidad, y sin animo de ganarme enemistades ¿Cuantos de los que dicen "que malotes somos los asturianos, mira las huelgas" se han estado curtiendo el lomo en una manifestacion/huelga con los prodisturbios? xD.
Editado: 11/05/2013, 13:52
A mi me toco vivir una en el barrio que vivía y en el barrio vecino cuando tenía 7 años en navidades del 91, en el que los crios nos dedicabamos tirarles piedras a los antidisturbios, ya sea a mano o con gomero, mientras los mineros y demás adultos (mi padre no era minero, por ejemplo) ya se dedicaban con los voladores o como fuera, mientras el Hijo de puta de Villa, junto a otros mineros estaban encerrados en el pozo.
despues hubo otra 2 años despues, pero ya no viviamos aquí sino en cataluña, por lo tanto en esa no estuve presente xD
y en la que hubo el año pasado, aparte de que tengo una rodilla tan jodida que no puedo correr, ahí si te pillaban y no eras minero, los abogados de los sindicatos no te defendian ni nada, y te podría pasar como a dos chavales que pillaron a los que le querían meter terrorismo y la de mi puta madre, pero aunque no estuviera, les apoyaba como fuera..
Y he aquí imagenes de la huelga en Mieres
Otra noticia relacionada, aunque no con los mineros, es lo que ha ocurrido en rafelbunyol (comunidad valenciana).
Rafelbunyol, de luto y consternada por los dos fallecidos en el tiroteo.
«Voy a subir a casa a por la escopeta y te voy a pegar dos tiros», amenazó el hombre antes de disparar a las víctimas.
La bandera de Rafelbuñol ondeará a media asta durante tres días en señal de luto por la muerte de dos personas en el tiroteo registrado este viernes en un bar de la localidad, presuntamente provocado por un vecino que ya ha sido detenido, y enviará a los familiares de las víctimas el pésame en nombre del municipio. Así se ha decidido en el pleno extraordinario celebrado hoy sábado, donde se ha guardado un minuto de silencio, que se volverá a repetir el próximo lunes a las 13.00 horas, para mostrar el respeto y las condolencias a las dos víctimas, un hombre de 72 años, vecino de la localidad, y el gerente del bar en el que se produjo el altercado, de 41 años, que residía en otro municipio.
Alberto Gil del Toro acostumbraba a lanzar amenazas y algún insulto cuando bebía, pero no le daban demasiada importancia. Jubilado y sin antecedentes delictivos, nadie imaginaba que sus bravuconadas de bar regadas con alcohol iban a ir más allá de la broma. Pero eso fue hasta ayer. El hombre de 65 años, vecino de Rafelbunyol, acabó a tiros de escopeta con la vida de dos personas: su amigo Luis Bellver 'El Canari', de 72 años, y Juan Antonio Rubia, de 41, dueño de la cafetería donde había pasado buena parte de la mañana.
Según fuentes policiales, Alberto no tenía arrestos a sus espaldas ni había protagonizado incidentes previos que hicieran prever semejante explosión de violencia. La rápida intervención de la Policía Local evitó escenas de pánico en un colegio cercano, ya que el doble crimen tuvo lugar a la hora de la salida de los niños.
Alberto vivía solo en la calle Calvario, justo enfrente del bar Guardaulla. Combinaba su afición por la caza con horas de chanzas y tragos en la cafetería, paseos por el pueblo o almuerzos con su amigo Luis en la misma terraza donde ayer se gestó la tragedia.
Según José Pérez, un librero y quiosquero que fue testigo del crimen, «cuando yo abro a las siete de la mañana él ya está en el bar tomando sus 'barrejats' (cazalla y mistela) o carajillos». Para Pérez, «prácticamente cada vez que hablaba decía que iba a pegar tiros y todos lo tomaban a broma porque nunca había hecho nada grave». El vecino de Rafelbunyol también vio ayer a Alberto en la barra desde temprano.
El día transcurrió con normalidad hasta la una de la tarde. Se ignora si Alberto abandonó el Guardaulla en algún momento de la mañana, pero lo cierto es que a esa hora estaba sentado en la terraza junto a un vasillo de vino blanco, compartiendo mesa y charla con su amigo 'El Canari' y el dueño del bar, Juan Antonio.
Muy cerca de ellos estaba David, un cliente, acompañado por su hija de año y medio. «Vi que Alberto discutía con Juan, pero no sé exactamente por qué. Parecía una pelea banal, incluso en broma», describe el testigo. Algunos vecinos apuntaron la posibilidad de que el origen de la disputa fuera una deuda de 50 euros, pero fuentes de la investigación no pudieron confirmar si este fue el detonante o simplemente «se le cruzaron los cables», la frase más repetida entre quienes conocían al autor del crimen.
Lo que sí escuchó David a la perfección es lo que dijo Alberto después: «Voy a subir a casa a por la escopeta y te voy a pegar dos tiros». Desde su punto de vista, «estas palabras fueron dirigidas al propietario del establecimiento». Un primo del homicida asegura que le respondieron: «No tienes huevos». Acto seguido, el jubilado cruzó la acera. Sólo unos metros le separaban del patio de su finca. Subió hasta el tercer piso, donde está su hogar, y «al cabo de dos o tres minutos regresó con el arma de fuego», como describe el testigo. Ni Juan Antonio ni Luis se levantaron de la mesa. Sencillamente, no creían que Alberto fuera a cumplir su amenaza. Y menos con un policía local regulando el tráfico, a poco más de 30 metros, para la salida de los niños de un colegio.
«Pero hombre, guarda la escopeta, que está aquí la policía», fueron las últimas palabras de Juan Antonio. «Me da igual», respondió Alberto escuetamente. No hubo más palabras. El primer disparo impactó en el costado de Juan Antonio, que quedó gravemente herido. La detonación fue escuchada por uno de los policías locales que regulaba el tráfico por la salida de los escolares.
El agente corrió hacia el bar y presenció cómo la escopeta de Alberto volvía a atronar en la calle Calvario. El segundo tiro fue a parar al cuello de su amigo Luis y le segó la vida prácticamente en el acto. David abandonó la terraza con su pequeña en brazos. «Estaba aterrorizado y temí por la vida de la chiquilla. Ese hombre ya no estaba en su cabales». La tensión no cesó con los dos disparos. Algunos vecinos aseguran que Alberto se internó dentro del bar y amenazó con la escopeta a Carmen, esposa de Juan Antonio. Una residente de Rafelbunyol afirma que la mujer suplicó: «¡A mí no, a mí no!», y que esas palabras lograron aplacar su ánimo homicida.
A los pocos segundos, el jubilado salió de nuevo a la calle. Pero ya no era el único armado. El agente, parapetado, le gritó desde una esquina: «¡Tire la escopeta al suelo!». Alberto obedeció y no presentó ninguna resistencia. Entre este policía, otro agente, un inspector jefe y un oficial rodearon al doble homicida. Constataron que presentaba claros síntomas de embriaguez. Una vez engrilletado, lo trasladaron con un coche patrulla al cuartel de la Guardia Civil de Massamagrell.
Mientras el homicida era arrestado, el dueño de una tienda de la calle Calvario y un vecino trataron de taponar con una toalla la sangre que Juan Antonio estaba perdiendo. En ese momento todavía estaba consciente. Poco después, fue atendido por el personal de una ambulancia del SAMU. En los siguientes minutos el estado del dueño del bar empeoró ante la desesperación de su esposa y otros familiares. Su corazón se detuvo para siempre en el Hospital Clínico.
Por Luis 'El Canari' nada se podía hacer ya. Su cuerpo permaneció junto a la mesita de la terraza, tapado con sábanas, durante la inspección de la Policía Judicial de Moncada y del juzgado de guardia. La calle Calvario estuvo acordonada durante más de tres horas. Al otro lado del precinto, los vecinos asistían incrédulos a la tragedia.
