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Mi nombre (aquí) será Flury.

Tuve un hijo mientras soñaba.  Noche tras noche, seguí soñando con él. Le puse un nombre. Lo veía crecer entre hombres del saco, caballos blancos  y coches con ojos circulando en autoestopistas de curvas imposibles. 

Sin embargo, cuando me despertaba cada mañana, él no estaba a mi lado. ¡No podía soportar aquella tristeza! Me hice un perfil en la deep web con fotos provocativas. Allí, entre pastillas de vigor y subastas de sicarios,  encontré a alguien que vendía una fórmula para comunicarme con el mundo onírico. ¡Quería hablar con mi hijo, decirle que lo quería mucho y que lo echaba de menos todas las mañanas!

No fue fácil conseguir los ingredientes de aquella receta: una traición sangrienta, un deseo verdadero de morir, trescientas noches en vela y píldoras de soledad cada dos horas.

Me metí aquel chute. Mi mente se trasladó al otro lado. ¡La fórmula había funcionado!  Me reencontré con mi hijo. Pasé con él todos los días, todas las mañanas y todas las noches. Vi como crecía, le cortaba el pelo una vez al mes, pinté las paredes de su cuarto con nubes azules y le compré la muñeca que me pidió. Una imitación de Marilyn Monroe. Mi hijo la llamó Flury.

Un día, mientras vestía a mi hijito, vi algo en el espejo. Al principio era solo la sombra de un reflejo. Me fijé bien. Era mi “yo” físico. Seguía allí, en el mundo real. Sentí curiosidad y empecé a espiarla: se había mudado de casa, estaba mucho más vieja, había engordado y se había comprado un coche verde de segunda mano. La veía irse a la cama todas las noches. Leía un libro. Siempre el mismo. Luego rezaba y pedía a Dios volver a soñar con nuestro hijo pero era en balde. Nunca lo conseguía. Todas las mañanas la veía despertar llorando.

Me sentí fatal. Yo tenía la culpa de su pena. Estaba segura de que si yo no hubiera bebido aquella pócima, ella habría seguido soñando con nuestro hijo. Pensé en estirar la mano y atravesar el espejo. Algo me decía que si la tocaba, de que si me tocaba, aunque  fuera sólo con el roce de un dedo, ella volvería a soñar con nuestro niño.

Pero no, no lo hice. Tenía miedo de que al hacerlo se rompiera el hechizo que me había traído hasta aquí. No quería regresar al mundo real y abandonar a mi hijo. No. Eso nunca. 

Aún así, me sentía fatal al pensar en toda su tristeza. Una noche mientras mi niño dormía, fui hasta el espejo decidida a solucionar el problema. Ella estaba allí. Dormida sobre la cama. Cogí la muñeca que había comprado a mi hijo y la lancé hacia el espejo. Flury atravesó la lámina como si nada y entró en el dormitorio. La vi rebotar en la alfombrilla del suelo. Se quedó allí quieta, inmóvil, con el pelo esparcido entre las fibras de la alfombra. Recuerdo sus ojos brillantes mirando al techo. Supuse que al despertarse, ella vería la muñeca y que la cogería y que, de alguna forma, sabría que habia pertenecido  a su hijo.

Aunque deseé con todas mis fuerzas que así fuera, que aquella muñeca le ayudara a soportar el dolor de su soledad, tomé una decisión en ese preciso instante. Cogí el espejo y lo estrellé contra el suelo.  No quería saber nada más de ella. El cristal se rompió en miles de trocitos. Lo recogí todo y después volví a la cama.

Algunas veces, cuando me despierto, me pregunto como estará ella, como será su vida y que habrá sido de aquella muñeca.  ¿Habrá conseguido soñar con nuestro hijo? La curiosidad pasa rápido. Mi hijo se levanta temprano, con su sonrisa y su pelo alborotado. Le preparo sus magdalenas favoritas: levadura, frambuesas y chocolate. Después vamos hasta el marco de la puerta de su cuarto. Lo coloco de pie y él se estira todo lo que puede y entonces yo marco con un bolígrafo la señal de su  altura.

Todos los días veo como mi hijo crece.

Nunca más estará solo.

Y yo tampoco. 

Bonita e inquietante historia que da mucho que pensar. Gracias por compartirla (y bienvenid@!) ^^

¡Welcome!

Bienvenid@ Flury, te has quedado atrapad@ con nosotros a este lado del espejo.

Te doy la bienvenida :P

Bienvenido, Flury.

- Necesito Jugadores, hay que apuntarse aquí.

Bienvenido!

¡Bienvenid@, Flury!

La Familia Crece.

Tengo que reconocer que he quedado estupefacto con la historia. Si esta es tu manera de redactar, felicidades. 

Ahora como rolero pregunto ¿Qué sistemas y ambientaciones conoces, has jugado y cuales te gustaría probar?¿Y temáticas?

¡Hola @ertywert!

Pues sólo he jugado a dos cosas en mi vida. 50 brazas de Savage Worlds y Cloud Empires de Mothership. Ya está. Me interesó FATE, toqué D&D 5e gracias al Baldurs Gate de Larian y una vez leí algo de Cthulhu.

¿Qué me gustaría probar? Pues quiero algo en lo que pueda llevar un enano que seque flores entre las hojas de un grimorio que no entiende o a un contrabandista espacial al que se le aparezca el fantasma cabreado de su ex mujer a la que le fue infiel. También tengo en mente el boceto de un personaje para un western. Una vaquera gorda y de pelo rizado. Que sea miope y necesite unas de esas gafas sin patillas  que se sostienen solas en la punta de la nariz. Se llamaría Matilde. Puede que Bárbara. No lo se. De lo que estoy segura es de que huye de la justicia haciéndose pasar por pianista en uno de esos barcos con ruedas de paletas

@losdemás: gracias por la bienvenida. Espero que quede claro mi género.