Galería Umbriana

Subida por potty

“Juventud, divino tesoro”.

Ruben Darío tenía razón. Durante esa época de mi vida, podía consumir reglamentos suculentos, bien calóricos, llenos de tablas y suplementos y reglas y reglitas y un montón de condimentos que te hacían repetir la ficha una y otra vez, horas después de habértelo zampado.

Pero los años no vienen solos y entre que una se va volviendo más sibarita y que el organismo no tiene tanto aguante, mi dieta rolera ha cambiado sustancialmente desde hace un tiempo.

Ahora me deleito con manuales más sencillos, minimalistas, suaves, livianos como una pluma, fáciles de digerir y con multiplicidad de opciones para ser servidos. Y lo mejor es que, aunque cuando incursioné en este tipo de cocina rolera se la consideraba exótica, hoy en día estos platillos se han vuelto populares y se pueden conseguir a la vuelta de la esquina.

No puedo negar que de vez en cuando me doy un atracón “de vieja escuela”, pero la verdad es que desde que degusté estos juegos, la idea de volver a la otra cocina se me hace muy cuesta arriba.