Partida Rol por web

Los efluvios del alcohol, el olor a sexo y el embriagador contoneo de las meretrices del lugar, causan en Bardenar un estado de regocijo y fervor guerrero...

Aqui todo el mundo con su vicio y yo mirando las musarañas, anda ya!! me dirijo a donde están sentados Nomegna y Bardenar para beber con ellos una muy fría y espumosa rubia de las buenas.

-Camarero, una mas por favor!! realmente lo digo al aire por que aun no había visto ningún camarero ni nada similar, pero supuse que de algún sitio debían salir, así que no me importo parece un loco mientras me trajeran mi buena espumosa.

 El master ha escuchado atentamente la historia hasta el momento, aun lanzando nerviosas miradas de reojo a los que iban llegando a acrecentar la cola.

Arqueo una ceja extrañada, la gente se apelotona detrás nuestro, cada vez hay más.

-Sí..creo que sí...al menos eso creo.- Digo sin estar muy segura de ello, pues ha pasado mucha gente contando sus historias, y ahora el master se dirgige a nosotros, preguntándonos.

-Muy bien..entonces...¿Esperamos aquí nuevas órdenes?-Me desplazo hacia el lugar indicado, y preguntándome quién es esta gente y qué debemos hacer ahora.

El master escucha las historias de mas nuevos, y manda a una, Morwlen, a donde estan esperando los novatos. Tambien manda a su compañero, Haku, pero éste parece más empanado.

Melenitas frescas...

- Hola, amigos. Venid, sentaos a tomar una cerveza y contadnos que os trae por aquí. Mientras tanto os puedo repasar el peinado un poco. Soy peluquero - dice Nomegna extrayendo las garras una vez más.

Tras un rato deambulando por las inmediaciones en busca de alguna librería en la que encontrar jugosos libros regreso con mi grupo. Al volver me encuentro con que ya no me las tengo que ver sólo con el bárbaro y el pájaro, ahora hay una multitud en torno a ellos.

- Mmm... Saludos caballeros... Veo que han entablado amistad con mis dos compañeros, permítanme que me presente, soy Varyamo, erudito y estudioso de este mundo. ¿Me hacen un hueco en su mesa?

Sigo a Morwlen hasta donde se encuentran el resto y me siento en la mesa.

¿Un pájaro?, ¿Un peluquero loco? Como me toque mi delicada cabellera...le rebano el cuello

Adelante Varyamo, la verdad es que acabamos de llegar.

Miro a los alrededores buscando al camarero.

Me siento en la mesa, veo que me sigue Haku de cerca. Mmmmm..un bárbaro, un pájaro, un peluquero que nos quiere hacer un cambio de look....

-Como no, siéntate. -Digo al recien llegado, echándome a un lado para hacerle sitio. Me giro hacia el ansioso peluquero.

-Tal vez en otro momento, aunque a la cerveza no te digo que no.- Recorro con la mirada el lugar, intentando encontrar a alguien que nos sirva

Observé, perplejo, lo que estaba ocurriendo. Allí no hacía más que aparecer gente y cada uno que llegaba pedía al aire una cerveza. ¿Dónde creen que están?

Pensé en darles una explicación detallada acerca de que estabamos en medio de la calle, no en la terraza de un bar, de que si querían sentarse deberían hacerlo en el suelo y que el sitio más cercano para conseguir unas jarras era el burdel que teníamos en frente y del cual acababa yo de salir.

En vez de eso, como soy hombre pájaro de pocas palabras, entré de nuevo en el susodicho antro, rapiñé unas cuantas jarras de cerveza que clientes olvidadizos habían ido dejando, medio llenas, dispersas por el local, las oculté bajo el ala y salí de nuevo al frescor de la noche en la calle. Repartí el botín y dije:

- Bebamos, compañeros. Y brindemos para que esto sea el comienzo de una gran aventura y de una bonita amistad.

Viéndose en la tesitura de tener que presentarse ante todo un nuevo elenco de personalidades, Bardenar decide hacer lo que mejor sabe... Reir y beber (y bueno, de las otras cosas que mejor sabe hacer mejor dejarlas para otro momento, ya sean las unas o las otras...). El estado alcoholizado del barbaro no ayuda y éste no puede controlarse, quedándose anonadado mirando a la nueva compañera que les acompaña...

Parece que ya hay sitio...

El master cuenta puertas... una, dos, tres...

Aquí.

Abre la puerta, e invita a los nuevos a entrar en la habitación.

Nueva escena. Al fin. Lo logre.

El master mira a los novatos fijamente, de arriba a abajo primero, y de abajo a arriba después. Acaba en sus ojos, en los que su seria mirada se detiene. Finalmente sonríe; parece conforme con lo que ha visto en ellos.