Partida Rol por web

Finalmente, el secretario del señor Nimwë accedió a conducirles al lugar donde se encontraba el libro de registro de los conductores de los diferentes vehículos que tenía a su nombre la asociación. Aunque no parecía tan amable y dispuesto a colaborar con aquellos hombres, tampoco les puso más pegas.

Caminaron hasta el ascensor y pulsaron el botón. La espera hasta que éste llegó al rellano del piso número doce de aquel edificio modernista, fue algo tensa. El silencio imperó en el ambiente y para cuando finalmente sonó la campanilla que indicaba que al fin había llegado su transporte, todos respiraron aliviados.

El señor Harrison sacó de su bolsillo una pequeña llave que introdujo en una cerradura junto a los botones de los diferentes pisos. Al parecer, a aquel garaje tan solo se podía acceder mediante una de aquellas llaves. Quizás fuera algo a tener en cuenta. El silencio volvió a ser la nota predominante hasta que finalmente llegaron al sótano donde se encontraba el garaje.

Harrison fue el primero en salir y haciéndoles un gesto a los agentes, les invitó a que lo siguieran. El aparcamiento era bastante grande. Cabrían no menos de sesenta coches solo en aquella planta. Toda una zona estaba destinada a los vehículos de la asociación. Tres de ellos rotulados con símbolos de la asociación y un cuarto sin serigrafíar. Se trataba del famoso Lamdba. Lo tenían allí delante justo en aquel momento.

No obstante, pasaron de largo y se encaminaron hacia una pequeña caseta donde se encontraba un guardia de seguridad. Un hombre negro de unos cincuenta años, con poco pelo y con bigote canoso. El señor Harrison le pidió el libro de registro de la asociación y éste enseguida se lo entregó sin poner pega alguna. Sin duda le conocía bien.

— Aquí lo tienen y las llaves del coche. — Se las entregó a Raynor. — Pueden mirar lo que quieran, no hay nada que esconder. - Dijo el secretario abriéndo el libro por una pagina cualquiera. - Ven, en esta casilla, se pone la matrícula del coche. - Señaló con el dedo. - Aquí al lado, el día y la hora que se coge. El nombre de la persona que lo utiliza y finalmente la hora en que se devuelve. - Una vez explicado aquel sistema sencillo, le hizo entrega del mismo a Raynor. - Es un sistema antiguo, pero sencillo y eficaz.

Jefferson y Raynor fueron enseguida a hojear lo que realmente les interesaba. Las fechas de los asesinatos y los días cercanos a los mismos. Por lo que pudieron ver, durante aquellas fechas, tan sólo tres personas condujeron el vehículo y ninguna de ellas era el señor Nimwë. No obstante, quien figuraba en más ocasiones como conductor del lambda, sin duda era la persona con la que estaban hablando.

Concretamente se centraron en las fechas clave del caso. 

FRQ-2321 - 11/02/2018 - 9:05 - Harrison - 11:37

FRQ-2321 - 12/02/2018 - 9:15 - Harrison - 17:21

FRQ-2321 - 13/02/2018 - 10:05 - Altarion - 13:55

FRQ-2321 - 19/02/2018 - 9:27 - Harrison - 18:00

FRQ-2321 - 21/02/2018 - 9:15 - Harrison - 12:45

FRQ-2321 - 21/02/2018 - 14:30 - Harrison - 20:45

FRQ-2321 - 23/02/2018 - 14:20 - Dranduil - 15:45

FRQ-2321 - 26/02/2018 - 9:15 - Harrison - 15:50

FRQ-2321 - 26/02/2018 - 15:50 - Harrison - 17:35

Jefferson observó las fechas. Ninguna de ellas coincidía con el día exacto en el que se produjeron los cuatro asesinatos, pero había una de ellas que le llamó poderosamente la atención, hasta el punto de que, tal y como se le presentaban los datos, podía ser clave para asegurar la culpabilidad o inocencia de Nimwë.

-Tendremos también que hablar con el vigilante -explicó Jefferson a Harrison, señalando al afroamericano que trabajaba como guardia de seguridad-. Únicamente para continuar descartando posibilidades. Señor Harrison, hay una fecha de especial importancia en el libro de registros, relacionada con nuestro caso. Veintiuno de Febrero. Usted sacó el vehículo a las dos y media de la tarde y regreso a las nueve menos cuarto. Imagino que iría acompañado por el señor Nimwë. ¿Qué hicieron después, una vez que regresaron a la sede de la asociación?

Ryan sabia de autos, y mientras se acercaba al Lambda, empezó a observar si habia otro que pudiera ser similar, o hubiera otro modelo parecido al mismo. Se puso los guantes de latex y se acerco al vehículo, al cual observo durante un rato, buscando algún rasgo distintivo, muy limpio, muy sucio, algún rallón, luego se arrodillo y con una lapicera, reviso si el nivel de la patente estaba en el mismo nivel de sintonía de suciedad que el resto del vehiculo, o si habia sido cambiada.

Finalmente lo abrio, con las llaves e ingreso al mismo. Chequeo con el computador del vehiculo las direcciones que habia tomado durante los dias de los asesinatos, y otros mas, si estaban. Reviso la guantera, el lugar para dejar el cafe, etc etc.

Luego, lo apago y busco con la lampara para ver con luz negra a ver si encontraba algun fluido residual notorio, y por ultimo, reviso los asientos traseros, de acompañante, y el baul del vehiculo.

William Harrison resopló ante la pregunta de Frank. Acto seguido torció el gesto y se puso a pensar. Se rascó la cabeza y finalmente la meneó. 

- Si le soy sincero... no. - Respondió finalmente. - Podría mirar en la agenda. Puede que hubiera algún acto programado para ese día a esa hora. Pero no le aseguro nada, agente. - Se encogió de hombros. - Es imposible recordarlo todo. Hace ya bastante de eso. Soy una persona dedicada a mi trabajo. Casi no tengo días libres y estoy disponible para el señor Nimwë las veinticuatro horas del día prácticamente...

Mientras Frank hablaba con el secretario del señor Nimwë, Raynor se apresuró a empezar con el registro y la inspección ocular del vehículo. Del exterior pudo sacar pocas conclusiones, salvo que quien conducía aquel coche era una persona cuidadosa y que dormía habitualmente en un garaje, algo que ya sabía. No tenía ni un solo rallazo y estaba impecable. Limpio como el primer día. Lo que si le llamó la atención fue que el parachoques delantero parecía de un color algo distinto al del resto del vehículo. ¿Lo habían tenido que repintar? Desde luego si así había sido, había sido una chapuza.

En el interior estaba todo impoluto. Parecía que lo limpiaran a diario. Ni una mota de polvo sobre el salpicadero, ni una mancha en la tapicería. Parecía recién salido de fábrica. De no ser porque olía a ambientador de pino en vez de al característico olor a nuevo de los coches recién sacados del concesionario, podría pasar por un coche nuevo de trinca. 

Fue entonces cuando se fijó en el ordenador de abordo. Empezó a toquetear pero pronto se dio cuenta de que poca información podría sacar de aquel vehículo. Tenía un sistema de localización, pero no había marcada ninguna ruta. Nada que pudiera situar el coche en los lugares de los asesinatos en fecha y hora. Quizás si lo pasaban al laboratorio del departamento, los informáticos podrían descubrir algo más, pero él desde allí no podía de ninguna forma.

El Oficial salió del vehículo, luego de dejar todo como estaba, y sacar fotos disimuladamente con el telefono del paragolpes y de la falta de informacion del ordenador y se acerco al Señor Harrison. Mientras tanto, observo que otros dos autos podían ser de naturaleza similar al mismo.

Señor Harrison, muchas gracias. Imagino que deben tener un vehiculo de repuesto, no es verdad? En caso de una eventual mala función, o simplemente para dejar este en el taller. Podria brindarme la llaves de esos vehículos por favor.-

El señor Harrison frunció el ceño. No sabía muy bien cómo reaccionar ante aquella petición, al menos eso parecía. Se quedó unos instantes en silencio, hasta que finalmente abrió de nuevo la boca.

- Oigan… - Dijo el secretario dejando una pequeña pausa hasta que prosiguió hablando. – Creo que he sido muy cortés con ustedes. Les he dejado husmear en todo lo que han pedido, pero venían preguntando por el Lambda. No por los otros coches. Si realmente quieren ver los otros coches, traigan una orden. – Se cerró en banda. Aquello parecía haberle molestado. – Tenemos otros vehículos, pero no son de las características de éste… - Señaló el vehículo ya registrado. - Ahora por favor, tengo otros asuntos… - Les invitó a marcharse.

Jefferson dirigió una mirada extrañada a Raynor. No entendía por qué preguntaba por los otros vehículos, pero suponía que debía haber advertido algún detalle relevante que él hubiera pasado por alto.

-Por supuesto, señor Harrison. Traeremos una orden si necesitamos ver los otros coches -indicó el agente orco, en tono conciliador, imaginando que el secretario de Nimwë no les revelaría mucho más si adoptaban una postura agresiva o desafiante-. Por ahora nos bastaría con el Lambda, aunque le agradecería que echase un vistazo a su agenda acerca de la noche del día 21 de Febrero, a partir de las nueve de la noche. Después de eso nos marcharemos. Tenemos Lambdas que revisar.

Ryan suspiro y se encogió de hombros, como si todo esto le cansara bastante.

Señor Harrison… vera, estoy intentando hacerle una favor a usted y …miro a la cámara del estacionamiento. La gente para la que trabaja. Por ahora esto es una operación de rutina. Estoy chequeando un vehículo. Tengo que chequear algunos otros al azar, para ver que la procedimentación es igual en todos y no se altero ninguna norma. Puede permitirme el acceso a este y ese y ese… [Señalo raynor como los que evaluó mas probable que usaran los altos cargos] o puede como hizo recién, pedirme una orden para ello. Si ese fuera el caso… explico con tono más cansado aun. deberíamos poner “ Asociación del Pueblo Elfico con Base en New York, se niega a colaborar y siendo este un caso de alto perfil, es algo que intentamos evitar causarles problema.  Lo cual sería una pena, porque estoy a punto de terminar con el registro aquí. Pero como usted desee.

Raynor puso su cara de duro marine para esto último, no era cansado, era serio, en plan, baja el arma o atente a las consecuencias. ¿ De modo que… cual será su decisión, Señor Harrison? ¿Orden o llaves?

- ¡Está bien! - Capituló al sentirse intimidado. - Haga lo que necesite... 

Harris se encaminó de regreso hasta donde se encontraba el guardia de seguridad y entonces le pidió las llaves de los vehículos que Raynor había solicitado registrar. Acto seguida le hizo entrega de los mismos.

El agente satisfecho realizó las mismas comprobaciones que había llevado a cabo con el coche sospechoso. Todos los vehículos registrados presentaban unas características muy similares de limpieza. Todos ellos tenían también un navegador, del cual poca información podía sacarse. Aparentemente nada demasiado relevante para la investigación, aunque eso sí, podía solicitar la orden judicial para intervenir los navegadores y que fuera el departamento de informática el que se encargara de analizarlo más minuciosamente.

- Si no les importa... - Dijo entonces el señor William. - Y si no me necesitan más, regresaré a mis quehaceres. Pueden hablar con el vigilante. Luego el mismo les abrirá la puerta de salida. Les llamaré cuando consulte mi agenda. ¿Un número de teléfono? - Les pidió. No parecía dispuesto  seguir aguantando aquella reunión.

-Tenga, aquí tiene mi número de contacto -dijo el agente orco, y procedió a indicarle cuál era su móvil-. Ochocientos veintidós, cuatrocientos cincuenta y dos, tres mil trescientos cuarenta y tres. No se preocupe, señor Harrison, no tardaremos mucho en marcharnos.

- Perfecto... - Agarró su teléfono y anotó el número facilitado por Frank. Una vez lo tuvo guardado alzó la cabeza y miró de nuevo a los agentes. - Si hay algo más... - Hizo una pausa. - Saben dónde encontrarme... - Dio media vuelta y se marchó del lugar.

Raynor sonrio al tiempo que cogía las llaves.

Gracias, es usted muy amable. Nos ha evitado a ambos una enorme cantidad de papeleo.

Y luego reviso los vehículos. Todos con las memorias borradas. Se lo menciono a Frank. Cuando Harrison se fue, lo saludo amistosamente con la mano a la distancia. Devolvio las llaves a su sitio, y observo a Frank.

¿Volvemos?

Frank y Raynor y habían acabado allí. Al menos aparentemente y en lo que se refería al día de hoy. No obstante, les quedaba algo que hacer. Podía ser que no fuera algo muy relevante para la investigación, pero preferían no dejar cabos sueltos. De todas formas, tenían que pedirle al vigilante que les abriera la puerta, así que se marcharon en esa dirección. Allí se encontraba aquel hombre, apoyado contra la pared de su garita y sosteniendo un café con ambas manos. Lo cierto era que hacía frío esa tarde y en aquel garaje no se hacía una excepción.

Los agentes le entregaron las llaves de los vehículos y este les dio las gracias con un simple cabeceo. ¿Iban a preguntarle por el señor Nimwë y sus más que posibles salidas nocturna abordo del Lambda? Seguramente aquel hombre no era un vigilante 24 horas los 365 días del año. Si le preguntaban tan solo podría darles información sesgada y de ahí las dudas. Sin embargo, cuando a punto estaban de pasar de largo, fue el vigilante quien les habló a ellos.

- ¿Qué vienen, por ese Nimwë? - Les preguntó interesado tras dar un sorbo a su café. - ¡Me da escalofríos cuando lo veo por aquí! - Afirmó con rotundidad. - ¿Qué ha hecho? No me extrañaría que estuviera metido en asuntos turbios. ¡Ya saben cómo son los políticos! - Exclamó.

Jefferson sonrió, dejando a la vista sus prominentes colmillos cuando el vigilante de seguridad mencionó que Nimwë le producía escalofríos.

-Aún tenemos que confirmar si ese Nimwë ha hecho algo o se trata de una pista falsa -comentó el orco, sin llegar a revelar al guardia que estaba investigando el caso del asesino de elfos-. Pero sí, si se tratase de nuestro hombre, estaría metido en asuntos de lo más turbios.

Frank se aproximó hasta el hombre y le mostró su placa.

-Agente Frank Jefferson, él es el agente Ryan Raynor -se presentó, en un tono bastante tranquilo-. Verá, todo apunta a que ese Lambda podría ser el vehículo que se vio hace semanas abandonando la escena de un crimen. Y curiosamente, el señor Nimwë es el único integrante de la Asociación del Pueblo Élfico que no necesita dejar su nombre en el registro cada vez que toma ese coche... ¿Por qué le da escalofríos? ¿Suele venir muchas veces solo por aquí el señor Nimwë?

- Sí, es cierto... - Respondió el vigilante. - Él no firma nada. De hecho tiene una copia de la llave que sólo usa él. Siempre coge aquel coche, el lambda. Buen coche... - Aquel hombre meneó la cabeza. - ¡Me voy por las ramas! - Soltó una risotada y acto seguido dio un nuevo sorbo de café. - A veces viene solo. Creo que le gusta conducir de noche... - Se encogió de hombros. - Pero yo casi no hago noches. Me faltan solo siete años para jubilarme y solo tengo que hacer una quincena al año. - Dio orgulloso. - Y sí, me da escalofríos. - Afirmó con rotundidad. - ¿A quién no? No sé muy bien porqué. Quizás sea su forma de caminar, como te mira... - Meneó de nuevo la cabeza, acaba de tener un escalofrío. - No sé... es por como habla. ¡Todo! Es un tipo algo excéntrico diría yo o huraño. Aunque le vean muy amable en la tele, en los espacios cortos es un hombre muy reservado. Es como si tuviera un doble... - Y soltó una nueva risotada.

¿Como si tuviera un doble? Esas palabras resonaron en la mente de Ryan mientras observaba con demasiadas ganas el café del hombre. Saco su celular, busco una de las fotos del baston estoque de acero elfico que habia encontrado con el doctor.

Amigo, puedo hacerle dos preguntas? ¿Que le paso al Lamda? ¿Porque tiene chapucero arreglo en el guardabarro? Y la segunda… ¿ha visto a alguien con algo similar a esto?dijo mostrandole la foto del arma baston.

El resto de lo que contaba, era sospechoso, pero incriminatorio. ¿Porque el dueño no tendría su propio par de llaves?

- A la primera no le puedo contestar... - Respondió el vigilante. - A la segunda sí. El señor Nimwë tiene un bastón muy parecido al que me acaba de enseñar. No es igual claro, tiene otros motivos decorativos, pero... es de ese estilo. - Se encogió de hombros. - Lo que no sé es si es un bastón espada. Eso no lo sé...