Partida Rol por web

-BRIGTH 2- El Desenlace.

Capítulo 8. El Hoggan

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22/03/2019, 09:58
Narrador

Celarian y Courier habían mentido en algo. Cuando todos se despidieron decidieron cumplir sus planes. Cenaron algo rápido, una pizza camino del local donde Vaamar más cómoda se sentía. Estaba muy cerca de su casa y una vez allí podían acabar la velada en su piso, si es que eso se preciaba. Pero antes de todo aquello necesitaban unos momentos de relajación y la elfa propuso, como casi siempre visitar a su buen amigo John McFadden, el dueño del local. 

Nada más entrar escucharon una clásica sinfonía de los ochenta. Estaba más de moda ahora que nunca, pues en breve iban a estrenar una película basada en la historia del legendario grupo Queen y Bohemian Rapsody sonaba a todas horas, no solo en las emisoras de los 80' y 90', sino en casi todas las emisoras musicales. 

El Hoogan's era el típico local de copas irlandés donde a todas horas se visionaba la cadena VH1 de clásicos de los 80, a excepción de cuando jugaban a ese extraño deporte llamado fútbol gaélico en el que el campo era ovalado y se fusionaba el soccer con el rugby. Por lo demás era un establecimiento como cualquiera otro. Poca luz, música suave y clientes tranquilos.

En el interior del local se hallaban unos siete clientes. Una mujer de unos cuarenta años con el pelo rizado de color pelirrojo y unas gafas retro, junto a un hombre calvo de mediana edad que parecía querer acercarse a ella. Ambos estaban vigilados bajo la atenta mirada de un segundo hombre algo más joven y de cabello también pelirrojo. ¿Quizás su hijo?

En el fondo del local dos enanos etílicos como cubas apuraban sus jarras de cerveza. Vaamar los conocía desde hacía tiempo. Thror y Dron eran buena gente la mayor parte del tiempo, aunque en ocasiones el espectro del alcohol les poseía haciendo que acabarán su noche en el calabozo de la comisaría del distrito. Por último otros dos tipos, un humano gordo y calvo y un molesto orco lleno de pendientes en las orejas, la ceja e incluso en la nariz se encontraban jugando una partida de dardos. Y John McFadden, un humano de unos 60 años con bigotes blancos a lo Hulk Hogan se hallaba tras la barra del bar mirándoles con una sonrisa pícara en el rostro.

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22/03/2019, 10:04
John McFadden

El barman cerró un ojo adoptando una expresión cómica y fijó el otro ojo en la humana con la que la elfa, su clienta habitual, había llegado.

- ¿Acaso nuestra querida Celerian te ha echado el ojo encima, muchacha? - Soló una risotada.

Justo entonces su rostro regresó a su rictus habitual y empezó a limpiar la jarra que tenía en la mano con un trapo.

- Porque si vuestra afinidad va a depender de la calidad de mi servicio... ¡Lo más seguro es que esta noche acabéis compartiendo cama! - Aquel áspero hombre  de aspecto hosco estalló en carcajadas mientras servía dos jarras de cerveza a las dos chicas. - Invito yo. ¡Hoy estoy de buen humor, Betty está fuera de la ciudad!

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22/03/2019, 10:41
Celarian Vaamar

Estaba cansada y había sudado demasiado, pero no quería dejar pasar la oportunidad de nuevo. Había tenido mucho tiempo para pensar en Jeanine y me había convencido a mí misma de que debía dar un paso adelante con ella, si deseaba llegar a algún sitio.

Joder, no todo podía ser trabajo, porque entonces iba a acabar más amargada que una monja de noventa años. Así que, prácticamente tiré de ella para ir a mi bar favorito.

No era solo porque el ambiente fuese genial, con música que evocaba una época diferente y me que hacía sentir como en casa, sino que además allí me podía sentir como era yo misma.  Por fin podía quitarme la coraza y dejar que todo el mundo me viese como era en realidad. Sonaba Queen de fondo, pero yo solo tenía ojos para Nine, que caminaba a mi lado, y tenía que retener mis ganas de abalanzarme sobre ella allí mismo. 

Bien, es verdad. No podía ser completamente yo en el bar. Tendría que esperar a llegar a casa.

No había demasiada gente y eso ayudaba bastante, y John se apresuró a acercarse en cuanto nos vio. Me caía bien. Era tan bruto y honesto como yo, algo que valoraba más que cualquier otra cosa.

- ¿Acaso nuestra querida Celerian te ha echado el ojo encima, muchacha?

-Vete a la mierda, "Mac". No le digas eso que parece que fuera una depredadora.

Porque si vuestra afinidad va a depender de la calidad de mi servicio... ¡Lo más seguro es que esta noche acabéis compartiendo cama! 

Típico comentario de Mac, pensé.

Joder, Mac. Qué no la asustes te digo. Solo tráenos un par de cervezas, ¿quieres?

Sabía que en el fondo era un buenazo y que solo quería divertirse a nuestra costa, poniendo nerviosa a Nine. Pero quizás por ese motivo me irritó algo más de lo habitual. No obstante, como nos dijo que aquella ronda iba de su parte, me calmé.

¡Qué suerte la suya! ¡Podrá descansar un rato y no tener que oler tus calcetines! -le dije en respuesta a sus bromas.

Después se alejó y nos dejó a solas. Yo cogí mi cerveza, le di un buen sorbo y tras retirarme algunos restos de espuma, de la boca, miré a Nine.

Era hermosa. Más de lo que recordaba y mucho más de lo que quería aceptar. No sabía si ella opinaba igualñ, si habría cambiado su opinión...

No, qué tontería. Si está aquí conmigo es porque le intereso, ¿no?

-Esto..., Nine, siento... siento ser tan gilipollas a veces. La gente no se me da nada bien, como ya sabrás, y cuando alguien... bueno cuando estás tú... mierda, no sé ni lo que me digo.

Tranquilízate. Toma aire. Piensa antes de hablar.

Lo que quiero decir es que me siento preparada, más preparada que antes. Seguramente es porque he descubierto que no quiero pasar sola el resto de mi puta vida y que... me gustas más de lo que en el pasado quise reconocer.

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23/03/2019, 02:55
Jeannine Courier

Ok, viendo el bar y como interactuaba la elfa con los del entorno, la humana se podía dar cuenta un poco mejor de la persona que era Celarian. O por lo menos tenía la ilusión de ello. Celarian le resultaba intensamente interesante, y quería saber más de ella, conocerla, desnudar sus pensamientos, su persona. Su cuerpo.

La imagen de la elfa distaba mucho de la imagen que se había hecho meses atrás. La primera impresión que tuvo de la elfa era de una persona cerrada, el resto también la había percibido así y hasta se había ganado el mote de estirada por parte de Raynor. En aquel primer momento era solo atracción física lo que había despertado en Jeaninne, pero ahora… cada vez el interés era más genuino. Claro que el interés físico seguía estando latente, y en este preciso momento más fuerte que nunca.

Celarian había puesto el tema sobre la mesa.

Lo que quiero decir es que me siento preparada, más preparada que antes. Seguramente es porque he descubierto que no quiero pasar sola el resto de mi puta vida y que... me gustas más de lo que en el pasado quise reconocer.

Nine se quedó en silencio unos segundos. Sentía como la mirada de la agente la escrutaba, esperando una respuesta. La humana era mejor con seduciendo con sus modos que sus palabras.

Se mordió los labios al tiempo que sonreía. Sus dientes sostuvieron ese bello y carnoso labio por unos segundos mientras sostenía la mirada en los ojos de Celarian. Sin desviar la mirada un momento levantó su cerveza y se la llevó a la boca. La intensidad de su mirada nunca se apagó.

Dejó la botella sobre la mesa, y con el mismo movimiento se acercó a la elfa y le susurró.

-En este momento te acompañaría hasta el fin del mundo. Solo… llévame donde quieras. – su mano quedó posada sobre la pierna de la elfa, mientras esperaba con su rostro cerca de ella.

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23/03/2019, 09:52
Celarian Vaamar

Mis ojos se posaron en los labios de Nine, que parecían temblar, quizás como mi propio cuerpo, por la ansiedad. Me sentía como una puta elfa antes del baile de fin de curso, antes de que aquel elfo llamado Nealon Tennan me llevase a su coche y me dejase igual de insatisfecha de lo que había entrado.

Y es que aquella respuesta fue tan directa que no me la esperaba. Me costaba mucho abrirme, sobre todo en lo que se refería a compartir mi vida. Pero sus palabras, su mirada penetrante, capaz de adentrarse hasta mis huesos, y su mano sobre mi pierna... todo ello, me hizo tirar a la basura cualquier reticencia que tuviera.

La necesitaba.

La necesitaba ya.

-Mac, apúntalo en mi cuenta -dije en voz alta.

Y sin esperar a que me respondiera, la cogí de la mano y tiré de ella hacia la salida. No quería dar un espectáculo dentro del bar, pero fuera era otra historia. Allí me daba todo igual. Así que salimos por la puerta, la arrastré unos metros para alejarnos de la entrada hasta coger la esquina, y allí mismo, la empujé contra la pared y comencé a besarla.

Sus labios eran suaves y dulces, y los míos estaban hambrientos, así que eran la pareja perfecta. Sostuve sus muñecas un instante por encima de su cabeza, pero después se las liberé y apoyé mis manos en la pared, uniendo mi cuerpo al suyo para sentirla más cerca.

La deseaba, no solo físicamente, sino también porque era la persona a quien más había dejado acercarse, y posiblemente, la única en mucho tiempo que estaría dispuesta a arriesgarse conmigo. Y eso merecía un premio, ¿no? 

Mi boca se deslizó sobre la suya mientras mis manos se introducían por debajo de ropa y se deslizaban por su espalda. Sentir su pie bajo la mía me excitaba, oh, de qué manera. Sentía palpitaciones entre mis piernas y una necesidad que se incrementaba por segundos. Sabía que aquello iba a ser solo un aperitivo, pero dudaba si tomármelo allí mismo o correr como pudiera hasta mi casa. Las dos cosas eran válidas para mí; no era tan tímida como para preocuparme por la gente que pudiera pasar por delante. 

Mientras tanto, mis manos ascendieron hacia su cabeza e introduje mis dedos entre sus cabellos, atrayendo su cabeza hacia mí. Sentí su lengua acariciando la mía, explorando mi boca con la misma intensidad que yo lo hacía con la suya, y haciendo que la pequeña hoguera que había podido mantener bajo control, amenazara con transformarse en un incendio de dimensiones épicas.

Pero al final, pensando en ella, me separé. No sé cómo, pero logré hacerlo, aunque jadeaba. Mi boca estaba abierto en un gesto mudo de súplica, contenida a duras penas para no acercarse, mientras hacía todo lo posible por recuperar el control de mi cuerpo.

-Tienes... cinco segundos para conseguir llevarme a mi casa o será aquí mismo. Tú decides -conseguí decir, sin apartar la vista de sus hermosos y profundos ojos.

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23/03/2019, 10:28
Narrador

Precisamente entonces y sin previo aviso, un relámpago surcó el cielo y un trueno retumbó muy cerca de dónde se encontraban. La lluvia no se hizo esperar ni tres segundos y en un abrir y cerrar de ojos un mar enfurecido cayó sobre las dos agentes que se habían dado a la pasión en mitad de la noche, bajo la atenta mirada de la luna y de nadie más.

En breves instantes los cuerpos de las dos mujeres, dos atletas incombustibles, se marcaron bajo la ropa empapada que se pegó a su cuerpo. Y hacía frío, hacía un frío de mil demonios pese a que ya estaban en mayo. Pero lo cierto era que ellas dos no lo sentían en esos momentos. Un calor sofocante les invadía desde dentro luchando por salir al exterior y sin saber muy bien como, llegaron hasta el rellano del edificio donde vivía Celarian Vaamar.

El bloque de Vaamar era un edificio de diez pisos que como todos los de la zona, necesitaba un limpiado de cara y una mano de pintura. Cuando la elfa, esforzándose por encontrar las llaves mientras seguía besando de forma apasionada a Jeannine, logró abrir el portal, la luz estaba tintineando, aunque ellas no lo percibieron. Llamaron a uno de los dos ascensores, el otro no funcionaba. Tardó en llegar, pero cuando lo hizo, se apresuraron a entrar, empapadas por la lluvia y Vaamar pulsó el número 10. Una vez arriba la elfa se apresuró para buscar la llave del portal B y abrió...

Notas de juego

Seguid vosotras, Vaamar ya sabes como es tu casa, está en notas de tu ficha!

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23/03/2019, 11:03
Celarian Vaamar

Estaba calada hasta los huesos, pero no fue eso lo que me detuvo, sino la sensación de que Nine deseaba tomárselo con más calma. Disponíamos de toda la noche para compartir nuestros cuerpos y demostrarnos la una a la otra que aquello no era un error, así que la cogí de la mano, sonreí, y nos marchamos a mi casa.

En cuanto abrí la puerta, Sam vino a recibirme. Solo entonces solté la mano de Nine, para poder acariciarlo.

-Hola, chico. Cómo estás. Supongo que quieres compañía, ¿Verdad? Mira, esta es Nine. Salúdala.

Sam miró a Nine como si me entendiera, se acercó a ella y agachó la cabeza. Era un primor de perro.

El apartamento no tenía más de cincuenta metros cuadrados. El salón estaba abierto y disponía de una pequeña cocina con barra junto a la que se encuentraban varios taburetes altos. Tenía una tele que pocas veces veía, varias estanterías con libros que no leía y un sofá blanco en el que casi nunca me sentaba.

Casi todo el tiempo estaba fuera e iba allí solo para dormir.

También había una vitrina de cristal en donde exhibía decenas de medallas y copas que había ganado en competiciones de atletismo. No solía prestarle demasiada atención porque prefería no pensar en el pasado.

El cuarto de baño era pequeño pero bastante moderno, con un suelo de mármol blanco y las paredes de cerámica marrón oscura, un lavabo de color marfil incrustado en un mueble de mármol del mismo color, el urinario y una ducha con mampara de vidrio y un plato de casi dos metros de ancho, junto a un mueble blanco para guardar toallas y otros enseres. Tenía una columna de hidromasaje que lanzaba placenteros chorros que relajarían a cualquiera, pero la había utilizado pocas veces. Quizás ahora lo hiciese... acompañada.

Tras saludar a Sam, me giré hacia Nine y la abracé.

-Me temo que voy a tener que quitarte toda la ropa y creo que necesitamos una buena ducha caliente -le dije, besándola de nuevo, pero esta vez, con suavidad, colocando mis manos en su rostro y asegurándome de que sentía toda mi necesidad y pasión en aquel beso.

 

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24/03/2019, 14:32
Jeannine Courier

Jeaninne ya no daba más de sí, esa elfa era un sueño. Cada beso que le daba la encendía más, la visión del cuerpo de Celarian marcado por el agua de la lluvia no la ayudaba a controlar sus deseos. Estaba extasiada, y solo pensaba en dejarse poseer por la elfa.

Aceptó sin rechistar irse de allí hacía el departamento de la muchacha, aunque la idea de hacerlo allí mismo la hizo fantasear con eso. Pero no, deberían mantener un poco de compostura, al menos por ahora.

Se dejó guiar. Sam las vino a recibir y Nine lo acarició con dulzura, le encantaban los animales. Le rascó detrás de la oreja como solía hacerlo con su viejo perro Ren, y luego caminó el departamento con la curiosidad de ver un poco más de la esencia de su compañera. Sonrió al ver las vitrinas llenas de medallas y trofeos. Se identificó ella misma con la dedicación que significaban tantos premios. Tal vez, después de todo, ella no sería la única obsesiva con el entrenamiento.

Celarian la llevó hacía el baño de la casa, la humana se dejó guiar nuevamente poniendo cara de inocente. –Que pretende usted de mí?

-Me temo que voy a tener que quitarte toda la ropa y creo que necesitamos una buena ducha caliente –

El fuego no había disminuido su ardor ni un poco. Se dejó abordar con toda la sensualidad de aquel beso, era un beso suave, en ese beso percibía muchas más cosas de las que se pueden expresar con palabras. Su cuerpo se estremecía solo con la sensación de la conexión con la elfa. Sus sentimientos no cabían ya en su pecho.

Con sus manos busco la parte baja de su camiseta, encontró los bordes y comenzó a tirar hacia arriba, buscando liberar el cuerpo de Celarian. Ella misma se dejó desvestir, lentamente, entre beso y beso. Los pensamientos se comenzaron a nublar, solo podía vivir el momento en esa situación.

Metió a la elfa en la ducha, y se metió con ella. Y dejó fluir toda la pasión que llevaba dentro.

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24/03/2019, 19:07
Celarian Vaamar

El chorro de agua caliente caía sobre nosotras, pero yo solo sentía el ardor que había en mi interior. Mi boca encontró la suya sin esfuerzo, como si no se hubiese despegado de ella para meternos en la ducha, y mientras con un brazo echaba la mampara, continuaba besándola como si no fuese a haber un mañana, adentrándome en ese fuego contenido albergaba en su interior, con el ímpetu que otorgaba mi propia ansia hambrienta.

Había retenido demasiado mis emociones, el deseo que llevaba dentro, cada mirada que había captado en sus ojos y cada brillo de sus mejillas, y eso me había creado una urgencia que en aquellos instantes debía satisfacer sin perder tiempo. Sin separarme de sus labios, mis manos recorrieron su espalda y subieron y bajaron por sus caderas, sin encontrar un lugar en el que asentarse, mientras mis piernas se removían inquietas junto a las suyas. Era un combate de resistencia, porque ambas deseábamos sentir y a la vez hacer sentir. Ella arqueó su espalda al contacto con mis manos y yo perseguí su piel, intentando que no escapase.

Finalmente, mi boca se desvió hacia su garganta, deslizándose sobre sus labios y sintiendo las excitantes cosquillas a medida que los abandonaba, y empecé a besar su cuello, descendiendo por su cuerpo, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis labios, el dulce tacto de sus pechos en mis manos, el calor de todo su cuerpo en mis mejillas, mientras sentía sus dedos entrelazados en mi cabello y sus suspiros sobrevolando mi aliento.

Tracé el camino con mi lengua sin perder tiempo, hasta alcanzar la base de su pecho, para describir a continuación un patrón circular antes de envolver su pezón, erecto pero tierno, delicado y al mismo tiempo exigente, dejando que se deshiciera en mi boca antes de mordisquearlo ligeramente para lograr acabar con la poca resistencia que aún le quedara.

Después, dejé que la gravedad me atrajera hacia sus piernas, mientras mis manos se dejaban guiar por el contorno de su cuerpo, hasta alcanzar la zona entre sus muslos. Mi boca se acercó con lentitud y mis labios exploraron los cálidos pliegues de los suyos antes de adentrarse en el valle caliente, mientras el agua continuaba cayendo a mi alrededor y todo perdía cualquier sentido, menos ella. Su clítoris, hinchado y desesperado, se dejó rodear por mi boca y acariciar por mi lengua, una y otra vez, con delicadeza pero rítmicamente, llevándola un poco más cerca del clímax cada vez, recibiendo como recompensa pequeños chorros de líquido que impregnaron mis labios y me arrastraron al éxtasis.

No tardé en sentir la presión entre mis propias piernas, así que ascendí de nuevo y me dejé consumir por su boca, mientras la penetraba, primero con un dedo y luego con dos, al mismo tiempo que sujetaba su espalda y la besaba casi con furia. Ambas jadeábamos, prisioneras del orgasmo que iba a llegar, y de los lamentos por todos aquellos que nos habíamos perdido,  mientras nuestras lenguas luchaban por continuar acariciándonos.

Notas de juego

Uffff.

Dire, ¿es muy fuerte? ¿Lo dejo?

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24/03/2019, 20:39
Director

Notas de juego

Por mí ni te cortes! Es una escena para vosotros. Si estáis de acuerdo en que sea un poco picante, no problemo.

Eso sí, le pondré un +18 XD

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24/03/2019, 20:42
Celarian Vaamar

Notas de juego

Vale, vale jajajaja. De todas maneras, lo que diga Jeanine. Lo importante es que todos nos sintamos cómodos. :P

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25/03/2019, 17:01
Jeannine Courier

Notas de juego

Jeaninne está más que cómoda, de hecho se lo está gozando jaja. Muy bien escrito ese último post! Me tomaré un segundo de tranquilidad cuando pueda para tratar de no estar muy por debajo de esa altura de post :) 

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27/03/2019, 15:02
Jeannine Courier
Sólo para el director

Notas de juego

Sí, el cambio de nombre me había perdido XD

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05/04/2019, 17:17
Jeannine Courier

Sus labios eran avasallantes, con los suyos Jeaninne buscaba desesperadamente saciar el deseo de los de la elfa. Y parecía que estaba teniendo éxito conteniendo el deseo de Celarian, pero de pronto las manos de la elfa se soltaron y comenzaron a envolverla. El contacto de ellas con su espalda la hizo estremecerse, y arquearse en un ángulo que la elfa aprovechó para soltar sus labios y comenzar a besarla en otras partes.

No quedó centímetro de piel sin recorrer por la elfa, quien invadía el suave cuerpo de Jeaninne haciéndola retorcerse de placer. Eran aquellas, sensaciones que nunca había experimentado. Este momento había sido fantaseado muchas veces por la humana, pero ahora que lo estaba viviendo se daba cuenta de que no había comparación entre lo imaginado y lo que estaba sucediendo.

Al llegar los besos de la elfa a sus piernas, se encontraba en tal grado de calentura, que no hizo falta mucho para que la humana se liberara de todas las tensiones que había tenido a lo largo de su vida. Esta experiencia la había hecho despojarse por un segundo de todo lo demás en el mundo, y cuando hubo acabado su cuerpo estaba más relajado que nunca.

Pero la elfa no paraba. Y ese instante de relajación se convirtió nuevamente en orgasmo y ese proceso se repitió varias veces.

Celarian abandonó por un momento su zona baja, y volvió a encontrar sus labios. Esta vez sabían diferentes, sabían a ella.

Jeaninne cerró el grifo de la ducha, y llevó de la mano a la elfa fuera de ella. La dirigió hacía la cama, importándole poco el hecho de que estaban empapadas, y la reposó sobre ella. Se quedó por un momento parada, para que la elfa pudiera apreciarla. El cuerpo de Jeaninne parecía esculpido a la perfección. Luego comenzó a acercarse con suavidad poniendo una pierna entre las de Celarian, las cuales se cerraron para frotarse con ella, mientras volvía a buscar sus labios con los suyos.

Siguiendo el camino realizado por su compañera minutos antes, esta vez fue la boca de Jeaninne la que recorrió a la elfa, culminando en el exacto punto que Celarian estaba esperando. A decir verdad, era la primera vez que Jeaninne se encontraba en esa situación, pero siguió su instinto, y le hizo sentir a Celarian el placer de la misma forma que la elfa se lo había hecho sentir a ella. Los movimientos de resistencia con los que se retorcía la agasajada le indicaban que iba por buen camino, y cuando reconoció el estado de paz post orgásmico, buscó por última vez los labios de su amada.

Esta vez los besos fueron menos apasionados, pero más sentidos. Y luego de unos segundos, todo culminó en un abrazo. Así se dejaron estar un tiempo. Había algo mejor que eso?

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05/04/2019, 18:42
Celarian Vaamar

Cerré los ojos. 

Por un momento, parecía que no fuera a ser capaz de aliviar el hambre que me invadía, y que mi cerebro no podría abandonar el cuerpo de Nine, dejar de besarlo, acariciarlo o de sentirlo. Era todo demasiado intenso. Sentí su penetración más allá de mis piernas y mucho más adentro de lo que esperaba, porque para mí, por mucho que no quisiera reconocerlo, Nine significaba más que el simple revolcón de una noche de necesidad.

Lo supe la primera vez que la vi y también cuando le dije que no. Lo supe en el momento en que mis labios se lanzaron a por los suyos y sentí la calidez de su mirada que me decía, que me suplicaba "ven conmigo", "ámame". Estaba tan segura de ello como de que mi mal genio siempre me metía en problemas. Y me parecía que ella también lo estaba. Sus besos no eran solo fuerza y deseo, sino algo más. Era desesperación, ansia imposible de satisfacer porque cualquier cosa que yo le ofreciese nunca iba a ser suficiente.

Su boca recorrió mi urgencia y sus dedos exploraron el camino de mi apremio, hasta obtener mi ansiada paz en sus brazos, que en aquel momento esperaba no abandonar jamás.

Sentí el temblor entre mis piernas cuando llegó el orgasmo y ella me atrajo todavía con más fuerza hasta que mi cuerpo se relajó. Sus besos disminuyeron en intensidad pero no en fuerza, porque el deseo se había transformado en ternura y agradecimiento mutuo. Nuestros labios se presionaron una y otra vez, y nuestras miradas se cruzaban casi sin parpadear, hasta finalmente, nos quedamos únicamente abrazadas, olvidándonos de que alguna vez estuvimos separadas.

Con los ojos cerrados, su respiración, su dulce respiración, y el calor de su cuerpo, eran las únicas cosas que percibía, y sentía como si no necesitara nada más.

Abrí los ojos para encontrarme con los suyos, que parecían no haberse apartado de mí y le sonreí sin poder evitarlo.

-No estoy acostumbrada a estar así con nadie, espero que me creas -le dije en voz baja, intentando darle a mi voz un poco habitual tono dulce -. Sé que mi mala leche condensada no deja que se acerque la gente y que te hice daño, pero fue porque... porque no estaba preparada. Tenía miedo por... por no saber...

 

No pude terminar de hablar. Vi que Nine también me devolvía la sonrisa, no solo con sus bellos labios, sino también con sus ojos. Eso hizo que me relajara y terminara de expresar lo que quería.

-Si quieres que estemos juntas, puedo hacerlo. Sé que puedo, y quiero. Quizás me cueste un poco hacerme a la idea de no depender únicamente de mí, y de hacer las cosa como me venga en gana, pero... estaremos bien.

Entonces, le di un nuevo beso en los labios, uno lleno de amor y determinación, apoyé mi frente sobre ellos, dejando que su respiración fuese de nuevo mi guía y cerré los ojos para aprender a ver la vida a través de los suyos.