Partida Rol por web

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

Santificarás las Fiestas

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente alguien estaba viviendo en el lugar, de hecho había algunas cosas desordenadas que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien, debería ser (y estar).

La Maid X se alejó de las otras Maids que seguían en el pueblo sin hacer demasiado y se adentró dentro de una de las casas al azar para poder investigarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia.

¿Santificarás las fiestas?

¡Qué cosas más raras ponían la gente en sus casas! Pero no iba a ser yo quien no santificara una fiesta, así que... puse las manos como si fuera a rezar y solté un largo y prolongado:

—¡Aaaaaaamén!

Luego incliné mi torso a modo de saludo y, tras ello, avancé paso a paso.

—¡Con permiso~!

Tenía curiosidad por ver qué había por ahí, incluso si había alguien. Aunque, a pesar de que sin duda alguien debía vivir allí, no parecía haber signos de vida. ¿Qué habría pasado en este pueblo? ¿Por qué parecía deshabitado? ¿Acaso un apocalipsis zombie? ¿Un ataque de hombres lobos? ¡¿Demonios?!

¡Debía adivinarlo! Así que me acerqué donde estaba un poco las cosas desordenadas y me puse a buscar algo que pudiera darme una pequeña pista...

La comida del refrigerador era escasa, pero no estaba en mal estado. Como mucho la persona había abandonado el lugar hace escasos días, por lo que podría aprovechar la comida del mismo. Por otro lado, había una gran cantidad fotografías en toda la casa, y no solo algunos cuadros. Todas mostraban el mismo gato blanco en distintas zonas, desde un templo, hasta un puerto, desde un campo de flores hasta ese mismo pueblo.

Por lo demás el resto de la casa era normal y había lo que en una casa normal tendría en los cajones. Aunque algo escasa de objetos a decir verdad. Mucho menos un diario o algún libro que alguien escribiera y claramente nada electrónico como un ordenador, una tableta o un teléfono móvil.

Aunque al lado de la nevera había un cuenco para agua vacío, y un cuenco para comida vacío también.

El tiempo siguió pasando en aquella isla, y poco a poco con el sol asentándose, el reinado de la noche, bajo la atenta mirada de la luna y las estrellas tomaría el poder. En la noche las sombras inocentes se volvían monstruos hostiles tan solo guiados por la más vívida imaginación. Y las acciones más mundanas se convertían en viles conspiranaciones bajo el secretismo de la oscuridad.

Era un buen momento para dormir, aunque quién sabe si de ese sueño una se podrá despertar...

Desde luego, aquella casa no tenía mucho en especial. Quizás lo único destacable era la comida y las fotografías del gatito. Quizás por eso, entendí que esos cuencos vacíos debían ser del minino... ¿seguiría en la casa?

—Mishi-mishi-mishi —dije, tratando de buscarlo.

Si aún había gatito, debía estar hambriento, así que busqué algo de comida para gatos entre la comida de la nevera y la puse en uno de los cuencos. Luego rellené el otro con agua. Tras ello, decidí coger el resto de la comida para llevarla conmigo. Estando en una isla, aparentemente solitaria, nos haría falta comida.

Fuera como fuese, el tiempo se me pasó volando... y, cuando miré por la ventana, ya casi era de noche. Aunque, a decir verdad, daba un poco de miedito...

—Será mejor que vuelva con el resto.

Pero... por si acaso, esperé un ratito más antes de salir por si veía al gatito. Si no, saldría de la casa...

La falta de Gatito era preocupante, si es que a la Maid X le preocupaba no poder acariciar, abrazar ni achuchar a semejante animal, claro estaba. El paradero de aquel pequeño Gatito seguía siendo un gran misterio, pues en la casa no había rastro alguno de que estuviera, y no se escuchaba ningún solo ruido de que pudiera estar escondido.

Aquella Maid, luego de revisar la casa de arriba a abajo, así como de obtener como resultado la no-presencia de algún gatito que probablemente estaría perdido por la isla, o quizás encerrado en alguna de las casas del pueblo. Esta muchacha decidió abandonar aquella cabaña para reunirse con las otras en el Pueblo.

El interior de aquella cabaña lo primero que una persona podía ver era un mensaje bordado en una pared, aquel mensaje era bastante sencillo, y aunque algo ominoso, no parecía dar mucho más que simplemente recordar a los que se adentraban en aquel lugar esta pequeña norma.

Santificarás las Fiestas

Por lo demás, aquella cabaña parecía ser una pequeña vivienda unifamiliar bastante adecentada. Claramente alguien estaba viviendo en el lugar, de hecho había algunas cosas desordenadas que se saliera de la norma de lo que debería haber una cabaña, o el hogar de alguien, debería ser (y estar).

La Maid se alejó de las otras Maids que seguían en el pueblo sin hacer demasiado y se adentró dentro de una de las casas al azar para poder investigarla, en donde, esta notaría aquellas cosillas que la diferenciaban del resto de las cabañas, pues pese a estar todas cortadas por el mismo patrón, cada una parecía mostrar su vida y personalidad propia.

 Al llegar a la cabaña, lo primero que haría seria buscar el nombre de esta para identificarla, encontrándome con el bordado que, por una cosa u otra, acabaría leyendo muy rápido, pero eso seria un detalle para más adelante.

 -Hmph... -si bien la idea de tener que hacer el trabajo me daba una pereza absoluta, sabía que no podía quedarme sin hacer nada mientras el resto estaba en las otras casas, por lo que me dispondría a investigar la casa en busca de cualquier cosa que pudiese ser de interés.

Aquella casa parecía ser distinta al resto, puesto que su estado era bastante más degradado que el del resto, ya que los muebles de madera se encontraban arañados por la parte baja, no había ni uno solo que se salvara. También se encontraba un pequeño cuenco de comida y otro de bebida en el suelo del comedor.

Y en el interior del frigorífico había cantidades ingentes de helado de vainilla... algo que quizás no tenga nada que ver con lo anterior, pero era importante de comentar.

 Luego de examinar con cierta mala gana la casa, habría dado con distintos elementos que tendría en cuenta cuando contase al resto de maids cuando nos reuniésemos, aunque lo más importante claramente lo del refrigerador.

 -¡AL FIN! ¡ALGO BUENO EN TODO ESTO! -sintiéndome victoriosa, tomaría de inmediato uno de los botes de helado y buscaría una cuchara para poder destaparlo y empezar a comer -. Aahh... Debo contarle esto al resto.

  Y de ese modo, mientras seguía dándole probadas al helado, me dispondría a salir de la cabaña.

Y así como, aquella Maid armada de una tarrina de helado, decidió salir de la casa para poder informar a las demás que no sabían buscar, que ella acababa de entrar y en un pispás, había logrado no solo localizar la comida, sino que además había logrado cazar una tarrina de helado salvaje.