Partida Rol por web

Tenía la vana esperanza de que en realidad el área en que nos encontrábamos, sin lograr saber cómo, no fuera tan grande, per si parecía a escala aquel plano.

Llegamos al limite para encontrar una valla de hormigón. – Es como si estuviéramos en la actual Palestina. Me ha salido instintivamente que estamos en el lado con problemas no en el más seguro.

Más por frustración que porque piense que será de alguna utilidad le doy una palmada al muro.

Nate no se veía capaz de trepar por aquel muro. Ni él, ni nadie a quien conociera. Miró a su alrededor, desolado.

—Pues, eh... bueno, no podemos salir por aquí. Deberíamos seguir andando a lo largo del muro: así encontraremos una salida. ¿No, chicos?

El joven no pudo evitar flipar cuando vio el tamaño de la vaya.

- Flipa, ni que tuvieran aquí metido a Gozilla –

Y le di un codazo de complicidad a Mike aunque lo cierto es que nunca se me dio tan bien los chistes como a él. Todos parecían perplejos ¿quizás asustados? Pero Nate dijo lo más lógico.

- Desde luego, TIENE que haber una entrada y una salida, simplemente, no está aquí. Así que sigamos la valla hasta dar con ellas. –

Entonces su vista se desvió hacia el hospital.

- oooooh, ya que estamos aquí y para que la noche no sea un desperdicio total, podemos entrar en alguna atracción y comer algo. – Entonces sonreí más – Y ese hospital parece de lo más interesante. Al fin y al cabo, dejar que el miedo nos domine así solo agrava el miedo que podamos estar sintiendo por la situación. Quizás liberar tensión en una atracción pegando un par de gritos podría ayudarnos. –

Esperé a ver que decía el resto.

No puedo dejar de mirar asombrado a Joseph que ahora quiere que vayamos a las atracciones dejando estar el buscar la salida.

– Joseph ya encontraremos atracciones en otro lugar, no creo que sea buena idea seguir aquí un momento más de lo imprescindible.

Miro a los demás esperando que no hayan olvidado que debemos salir de este lugar imposible mientras niego con la cabeza.

Me giro hacia Joseph. – Cuando vinisteis desde la furgoneta seguro que vosotros tampoco os encontrastéis con nada de esto. ¿Eso no os hace pensar que hay alguna cosa extraña en todo esto? ¡No puede ser que este sucediendo, pese a que no se puede negar la evidencia!

El ver que a pesar de todas las señales habían quienes aún no podían creer lo que estaba sucediendo, molestó a la chica que estaba tratando de mantenerlos a salvo de cierta manera. ¿Por qué lo seguían negando? Se cruzó de brazos molesta mientras llegaban al muro. Un muro que parecía una pared de seguridad de una prisión y los reos eran ellos. No había otra forma de decirlo.

El comentario de Joseph hizo que Sen estuviera a punto de decirle algo en muy malos términos, pero Stuart se le adelantó. Parecía que empezaba a molestarse tanto como ella. Se acercó al castaño y le puso una mano en el hombro para indicarle que lo apoyaba y poco después mirar al chico - ¿Sabes? He cambiado de opinión. Tal vez lo mejor sea separarnos. Nuestra única salida de aquí es poder pasar por cada zona. Pero yo no pienso comer ni "disfrutar" de nada de lo que hay aquí. Quiero vivir y poder mirar a mi ex-novio a la cara para decirle que no lo necesito. ¿Está bien? Para eso necesito estar viva. Puedes irte con esos que quieran comer y pasarla bien, mientras que yo me iré con esos que quieran salir de aquí. Si un lugar que aparece de la nada, un muro de una prisión, un lugar vivaz en la madrugada y en medio de la nada y unas atracciones de por lo menos cincuenta años de antigüedad no prenden tus alarmas, entonces trata de pasarla bien solo. Si vamos a seguir el muro para buscar una salida, perfecto. Si no, me largo - y se fue caminando hacia un trabajador del parque con intención de hablarle.

- Disculpe, ¿cómo podemos llegar a Mythicaland? - tal vez así podría tener una idea de cómo avanzar entre zonas.

- Ya ves tío - dije con una sonrisa, Joseph siempre me seguía el juego y eso me gustaba, era un buen amigo, nada sería lo mismo en mi vida si no me hubiese topado un día con él.

Observé en la dirección que miraba, la idea de disfrutar del parque en el que estábamos me parecía muy atractiva, pero no tenía muy claro que los demás estuviesen de acuerdo con nosotros.

- Ummmm ¿investigamos un rato nosotros entonces? - le digo a Joseph a la vista de la tensión que se había generado con Sen, a mi no me importaba para nada separarnos, no es que tuviese miedo o algo por el estilo, simplemente no veíamos donde estaba la salida, no era como para hacer un drama de ellos - si tú quieres por mí está bien, ya que estamos aquí... ¿por qué no divertirnos mientras buscamos la forma de regresar a la furgoneta? Si total, está estropeada, y hasta que podamos arreglarla... supongo que no pasa nada por pasar unas horas en este parque... ¿no?

No entendía porque estaban todos tan asustados, estábamos en un parque de atracciones, vale que era todo un poco raro, pero... ¿qué podía pasarnos? Nuestra vida no era una película de miedo americana en la que ahora los animatronics iban a empezar a asesinarnos ¿no?

- Y para que esas caras que tenéis no sean tan largas... ¡otro chiste de Mike! Ya veréis este tiene hasta un poco de ambientación para donde estamos... 

Un policía vio a un hombre caminar con un pingüino por la calle, le paró y le dijo:

-Tiene que llevar a ese pingüino al zoo!

Al día siguiente el policia vio otra vez al hombre con el pingüino, se acercó y le grito:

-No le dije que llevara al pingüino al zoo?

A lo que el hombre respondió:

-Lo llevé y le encantó, ¡ahora vamos al parque de atracciones!

- ¿Quién no querría un pingüino mascota eh?

Aunque Ryu había tratado de mantener la compostura todo el tiempo, el estrés que le estaba causando la situación ya estaba mellando su paciencia. Sin embargo, todo se le terminó por venir encima al ver que, en efecto, estaban completamente encerrados. Una gota de sudor recorrió su mejilla, mientras, con seriedad, miraba el imponente muro de hormigón. Estaban atrapados como ratas.

Fuese por una cosa u la otra, cuando escuchó a Joseph con aquella actitud tan despreocupada, Ryu tuvo que controlarse para no mirarlo de forma... tan fría. Lo que los demás dijeron fue lo más sensato, pero Joseph y Mike... Al escuchar también a este último, Ryu no aguantó más.

—Nadie se separará —dijo, con un tomo mucho menos amable del que venía usando hasta ahora, ignorando por completo a Mike... y hasta a su hermana—. ¿En serio les parece que estamos en la situación indicada para discutir cosas estúpidas? Sen tuvo razón, solo les queda aceptarlo. Hasta Stuart lo hizo —siendo tan escéptico, eso ya era bastante. Pero lo de Joseph y Mike no era escepticismo—. No importa lo que quieran creer, es imposible que no nos hubiésemos dado cuenta de que todo esto estaba montado al venir aquí, y nada aparece de la nada. Nos quedaremos juntos y buscaremos la forma de salir juntos de aquí. Y disfrutar de lo que hay en este... lugar no entra en los planes —dijo, mirando directamente a Mike y a Joseph.

Un hombre con microcefalia que estaba barriendo el suelo era lo más parecido a un empleado que teníais por allí cerca. Cuando Sen le preguntó cómo llegar a Mythicaland, el hombre empezó a reírse tontamente, como si le diera vergüenza que le hablara una chica mona, y señaló en una dirección.

 -Por allí, ¡jijijijijiji!

Tras dar la respuesta, cogió su escoba y se alejó sin dejar de reírse.

Estaba claro que algo no iba bien en aquel lugar. Porque a pesar del aspecto inofensivo del parque, ¡cuando habíais entrado en la carpa no existía! Sin embargo, el motivo por el que había aparecido de repente se os escapaba. Lo que sí sabíais era que teníais que encontrar una salida.

Sin separaros decidisteis recorrer el parque buscando alguna puerta en el muro de hormigón que os llevara de vuelta a la caravana. Sin embargo, la fortuna no estaba de vuestro lado.

De espectáculo de fenómenos que era Freakyland pasasteis a un mundo de cuento de hadas de Tim Burton, Mythicaland. La atracción principal de este lugar era un gigantesco laberinto que ocupaba buena parte de esa sección del parque. De ahí, pudisteis pasar sin problemas a la fría Technoland, área diseñada para parecerse a una ciudad futurista. La gran torre del futuro que sobresalía sobre el resto de estructuras era la atracción principal de ese lugar.

De allí pasasteis a Toyland, con su enorme castillo de juguete y sus trabajadores que parecían animatrones con forma de muñecos de madera, marionetas y peluches. Y finalmente, Terrorland. Este área sí que ofrecía un aspecto exageradamente siniestro, pero no más que lo que se podría esperar de la casa encantada de una feria normal. Y una casa encantada era precisamente la atracción principal de aquel área.

Tras recorrer a conciencia todo el parque, regresasteis a Freakyland. Y en todos los lugares donde habíais mirado, no habíais encontrado salida o hueco alguno. Estabais atrapados en aquel parque. Así que tocaba meditar el siguiente paso a dar. ¿Hacer caso a Joshua y disfrutar del parque? ¿O probar suerte en la oficina del parque en la gran carpa de Circusland?

Aquello era una pesadilla: ¡no había salida!

Nate se pasó la mano por el pelo, y miró a los demás.

—A ver... pensemos. Esto... esto es una locura. Si la salida no está en el perímetro, eh...  Bueno, tampoco entramos por el perímetro, ¿no?  Entramos en una carpa, y al salir de ella estábamos aquí. Así que la salida — dijo triunfalmente — tiene que estar en otra carpa. Seguro. ¿Por qué no vamos a la... eh... a la oficina?  Los empleados tienen que entrar y salir por algún lado, ¿no?

Lo cierto es que al principio no entendía que Ryu estuviera tan nervioso. Podía entender que le preocupara su hermana, pero dejarse llevar así por el pánico no era propio de su compañero. Sin embargo, Joseph no quería ser el que los pusiera aun más nerviosos, por lo que, a pesar de que la idea de irse Mike y é solos era algo muy jugoso pues tal vez le permitiera decirle que... No. Lo primero era salir de allí para que todos se tranquilizaran.

- Perdona Ryu, no quería parecer insensible, solo intentaba quitarle hierro a la situación. Vamos a buscar la salida. –

Entonces Joseph se acercó a Mike riendo por su chiste.

- No necesito pingüinos, contigo tengo más que suficientes animales en mi vida –

Y comenzaron todos a andar para buscar la salida. Entonces fue cuando todo se torció para el joven. Cuando pasaron dos zonas del parque, ya empezó a preocuparse ¿Era normal que no hubiera habido una entrada ya? Pero aun tenía esperanzas. Esperanza que fue tornándose en nerviosismo al seguir pasando por zonas de manera infructuosa. Cuando volvió a ver el horrendo hospital, los nervios se convirtieron, finalmente, en miedo.

- Va-vale, esto... esto no tiene sentido –

Su mente intentaba encontrarle la lógica a lo que estaba pasando, al fin y al cabo, todo tenía que tener una explicación y lo que no, era porque lo había hecho Dios ¿no? ¿Para que iba a hacer Dios un parque de atracciones macabro? No, no era obra suya, por lo que solo podía ser mano del hombre.

– Debe haber alguna explicación, tal vez, tal vez estaban bajo tierra mientras hablábamos y mediante algún mecanismo las sacaron. La cancioncilla que nos cantaron al principio seguro que era para que no se oyeran las cosas salir de sus compartimentos. Si, ha tenido que ser algo así. –

A pesar de la explicación, tuvo que sujetarse las manos que habían empezado a temblarle. Me acerqué a los hermanos.

- Perdonad mi actitud, esta claro que esto no es normal. –

Entonces escuchó la explicación de Evan y le pareció lo más lógico.

- Si, estoy de acuerdo con Nate, vamos a la oficina a exigir que nos dejen salir. Si de camino alguno ve un teléfono, que avise. -

En el fondo ya había llegado al convencimiento de que la salida no estaría en un lugar que encajara en mi lógica habitual. Ya les había expresado en que lugares habrían estado las entradas en un parque temático de múltiples formatos.

– Me habría gustado que me hubierais demostrado que estaba equivocado y que simplemente no habían salidas en todas las áreas.

Intento concentrarme en encontrar una explicación que se apoye en todo lo que he creído siempre, pero no consigo encontrar ninguna.

Me encojo de hombros ante la propuesta de Nate.

Aquella... ¿mujer? Era bastante extravagante. Motivo por el cual era perfecta para Freakyland. De acuerdo... No es una especie de lugar dividido en etapas, así que hay algo más complejo que eso...

Cada lugar era más extraño que el anterior y observaba todo preocupada, pero mientras más avanzaba, más nervioso veía a Joseph, lo cual no podía evitar que sonriera divertida. Se sorprendió que Ryu la apoyara por fin, pero su hermano parecía ignorarla a pesar de darle la razón.

Cabezota...

Con ojo crítico siguieron avanzando para encontrarse dando vueltas otra vez, mas cuando Joseph empezó a decir que la música había opacado todo el lugar, lo miró otra vez blanqueando los ojos - ¿Es en serio? ¿Y los empleados también según tú? - y no dijo nada más, pues había quienes habían empezado a buscar opciones, entre ello decidir ir a la oficina. Asintió a Nate - Iré contigo - y le sorprendió gratamente que Joseph propusiera buscar un teléfono, por lo que asintió igualmente a la sugerencia de su compañero.

Las palabras de Stuart hicieron que Sen sonriera algo triste, por lo que se le acercó y le puso una mano en el hombro - Está bien, si trabajamos juntos, saldremos de esta - y se dispuso a seguir a Nate a la oficina.

Haber actuado de esa manera no era propio de Ryu, al menos para aquellos quienes eran sus amigos. Era difícil ver a Ryu enfadado o más nervioso de lo normal, pero aquella situación, por un momento, lo había hecho olvidarse de mantener la compostura. Ver a Joseph disculparse fue lo que lo hizo reaccionar, haciendo que su semblante serio y sombrío se rompiese por completo, dando paso a algo más suave y a un gran suspiro.

—No te preocupes, Joseph. Fui demasiado tosco. Me disculpo yo también —por un momento miró a Sen, pero no dijo nada más. En cambio, aplaudió para capturar la atención de todos y, con un tono algo más animado, volvió a hablar—. Pongámonos en marcha.

Como ya se podía prever, no había salida de aquel lugar. Al menos no una aparente. Él no expresó miedo al encontrarse con la verdad aparente, aunque sí volvió a la seriedad que había mostrado antes, quizá por los nervios. Una vez más habían vuelto al punto de partida al final de todo: no había una salida, y las cosas simplemente no dejaban de ponerse cada vez más extrañas.

—Tranquilo, Joseph —esta vez, con mucha más amabilidad, el chico habló a su amigo. Por supuesto, fue mucho más amable que Sen—. No creo que haya sido eso, pero encontraremos pronto la respuesta al enigma —y la pista, de forma acertada, podría estar en la oficina. Después de asentir a la idea de Nate, Ryu miró a Stuart—. Sen tiene razón. No debemos entrar en pánico aún. Por ahora, vayamos a las oficina, y me parece bien lo del teléfono —volvió a asentir—. Definitivamente saldremos de aquí.

Le doy un codazo amistoso a Joseph cuando me dice que soy un animal y bajo la cabeza en señal de sumisión hacia el grupo, no quería causar problemas, era un invitado y si consideraban que estábamos en un lío, no sería yo quien no les hiciese caso, así que me mantuve al lado de mi amigo mientras inspeccionábamos el lugar.

- Es... raro sí... - murmuré ante los comentarios de mis compañeros - quizás sea lo mejor, ir a las oficinas digo, pero no debemos desesperar, ¿eh chicos? Saldremos de aquí, porque a ver, ¿qué iban a querer de unos chicos en un extraño parque perdido en medio de la nada? - vale, eso no había sonado nada bien - quiero decir, que esto es la vida real, no ganan nada reteniéndonos aquí, ¿no creéis? Que al menos yo, no es que sea rico ni nada de eso, no pueden pedir un rescate por mi vida. Así que... intentemos tomárnoslo con calma, dentro de lo posible, saldremos de aquí y continuaremos nuestras vacaciones, esto solo es... un imprevisto.

A decir verdad, yo no me sentía demasiado preocupado, aunque la angustia empezaba a hacer mella, veía las caras de todos, y que incluso Joseph pareciese inquieto, no me ayudaba en nada. 

- ¡Y ahora un chiste de Mike! Porque... ¿qué le dice una uva verde a una uva morada? ¡RESPIRA! ¡Y eso es lo mismo que os digo yo, respiremos un momento y continuemos!

Le agradezco el gesto de apoyo a Sen. – Si tenemos que mantenernos unidos y buscar la manera de salir de aquí.

Al cabo de unos segundos, cuando ya ha retirado la mano de mi hombro, sacudo todo mi cuerpo intentando quitarme de encima las sensaciones que me agobian desde que entramos en este sitio.

Mientras avanzamos hacia la oficina busco con la mirada la forma en que están distribuidos los cables eléctricos de las diversas atracciones. Tiene que haber un grupo electrógeno del tamaño de un container de camión al que estén todas conectadas. Si estuviéramos en un área urbana podrían estar conectadas a la red directamente pero aquí solamente hay muy alta tensión.

MIentras caminas hacia la oficina de la carpa, te fijas en el tendido eléctrico del parque. Y te llama la atención que no tiene ningún sentido el tipo de cableado que ves con la exigencia eléctrica de las atracciones. Con esa instalación apenas daría para alimentar a un parquecito para bebés. ¿Cómo se abastecía el parque de electricidad?

Avanzasteis por Freakyland derechos a Circusland, a la gran carpa de Fizzarolli, donde os habían dicho previamente que se encontraba la oficina.

Al entrar de nuevo en la carpa, os llamó la atención que rea más grande que antes. Ya no era una pequeña carpa con un escenario con animatrónicos, ¡ahora era una carpa de circo como mandaban los cánones! Había multitud de filas de bancos vacíos rodeando una gran pista de tierra. En la parte superior, en los postes que sujetaban el toldo, se encontraban las plataformas para los trapecistas y equilibristas, así como la famosa cuerda floja tendida entre ambas plataformas.

En el centro de la pista se encontraba el escenario en el que previamente habíais visto la actuación del robótico Fizzarolli y sus amigos, aunque ahora dicho escenario se encontraba vacío. Sin embargo realmente nada de eso os interesaba tanto como la dichosa oficina. Y tardasteis un poco, pero acabasteis por encontrar un modesto cartelito con una flecha que indicaba "Oficina de Información", señalando hacia la zona de entrada de artistas en la pista. Al meteros entre bastidores, aparte de encontrar la parafernalia típica de todos los circos y sus números clásicos, encontrasteis una modesta puerta de madera con un rótulo en el que decía "Oficina".

Llamasteis, pero nadie contestó, por lo que decidisteis entrar automáticamente. Tras la puerta se encontraba una estancia que parecía un despacho normal y corriente, con un archivador, una mesa de oficina, una silla... Y una gran puerta en una de las paredes.

Era una puerta doble, realizada en madera fina y metal, con un diseño intrincado y laborioso. En la parte de arriba del dintel se encontraban cinco apliques de antorcha, de esos que se veían en las películas medievales, sólo que apagados. Y en la parte superior había un cartel que ponía en grandes letras "SALIDA". Por desgracia, a pesar de todos vuestros esfuerzos, la puerta estaba cerrada a cal y canto, tanto que parecía estar fundida a la propia pared.

Después de todo lo visto fuera no puedo sorprenderme tanto al volver a entrar en la carpa de circo y que esta sea mucho más grande que en la primera vez que entramos.

Me siento atraído por la puerta que indica “Salida” pero al constatar que esta cerrada examino los bordes exteriores para buscar las bisagras, o una moldura decorativa que las cubra.

Sí logro acceder a ellos con el destornillador podre ir sacando de uno en uno los fiadores por la parte superior de cada uno de ellos y podremos salir, aunque la llave no este en la oficina.

A pesar del intenso examen al que Stuart sometió a la puerta, no encontró bisagras ni tornillos que poder manipular para abrir la puerta. Parecía como si estuviera tallada directamente en la pared. Desde luego, no parecía que fuera abrirse por las buenas.

Y por suerte o por desgracia, algo más sucedió. Desde la pista os llegó un sonido familiar. Una risa electrónica, que habíais oído no hacía mucho. El Robótico Fizzarolli parecía haber regresado al centro de la pista.