Partida Rol por web

Las chicas eran unas auténticas guerreras, tan ágiles como unas buenas panteras, solo había que ver con qué ferocidad se lanzaban a por mí. De hecho, esa fuerte patada me pilló de improviso, casi tanto como ver a aparecer a la otra que se había escapado.

"Me vuelven loco tus tatuajes...", dije a la que se acababa de abalanzar sobre mí con la intención de reducirme. "Me ponen mucho".

Mi contraataque, si salía bien, iba a ser la leche. Forcejar, apresarla y reincorporarme, dejándonos en un curioso 69, mientras le enseñaba de qué pasta estaba hecho un macho. Si no, con meterle mano y no dejarla escapar estaría bien.

Intentas apresar a la chica que tienes encima, pero se echa a un lado rápidamente y te intenta reducir mientras te intentabas levantar. Su compañera, a la que desnudaste, la de la patada le ayuda a reducirte, mientras la otra se acerca desde lejos apuntando con el arma. Intercalan golpes con agarres de tus manos y luxaciones que podrían reducir hasta al oso más fuerte.

Vale, esto ya no era ninguna broma. Estas putas perroflautas poco menos que me estaban clavando al piso, y la cosa no estaba como para venir ahora a dejarme dominar sin más, mucho menos con armas apuntándome.

Finalmente una de ellas te quita el arma y se separa de tí, mientras la otra te ata las manos con una especie de esposas.- Ven.- dice la que te ata las manos. Al cabo de diez segundos ves a la jefa de las perroflautas, que lleva consigo una minigun.- Cuánto tiempo Marcus, ¿no te dije que le pusimos precio a tu cabeza? nunca aprenderás.- dice mientras se echa el arma a un lado para poder verte mejor.

"Nena, me ofendería si mi cabeza dejase de tener precio...", le respondo, forcejeando un poco. "No hay nada mejor que unos cuantos tiros para subir la adrenalina antes de unos buenos polvos...".

Cagándome en mi perra suerte, al menos hasta cierto punto, acabé viéndome superado por las putas, aunque eso en ningún momento me hizo perder mi sonrisa de macho alfa.

"¿Me equivoco?".

- Bueno, y ¿Ahora que vas a hacer?.- dice la vieja puta mientras te arrastran hasta dentro de la "cueva".- Voy a disfrutar matándote dolorosamente... tenía ganas... a no ser que me des un motivo para no matarte.- dice guiñando un ojo.- Información sobre el "ejército", o algo por el estilo.- dice ante la cara de sorpresa de las mujeres.

"¿Matarme dolorosamente? Me encanta tu originalidad...", respondo poniéndome cómodo en la silla, separando las piernas, afianzando los talones. "Y un buen motivo para no matarme es bien sencillo...".

Observándolas muy pero que muy bien, sobretodo porque más de una había acabado sin ropa, mi 'gran armamento' presionaba con muchísima fuerza en mis pantalones, prácticamente a punto de reventarlos a estos y a la protección de la armadura.

"No quiero mataros, ¿por qué tendría que hacerlo? Estáis buenas, sois tipas duras con armas y habéis estado dando mucha guerra últimamente. Os quiero follar y os quiero para mí".

Tomándome una pausa, incliné la cabeza hacia una de las chicas desnudas, mirándola como un animal salvaje de arriba abajo mientras la olfateaba.

"Me aprieta el pantalón" dije aunque con la mirada y gestos decía 'sácamela y goza'.

La jefa, nada agraciada físicamente, te pega un hostión.- Pero nosotras a tí sí queremos matarte...- dice mientras se da media vuelta.- Sacadle información para cuando yo haya vuelto. Quiero saberlo todo acerca del ejército. Voy a preparar la antena para comunicarme en su idioma- supones que se refiere a los extraterrestres. En la sala quedan 5 tipas y tú. Las que están desnudas siguen desnudas, pero hay una vestida que parece no haber participado en la batalla que librastes, pues lleva la ropa en perfecto estado.- De hecho te guiña un ojo... es una señal...  

Acto seguido coge su arma y comienza a disparar contra las cuatro tías. Dos de ellas caen abatidas al suelo, mientras que las otras dos, desnudas, agarran sus fusiles y comienzan a disparar contra ella, que corre a esconderse tras una mesa.

Tú estás en una silla atado de manos y pies, de cara al espectáculo.

La hostia que me dio la jefa no me quitó, en absoluto, la sonrisa de la cara, si acaso la agrandó. Ya estaba imaginándome lo divertido que iba a ser este intento de interrogatorio cuando una nueva chica se unió a la fiesta... con ganas. Un guiño, una sonrisa, y balas por doquier. Tal y como me gustan las fiestas a mí.

Lamentando que dos chicas acabasen muertas, solo un poquito la verdad, empecé a tensar los músculos del cuerpo, jalando de aquí y allá, en pos de romper las ataduras y unirme a la fiesta. Estas putas perroflauticas van listas si piensan que por estar desarmado no soy peligroso... empezando porque siempre voy armado.

Marcus saca fuerza como un gólem ciclado y rompe sus ataduras con un crujido. Luego se desata fácilmente las piernas. Estaba desarmado, pero aún con todo su traje al completo. Las otras dos siguen disparando a la que te guiñó el ojo, que está  tras la mesa que ha tirado. 

Librándome de las ataduras como si fuesen de papel y librándome de las cuerdas, tocaba darles una buena lección a estas jodidas zorras antes de que terminasen de agujerar a la que simpática que me echó una mano.

Lanzándome derecho contra las chicas a fin de dejarlas fuera de combate. Como he dicho, que no tuviese un arma en las manos no quiere decir que estuviese desarmado. Hay veces en las que me gusta hacerlo muy personal.

Las tías esquivan tus hostias bastante rápido, pero luego eres tú el que bloqueas las patadas que te lanzan, propias de principiantes... eso da la distracción necesaria para que le den la espalda a la mesa y pueda salir la "compañera" a disparar. La chinita se pone a disparar desde la cintura a lo rambo... una es derribada y parece que muere, y la otra queda gravemente herida en el suelo.

Habéis montado un gran revuelo, la jefa debe de estar acercándose...

Puede que la armadura no me dejase moverme muy bien pero estas dos putas perroflauticas tenían mucha menos idea de cómo dar patadas, muy al contrario que las otras fiambres, y así les fue cuando la chinita, latina o lo que fuera dio buena cuenta de ellas. Una para el otro barrio y otra para el arrastre.

Sin perder el tiempo, sobretodo con el barullo que se había montado, fui rápidamente a por mis armas, empezando por la más grande. Me gustaría pillar con vida a esa puta para someterla a un interrogamiento en condiciones pero ya no iba a andarme con tonterías.

"Cúbrete...", digo a la chica, amartillando el arma, yendo rápidamente hacia donde la furcia se había largado... sin olvidar la pasión de esta por las armas muy grandes.

Cuando te das cuenta tus armas no están allí, te las han debido dejar en otro lado a buen recaudo por si "las moscas". Sin embargo sí tienes el rifle de la chica caída y de la que está para el "arrastre", que aún se mueve como una serpiente, pero muy muy lentamente y dejando un rastro de sangre a su paso. Intenta escapar...

Teniéndome que conformar con la mierda de rifle sacado de una peli de Rambo, mierda si lo comparamos con lo mío, claro, revisé que al menos no estuviera encasquillado antes de ponerme en marcha. No obstante, parecía que todavía quedaba un tema pendiente.

"Nena, ¿es que no sabes estarte quietecita o es que te pone ir desangrándote?", le digo a la superviviente que pretende escaparse. Me habría tomado en serio la cosa si no fuese porque una tortuga ciega se movería más rápido que ella.

"Ven aquí...", añado agarrándola, postrándola en el suelo contra una pared, sobrando decir que ni una jodida arma iba a quedar cerca. No me gustaba matar mujeres. Follarlas salvajemente, darles unos buenos azotes, y todo eso sí pero, ¿matarlas? ¿Y encima estando tan buenas? Buff... menudo desperdicio. Putas perroflauticas...

"¿Qué va a ser? ¿Plomo o pañuelo?", le pregunto. "Plomo, y acabo con tu mierda ya. O pañuelo, que usas para taponar la herida a la espera de ver si aguantas lo suficiente como para que termine con tu jefa", que no se diga que no lo he intentado. "Todo lo que he dicho va todo en serio, nena, pero elige rápido".

Plomo o pañuelo, lo mismo me daba, pero ey, hasta yo tengo mi lado sensible... con una tía buena. Elija lo que elija, a cazar a esa puta cabrona.

La mujer parece no decir nada, ya que está medio desmayada, perdiendo sangre.