Partida Rol por web

Cadenas de Libertad (Privada)

Portada

Datos de la partida

Cadenas de Libertad (Privada)

 

Director: Kelsier
Reglamento: Genérico
Sistema: Rol por web
Jugadores: 1
Nivel requerido: Novato: no hace falta ni conocer el juego
Ritmo de juego: Medio: un mensaje cada 2-3 días
Fecha de comienzo: 08/10/2023
Estado: Suspendida

Introducción

Sinopsis

Notas sobre la partida

Prólogo. Cadenas

   "Ante la siguiente proclama, se hace saber que cualquier persona que preste ayuda, alojamiento o trato con cualquier pirata, será tratada como cómplice y culpable del vil crimen del ejercicio de la Piratería en los océanos de nuestra majestad el Rey Estuardo, recibiendo la pena de muerte.

    Si se encontrara en situación de avistar a uno de estos desalmados, comunique el hecho de forma INMEDIATA a las autoridades. De lo contrario, será de igual forma tratado como pirata y un traidor a la corona, y su cuello colgara de una soga durante una semana delante de la casa familiar del ejecutado, o, ante falta de seres queridos, en la propia plaza del pueblo.

    Nos encontramos en el fin de la Era de los Piratas, y estás bestias no se rendirán sin luchar. Mantengan las puertas y ventanas cerradas de noche, no deambulen en solitario por el puerto, Port Royale se encuentra en estado de alerta máxima.

    OBEDEZCA A LA AUTORIDAD DE LAS INDIAS ORIENTALES, CONFÍE EN LOS HOMBRES QUE DEFIENDEN SUS HOGARES Y LOS MARES DE ESTA PLAGA, RECEN AL TODOPODEROSO POR NUESTRO TRIUNFO.

    GLORIA A DIOS, A LA CORONA Y A SU MAJESTAD EL REY

    ffd. Comodoro Roice Hedmirnthon"

 

     Una sonrisa pícara relució en la sombra sinuosa de un rostro encapuchado. El cartel colgado de la pared parecía del agrado del extraño sin nombre que contemplaba con ojo apreciativo el lujo de detalle con el que, el artista del pueblo, ilustró decapitaciones, ahorcamientos y fusilamientos a una docena de piratas con ojos de demonio.

     ¿Ojos de demonio? ¿De verdad?

     Oculto en el callejón atrás de la taberna, oyó el furioso rugido de una turba de hombres y mujeres que corrían por las calles de tierra fangosa, tirando tomates y lechugas podridas a la última tripulación capturada en alta mar, encadenados de pies, manos y cuello. Estaban malheridos, famélicos, sucios (más aún).

     Solo entonces el encapuchado dejó de sonreír.

     Arrancó el cartel de la pared y, apartando su gabán oscuro, se guardó el recuerdo sacando a la luz un auténtico arsenal engarzado a los tres cinturones que colgaba de su cintura: cuatro pistolas, cuchillos, pequeñas bombas de mecha corta, un encendedor, dos sables, una botella de alcohol de alta graduación de la que colgaba un trapo.

     De todo eso, sacó una larga cuerda con un gancho de tres afiladas puntas y lo lanzó a los altos tejados. Lo asió varias veces para asegurarse de que todo estaba en orden, posó su bota en la pared y...

     Sus ojos encontraron la mirada de uno de los presos. El tiempo se paró.

     Era la mirada de un ave al que le habían cortado las alas.

     Era la mirada de...