Partida Rol por web

La batalla se había tornado a nuestro favor, pese a la carga inicial de los enemigos, estos se vieron sorprendidos por el coraje que demostraron los defensores y eso sumado a las defensas estratégicas que habíamos planteado, hicieron que poco a poco fuéramos ganando terreno y repeliéndoles.

Las flechas llovían en ambos sentidos, los gritos pidiendo ayuda de los soldados de uno y otro bando cortaban la noche, la sangre bañaba las calles, hasta que poco a poco todo fue tomando una pequeña calma, los invasores se fueron retirando y nuestras fuerzas aprovecharon para “lamerse las heridas” y recoger a los heridos, pero antes de que pudiéramos organizarnos siquiera, un estruendo y un temblor en el suelo nos sacudió, las fuerzas invasoras no habían retrocedido por nada, solo se habían quitado de en medio para que los trolls pudieran hacer su gran entrada destruyendo todo a su paso, a fin de causar más daños no solo a nuestras fuerzas, si no también a su moral, todo quedaba ahora en nuestras manos, nuestros milicianos habían hecho lo que habían podido, pero contra estas fuerzas no tenían oportunidad.

Concentrándose en el enemigo que se aproximaba salí corriendo a su encuentro con los músculos tensados, intentando utilizar mi velocidad para llegar lo antes posible, mientras, me colocaba el anillo que Ian me había dado e invocaba la magia de mi colgante para cargar de fuego mis puños.

En ese momento vi a un enano aparecer de la nada mientras les gritaba insultos para atraer su atención y sorprendido no pude por menos que sonreír, ya estaba Caronte haciendo de las suyas… Déjame alguno amigo!!! dije pasando a su lado rápidamente para bordearle y situarme a la espalda de uno de ellos.

Ulthor, al menos durante el principio de la batalla, no perdió los nervios en ningún momento. Su sangre fría era envidiable, su pulso jamás temblaba y las flechas no hacían más que volar de su arco para ir a clavarse en los numerosos enemigos que se abalanzaban sobre la aldea. Parecía que cada flecha que lanzaba causaba grandes daños. Los bárbaros y mercenarios sucumbían a gran velocidad bajo el incesante bombardeo del elfo.

Fijó su atención en acabar con los arqueros enemigos, librándose de aquellos que pudieran acabar devolviéndole el fuego, pero no tardó en centrarse en aquellas enormes bestias que sin duda decantarían la batalla a favor de los invasores si no se hacía nada para remediarlo: los trolls. Media docena de trolls eran más que suficientes para poner en apuros a la defensa de Tatzlford y, aunque los milicianos pudieran superar a los bárbaros y mercenarios, aquellas bestias acabarían con ellos en poco tiempo. El grupo de aventureros hacía falta una vez más.

El arquero arcano siguió encendiendo las flechas con el poder de su magia élfica y éstas comenzaron a golpear a los trolls, causando graves daños en uno y acabando con otro antes incluso de que se acercaran al grupo. Ulthor frunció el ceño, frustrado por no haber podido hacer más y permitir que sus amigos se expusieran a semejante peligro. Debería haber hecho más, pero el enemigo era demasiado numeroso...

Viendo lo que se avecina lo mejor sera debilitarlos lo mejor posible y asi Ulthor y Merak acaben con ellos, penso el oraculo mientras se movia quedandose cerca de Caronte para brindarle ayuda en caso de necesitarla.
 

Pese a que los ciudadanos de Tazleford se comportaron ejemplarmente, contra las tropas enemigas , todavia quedaba un gran problema trolls, del tamaño de un piso de una casa de altos (1pies) horribles por su naturaleza , pero mucho mas horribles seria el destrozo que crearian en el poblado, de aquellos seres que protegeis. Ulthor con su precision experimentada y sus objetos magicos mejorados casi acaba con 2 de ellos, antes de entrar siquiera al combate, con una precision digna de los pueblos elficos. Ian Tambien apoya con su mejora magica . Mientras el resto se dirije cuerpo a cuerpo. La batalla es inminente 

Los trolls representan una seria amenaza, una mucho mayor a la que los defensores de Tatzlford pueden enfrentarse razonablemente. Mientras los defensores continúan luchando contra las tropas humanas de Ameon, los trolls continúan con su alboroto: Debeis intervenir para derrotar a los trolls antes de que puedan llevar la batalla por el enemigo.

Nota: La batalla contra los seis trolls debe resolverse con un combate normal. Por cada asalto que continúe esta batalla, el daño que los trolls causan a la moral y los edificios de la aldea otorga al lado de Ameon un Punto de Batalla. Cada troll derrotado por los PJs otorga a los PJ 2 Puntos de Batalla; siempre que los PJ puedan derrotar a los Trolls en al menos 11 rondas, terminarán con más Puntos de Batalla al final del encuentro. Si son más rápidos en la derrota, por supuesto, ganarán relativamente más puntos de batalla y, por lo tanto, podrán compensar los fallos anteriores contra Ameon durante la batalla 

Las flechas no dejaban de fluir del carcaj de Ulthor, encendiéndose al instante para surcar los cielos a toda velocidad y clavarse, en este caso, en los enormes trolls agresores. Debilitados por sus flechazos anteriores, dos de ellos se desplomaron sin vida en la calle sin haber podido causar apenas destrozos. Los compañeros del elfo, abajo en la calle en el flanco derecho, asistieron a los últimos estertores de los monstruos mientras ardían por acción de las flechas ígneas del arquero arcano.

Los elegidos para ser perforados por sus flechas eran los dos trolls más cercanos, en la pauta habitual del elfo: acabar con las amenazas más cercanas y mantener a los enemigos lo más lejos posible de sus compañeros. Si lograba que ninguno llegase al cuerpo a cuerpo todo eso que se ahorrarían en pociones de curación. Además, así dejaba la puerta abierta a que los enemigos se replanteasen lo inteligente de su ataque y pudieran poner pies en polvorosa. Aquellos dos trolls habían sufrido la muerte definitiva, su regeneración no iba a salvarles. Y los que les siguieran acabarían igual...

La batalla avanza rápido y Yagumo no tiene tiempo que perder. Sabe de sobra que no es rival para esas bestias, así que debe ser más listo que ellas. Saca veloz una cuerda con gancho de su mochila y sin problema la engancha en un tejado para acelerar su escalada trepando por ella mientras agita su cola para usarla de contrapeso, está claro que no es su primera vez en un tejado.

- Desde aquí podré ganar su espalda y tener la ventaja - susurro el pícaro al elfo que se encontraba no lejos de allí mientras se fundía con las sombras a la espera de su presa.

Mientras los trolls se iban acercando cada vez más a nuestra posición, las flechas no dejaban de surcar el aire en su dirección, como diminutas luciérnagas que se clavaban en el cuerpo de los monstruos, en alguna ocasión les detenían por un momento antes de que las bestias continuaran su avance, en otras se limitaban a quitárselas de encima y acelerar el paso, hasta que un par de ellos cayeron al suelo... fue digno de ver, como si se hubiera tirado abajo una torre.

A por ellos!!! grité a Caronte mientras saltaba para interceptar y hacer frente al primero que había llegado hasta nuestra posición, intentando mantener la concentración utilicé toda mi astucia y destreza para fintar y atacar a la bestia, sabía que si permanecía quieto mucho rato en el mismo sitio podría ser un blanco fácil para el troll, mi única oportunidad era ser más rápido que él y que mis puños de fuego hicieran el resto.

No duda Caronte en atraerles como un loco. Grita y grita.

-Horribles bichos. Venid a mi. Cobardicas!!!-

No espera que le entiendan. Pero por lo menos algun efecto lograra en los monstruos. Risa tal ves.

Mira a Ulthor y se asegura que este bien derriva trols como palomas.

Observa a sus compañeros ya en posicion. La proteccion de Ian, el flanqueo de Merak con puños de fuego. Y se pregunta donde estara el astuto Yagumo. Seguro escondido esperando el momento justo para dar algun golpe certero y mortal.

Agita su hacha en el viento y continua con la acostumbrada tactica poco sofisticada de golpear al enemigo hasta que caiga. No es que sea un genio de la guerra precisamente. Pero un grupo bien organizado, logra grandes cosas.

Si que son duros los feos estos... 

Suelto una risa sarcastica y me coloco unos 10 pies detras de Caronte para poder castear Bendicion de fervor.

Justo terminando de lanzar el hechizo volteo a ver a Merak y poder verificar su estado y compararlo en cuanto este reciba algun daño.

La batalla se libraba en dos calles contiguas , siendo en la de la derecha la aprovechada por el kitsune sigiloso y el arquero devastador quienes aprovecharon la ventaja estrategica teniendo los trols que acercarse y trepar para poder llegar a ellos

En la otra calle merak dio el primer golpe a uno de ellos valientemente (foto), el monje con destreza logro la primera sangre de su valia , mientras los trolls le rodeaban y un tercero se acerco al enano que hacia de enano defensor ya que hacia de guardaespaldas al Ian el clerigo oraculo que salmodio un cojuro de proteccion

Nota ataque standard de 2 a merak los otros hacen movimiento completo 

La formidable bestia no pareció intimidarse por mi ataque, ni siquiera por el fuego que le había imprimido en el golpe, sin duda eran criaturas que habían sido entrenadas para el combate, eso lo ponía todo un poco más dificil, pero no imposible, criaturas más grandes habían caído ya a nuestro paso, pensé con decisión.

Otro Troll se acercaba por el flanco y el tercero se disponía a atacar a Caronte, el combate se ponía interesante, pensé, normalmente este tipo de criaturas no elaboraban tanto sus tácticas de combate, eran más de destrozar sin pensar utilizando su gran tamaño y fuerza... en ese momento un zarpazo de la criatura, seguido de un dolor lacerante en el hombro y mi sangre goteando por mi camisa me devolvieron al combate, mi maestro ya me advirtió hace tiempo que en ocasiones mi mente se evadía del aquí y ahora, nunca le dí tanto la razón como en aquel momento.

Sobreponiéndome al dolor que sentía, apreté los dientes y me concentré de nuevo en mi enemigo, mientras de reojo no perdía de vista a mi nuevo adversario, utilicé varios saltos y cabriolas para despistarle y en el momento en el que encontré el hueco, aproveché para castigar el costado de la criatura con una serie de golpes rápidos, era la única ventaja que tenía, mi rapidez y estaba dispuesto a utilizarla...

-Venid a mi bestias inmundas!!!-

Grito al enano poniendose a la defebsiva (+2 CA) Y usando su escudo paves como cobertura.

No podia hacer mucho si sus ataques carecian de fuego. Solo podia resistir pero si no se apresuraban en vencerles ellos caerian por agotamiento contra las gigantes bestias. Y ni hablar de los destrozos indiscriminados que llevan a cavo el la humilde aldea moliendo todo a su paso. En poco tiempo no quedaria choza ni casa que defender en aquel lugar.

Aunque para el enano habia sido mas que desleal la actitud del Alcalde y sus milicianos. ¿Huir asi de la batalla? ¿Huir sabiendo que lo que defienden son sus tierras, sus hogares, sus familias y sus propias vidas? Valla. La actitud habia sido mucho menos que despreciable. Y esperaban que nosotros (los pjs) defendieramos esta calaña de cobardicas...

La verdad no valia la pena. Pero el lider era Ian y sus nobles ideales seguramente se sobrepondrian a la razon misma*.

Los trolls se estaban acercando a la posición del arquero para rodearle y acabar con él, era unn buen plan por su parte, mejor de lo que cabría esperar para un troll, pero no habían tenido en cuenta una cosa, una cosa peña, de apenas metro y medio y llena de pelo con una cola esponjosa, y lo que es peor, y aun mas pequeña, su daga. Pero el joven kitsune, de naturaleza generosa y amable tuvo a bien recordarle a la bestia que tan descuidadamente le daba la espalda de la forma más apropiadamente posible.

- Sorpresa, baboso - Grito casi con alegría mientras lanzo mi daga al desprevenido troll clavándosela en la parte posterior de una de sus rodillas para evitar que corra* y de paso hacerle una bonita herida. Seguramente no es herida letal, pero con seguridad le habrá dolido.

- Acaba con ese, Ulthor, no puede ir muy lejos. Después  vayamos al otro alero del tejado - Grito al elfo en su propio idioma mientras trato de evitar los posibles golpes de los troll con unas hábiles piruetas que esperaba fuesen suficientes para salir de la situación** mientra se desplazaba unos pocos metros hacia la posición indicada al elfo. - Por cierto chicos, esto no estaba en mi contrato - Explotando con una risa aguda

Ulthor retrocedió ordenadamente. No uno, ni dos, sino hasta tres trolls se cernían sobre su posición. Eso jamás debería haber pasado. No eran trolls normales. De serlo ya habrían caído. E incluso si no hubieran caído, envueltos en llamas y con sus compañeros cayendo a su alrededor, seguramente ya estarían huyendo. Pero no era el caso. Aquellos monstruos iban a alcanzarle en cualquier momento. El elfo tenía razones sobradas para estar espantado, para girar y lanzarse a correr por encima de los tejados. Pero la experiencia pesaba en él por encima de los instintos.

El arquero arcano siguió lanzando flechas con mortífera precisión, impactando una y otra vez al troll más cercano, todo mientras retrocedía paso a paso por el tejado. Si al menos conseguía abatir a eso se libraría de lo peor de sus ataques. Tal vez pudiera esquivar uno o dos con algo de suerte...

Aquel arquero elfo demostró, que su letalidad anterior no era fruto de la suerte , clavando 3 flechas en la cabeza del del troll mas al este, gracias al tiempo que ha  le tomo subir al tejado, lo cual hizo que cayera de  con un estruendoso sonido todavia mas demoledor , pero este ya estaba muerto antes de llegar al suelo

El kistune salio detras de su parapeto he hizo un ataque sorpresa que pillo desprevenido al troll del sur , pero no pudo evitar que dos le hicieran un ataque cuadruple cosa que sufrio tambien el monje y el troll restante ataco al clerigo

El picaro esquivo todos los golpes no asi el monje que actuaba casi solo de guardaespaldas del sanador del grupo

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Uno menos, pero todavía quedaban dos y sus compañeros ya estaban sufriendo la brutalidad de sus ataques. Ulthor tenía que afinar la puntería.

Con una frialdad digna de elogio, el elfo arquero siguió retrocediendo, paso a paso, sin premura, mientras sus entrenadas manos buscaban las flechas de su carcaj y al instante su magia las imbuía de fuego, saliendon disparadas a gran velocidad para impactar en la amenaza más cercana, aquel monstruo escamoso que intentaba hacer presa en su compañero... Dos flechas impactaron y aún una tercera, y viendo cómo el troll convulsionaba con sus últimos estertores, la cuarta y última flecha de aquella mortífera andanada fue a parar al troll que quedaba en su flanco, el que había llegado a la posición norte.

¿Cuándo se darían por vencido aquellas horrendas criaturas?