Partida Rol por web

Viendo como sus compañeros en la cubierta central son diezmados por el duo de la eisena y el castellano el grupo de saqueadores que se encuentran en la cubierta se apresuran a cargar sus mosquetes disponiendose a soltar una lluvia de granizo mortal sobre la cubierta.

¡Cargad perros! grita el que parece estar al mando ¡Apuntado con cuidado! y...

Tiro por brio por las dos heridas son bajas, así que me arriesgo

Bueno es lo que tiene arriesgarse, he fallado una de las tiradas.
Tu diras el resultado de la tirada

Las heridas seguían sucediéndose una tras otra para Rodrigo. Este estaba en medio del barco rodeado de enemigos para él sólo. Y lo cierto es que se notaba. Ya sangraba por docenas de cortes menores, y uno un tanto más profundo. Pero al menos aguantaba en pie.
Pero eso era todo. Aguantar en pie. Pues su acero todavía no había logrado hacer mella en ninguno de los marineros.

Vamos a reconocerlo me encanta la valentía de mis hermanos, como son capaces de no pensar en su bienestar y buscar el heroismo como único sino en la vida, daba gusto verles darzar en una sinfonía de muerte y belleza, incluso la eisena tenía un herotismo que hacía que no podía quitarle ojo, dieu si algún día viene la parca con su negra túnica a buscarme, quisera que se pareciera a uno de ellos.

Pero ahi estaba mi fallo, me ensimisme en la interpretación de una sublime danza y eso provocó que fuera rodeado por una serie de cobardes, que aprovechando mi falta de atención me hirieron.

De mi boca surgieron dos cosas, sangre y una sonrisa, por que esta gente había conseguido una cosa, enfadarme y eso significaba que es hora de interpretar mi propia danza, de que mi acero probase su carne y que sus fluidos vieran la luz del día y todo esto provocado no por mi herida, sino por que habían atrevesado la marca del suelo y eso me repateaba.

Asi que empecé a moverme por la cubierta del navio intentando a la vez mantener el equilibrio y acuchillar a todos los perros rabiosos posibles. Saltaba, giraba me movia lo más agil que me permitía el baiben del barco y disfrutaba biendo como caían los cuerpos de mis victimas al suelo.

capitan que sus hombres empujen a estos viles piratas hacia la borda del barco, que estos perros sepan que no deben pisar nuestro santo navio

Alvaro había acabado con casi todos los enemigos de nuestro alrededor, solo quedaban un par que parecían más asustados que otra cosa, pero seguramente serían tan estúpidos como para quedarse a combatir, pero las últimas palabras del Castellano, al caer agotado a mis pies fueron de ir a atacar a los mosqueteros, los cuales en breve harían fuego contra nosotros, y sin dudarlo asentí con la cabeza y me lancé rauda contra ellos, espada en mano, sabiendo que sus municiones caerían contra mí, seguramente hiriéndome gravemente, pero eso pasaría de todas formas...

Dos de sus hombres cayeron ante mi embite, sin darles tiempo a apretar el gatillo, o a cargar sus armas, la verdad es que las armas de fuego me parecían todo el contrario al honor y el combate y no me interesaban para nada.

Instintivamente, puse mi panzerhand cubriendo mi pecho y mi cara, sabiendo que si les faltaba poco, sus disparos irían a por mi.

Mallory carga con furia contra los enemigos que se han atrincherado en la popa con sus mosquetes. La loba eisena golpeó con furia derribando a dos enemigos y se preparó para recibir la descarga mortal. Esta sono cerrada y devastadora y pudo notar como las balas desgarraban su carne. Quedaba por ver si el coraje de la mujer le permitiría seguir aguantando tras tan cruel castigo.

En la cubierta de il Aventurero el valeroso Pierre despacha a tres de los seis criminales que se abalanzan contra él. Las fuerzas en ese frente están igualadas y los asaltantes no logran avanzar hacia la popa o la bodega de la nave.

En la proa del bajel atacante Mallory ha recibido una brutal descarga de mosquetería y queda por ver si resistirá tan duro golpe.

En el centro de la cubierta el terrible Bachiller ha impartido de nuevo uan de sus mortales clases de anatomia y solo dos de los veinticuatro matones permanecen en pie.

Y en la popa del bajel Rodrigo trata de defender su vida y honor superado en número y con la Fortuna, siempre voluble, en su contra.

Los dos matones que quedaban junto al Bachiller Medina trataron de atacarle pero este los ignoró como quien ignora a un insecto molesto. Ya se encargaría de ellos luego. Ahora era necesario llegar junto a Rodrigo. Así que de un brinco se echó a la carrera para llegar hasta el castillo de popa e unirse a la lucha.

En la cubierta del otro barco los tres andrajosos saqueadores se desplegaron rodenado a Pierre, poco acostumbrado a combatir en la cubierta de un navío la firme defensa del Montaignés fue superada dejandolo abierto a otro ataque.

Nada más llegar Álvaro gritó a Rodrigo. 

- El doctor nevesita ayuda. Ya me encargo yo de estos mequetrefes. 

Recopilemos, si hacemos memoria de los últimos enfrentamientos, reconozco que el combate en masa no es mi fuerte y que ese tipo de encuentro son especialistas mis dos castellanos favoritos, pero eso no significa que sea manco.
Así que retrocedo y me planto delante de la puerta de la bodega por mi honor que allí abajo no irán
a ver señores que sepan que tienen que conseguir el permiso para poder bajar a la bodega y para ello tienen que pagar la invitación y el precio es su vida o la mía. Están seguros que pueden pagarla? digo mientras en mi cara asoma una sonrisa diabolica, no se si les habré asustado, pero yo me he quedado a gusto soltando esto.
Y sin pensarmelo dos veces comienzo a atacar a todo aquel insensato que se acerque lo suficiente para que mis dos niñas acaricien sus carnes y prueben las gotas de la vida

Los mosquetes de esos hombres resonaron, justamente tras acabar con la vida de dos de ellos, con el suficiente tiempo de poner mi panzarhand para salvarme la vida, pero por mala suerte, una de las balas golpeó contra el y se desvió, atravesándome la pierna. No parecía realmente grave, pero si tremendamento dolorosa.

Die, Pirat Slag! Grité alzándo de nuevo mi espada ancha, buscando de nuevo el cuerpo de esa basura. Mi espada de nuevo encontró carne que cortar y dos mosqueteros cayeron al suelo, seguidos de los dos restantes.

Sin los más peligrosos de nuestro enemigos, solo era cuestión de tiempo que tomaramos el barco para nosotros.

Miré en busca de mis aliados y ví que Alvaro había podido huir del par de enemigos que me habían quedado, pero estos aún estaban a mi alcance, con lo cual, volví a la carrera y me alcé del suelo, con un salto tremendo con toda mi poténcia, lanzándo una estocada aún mayor, y desde el aire, levantada casi dos metros del suelo, el corte partió en dos a uno de ellos, y en una milésima de segundo, la cabeza del otro fue rebanada de su cuerpo.

Aquí muertos! Ir a ayudar! Grité a mis compañeros, que aún estaban rodeados.

Die, Pirat Slag

Por todos los lados los cuatro Compañeros hacen una escabechina de la banda de fascinerosos saqueadores de tumbas. Caen uno tras otro sin posibilidad alguna ante estos espadachines guiados por las más altas de las intenciones. Ya sea proteger a los amigos, vencer con honor y honra o sencillamente demostrar el dominio del estoque las virtudes que animan sus armas no hacen sino llevarlos de victoria en victoria.

Así pues áun cuando han recibido todos ellos heridas de consideración tanto il Aventurero como la mayoría del bajel enemigo han quedado libres de chusma. Solo un pequeño grupo permanece en el castillo de popa separando a Rodrigo y Alvaro. Los felones dudan ¿es posible la huida? ¿Es mejor morir matando? Parece ser que se deciden por esa última y bellaca acción y fijan sus ojos en el sangrante Rodrigo.

¿Logrará el castellano salvarse de ese funesto último designio?

Enfrentados ahora a dos enemigos los cazatesoros atacaron primero a uno y luego al otro de los castellanos. Mientras que no lograron superarla defensa de Alvaro Rodrigo, combatiendo ya con la espalda contra el rail de popa, vió como uno de los golpes superaba su defensa y un oxidado alfanje volaba hacia su temple. Había eso si el de Gallegos permanecido inmóvil todo el asalto, como si estuviese reservando fuerzas para una de sus terribles respuestas.

Rodrigo había estado peleando solo contra muchos marineros, y ocupado en defenderse no pudo despachar a ninguno. No fue hasta la llegada de Alvaro que no consiguió un respiro. De hecho un respiro tan grande que eliminó a la mayoría de bellocos que le atosigaban.
Con su compadre a su lado no tuvo problema alguno en detener las acometidas de los cazatesoros, ni de despachar a alguno de los marineros. Aunque lo cierto es que no fueron a tantos como le habría gustado, sus heridas en verdad le restaban destreza.

Teníais que haberos rendido cuando tuvistéis la oportunidad. Ahora sólo hay una manera de que salgáis de aquí. Por la borda. Ya sea por propia voluntad, o porque arrojemos vuestros cadaveres para que sean pasto de los peces.

Viendo lo negra que está la situación los tres matones restantes deciden que la mejor opción es una retirada a tiempo (comprensible después de veros despachar a una cuarentena de su compañeros de maldades) y echan a correr, saltan del castillo de popa al agua y nadan unos metros hasta la orilla donde de encaraman a la larga escalera tallada en la roca. Esta zigzaguea mortalmente empinada en la pared de roca con uno de los lados abierto al abismo.

Ahí os ofrecen un claro ejemplo del peligro mortal que representan los acantilados de la isla Falisci. El primero de ellos resbala mientras sube corriendo cuando apenas ha subido unas decenas de metros, su caida contra las rocas que asoman en las aguas junto a la pared de roca suena como un huevo al cascarse. El segundo de ellos sigue subiendo pero pisa en falso haciendo desprender una piedra que cae en la cabeza de su compañero unos metros más abajo. Por la manera como veis que tuerce la cabeza entendeis claro que no ha sobrevido al golpe. El tercero no tiene tiempo en contemplar las consecuencias de su acción pues al pisar un escalón la piedra erosionada por siglos de aire marino cede bajo su pié. Perdiendo el equilibrio se precipita con un grito a través del abismo.

ya acabmos con esos pobres desgraciados y me dispongo a hacer mi amgia, empiezo con rodrigo y mallory, iniciando con la rutina de darles una copa de coñack, pero no mucho por que despues tenemos que escalar, les doy un trozo de cuero para que muerdan, caliento al fuego la aguja y pongo a desinfectar los hilos ylos paños para la limpieza de las heridas, como los vendajes que usare despues.

para no gastar los viales de agua salada que llevo pido, un cubo de agua salada y comienzo a limpiar las heridas, siendo picaro noto que el agua del mar est´´a bastante fria y como Mallory tiene que levantarse parcialmente el jubon, veo como sus pezones se ponen duros por debajo de la tela, debido al frescor del agua salada, como soy un profesional y un caballero, rapidamente aparto la mirada y coloco mi jubon encima para taparla -mejor evitar tentaciones- le digo acompañando la frase con una sonrisa

despues de desinfectar las heridas y poner todo en su sitio, comienzo a suturarlas  con un punto fino pero resistente, no quiero que en un esfuerzo de la subida se rompieran y empezara un desastre.

recomiendo esperar un poco para que la herida se cierre bien y no nos obstaculice nuestro avance

alvaro, mientras hago mis quehaceres, podrias revisar los camarotes del otro barco, para ver si hay algo interesante o para saber quienes son, lo que buscan y cuantos han desembarcado

despues me retiro a mi camarote para realizar las mismas pesquisas conmigo mismo, voy con cuidado e intentando hacer el minimo dolor, para evitar el desmayo y mordiendo con firmeza el bocado desisnfectado con alcohol previamente, cosiendo y cosiendo hasta que deja de tirar sangre la herida