Partida Rol por web

Tras corroborar vuestro éxito la nave de transporte os lleva de nuevo a bordo de la Nave Negra. En cuanto bajáis del transporte os encontráis con Marcus Toth, vuestro inquisidor, quien os felicita personalmente uno a uno con un apretón de manos y su típica sonrisa. No muestra efusividad, aun así la mano os la aprieta notablemente fuerte. Al ver que solo volvéis cuatro su rostro pierde la sonrisa y dice: -Será honrado adecuadamente. -os dice también que en dos horas quiere un informe de cada uno, por escrito, usando los respectivos cogitadores que ha dejado en vuestras habitaciones; y además de eso os comenta que después de leer vuestros informes os interrogará a cada uno individualmente, principalmente para rellenar los posibles huecos que dejéis en vuestro primer informe oficial, dada vuestra inexperiencia al respecto. Tras eso se va.

Como nuestro inquisidor nos dice pongo exactamente todo lo que ha pasado en la misión con todo detalle sin pásame ninguna gota de sangre y ningún ojo salido de su cuenca. Quizás mi informe es demasiado crudo pero es así como lo he vivido y como se lo muestro a nuestro superior. Ha sido una experiencia para recordar y que siempre tendré en los recuerdos de mi mente, imágenes que me serán difíciles de olvidar pero que ,espero, no me quiten el sueño por las noches.

Una vez a bordo de la nave negra los horrores que había visto en la escombrera me parecían cada vez más lejanos. Además de felicitarnos, el inquisidor Toth nos pidió un informe en menos de dos horas.

Me retiré a mi habitación para rellenarlo. Rellenar informes era un trabajo rutinario para un arbitres. Al acabar cada msión o patrulla en la que participábamos teníamos que rellenar uno, así que fue fácil hacerlo sin omitir ningún detalle, incluyendo lo poco colaboradores con la inquisición que se habían mostrado el comisario y sus hombres.

Una vez rellenó, entregué el cogitador a un servidor para que se lo llevara a Toth.

Hemos limpiado la mina de horrores, Inquisidor. Decía en una primera isntancia, cansado y derrotado pese a ahber salido triunfante de dónde no nos esperaban. La misión transcurrió con dureza comenzando por las reticencias de la guardia imperial, allí destinada, a considerarnos dignos y capaces para la empresa. Sus dudasy trabas no consiguieron empañar nuestro cometido.

Allá abajo en la mina había una suerte de artefacto disforme, un portal de convocación y mancillamiento que retorcía a quienes se acercaban a él. No preguntamos a los mutantes que pensaban ni que ocurrió. Tampoco dimos opciones a las monstuosidades convocadas para explcarse. Simplemente extirpamos la herejía y corrupción allá dónde la encontramos. La prueba fue durs y sólo gracias a la fé pudimos sobrevivir.

Mi informe tampoco podía ahondar mucho más allá de eso y la trágica muerte de Svein. Sino con la encarecida opinió que pese a todo era recomendable inspeccionar con mayor detalle las minas para asugurarse que no hubiera más desagradables sorpresas.

Con los nervios a flor de piel y el corazón bombeando con fuerza en el interior de su pecho Svein se presentó ante el inquisidor Toth para dar su informe de la misión.

Era irónico ver como el sacerdote que no mostraba miedo alguno a la hora de enfrentarse a los servidores del Caos, cuando tenía que presentarse ante su superior se comportaba como un adolescente e imberbe iniciado.

¿Como no hacerlo cuando uno tenía que presentarse ante uno de los elegidos del emperador?¿Uno de los custodios de su imperio y su voluntad?

Por supuesto no sentía adoración por su superior, ya que eso lo reservaba únicamente para el Dios Emperador, pero desde luego lo respetaba profundamente. Bañado en sudores fríos pero manteniendo la compostura también como supo, saludó de manera formal al inquisidor.

- Señor, vengo para responder cualquier pregunta que le surgiera tras presentarle el informe que pidió sobre la misión.- Dijo con voz grabe.

Esperó de pié para recibir la venia del inquisidor para sentarse...