Partida Rol por web

Habéis sido reunidos por el inquisidor de diversas formas, un día a la hora de la comida, en el comedor del piso de abajo de vuestra sección de habitáculos. A Tristán, Victus y Vret os lo comentó en persona. A ti Screw te lo comentó esta mañana por el comunicador. Y a ti Itzia hace unos días te dió un comunicador que se pone en la oreja, diciéndote que no cambiaras la configuración y que podías usarlo para comunicarte con él cuando lo necesitaras, y te lo comentó hace un rato a ti también por ahí. El punto de reunión es la mesa de la esquina derecha según salís del elevador.

Vais llegando poco a poco de uno en uno, él os espera sentado en una mesa donde solo está él por ahora y donde caben unas cinco personas más, haciendo un total de tres a cada lado de la mesa de madera desgastada, sentados en un banco del mismo tipo de madera. El salón es bastante grande, las paredes están tapizadas de blanco y de ellas cuelgan telares con el símbolo de la Inquisición y pergaminos que narran gloriosas hazañas de memorables servicios al Dios Emperador. Tanto el techo como el suelo son metálicos. El inquisidor solo tiene una jarra de la que bebe de a poco, y unos servidores se encargan eficazmente del servicio.

Estaba acostada en la cama de mi habitación descansando de una larga jornada de duros entrenamientos que yo misma me había puesto, no me gusta dejar de entrenar porque cada vez me hago más fuerte. Me levanto de pronto cuando el inquisidor me había hablado para citarme, miro la hora y no queda mucho tiempo para la cita asi que comienzo a vestirme con la ropa que tenía. Yo soy morena, de un color de piel medio rojizo aunque en realidad parecía que solamente era rosada, mis ojos son de un color verde que sobresaltan en mi rostro ya que es lo más bonito que tengo. Me mire al espejo para ver cómo estaba y pude ver mis cicatrices sobre mi rostro, una que llegaba desde la frente hasta el pómulo pasando por mi ojo y otras varias por la nariz, cuello y oreja. Me pongo bien la ropa y salgo de mi habitación cerrando la puerta con llave tras mi salida. Soy una mujer algo robusta y como muchas veces he oído soy como una bestia, fibrada para ser mujer y siempre en forma. Mis ropas no son lo mejor que tengo, prefiero gastar en cosas útiles como cuchillos que en ropa así que mis pantalones son de cuero al igual que la parte superior de mi atuendo que deja saber que soy una mujer pero sin enseñar nada más de la cuenta, en la parte más baja de mi cuerpo unas botas terminan el vestuario. En las manos algunas pulseras y en el cuello algunos collares de mi lugar de origen, pelo recogido con varias trenzas y largo hasta más de la mitad de la espalda, con mis manos lo dejo detrás de mi espalda y ando hacia el elevador.C uando entro a la sala donde me había citado me percaté de que solamente estaba el inquisidor y le saludo con una leve inclinación de cabeza. Hay más sillas en aquella mesa para que unos más se sentaran y las miro entrecerrando los ojos.-Aquí estoy…¿Puedo sentarme señor?.-Pregunto al inquisidor mientras que pongo una de mis manos en la silla, pidiendo permiso para sentarme.

Había sido convocado por el inquisidor. Mi ánimo no podría ser más alegre por poder servir al Dios-Emperador y a sus elegidos. Me había pasado las horas que separaban de la entrevista cumpliendo con la rutina diaria, disciplinada y agradable aunque quizá un poco más distraído que de costumbre.

Podía vérseme sin grandes problemas, destacando entre muchos, pues era de complexión mas bien débil, de miembros delgados y estilizados. más proclives a tareas ágiles que a las más pesadas. La tez lívida, casi de un color mortecino revelaba la poca costumbre y apetencia que tenía por estar a la intemperie. Llevaba ropas de abrigo remendadas junto con un sayo largo encapuchado. Bajo ella podían dsitinguirse unos rasgos angulosos y flacos con mejillas hundidas y ojos excesivamente observadores, como saltones y a menudo muy vivaces y de movimiento fácil. Parecía querer escudriñar todo a mi alrededor como si hubiera más de lo observable. Los cabellos de ala de cuervo cortos y descuidados. Aparte del rosario no parece que tenga nada que ofrecer como ornamento o complemento. Pese a que me enfundo en unos guantes negros pese al desvaido color del uso.

Con andares reposados, apoyándome en un báculo sin necesidad de él, llegué hasta la estancia dónde nos recibiría el inquisidor. hice rodar los ojos y la cabeza en señal de saludos a los demás presentes y me senté en un asiento al ver a otros sentados. A su servicio señor

Me interrumpió el inquisidor mientras estaba trabajando en labores de mantenimiento de la nave… Espero que sea algo importante… ¿para que querrá que nos reunamos? ¿no podemos hablar como siempre con el comunicador?

Me dirigí al elevador a la hora acordada, ni antes ni después… cuando entré en aquel salón vi al inquisidor junto a dos personas... ¿Quiénes serán esos dos? me dispuse a analizarlos, parecían sorprenderles mi aspecto… no estarían acostumbrados a tratar con tecnosacerdotes… ya que, si bien mi complexión era la media, podía llegar a entender que les sorprendiera mi respirador (la especie de mascara de gas con tubos) y la siempre genuina marca de los tecnosacerdotes, la tunica roja… se podía escuchar cierto roce mecánico mientras caminaba hacia la mesa… Inquisidor… me senté y me puse a teclear en mi placa de datos...

Victus llego a paso rápido a la sala, notando con algo de vergüenza que ya se encontraban varias otras personas sentadas. Sus oraciones se habían alargado demasiado, y había retrasado varias cuentas mas del rosario de las que había calculado. Pero no dejo que eso lo detuviera. Tomando un segundo para recuperar su compostura, entro a la habitación, Dando una reverencia al inquisidor y a los demás presentes sentados.

Victus era un hombre alto y delgado, con una cara flaca y pómulos marcados, y sobre estos unos ojos marrones chiquitos y hundidos en su rostro. Con un pelo fino y negro, cortado un poco largo y peinado para atrás ya presenta entradas bastante pronunciadas, y otras señas de caída, a pesar de que la cara parece joven.

El sacerdote camino hasta una de las sillas y se sentó, recién ahí notando al resto de los integrantes de la mesa. Dudando un poco, pero notando las miradas de los presentes en el, hizo otra reverencia, diciendo simplemente "Saludos", y girando la cabeza a la punta de la mesa y haciendo otra reverencia "Inquisidor."

El inquisidor os va saludando según llegáis con su típica sonrisa, y no inicia ninguna conversación en especial hasta que estáis los cuatro. Lo único que hay por ahora encima de la mesa es el vaso metálico con agua de Marcus. -Acomodaos, en la medida de lo posible, -sonríe. -y comed. El quinto miembro se retrasará un poco. -da un sorbo al vaso y hace un gesto a un servidor, el cual os sirve enseguida una bandeja metálica a cada uno con la ración de comida estándar para este día: una especie de guiso cremoso de carne y verdura, un vaso de agua y un extraño fruto azulado y redondo. -Vosotros sois, a falta de un miembro, los que formáis el grupo de acólitos que descenderá a Sepheris Secundus, planeta al que nos dirigimos en este preciso momento. Cada uno tiene su historia, y quiero que os presentéis y digáis lo que queráis de vosotros mismos. Luego hablaremos de vuestro primer cometido. -al dejarle el servidor la bandeja le da las gracias de forma rutinaria, algo muy curioso de atestiguar dado que los servidores no tienen emociones.

Cuando ya me acomodo puedo ver que poco a poco van viniendo más personas a donde yo me encontraba con el inquisidor. Mire a cada uno detenidamente fijándome tanto en sus prendas como en sus rostros. Todos los que nos hallábamos en la sala, menos nuestro Inquisidor, éramos diferentes entre sí. Cuando los cuatro nos encontrábamos sentados comenzó a hablar el Inquisidor, le preste atención en cuanto escuche la primera palabra. Asentí con la cabeza mientras que me servían una bandeja metálica con comida encima, agua y algo que parecía una fruta. Toque levemente la bandeja mientras que el Inquisidor terminaba de hablar y puesto que nadie dijo nada mire a los demás para presentarme.- Soy Itzia, provengo de un mundo salvaje y me considero bastante hábil en mi trabajo, en lo que me han enseñado… ser una asesina –No se podían ver demasiados como yo o quizás con mis características robustas ya que estos hombres quizás eran menos robustos que yo, pero seguí hablando.- Llevo muchas hazañas vividas y espero que la que venga podamos cumplirla con éxito todos como grupo -. A decir verdad prefería trabajar sola pero a veces cierta compañía venia bien . Solamente esperaba que los demás fueran buenos para el trabajo.

Me pusé el uniforme negro del cuerpo de arbitradores y sobre él, un grueso abrigo blindado también negro, había sido convocado por el inquisidor y deseaba tener un buen aspecto. Alto, atractivo, de complexión fuerte, rubio, con el pelo cortado a cepillo. Seguro de mi mismo eché una última mirada al espejo para comprobar mi aspecto. Mi cara, de facciones angulosas jalonada con innumerables pecas, era la viva expresión de la felicidad y el orgullo. Por fin, alguien había visto mis capacidades y ahora formaba parte del séquito de un inquisidor, un honor tan grande, que había conseguido impresionar hasta a mi propio padre, el juez.

Justo cuando entraba en el comedor alcancé a oír una voz femenina que hablaba sobre hazañas vividas y sobre ser una asesina. Busqué con la mirada la mesa de la esquina derecha, donde me esperaba el inquisidor y descubrí que estaba rodeado por varias personas más. Una de ellas era la mujer que acababa de hablar, fuerte, robusta, con la cara llena de cicatrices y vestida de cuero negro, podría ser perfectamente la asesina que afirmaba ser. Un rápido vistazo a los otros me bastó para saber que uno era miembro del mecanicus, la túnica roja y su respirador no dejaban lugar a dudas. Otro de ellos debía ser un clérigo, por lo menos eso decían los sellos de santidad y el Rosario que portaba. Del tercero, delgado, debil y de miembros estilizados, no supe identificar su profesión, tal vez fuese un adepto, pero la falta de placas de datos a su alrededor y ese bastón me decían que seguramente no lo sería.

Perdón por el retraso inquisidor Toth.- dije ocupando a su lafo el único asiento que quedaba libre - Unos servidores estaban moviendo unas cajas de suministros y han bloqueado el pasillo durante cinco minutos.

-Disculpas aceptadas. -dice con su sonrisa en el rostro. -Bienvenido. -le dice al que no hace mucho era oficialmente un arbitrador mientras hace un gesto a uno de los servidores del gran salón para que le traigan la comida como a los demás. -Les he pedido a tus compañeros que se presenten, y llegas a tiempo pues solo lo ha hecho ella, Itzia la asesina, proveniente de un mundo salvaje. Come, y preséntate como es debido por favor. Vais a necesitar trabajar bien compenetrados y quiero que os conozcáis al menos superficialmente. -come un trozo, mira al resto y dice: -Vosotros aún no habéis hablado, que hable el primero que lo desee.

Escuché con atención no sólo las fascinantes paalabras del inquisidor sino que me intrigó como alguien puede llamarse así mismo asesino con orgullo. Trás eso empezaba a mirar nervioso quien hablaría a continuación cuando llegó quien faltaba mostrandose contrito y educado. Mas la tercera vez fue imposible para mí eludir el hablar.

Mi nombre es Vret Copper,y fui alumbrado en la Elegance en una familia trabajadora. Así que he recorrido en la nave muchos lugares, pese a que nunca salía de ella. El emperado quiso que no sigiera los pasos de mi familia entre túneles de metal y recogida de maquinaria y prospecciones varias. Sino que envió las temibles naves negras para ofrecerme ,a oportunidad de servirle como mejor puedo hacer. Aquí, haciendo gala prudente de los dondes que mi mente posee.Dejé que masticaran un momento  el alcance de lo que no decía directamente. Sí, ciertamente soy un psíquico y no se preocupen , he sido entrenado a conciencia para no ser un peligro. Todo cuanto se puede claro...

Vaya vaya… poco a poco llegaba el resto del quinteto… cada uno diferente… el inquisidor pidió que nos presentáramos… vaya panorama… ahora tenemos que hacernos amigos… me recliné en el asiento mientras tecleaba en mi placa… esperando que se presentaran…

Entonces la mujer comenzó a presentarse… 01110000 01100110 01100110  01110011 01100001 01101100 01110110 01100001 01101010 01100101… dije en un chirrioso suspiro… una salvaje que solo sabe matar… ya se por qué tengo que ser el cerebro de todo esto… porque como tengamos que esperar algo de su salvaje cerebro… seguro que solo está lleno de cuchillitos y piedras… ¿de verdad que me va a hacer trabajar con gente así?

Viendo que el resto también esperaba, decidí incorporarme un poco en el asiento… Yo soy Screw de Gryphonne IV, honorable miembro del Mechanicus y anteriormente encomendado en la producción de los Leman Russ… vale, ya está… ya me he presentado… si alguien quiere saber algo mas que me pregunté y ya veré si merece la pena informarlos... volví a reclinarme esperando que no todos fueran una panda de salvajes… no se si sería capaz de soportarlo…

Victus mantuvo la mirada sobre sobre sus compañeros, mientras cada uno se presentaba en turno, y trato de mantener su mirada amable, incluso cuando les toco el turno al miembro del Mechanicus y al psíquico, al lado suyo. Hmmm al menos no parecen demasiado mal, todavía puedo ver un poco de carne bajo los implantes del Technosacerdote, y el psíquico no estaría vivo al frente del Inquisidor si no se supiera controlar... Vamos Victus, tratemos de llevarnos bien con ellos, no puedo seguir peleando con todos los de sus clase.

Hrrm Hurmm se limpio la garganta Mi nombre es Victus Gold, sacerdote de El Todopoderoso, que desde Terra nos vigila y nos juzga! anuncio en una voz, varios decibeles mas fuerte que las que sus compañero habían usado hasta ahora. Vengo del planeta Angelus Victorius, del segmento solar. Bautizado en la iglesia del mártir "Almirante Bron", con estudios en el seminario del mártir "Capitan Marton"! porfin bajando la voz a niveles normales, continuo, como ustedes, también fui elegido por el Inquisidor Toth, al que le hizo una reverencia.

Un poco mas clamado, continuo sentado en la silla, con los brazos cruzados bajo su túnica, demasiada grande, y siguió observando a sus compañeros, especialmente al que aun no se introducía.

Escuché a mis compañeros mientras comía lo que estaba servido en la mesa. Parecía que mis impresiones eran las correctas, excepto con Cooper que había resultado ser un psíquico en lugar de un adepto había acertado con los otros dos. Cuando todos hubieron acabado hablé.

Me llamo Solomon Gant, soy hijo del juez Autustus Gant de Escintila, planeta donde nací y me gradué como primero de mi promoción en la academia de los arbitres. Encantado de conoceros.- les dije sinceramente, pues si en estos momentos servíamos a la inquisición nuestras cualidades debían estar más que provadas.

-Muy bien, muy bien...encantado de conoceros a todos. -dice acabando su comida, antes de ponerse con la extraña pieza de fruta. -Ya os habéis presentado, y ha estado bastante bien...ahora debéis saber a dónde nos dirigimos y porqué. Vamos hacia Sepheris Secundus, el segundo planeta más cercano a la estrella del sistema Sepheris. -el inquisidor se toma un respiro y continúa con tono reflexivo, más serio.. -Para los que no lo sepáis ya, Sepheris Secundus es el más importante de los planetas exportadores de todo el sector, de ahí se puede deducir su grandísima relevancia, y el principal motivo por el que vamos hacia allá. Vuestra primera misión se desarrollará en dicho planeta, concretamente en la Mina Gorgónida, uno de los más grandes y productivos yacimientos mineros del planeta; la Inquisición no se juega con chiquitas. -dice sonriendo con humor durante un instante. -Debéis saber que la denominada Escombrera es la zona más profunda y peligrosa de la Mina, y ahí es donde debéis ir, a resolver el "problema" que las fuerzas del orden de la zona no han podido solucionar. No tengo mucha información al respecto, los mensajes extra-planetarios suelen ser escuetos como sabréis. Pero lo que sé es que hubo una insurrección importante en la Mina Gorgónida, se enviaron fuerzas de la Guardia Imperial para sofocarla pero al parecer no fueron suficientes; no sé exactamente qué sucedió pero sí sé que se cerró toda la mina a esperas de la llegada de miembros veteranos de la Inquisición. -el inquisidor se toma un respiro en el que os deja un momento en inquietante silencio y continúa: -Habéis oído bien, veteranos. En estos momentos no contamos con miembros veteranos para cubrir la misión, ni siquiera en esta nave, y...bueno, se me ocurrió que es una gran oportunidad para probar vuestra valía y aprender de forma...rápida. -sonríe amplia y sarcásticamente. -Como ya recomendé a alguno de vosotros... -dice mirando al extraño tecnosacerdote. -...el humor es a veces incluso necesario. ¿Alguna pregunta? -finaliza comiendo la fruta y manteniendo su sonrisa, la cual estaría incluso fuera de lugar para los menos empáticos...sobretodo dicho lo dicho.

Sopesé las palabras del inquisidor y aunque no sonaban muy halagüeñas era lo que había. Elaboré varias deas y las descarté: no debía molestar al inquisidor con tontería sin embargo, en mi cabeza resonaron unas frases ¿y no lo conseguis?,¿y si realmente necesitan que aprendáis de la forma dura? ¿y si...?

Tengo una duda inquisidor,. En caso que no estemos completamente a la altura de las circunstancias ¿cuanto tiempo debemos contener la insurreción al mínimo para que los veteranos puedan pasar por encima de nuestros cadaveres?

Sabía que era desagradable habalr de fracasar y morir, pero si podíamos aguantar en último término con esperanza de éxito no serían en vano.

El inquisidor elabora una leve sonrisa de dejadez ante las palabras del psíquico. -No tenéis más opción que prevalecer, pues es designio del Emperador que así sea. Si no, no habrías sido reclutados por mí. Quizá no todos sobreviváis, pero el que no lo haga habrá demostrado ser indigno de la bendición de nuestro Dios Todopoderoso. -dice el inquisidor con una tranquila severidad, mirando levemente al clérigo con clara intención de que refuerce sus palabras. Este hecho os hace plantearos que quizá hayáis sido elegidos por varios motivos diferentes...

Por supuesto que prevaleceríamos, no me había sido el primero de mi promoción para dejarme matar en una mina de mala muerte por mucho que esta fuese de uno de los principales planetas exportadores del sector.- pensé al escuchar al inquisidor.
Solo dos preguntas inquisidor Toth- por mucho que este hombre mantenía una actitud jovial y cercana, mi férrea educación me impedía mostrar una menor formalidad en el trato con él. - ¿Nos acompañará en el descenso? Y ¿Existe la posibilidad de solicitar equipo adicionar a los almacenes de la nave?- algo me decía que tanto un escudo anti-disturbios como una escopeta de combate me vendrían ideales para combatir en los angostos túneles de una mina.

El sacerdote clavo la vista en Vret después de que dijo sus palabras. No es que no tuvo razón, pero... bueno, mejor, una mente simple es una mente organizada, en su caso es preferible, antes de que sus poderes... sacudiendo levemente la cabeza, se dirigió al grupo. Pues, aunque nos acabamos de conocer, creo que puedo hablar por todos nosotros, al decir "Las vidas son la moneda del emperador", y le puedo asegurar inquisidor, que las vamos a gastar bien. No dejaremos que ninguno de los herejes escapen.

Vamos Victus, saca esas ideas de la cabeza, si, es posible que muera, pero si es así, es por designio de El Emperador!

Por fin sacando la vista del psíquico, y mirándolo al Inquisidor, continuo Y concuerdo con nuestro compañero... Solomon, era?, bien, como dijo Solomon, un poco de equipo no vendría mal, los herejes son peligrosos, y necesitaremos una forma de eliminarlos, si no logramos volverlos al camino de El Emperador.

Seguí atendiendo la presentación de todos tomando notas en mi placa, al menos parecía que había personas normales… quitando al fanático y la salvaje… de cualquier modo… tendría que aprender a trabajar con ellos… o usarlos…

La primera misión era en una mina de Sepheris Secundus… me puse a revisar en una placa de datos la información que tenía al respecto… al parecer había una insurrección y nos mandaban a nosotros porque no podían desprenderse de nada mejor… sin duda era una oportunidad para demostrar que no se habían equivocado al elegirme… cuando el inquisidor volvió a hacer referencia a tomarse las cosas con humor, me limité a nodear… más que humor, un buen lanzallamas vendría bien…

hmmm el psiquico no parece una persona confiada… me pregunto que clase de instrucción le dieron… tecleo eso también en mi placa de datos… Entonces intervino Salomon… Si me lo permite inquisidor, me uno a la petición de equipo… sin duda, parece que debemos ir bien preparados…

Los que ahora parecían mis compañeros iban presentándose poco a poco y me quedo con cada cosa que dicen saber ellos o al menos las que yo considero importante. Parece que cada uno tenemos nuestras características y no somos ninguno igual, nos habían elegido a conciencia. Mientras como un poco del plato que nos han servido escucho las palabras del Inquisidor que nos esta contando la misión que tenemos que hacer. Por sus palabras parece algo que al menos yo puedo hacer y entonces los compañeros iban preguntando por sus armas o por el equipo que iban a llevar.-Yo tengo mi equipo y con el se que puedo cumplir la misión que nos has encomendado-cuando termino mi frase doy un largo trago al vaso para que la comida pasara. Estaba deseando salir hacia la misión, aunque estaba acostumbrada a estar en una nave a veces me sentía agobiada.- ¿Para cuando esta preparada la salida?-Pregunto empezando a comer la fruta.