Partida Rol por web

- Aaaaaa, mutantes.... - dice Ungrim mientras se gira en la dirección que le señala el humano

Automáticamente su mangual aparece en sus manos como si lo hubiese llevado hacía horas y carga contra los mutantes.

- El pulpo es mío - dice mientras corre al encuentro del mutante con tentáculos haciendo girar su arma por encima de la cabeza

Sigo haciendome paso entre la gente, termino sacando mi escudo para evitar que me derriben, quizas me tomen por la autoridad y me dejen pasar, sigo en dirección al rio, intentando ver si algo se mueve en la estación de carruajes. Me parapeto entre unos troncos caidos y miro si necesitaran mucha ayuda con las 4 bestias que llegan. En realidad apenas veo una guarnición, aunque algunos hombres parece que se hacercan ha hacerles cara, eso los retendra almenos.

Los Mutantes continuan corriendo agitando sus clavas, varios objetos que estaban en medio de la trayectoria son derribados o sobrepasados por encima por los mutantes y apenas estan a unos metros de la mitad del puente.

Los mutantes cargan a través del puente, apartando cajas y obstáculos a su paso, por el otro lado un valiente enano avanza hacia el puente cruzando entre los últimos humanos de Untergard, mientras corre lo que le permiten sus cortas patas y su larga barba empuña un mangual de dimensiones considerables, pero sin duda es la barba la que le impide hacer el primer golpe.

El enano es superado y dos de los mutantes pasan por su lado justo en el momento que el pulpo y el de cuernos golpean fuertemente contra el enano.

El cara cerco y el triojo corren direccion a la plaza.

Ungrim ve como se ha quedado solo en su carga ya que todos los demás del pueblo están demasiado asustados o sorprendidos para reaccionar. Su carga contra el mutante de los tentáculos llega a buen puerto cuando logra esquivar el tentáculo que le lanza el mutante para apresarlo. Con un ágil gesto pasa por debajo del tentáculo y se acerca a su enemigo. En ese momento el mutante de los cuernos se une a la pelea y los otros dos mutantes pasan de largo y se dirigen hacía el resto de los humanos.

Malditos humanos, en el peor de los momentos se ponen a pensar en lugar de actuar

- Luchad estúpidos, por vuestras vidas!!!

Justo en el momento que Ungrim levanta la vista para recolocarse después de esquivar al pulo recibe la carga del mutante con cuernos.

Viendo la situación, me parece que estamos solo unos pocos locos para parar la acometida de las bestias del caos, no tento mucha esperanza en poder llegar al rio sin que se fijen en mi, asi que apunto y disparo mi ballesta...

El virote sale despedido por encima de la bestia, parece que llevo bastante tiempo sin practicar, y el largo viaje hasta aqui a molido mis extreminades, como esas bestias lleguen hasta mi, lo voy a tener dificil.

Con una voz llamo a la guardia,-A MI LA GUARDIA!!!- no deberia haber alguno de guardia por aqui o estan todos muertos, esto me preocupa en exceso.

Ungrim ataca al mutante de los tentáculos ignorando por completo la embestida del mutante con cuernos. La carga del Enano es bestial y enarbolando el Mangual como si fuese un juguete de un niño golpea al mutante con toda su rabia contenida.

Ungrim es golpeado por la arma del mutante con cuernos, que aunque es un golpe formidable apenas le hace retroceder unos centímetros, el mutante con tentaculos aunque habiendo fallado su ataque confiado por el ataque de su compañero se relaja bajando la guardia, un error fatal que el enano aprovecha para golpearle fuertemente con su mangual. La corta altura del enano hace que golpee la pierna del mutante, se escucha un ruido sordo de huesos rompendose, la pierna termina en una posicion nada natural y cae al suelo.

Un virote proviniente del otro lado de la plaza cruza el aire perdiendose en el agua del rio.

Maldito virote, parece que esto se va ha complicar como no venga la maldita guardia, parece que nunca estan cuando se les necesita y eso que cobran por ello, malnacidos.

Con una mirada de reojo saco un nuevo virote y lo cargo a una velocidad nada usual, fruto de la practica, parece que intentar salvarme la vida y salir de esta hace que mis dedos caminen mas de lo normal, con un gesto empiezo a caminar con el escudo por delante y la ballesta preparada, me muevo hasta la entrada del puente.

Aqui en la entrada del puente no estoy muy seguro, pero puedo intentar ver quien disparo del otro lado y estoy algo mas cubierto, aunque la distancia, en especial las largas distancias siempre son un buen compañero, cuando hay enemigos cerca. En medio del puente hay un pequeño hombre, parece que se desenvuelve bien en medio del combate, menos mal que es de los nuestros o eso parece.

 Cahir se recompone. Había pasado unos segundos preciosos observando la escena, estudiandola. Los aldeanos, en su huida, algunos, le habian empujado e intentaba abrirse hueco hacia los mutantes. Al parecer cuatro, ahora claramente visibles. Y en el momento en que se abre un camino hacia el mutante más cercano, una horrible bestia con hocico porcino, maloliente como un estercolero en el peor día de verano. Espada en mano, Cahir cargó hacia el mutante como si todo dependiera de su carga. No tenia escudo, y sabia una cosa... si el mutante lograba abrir su defensa... estaba perdido, con lo que intentaría acabar con él de un golpe.

  Cahir cargó con impetu. Pero su impetu le jugó una mala pasada. Calculo mal, y en el momento de dar el golpe se adelanto, cortando su espada, unicamente, el aire que habia entre su contrincante y él.

Los mutantes continúan su carga mientras que los dos del puente intentar plantar cara al enano, sin demasiado éxito.
Un joven de pelo oscuro y hacha planta cara al mutante con cara de cerco, que intentan golpearse sin demasiado éxito.
Un tercer hombre que había disparado desde la lejanía, se encuentra de frente contra la carga del mutante del tercer ojo.

Ungrim coge el Mayal con las dos manos debido al esfuerzo que le supone luchar con ese arma tanto rato, y golpea de nuevo al mutante con tentáculos ignorando por completo al cornudo.

- Aaaaaaaaaaghhh!!!

Pero esta vez la cadena del mayal hace un giro inesperado y la bola metálica pasa rozando al mutante.

El Caracerdo falló su ataque, cosa que hizo que Cahir tragara saliba profusamente, aliviado de no recibir un golpe de una criatura como esa. Quien sabe... tal vez hasta pudiera contagiarlo... Quitandose esos pensamientos de la cabeza, Cahir actuó rápido. Apuntó. Debía golpear de manera metódica, no a lo loco. Apuntó directamente a la cabeza del mutante antes de descargar el golpe.