Partida Rol por web

Abajo la Basílica — Orígenes

7. El Poder de las Elecciones.

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15/11/2013, 13:47
Lurian

Lurian se quedó estupefacto, y durante unos momentos no supo qué decir.

—¿Harías eso por mi? —dijo por un brillo febril en los ojos—. Después de lo que he hecho... no sé cómo agradecértelo. Me da igual lo que diga la Basilica Argéntea, tú eres una santa.

Sonrió.

—Y... ¿tú? ¿Qué vas a hacer ahora? —dijo, como si se diera cuenta por primera vez de tu ko shemi.

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15/11/2013, 13:58
Rowane

Rowane no fue capaz de evitar que le rodasen dos lagrimones por las mejillas por mucho que estaba conteniendo estoicamente las crecientes ganas de llorar. No quería perder a su amigo pero era la única vez en su vida que tenía la ocasión de hacer algo por el destino de uno de los suyos y sabía que Lurian no iba a ser feliz de otra manera.

Tal vez sólo hacía falta que alguien empezase, que alguien tirase la primera piedra al lago para que las ondas se fuesen expandiendo poco a poco tocando cada vez a más drows. Que hubiese más gente que pudiera salir del pozo de desdicha que era su vida.

Pues... con... con tener alguna noticia tuya. De vez en cuando... para saber cómo te va y... eso—balbució sorbiendo por la nariz —. Y que seas menos pesimista. O-Odio cuando lo ves todo... n-negro.

Se secó uno de los ojos con la manga.

Con eso vale—añadió con voz estrangulada. Aunque la pregunta del elfo la hizo mirarse a si misma—. A... ahora soy vasalla de mademoiselle Akiko, no su esclava. Es una mujer buena, con ella estaré bien.

Aquellas lágrimas eran persistentes , incólumes ante la adversidad. Y parecían estar empeñadas en no dejarla guardar las apariencias. Se volvió a secar los ojos con un fastidiado gesto de antebrazo, casi como si estuviese enfadada con ellas. Aunque enseguida necesitó las dos manos para llevárselas a la cara

Te... voy a echar de menos, Lurian.

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18/11/2013, 18:54
Lurian

Lurian era de la clase de hombres que no saben qué hacer cuando una mujer llora. Se hizo un momento incómodo en el que ni se movió, ni dijo nada.

—Claro —dijo al fin—, te prometo que te escribiré. Trataré de convencer a mi nuevo amo de que le envíe una botella de vino a mademoiselle Akiko. De hecho, ahora que lo pienso, los Mercier tenían una viña muy próspera. Y unos hermosos jardines. Tal vez ellos estén interesados en alguien de mi experiencia.

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18/11/2013, 20:03
Rowane

Rowane era de la clase de mujeres que se enfurruñaba consigo misma cuando se proponía no llorar y su cuerpo decidía no hacerle caso. Se secó las mejillas con una de las sedosas mangas del ko shemi mientras ponía una expresión a medio camino entre el fastidio y unos pucheros enfurruñados.

Siempre dices que cuando todo va bien es porque va a pasar algo malo pues... mira, al revés también ocurre, ¿v... ves?.

El hecho simplemente de que Lucian hablara sobre el tema, o de que simplemente le asegurara que le iba a escribir, de que iba a continuar teniendo noticias de él, la hicieron sentirse un poco más tranquila.

Y estoy segura de que le encantará la botella...

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18/11/2013, 20:49
Lurian

Lurian hizo un gesto apotropaico, como si haberlo mencionado atrajera al mal fario. Tras pensárselo un poco se quitó la cinta de cuero que llevaba anudada al brazo y se la tendió.

—Toma. Yo ya no la voy a necesitar. Así tendrás un recuerdo mío.

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18/11/2013, 22:08
Rowane

Los ojos de Rowane se volvieron muy redondos. Era una cinta, la simple tira de cuero de un gladiador, pero era un regalo. Al menos, el primer regalo" oficial" que tenía en mano.

En principio la cogió con torpeza y simplemente se la quedó mirando sin saber qué decir. Luego alternó la vista entre el drow y la cinta y al final lo primero que le salió fue darle un abrazo.

—G-Gracias. ¡Gracias!

Un abrazo fugaz, claro, tenía demasiadas ganas de ponérsela. Además, no es que tuviera precisamente práctica en dar abrazos como para saber que al menos estaría bien que durasen más de segundo y medio.

Como en el brazo por encima del ko shemi iba a quedar rara, lo primero que se le ocurrió fue atársela a la frente y hacerle el nudo a un lado para que pareciese más un adorno que un elemento de combate. Rowane tenía el pelo corto pero el flequillo bastante largo y muy fosco de modo que la tira de cuero se tapaba y así lo único que se veía eran los dos extremos colgando discretamente detrás de la oreja.

Una vez la tuvo bien puesta esbozó una sonrisita que le dio algo de luz al rostro tristón y sombrío que venía llevando y se cruzó de brazos en un gesto que, normalmente, era de victoria en una arena pero tal y como estaba en aquel momento resultaba bastante gracioso.

La voy a llevar conmigo siempre.

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18/11/2013, 22:51
Lurian

Lurian tampoco tenía mucha práctica en abrazos, juzgando lo rígido que se puso. Te devolvió el saludo de gladiador antes de decir:

—Asegúrate de lavarlo de vez en cuando. Es... difícil mantenerse aseado en una celda.

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10/12/2013, 22:01
Akiko

Te despediste de Lurian y comunicaste a Alexandre tu decisión. Después de que el teniente te repitiera lo urgente que era la entrevista con Lieselotte, abandonaste el cuartel.

Regresaste a casa, aunque esta vez el edificio te parecía muy diferente. Por primera vez parecía lustroso e iluminado, y no hostil e imponente. Akiko te recibió en su salón privado. La drache se cepillaba el pelo con un peine nacarado de concha. Dejó el peine sobre la mesa antes de preguntar.

—¿Sí, Masaki Rowane?

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10/12/2013, 22:34
Rowane

Rowane se sentía realmente confusa sobre el hecho de que había detalles de la mansión Hawald de los que se percataba por primera vez, sí, esa misma mansión en la que había vivido toda su vida. O bueno, lo más correcto sería decir: por cuyos pasillos había pasado cabizbaja y rauda de camino a las celdas rezando por no toparse e importunar a nadie toda su vida.

Ahora no, ahora podía caminar sin prisas, sin tensión, y mirando lo que había a su alrededor. ¿Aquella estatua de oro siempre había estado ahí junto a la escalera? ¿Y esa maceta también?, juraría que en la pared del fondo había un tapiz y no dos... ¡y qué bonito era el segundo! Salía hasta un grifo blanco y todo.

De aquella forma, el camino se le hizo inusualmente corto, y cuando llegó a donde su nueva ama, le sorprendió tanto que la drache le añadiera un apellido, su apellido, que tardó un par de segundos en reaccionar. Parpadeando de forma entre inocente y cómica.

—Mademoiselle... —carraspeó haciendo rápidamente el saludo de cortesía—. Ya he hablado con el Teniente Alexandre. Me ha dicho que su excelencia Lie-e-eselotte quiere tener una entrevista conmigo. En persona.

¿Por qué rayos se le secaba la boca cada vez que tenía que mencionar aquel nombre? En cualquier caso, no era precisamente la panadera de la esquina y qué menos que la Embajadora estuviera al corriente de algo así.

No sé el motivo, pero he pensado en pedirle al señor Clemence que me acompañe—añadió. Luego se rascó la cabeza como quien se disculpa por algo. Acababan de acogerla como vasalla y el primer asunto que traía de regalo era una entrevista de tem aincierto con la mujer más poderosa del país. Genial—. No... No le estaré causando problemas, ¿verdad?

La última frase se refiere a la propia Akiko, no a Clemence. La tercera persona a veces es condenadamente impersonal...

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10/12/2013, 23:13
Akiko

Akiko no contestó inmediatamente, sino que cogió su abanico y lo abanó mientras te contemplaba largamente. Parecía cavilosa.

—Tus problemas ya no son sólo tuyos, son nuestros. Masaki Rowane no es el nombre de esclava. Ahora eres parte de mi familia, y se espera de ti que honres su nombre. Ahora eres del dragón —hablaba como la primera vez que os habíais conocido, enérgica, poderosa—, y así se lo haremos saber. Llevarás una armadura drache a esa reunión, y me mantendrás informada de todo lo que haya ocurrido.

Cerró el abanico.

—¿Por qué piensas que es buena idea que monsieur Clemence te acompañe?

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12/12/2013, 13:34
Rowane

Rowane esbozó una sonrisita muy tenue pero enseguida la borró y dio un enérgico cabeceo para asentir. Era maravilloso tener un apellido, que alguien que la considerase algo más que un pedazo de basura, que pudiera tener la oportunidad incluso de representar ¡y honrar! algo aunque fuese una drow. Era maravilloso ser una persona.

Y qué demonios, seguro que las armaduras drache eran tan increíbles como sus ropas y sus espadas. Se moría de ganas de ver una.

Entendido—contestó. Aunque se concedió unos segundos para pensar la respuesta a la pregunta que Akiko le hizo a continuación—. Porque es... muy probable que lo que dije en la arena halla llamado la atención de Mademoiselle Lieselotte y sea el tema principal de la conversación. El señor Clemence es un servidor de Celestar; conoce a la antigua y a la nueva. Y conoce a los Celestarum. Yo a penas sé nada... y por lo que el teniente Alexandre ha dicho, su excelencia es una persona tan carismática que si voy sola no me va a dejar ni respirar.

Ya tenía demasiadas cosas en su contra como para que la ignorancia se uniese a ellas. No señor. Si reculaba como si fuese una esclava asustadiza, todo aquello habría sido para nada.

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04/01/2014, 10:15
Akiko

Akiko asintió pensativamente.

—Date prisa en hablar con él. Está recogiendo sus cosas para marcharse a su Refugio de Reposo en el Nidal —frunció el ceño y añadió, para si misma—. Le ofrecí trabajo en mi Casa, pero lo rechazó.

Levantó la vista.

—Y no te olvides de pedirle una armadura Masaki a mis sirvientes. Habrá alguna que te siente bien. 

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04/01/2014, 10:22
Clemence

Te despediste de Akiko y te dirigiste a las habitaciones de invitados, donde habías estado convaleciente. El anciano estaba metiendo meticulosamente todo tipo de redomas, vendas y demás enseres de sanador. Levantó la vista y te saludó calurosamente.

—¿Qué tal te ha ido con Alexandre?

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05/01/2014, 16:50
Rowane

Bien, o eso creo—Rowane esbozó una sonrisilla nerviosa—Le he pedido que mande a Lucian con un amo bueno. A él le gusta trabajar con las plantas en el campo, y los Mercier tienen una viña muy próspera...

Carraspeó. Se estaba yendo por las ramas de la parra, valga la redundancia.

Ya ha hecho usted mucho por mí, señor Clemence pero necesito pedirle un favor un... un poco grande—titubeó como si aquello la avergonzara—. El Teniente Alexandre me dijo también otra cosa: que Mademoiselle Lieselotte quiere tener una entrevista conmigo. ¡No tengo ni idea de por qué!

Soltó el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta y tragó saliva.

Pero me temo que no me va a dejar ni respirar si voy yo sola. N... Necesito que alguien venga conmigo, o al menos alguien que sepa más que yo de Celestar y de cómo son los Celestarum...

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05/01/2014, 20:21
Clemence

—Sabía que tomarías la decisión correcta —dijo Clemence, tras conocer tu elección.

Después se mantuvo en un silencio pensativo mientras ordenaba sus cosas. Sonrió y te miró a los ojos.

—¿Y no crees que el discurso que soltaste delante de todos aquellos nobles tiene algo que ver? —dijo, con ademán divertido—. Tus palabras se han difundido más allá de que lo que tu corazón podría esperar. Yo lo veo como uno de los pequeños milagros de la Madre de Todos, pero hay quien lo vería como palabras sediciosas. Pero no era mi intención preocuparte, hija. Te ofrecí mi guía y estaré a tu lado cuando lo necesites. Madame Labelle es una vieja conocida.

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05/01/2014, 21:29
Rowane

Rowane abrazó a aquel gigante al que llegaba poco más arriba de la cintura como una niña que abraza a su abuelo. Aunque por no poder tampoco podía ni abarcarlo con los brazos.

Gracias, señor Clemence.

Se separó soltando un suspiro de verdadero alivio.

—Sí, claro que supongo que es por eso pero lo que quiero decir es... bueno... ¡a los drows que ponen en duda a "su" Celestar generalmente les dan una paliza, no les organizan una audiencia! Y estoy segura de que no va precisamente colmarme de alabanzas...

Se rascó la cabeza.

—¿Quién es Madame Labelle?

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05/01/2014, 23:01
Clemence

Clemence te devolvió el abrazo, y te puso su callosa mano en tu cabeza. Tenía un cuerpo fibroso, sorprendentemente firme para su edad. 

—Se llama Liesselote Labelle. Y es madame, porque está casada y tiene tres hijas, pero su vida privada... bueno, ha permanecido bastante en privado —acotó —. Un día fue mi prometida. ¿Te lo imaginas?

Esbozó una sonrisa, que fue desmentida por un brillo de melancolía en sus ojos.

—De donde vienes, una paliza sería el fin más probable, sí. Pero el destino te ha metido en otro mundo, Rowane. Una entrevista con Madame Labelle puede ser una sentencia de muerte, pese a que mantenga la fachada civilizada.

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05/01/2014, 23:18
Rowane

—Oh.

Rowane parpadeó amecdóticamente, ahora sabía hasta el nombre de pila y todo. No obstante, sus ojos se abrieron todavía más cuando Clemence le dijo aquello, ¿en serio? ¿Su prometida? Lo que eran las cosas.

O el destino, o Celestar, o ambos tenían un extraño, retorcido e irónico sentido del humor.

—Cierto. Sí. Genial, una condena a muerte—resopló dejando caer la cabeza con desmayo—. Ya me siento mejor...

La sinceridad ante todo parecía ser el tema de aquel hombre aunque, para qué engañarse, ella misma había procurado evitar cualquier sinónimo pese a que era lo primero que se le había ocurrido.

Pero negarse no es una opción así que da igual... —añadió—. Supongo que lo mejor que podemos hacer es intentar aprovechar esta... dudosa oportunidad el destino nos ha puesto delante. No tengo muy claro de qué es la oportunidad, pero tiene que serlo de algo, dada la situación.

No podía dejar de pensar en lo inusual que era que se molestaran en hablar con ella cuando podrían perfectamente haberla dejado morir, aunque resultara que al final todo aquello fuese sólo para dejarle claro "aquí mando yo" daba lo mismo, el caso era que no había dejado indiferente a nadie. Y eso ya era algo.

—¡Ah!—se enderezó de golpe recordando algo que no tenía nada que ver pero simplemente acababa de venirle a la cabeza—. Y tengo que ir a pedirle una armadura drache a alguien.

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06/01/2014, 00:03
Clemence

—¿Una armadura drache? —repitió Clemence—. ¿Estás segura de que aparecer ante Madame Labelle como una guerrera a sueldo de los Masaki es la mejor idea?

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06/01/2014, 00:13
Rowane

—En palabras de Mademoiselle Akiko—Rowane cogió aire como si fuese a decir de memoria una lección a un profesor—. "Masaki Rowane" no es el nombre de esclava. Soy... parte de su familia, su vasalla.

Se rascó la cabeza, aquello continuaba resultándole extraño.

—Fue ella quien me lo dijo, quiere que se sepa que ahora soy del Dragón.

Y no tenía la menor intención de ponerle pegas a la mujer que básicamente le había salvado la vida y la había sacado de la esclavitud.