Partida Rol por web

Te encuentras en Grusta, la ciudad más justa que haya existido jamás. Aunque se juzga absolutamente todo y te pueden encarcelar por cualquier tontería. Al ir andando por la ciudad, te encuentras con una niña llorando en mitad de la calle, un guardia se aproxima a ella y se la lleva de la mano.

La niña parece resistirse un poco y sigue llorando, aunque no parece que el guardia vaya a hacerle daño.

Al ver la escena no pude evitar recordar a mi hermana, debía hacer algo por intentar ayudar a la pequeña

¡Alto! - grito al guardia que se lleva a la niña.

¿Qué le ha pasado a esta niña? ¿Por qué llora?

No quiere decirme lo que le pasa señor, así que me dedico a llevarla a algún lugar donde puedan atenderla. Te dice mientras te mira fijamente.

Él es mi padre señor guardia, me había perdido. Pero ahora que él está aquí ya me siento bien. La niña te guiña un ojo.

Me siento algo confundido por el acto de la niña, pero aún así digo al guardia.

Si, soy su padre -digo dirigiéndome al guardia- Cielo, me tenías preocupado. -digo a la niña mientras viene corriendo a mí y me abraza las piernas.

Siento las molestias que haya podido causarle mi pequeña. No se volverá a escapar lo prometo. - digo al guardia mientras agacho un poco la mirada.

Cuando veo que el guardia se aleja, me agacho para hablar cara a cara con la niña. ¿Me vas a contar que demonios está pasando y por qué me has hecho fingir que soy tu padre? 

Sin mediar palabra, la niña te lleva a un pequeño callejón.

Verá señor, estoy buscando a alguien... De momento nadie me ha querido ayudar, pero usted tiene pinta de viajar bastante. Seguro que si le sigo en sus viajes acabo encontrando a quien busco. Quizá suene repentino, pero le recompensaré, lo prometo.

Está bien pequeña, te dejaré venir conmigo. - le digo mientras le doy una suave caricia en la cabeza.

¿Habrá sido cosa de los dioses? Esta niña, quizá sea mi oportunidad de poder seguir adelante, de corregir mis errores. -pienso para mis adentros.

Antes de partir me gustaría conseguir algunas provisiones, pero dime ¿alguna idea de hacía donde puede estar esa persona que buscas? -digo mientras me dirijo a la tienda más cercana.

Sé que debo reunirme con Adán en Araste, la ciudad está hacia la derecha desde nuestra posición.

La niña mira al suelo, preocupada. Lo siento, pero no tengo dinero con el que pagarte...

Me agacho e intento sacarle una sonrisa a la pequeña. No te preocupes - digo con un tono suave - no es el dinero lo que me motiva a ayudar a otras personas, simplemente intento hacer de este un mundo mejor. Y por alguna parte he de empezar, como por ejemplo ayudándote a encontrar a quien buscas.

Tras lo dicho, parto por el camino que queda a la derecha de la ciudad.

Mientas vas caminando, un bandido te sorprende por el camino de un puente.

Os observa de arriba a abajo a los dos. Vaya vaya vaya, dos personas ¿no? Si queréis pasar debéis pagar 50 monedas.

El bandido no para de mirar receloso a la niña. Aunque, amigo, si quieres pasar tu solo podría quedarme con la niña, podría venderse a mi buen precio...

No tenemos dinero y la pequeña se viene conmigo allá donde vaya. Se nota que pongo una cara de enfado. 

El simple hecho de que estés aquí pidiendo dinero a la gente simplemente por pasar, me repugna. Aprieto el puño. Y el hecho de que me acabes de proponer venderte a esta niña...

Resoplo un poco. Déjame pasar, no quiero problemas.

Lo siento, pero si no es ninguna de las opciones anteriores, ¡el precio a pagar son vuestras vidas! - sin darte tiempo a reaccionar el bandido se avalancha sobre vosotros.

Está bien, entonces será por las malas. Desenfundo mi espada y preparo mi escudo para la batalla.

Eva está demasiado asustada para atacar...

Atacas al Bandido.

¡Golpe Crítico!

-20 PV

El bandido es derrotado.

No me gusta tener que hacer estas cosas, pero si no hay más remedio... - suspiro.

Miro hacía Eva, la cual parecía asustada. ¿Estás bien pequeña? Ya pasó, no debes temer. Estoy aquí para protegerte.

Tras lo dicho, partimos hacia la ciudad que ya se divisaba en el horizonte.

Si... Estoy bien dice entre sollozos. Siento no haber podido hacer nada. Tenía demasiado miedo. mira al suelo. Haré lo que pueda la próxima vez.

Llegas a la ciudad de Kiru. Al llegar observas a la gente para arriba y para abajo en sus quehaceres diarios. Pero algo llama tu atención, no hay guardias en la ciudad. ¿Quien se encarga entonces de la seguridad de esta ciudad? Vas a la taberna para hacer que Eva descanse del susto.

Al llegar a la taberna, hablo con el posadero. Buenas, posadero, ¿podrías proporcionarme una habitación para la niña? Ha sido un duro viaje y necesita relajarse y descansar.

Miro a mi alrededor, sorprendido. Por cierto ¿por qué no hay ningún guardia en esta ciudad?

Claro, que descanse la pequeña, sin problema. - dice el posadero.

Respecto a lo de los guardias, es que nadie quiere practicar ya ese oficio. Todos han desertado debido a que una criatura nocturna los asusta. - dice mientras mira al suelo.

Si la situación sigue así, la ciudad podría convertirse en un caos.