Partida Rol por web

- Bien, odio seguir bebiendo solo cundo los demás ya están borrachos o inconscientes , jajajaja

Qué gran idea -suspiró Edd, con las dos orejas pegadas a los auriculares, hasta tal punto que las marcas que le habían dejado en su delicado piel las sufriría de por vida- tomaremos copas hasta caer en la inconsciencia y mañana tendré otro electrotatuaje que esconder a mi mujer...no podré seguir así mucho más

Todos hablaban de lo bien que les sentaría la juerga a sus cuerpos, él pensaba en las consecuencias. Consecuencias inevitables ya que salir a beber era algo que el ratling no se perdería, ni aunque su mujer le envenenara especialmente ese día.

Yo podría beber los mismo que tú Grande -murmuró con timidez, Grande era especialmente grande para Edd- pero mi mujer me pediría el divorcio al ver la factura del bar. No, creo que no lo haré.

Para rematar la faena llegó Wolff para hacer obligatoria la asistencia a la cantina.

Genial -susurró refunfuñando por lo bajo, de modo que el sargento no pudiera oirle-, si ahora no bebemos será considerado desobedecer la orden de un oficial, y me mandarán al pelotón de fusilamiento. -Fusilamiento era una palabra que siempre le venía a la mente, más con el comisario Hart siempre tan cerca, ¿por qué tenía que estar en el mismo tanque que él? ¿Y por qué, si el tanque era tan grande le habían puesto su asiento junto a él?- Tendré que beber, otra noche de diversión y un amanecer con gritos y lamentos. Maldita se mi mujer. Maldita sea mi suerte.

"Warren no es mi tipo" había dicho el comisario, mejor alejarse de Warren esta noche: le iban a fusilar, seguro.

Susi frunció el ceño y giró su pequeño pero bien formado cuerpo para encarar a Edd, su marido - ¿Como que OTRO electrotatuaje? - se agarró a una barra de sujeción cuando el tanque vibró con fuerza durante un instante y suspiró - no se si es que eres tonto a posta o de nacimiento, a veces no me queda claro... o eso, o se te olvida que estamos en el mismo tanque - negó con la cabeza y miró a otro lado, contrariada

Anele sonrió tímidamente después de escuchar la intervención de la doctora del Ave Indomita mientras jugueteaba coqueta con el control de giro del bolter pesado, el cual, a pesar de estar desactivado siempre tenía la mano de Anele sobre el - Edd... nunca aprendes ¿Eh? - dijo con una ligera risotada

Con los ojos en blanco le tiró un perno roto que había guardado para ocasiones como esa - Anele, por el trono, deja de meterte en la vida de esos dos - aunque parecía un comentario de lo más inocente, todos sabían que Elena sentía una profunda animadversión por Susi.

Se apoyó sobre sus manos y bufó aburrida - que ganas de llegar a la base y de irnos con los otros a tomar algo, estoy harta de este desierto asqueroso... ¡Y DE ESTE CALOR! - gritó sin aviso alguno quitándose un chorretón de sudor que le corría por la mejilla derecha

     El sonoro golpe metálico sacó por unos momentos a Delta de su ensoñación. Sus ojos escrutaron el lugar donde el objeto había rebotado. Cuando vio a Anele recoger el objeto de su puesto de artillera y pudo identificar lo que era, el tecnosacerdote emitió un bufido bastante humano. - Lo que acaba de suceder me suscita dos preguntas, oficial Elena... ¿De donde ha salido ese perno roto? y... ¿Cuanto mas iba a esperar para avisarme de su falta en el lugar donde debería estar? Aveces se preguntaba porque aquel sagrado vehículo seguía rodando pese al maltrato al que lo sometían sus tripulantes. Si él no estuviese allí, hace tiempo que el espíritu máquina se habría revelado sin duda...

¿Eh? ¿Qué? Yo que se Nu... me lo encontré tirado en el campamento base... no creo que sea de nuestro baneblade, estate tranquilo - le contestó al visioingeniero, al cual le miró con una amplía sonrisa en el rostro

...Lastrati, luna primus, Superficie, M41, día 76, mes 15. Hora local: 34 horas 12 minutos

Después de conquistar la luna, una de las grandes naves de transporte desembarco sobre la superficie del satélite a un centenar de esclavos humanos que iban vestidos con el uniforme de los soldados imperiales de defensa planetaria… tras ellos, otro centenar de xenos ataviados con sus ceñidas armaduras negras entraron corriendo en los distintos transportes imperiales robados que estaban en el pequeño puerto espacial de la luna.

Las toberas incendiaron el aire a su alrededor y despegaron pesadamente directos hacía el planeta… decenas de transportes con su carga secreta en ellos surcaron rápidamente la distancia que separaba la luna de Lastrati y entraron en su atmosfera, por la zona sur del planeta, la que todavía es un erial sin vida.
Todos los transportes salvo uno se posaron tras una montaña aguardando su momento mientras el solitario hizo detonar las cargas en los motores; la explosión arrancó gran parte del fuselaje e hizo que se estrellara sobre el desierto levantando una nube de arena enorme…

EL plan estaba en su última fase.

En no más de diez minutos dos valkirias de salvamento llegaron al lugar del accidente, aterrizaron, descargaron a todos los médicos y técnicos dispuestos a socorrer a la nave accidentada la cual había activado su baliza de salvamento.
En cuanto todos estuvieron fuera, salvo los pilotos se desató ese pequeño infierno de cristal negro y morado… como una lluvia cayeron sobre los salvadores, que sorprendidos, poco pudieron hacer más allá de gritar por sus vidas, decapitados, destripados, con miembros cercenados el amarillo desierto se tornó rojizo mientras los pilotos, tratando vanamente de remontar el vuelo eran sorprendidos dentro de sus naves por asesinos que les clavaron un largo cuchillo curvo hasta la medula.

Ahora solo despegaron las dos valkirias, directas hacía el centro de control más próximo, una estación avanzada en la linde este de los complejos residenciales. Los xenos no eran estúpidos, sabían que todo mundo imperial contaba con defensas antiaéreas de todo tipo y también sabían cómo desactivarlas…

El pequeño grupo de asalto irrumpió en la sala de control, cortó la energía de la torre de comunicaciones y en cuestión de minutos lograron matar a todos los guardias y al oficial a cargo del pequeño destacamento… una mano negra enguantada dejo su espada cubierta de sangre sobre una mesa y presionó un botón, una única runa había dejado toda la sección este del planeta sin defensas, una simple acción que se repitió por más partes, cuando los otros transportes que aguardaron se colaron por la sección este… sin control de vuelo ¿Quién preguntaría por todas esas naves?

...Lastrati, aguja principal, sección este, Superficie, M41, día 76, mes 15. Hora local: 36 horas 25 minutos
 

No, mujer, no. -se defendió Edd- Nada de electrotatuajes. Lo prometo. Ya sabes que siempre busco agradarte.

El resto decidió guardárselo para sí mismo, él de tonto no tenía nada: había sido el mejor de la Schola. Era el Administratum el que le había encasillado como un vulgar chispas, por ratling; siempre por ratling.

¡Mujerzuela gritona! Cómo olvidar que estás en el mismo tanque que yo, bruja. Siempre mirándome con esos ojos tiernos y esos gritos del inmaterium.

No hay que aprender, Anele, si aprendes demasiado el comisario o la Inquisición pueden echarte un ojo a ver qué sabes y no deberías saber. Hazme caso: los tontos heredarán el Imperio; y entonces vendrán los orkos con su inteligencia superior y nos harán papilla. Ojalá alguien me hiciera caso...

Guarda un poco de respeto Edd. Comenté en tono bajo y serio así como algo reminiscente mientras miraba al vacío frente a mí. Mi padre cayó en Darendara luchando contra los Orkos. Me mantenía aferrado con ambas manos a las barras de sujeción del techo del blindado mientras este traqueteaba pese a los amortiguadores de inercia que evitaban que todas las vibraciones de las cadenas, el motor, los retrocesos de las armas y demás efectos agitaran el habitáculo como si fuera una pelota. ¿Alguien de los aquí presentes ha sido alcanzado por una mina magnética? La pregunta iba con trampa. No claro que no, si no no estariais aquí, logicamente. Pocas tripulaciones lograban salir de un blindado alcanzado por esas cargas. Es algo serio, abren el blindaje como si fuera chapa de un milímetro. Esos pieles verdes descerebrados... !Ah! !No! Para matar si que tienen cabeza... Para eso si... Murmuré en voz baja mientras recordaba ciertas escenas donde blindados reventaban por culpa de esos aparatos.

Me di cuenta de que Blum me estaba mirando con los ojos como platos, medio vuelto en su puesto y esperando que acabase de contar algo que nunca iba a proseguir pero que tan solo él no sabía que así sería. Con un gesto rápido le largué una colleja que solo me permitía aplicar a el por ser familia, aunque lejana. !Plas! Sonó en el interior. Luego señalé con un dedo acusador hacia el visor del arma del que era encargado y le dije en tono firme: La vista en el objetivo soldado Blum. Mis ojos relampagueaban, y sabía que con el muchacho solo servía la mano dura, no era como el resto, gente rápida y espabilada. No, este era algo más... lento. ¿Esque hemos acabo o qué? Sabía que entraría al trapo...

-Bueno teóricamente las maniobras... Me contestó indeciso volviendo la vista hacia el instrumental. Lo sabía, no podía estarse callado o responder con un "No señor". Este era así.

Las maniobras acaban cuando el oficial del tanque dice que acaban. Me recosté sobre la silla de mando y lo miré con ojos de claro enfado. ¿Comisario? ¿Que le parece aplicar al soldado Blum cuando finalicemos una instrucción suplementaria en la limpieza de las armas principales? Sabía que al comisario Hark le gustaba su trabajo, y no le iba a privar de su presa. Ese soltado tenía mucho que aprender así que le miré de manera cómplice al comisario para que me entendiera por donde iban los tíros. Este va a aprender por las buenas o por las malas, no va a dejar a la familia en mal lugar, vamos, lo saben hasta los "Porkos". Sonreí ante el juego de palabras simple que acababa de formular mentalmente.

Lars encendió un cigarrilo con una mano mientras mantenía el control del tanque con la otra.- Deja tranquila a la chiquilla, Johnny 5. El perno se ha soltado como parte del estrés de las maniobras, en casa volveremos a ponerlo en su sitio. - Dijo el piloto entre caladas.- Sabes que Stephanie - así llamaba al vehículo - puede aguantar esto y mucho más. Verdad, chicarrona? - Añadió, dando un par de palmaditas afectuosas en el lateral de la cabina de piloto.- Y no se preocupe doc, al chiquitín no le queda más espacio disponible en el que pintarrajearse guarradas. - añadió sonriente, exhalando una bocanada de humo.

- Jajajaja, ríe Bruul antes el chiste sobre el ratling, siempre podemos encontrarle un hueco libre

- Hombre, siempre te puedes hacer uno en la frente, como yo. Te garantizo que le quitará las ganas a más de uno de meterse contigo.-

le dijo el Storm Trooper al ratiling con una sonrisa. Aquel puñetero tanque era una sauna, y ahora Stein había empezado a fumar lo que, traducido para Slavick, significaba que él también podía darle al pitillo. Así que sacó un paquete de pitis y se enchufó uno ahí mismo, encendiéndolo con un zippo que llevaba grabada una calavera y el dibujo de un tanque. Luego guardó sus enseres en una cartuchera que llevaba adherida a la pierna a tal efecto.

Joder, que ganas tengo de llegar a la base y remojar un poco el gaznate. No han estado del todo mal estas maniobras pero nada iguala a un combate real. De todos modos servirán para instruir a los novatos y que no se caguen encima en cuanto empiecen a oírse los tiros.

- Por supuesto que es el tatuaje, Top Gun. Le va a funcionar igual de bien al chiquitín de treinta kilos de panceta que al hombretón de noventa kilos de músculo. Ese entrenamiento de stormtrooper no tiene nada que ver. - Respondió Lars, con el cigarrillo colgando del borde de la boca. El comandante estaba ladrando... algo, pero ahora mismo nopodrían sacar a Lars de su nube de satisfacción ni con palanqueta. Stephanie había sido una campeona, una vez más; Lars la había sacado a bailar y su interpretación les valdría para unirse al ballet Vostroyano.

Sonreí maliciosamente como respuesta al capitán. Era un hombre que sabía muy bien como mantener la disciplina de sus tropas aunque fuese a su manera. El problema era que su manera chocaba con lo que el comisariado consideraba reglamentario. Solo por la conversación que estaban teniendo el ratling y el resto de los miembros de la tripulación sobre la bebida y los electrotatuajes mi instructor les habría metido en salas de aislamiento durante por lo menos una semana.

Pero yo no opinaba como mi instructor. Aquel viejo instructor se aferraba a lo que decía el reglamento como si fueran las palabras del mismísimo emperador. Pero aquel anciano arrugado nunca había estado fuera de la Schola y en un regimiento real. Por eso se ceñía tanto a ese libro. Pero si algo había aprendido rápido en cuanto salí de la Schola es que los comisarios que no abrían su mente solían tener una carrera bastante corta.

Y por eso pese a su estilo poco ortodoxo estaba bastante de acuerdo con la forma en la que mantenía la disciplina. En este caso para mi lo importante era el resultado. Si una o dos borracheras de permiso y algún electrotatuaje obsceno conseguían que una vez empezaran los problemas los chicos estarían preparados por mi perfecto me parece una idea estupenda capitán. Solado Blum no solo ha puesto en duda las órdenes de un oficial superior sino que además esas no son maneras de responderle. Sus palabras suponen una grave falta de disciplina y por ello se ha ganado un bonito turno de limpieza de las armas principales. A partir de ahora cuando hable con un superior la primera y la última palabra que saldrán de su boca sera “Señor”, ¿ha quedado claro Soldado Blum? ¿O tengo que añadir un turno de limpieza de las letrinas del campamento usando tan solo un cepillo de dientes?

¡No quiero más tatuajes! ¡Menos los que dan miedo, que luego me miro al espejo! ¡Duelen, pican, me rasco, me duele más! Encima llego a la tienda y mi mujer me mira... -una mirada a a Susi- justo como me está mirando ahora. No te preocupes, esposa. Por ti nunca más me haré un tatuaje. Si hay uno nuevo es culpa de ellos -señaló a la tripulación del baneblade.

¡Deja de hablar idiota, que están lloviendo castigos!

El sargento andaba buscándole actividades adicionales a Blum. Pero el ratling no podía callar.

También hay que alejarse de él, antes de que me busquen problemas.

¿Qué te parece, Susi, si nos vamos a cenar algo tú y yo solos? -sabía cómo tratar a su pequeña ratling, aunque luego lamentara todo lo dicho y hehco para complacerla, eso sólo hacía que estuviera más mimosa y cercana, sin dejarle en paz- Unas chuletas de grox o un zumo de fruta. Tal vez con media docena de huevos y dos o tres pastelitos. A menos que el sargento insista en que vayamos a celebrarlo...¿qué dice, señor?

¡Inisite! ¡Por favor, insiste! No permitáis que pague esa cena. Seguro que me arruino para complacer a esta mujer.

Sabía lo que se cocía entre el pequeño Ratling tirador encargado de las comunicaciones y su esposa. Esposas... es difícil mantenerlas en esta profesión, y más difícil aguantarlas. No me imagino con una, y menos junto a mí en el combate. Pensé mientras observaba la mirada de socorro del tripulante del tanque. Como oficial mi deber era cuidar de mis hombres, en la totalidad de los sentidos de ese término. Oh, lo siento soldado Edd, creo que la invitación era para todos, y eso te incluye a ti. Son órdenes del comandante, la unidad ha de estar unida, y estos pequeños eventos ayudan a forjar algunos lazos. Creo que esta vez tendrás que dejar esa cena. Le di una palmada en el hombro y le guiñé un ojo. De buena te libras por esta vez... Pensaba mientras miraba por encima de los instrumentos a su mujer.

Dando un par de palmadas al aire exclamé para toda la tripulación: Bueno caballeros y señoras. Estamos a punto de finalizar, mantengan sus puestos y la atención hasta finalizar el ejercicio. ¿Recibido? Tomé el comunicador y sintonicé en modo de frecuencia privada el canal del vehículo de mando del comandante de la unidad. Imperator Furore, aquí Capitán Wolff desde Ave Indómita. Pido nuevas instrucciones. Requiero señal de Finalización de ejercicio y Puntos de Reagrupación. Cambio. Era el protocolo y había que seguirlo al pie de la letra. La orden de finalización debía ser clara, y teníamos que acudir al punto de encuentro para reabastecimiento y dispersión.

No iba a ir a esa estúpida cena... - le espetó a Edd - si quieres algo de mi, tendrás que regalarme alguna joya buena y cara... y se cuando son baratijas. - miró a su esposo airada - además, me lo paso muy bien con Katrine

- De todas formas Susi, se ha requerido la presencia de toda la tripulación, lo cual te incluye a ti ¿verdad Edd? jajajaja, Bruul estaba bastante divertido con la situación entre sus pequeños compañeros.

¿Ordenes? Si estamos a tres kilómetros de la base Wolff... las ordenes son sencillas, llegar, aparcar, darse una ducha y salir a tomar una copa, ya lo sabe - contestó el comandante del otro Baneblade, se le notaba de buen humor