Partida Rol por web

Temán no puede dejar que su compañero Rennard se quede solo, y se alegra de ver a Litilus y Czorf aunando esfuerzos por acabar con la bestia, que aunque parece muy herida sigue presentando batalla.

Micah se disponía a cargar contra el macho alfa, cuando escuchó el sonido más espeluznante que jamás hubiera oido. Tan impactante fue la sorpresa y el pavor que le provocó el rugido que no pudo hacer nada más que quedarse donde estaba, intentando tranquilizarse para poder hacer algo útil en la batalla.

Si me da tiempo quiero un reroll.

sino pues no...

a ver tiro miedo...

nada vuelvo a fallar.

Micah se disponía a cargar contra el macho alfa, cuando escuchó el sonido más espeluznante que jamás hubiera oido. Tan impactante fue la sorpresa y el pavor que le provocó el rugido que no pudo hacer nada más que quedarse donde estaba, intentando tranquilizarse para poder hacer algo útil en la batalla. 

A su lado, Graven, quien había sacado el hacha ante la futilidad de las flechas, también se detuvo en seco ante el aullido; sus rodillas flaquearon y no pudo evitar soltar el hacha... debía huir de ahí, ese felino sería la muerte de todos.

Rennard volvió a intentar golpear al Xrar, en ello, no solo iba su vida, sino tambien la de sus compañeros, cogiendo con su fuerza el arma lanzó un golpe lateral, parecía que la bestia se agachaba y el hacha pasaba por encima, más Rennard con un giro de muñeca cambió la dirección del arma hacía abajo.

El enorme hacha barre el terreno frente al Xrar, que intenta salir, pero encajonado entre los reclutas no tiene muchas opciones. Un increíble impacto de Rennard conecta con su pata delantera, arrancando piel, músculos y tendones.
La apoya ahora con cuidado, visiblemente herido, mientras gruñe y mueve sus ojos para todos lados... esta presa está resultando difícil de matar...

Litilus, congelado en el lugar y sin poder hilvanar dos pensamientos coherentes, se hecho al suelo como ha aprendido en estos años, buscando ofrecer el menor blanco posible a la enorme bestia a su lado.

Arnulf, por su parte, no puede evitar temblar. El aullido ha sido algo más que un simple agitar del aire, lo ha sentido en sus huesos... el Inmaterium se agita ante la criatura, respondiendo a su llamada... y siente otros que vienen a por él. Probablemente no haya sido buena idea combatir en sus condiciones, ni aún con la abrumadora superioridad numérica. Realmente, los que sobrevivan serán dignos Marines.

Razor puede ver que todos van a ser masacrados. No puede ayudar a sus compañeros, su única opción es huir. Rápido, huir de allí. Da media vuelta y comienza a escapar hacia el bosque.

El Xrar salta sobre Temán, quien había intentado valientemente subirse a su torso para atacarla. El felino atrapa al recluta contra el suelo, pero Temán es rápido y clava su puñal en la pata herida, llegando al hueso y provocando un rugido animal que sacude las hojas. El Xrar salta hacia atrás, escapando hacia el bosque. Temán intenta aprovechar la situación, pero todavía se encuentra en el suelo.

Rennard, en cambio, consigue incorporarse sobre la pierna buena y hacer girar su hacha con ambas manos, todo el peso de su nuevo y gigantesco cuerpo tras el golpe. El hacha, con un crujido, cercena el hueso y la pata trasera del Xrar completamente. El felino cae en un charco de sangre, cada vez major, sus ojos, ya ciegos, parpadean y se apagan. Los últimos espasmos recorren su cuerpo, las garras se contraen por última vez, y exhala su último suspiro.

El silencio se adueña del claro. Los reclutas, de a poco, observan la hazaña...
 

En el fondo de tu mente, sientes como el felino muere, y su esencia se une al Inmaterium que permea el lugar. Pero algo te molesta, como un zumbido... retienes algo de la percepción anterior, y sabes que los tres felinos que dejaron el claro no se encuentran muy lejos... 

Litius agachado en el suelo se cubre los brazos cuando el enorme Xrar salta por encima de el para intentar huir, pero en ese momento es abatido y cae pesada mente al suelo, en en cuanto el polvo se aposenta de nuevo, Litius tiene la suficiente fuerza de voluntad como para levantarse.

El Xrar había caído, pero Litius no le había ni golpeado, se había cagado de miedo ante el enorme rugido, estaba claro, que la próxima vez tendría que auto controlarse.

y se dedico a observar a los compañeros como se acercaban a ver a la bestia, y mirar quien estaba herido y de que gravedad, ya que quizás podria ir a por otro, para demostrarse a si mismo que era digno del emperador y no un miedica que a la primera oportunidad se tira al suelo.

Rennard estaba no solo exausto, su respiración se empezaba a parecer un servitor* estropeado, jadeaba recuperando poco a poco la sobrecarga de adrenalina y con ella el dolor que fluía por su pierna, prefirio no ver la herida, sabía que sería peor. Miro a su alrededor, allí estaban Temán, Litilus, Czorf y no muy lejos veía a Micah y Larkin.

Creo que deberiamos irnos ahora, antes de que los tres Xrar que se han ido decidan volver, no estoy yo para pegarme otra vez.

Dicho esto su cara mostro una mueca de dolor al apoyarse en su pierna herida.

Temán contemplo al animal muerto, realmente habían acabado con esa criatura.

Rápido cojamos el cadaver del animal y vayamonos, Graven ayuda a Rennard. Arnulf, Micah sed nuestros ojos y poneros a los flancos. Litilus, Czorf y yo cogeremos al animal, creo que Rennard querrá llevarse algo de el cadaver. ¿Os parece?

Dicho esto se guarda el cuchillo y empieza a coger al animal por una de las patas.

Con una de sus uñas y un colmillo me basta para recordar este rito. Tambien como dijo el Capellán..."En tu futuro hay muerte, muerte a tu alrededor. Aprende de ella, conviértela en tu experiencia, hazla tu aliada, pues solo así sobrevivirás para gloria del Emperador." Hemos logrado acabar con la bestia porque todos la hemos atacado, a mi derecha estaba mi hermano, a mi izquierda estaba tambien mi hermano, al otro lado de la bestia tambien había un hermano, ha sido con vuestra fuerza, vuestro apoyo que hemos dado muerte a la bestia. Por ello os lo agradezco hermanos míos.

Litius al escuchar a Rennard y mirarle la pierna se da cuenta de su estado y va corriendo a ayudarle a caminar, cuando llega le ofrece su hombro para que pueda andar mejor, mientras dice, algunos que tengan cuchillo, que corten los trozos que necesitamos, yo intentaría ir a por otro Xrar, ya que en este combate no he podido hacer mucho, pero Rennard esta en un estado que podría complicarse si nos enfrentamos a algún Xrar mas, así que apoyo a Rennard en que deberiamos volver y acabar este rito de iniciación. los que no hemos podido hacer todo lo que nos gustaría, creo que lo conseguiremos dentro de los Dientes de Sable, y no precisamente matando animales, sino enemigos del emperador, Esto ha sido una prueba, pero la vida de toda persona se compone de pruebas y siempre hay unas que haces mejor y otras que haces peor, cojamos el cuero donde escribirán nuestras vidas de Dientes de Sable.

y dicho eso, si Rennard le deja le ayuda a andar y sino le dirá: Al menos dejame llevarte el equipo

Gracias hermano, pero oigamos lo que tiene que decir el resto.

Czorf había cometido un gran fallo al dejar que el miedo se adueñase de su mente, domeñando su voluntad. Eso le había pasado factura, un pequeño resquicio de su mente todavía buscaba la forma de huir, de escapar de aquel infierno que la bestia iba a desatar sobre ellos.

Demasiado volcado al uso de sus habilidades psíquicas no llegó a herir a la terrible bestia en un plano mas mundado y, en este caso, mucho mas importante.

- Bravo Hermanos. - Dijo Czorf aún con cierto temblor en la voz aunque parecía que poco a poco iba afianzando de nuevo su autocontrol. - Creo que podríamos intentar llevar el cuerpo entero a la fortaleza, prueba evidente a Iah que tenemos la valía suficiente por mas que aún se niegue, también algo lógico, a reconocérnosla.

Aun sentía el temblor de mis manos y el palpito de la sangre en mis sienes. Tal vez el resto hubiera tenido un rito físico, mundano, pero yo sabia que para mi el reto había sido mental, conseguir controlar mi voluntad para localizar y luego enfocarla para moldear el Inmaterium a mis deseos, sin perder la claridad de razonamiento. No tenia queja de mi actuación, aunque el nerviosismo de los instantes finales debería ser observado, y meditare sobre ello. Aun así los cantos de victoria no deberían ser entonados todavía.

Aun hay amenazas aquí, los compañeros del Xrar no han abandonado las inmediaciones.-digo entrecerrando los ojos.- ahora deberíamos coger cada unos nuestros trofeo y volver al monasterio, cargar con un trofeo así, atrayendo a los demás machos seria irresponsable.

Mientras hablo me acerco a la bestia.

Tu deberías coger el trofeo del vencedor Rennard; si no te importa, me gustaría conservar uno de estos colmillos.- digo mientras acaricio uno de los prominentes dientes del animal

La oscura noche se cierne cerrada, y una leve brisa hace susurrar las hojas más altas. A través del claro se observa un increíble cielo estrellado, como un millón de cápsulas de desembarco haciendo su descenso.

El rumor de la jungla se acalla... no se oyen sonidos ni de fauna, ni de insectos. Un escalofrío os recorre la espalda, algo parecido a un gruñido se deja sentir desde todos los flancos.

El cadaver, enfriándose, apesta a sangre y muerte. Pronto recordais el objetivo de llevar un pedazo de piel de Xrar cada uno; evidentemente el macho alfa tiene para todos si no sois ambiciosos en la cantidad ni quisquillosos en la calidad. 

Con la habilidad propia de un cazador, Rennard se agacha con dolor sobre la bestia y usando el cuchillo empieza a cortar las tiras de piel, luego estas tendran que secarse para adquirir cierta consistencia y que puedan ser llevadas por todos. De mientras murmura:

Que el espíritu de la presa me de fuerza, yo soy el cazador y ha muerto bajo mi mano, descanse este poderoso animal, sabiendo que uno mejor que él proseguirá su caza.

Luego recoge dos colmillos y una de las zarpas.

Ya podemos partir.

Temán observa el silencio que parece preceder a la tempestad, un bosque y silencioso no acaba de gustar al aspirante a marine.

Deberiamos irnos ya. -Apremia Temán.

Micah apenas podía creer que todo hubiera sucedido con tal rapidez. Apenas unos segundos habían pasado dee la parálisis a causa del miedo a ver como Rennard acababa con la bestia. Al acabar el combate volvió a la realidad, como si despertara de un sueño. Y la decepción lo invadió pues sentía que no había hecho nada para ganar su derecho a pertenecer a los Dientes de Sable.

Hasta que escuchó las palabras de sus hermanos y poco a poco fue comprendiendo que, aunque menor, la prescencia de todos ellos había contribuido con la victoria de Rennard.

Rennard, pedazo de cabrón, que buen líder serás algún día. Mientras estaba sumido en esos pensamientos, un vistazo rápido al soldado le hizo comprender la gravedad en la que se encontraba y lo urgente de la situación. Nuevamente se sintió como en aquel claro, cuando habían colaborado con el traslado de Razor.

-Vamos, no perdamos más tiempo. Esa herida necesita ser tratada y Rennard merece su barril de cerveza- dijo Micah al tiempo que se acercaba hasta él y miraba el estado de su pierna. Luego, siguiendo la sugerencia de Temán se alejó unos pasos hacia un lado para servir de primera línea en caso de que la manada volviera por su jefe.