Partida Rol por web

Me acerco a Czorf, del que parece que todos los demas han pasado, y me agacho junto a el.

¿Estas bien, hermano? Ya sabes que el Inmaterium es a veces destructivo. ¿Puedes venir con nosotros? Si no me quedare contigo tras indicarles donde encontrar a los Xrar...

Arnulf, no hace falta, si no puede, yo cargare con el y si alguien me ayuda iremos mas rapidos.Vamos Czorf, incorporate y vayamos en pos de nuestra entrada en el Capitulo.

Si no se incorpora, lo levanto y le intento ayudar a andar hasta que se restablezca por completo.y seguimos al resto, siempre por donde nos indique Arnulf.

El es quien debe decidir, no se si querra ser cargado como un fardo, y superar su rito por los meritos de los demas en vez de los propios. No hay que ser pronto a juzgar a los demas, ni a tomar decisiones por ellos, por apremiante que sea la tarea.- sonrio ligeramente, esperando a Czorf deje de vomitar para poder responder.

¿Se comportaran asi en el campo de batalla? Odviando a los heridos en pos dle objetivo, siempre, tal vez eso sea ser un marine espacial...

Micah empieza a caminar en pos de Rennard, pero no le gusta la idea de dejar a uno de los suyos atrás, así que cuando escucha la conversación entre Czorf, Arnulf y Litilus, vacila un momento y se para a ver que harán sus compañeros.

Mirando como el soldadito Rennard esconde el bulto por no poder seguir sus instintos. Miro con cara de cierto asco a su compañero caido, lleva asi un rato bomitando tanto entrenamiento especial no ha servido paratanto y la "brujeria" siempre se vuelve en contra de uno. Siempre a sido asi y siempre lo sera.

Miro como ayudan al hermano Czorf, ya hay un buen puñado de buenos samaritanos, creo que hace falta un par de ojos mas en la defensa, solo por si algo se acerca. Me adelanto hacia la posición que ha marcado Arnulf, no me voy muy lejos, pero si unos pasos por delante, para intentar escuchar algo entre el estruendo que montan las señoras.

Levantando una mano:

-No me ire muy lejos, "jefe", ¿se lo prometo? - en la mano levantada se pueden ver mis 2 dedos cruzados.

Me detengo de repente. Algo Avanza... Persiguiéndome a lo lejos.  Me quedo Completamente quieto tumbado entre la hierba alta.  No es un animal... es Rennard.

Compañero! Me alegra verte, Aunque en Verdad podrías haber organizado un buen grupo de caza con los chicos... yo tenia pensado volver en cuanto confirmase la presencia de Xrars...

Te mueves por la Espesura como si fuese tu propio hogar... me fije en ello cuando veníamos hacia aquí... además se  que durante nuestro adiestramiento como reclutas, tu también desarrollaste unas mejores capacidades de percepción... vamos a organizarnos para sacar ventaja de esto... no quisiera acabar siendo la cena de esos bichos!

Tu eres el más duro, y el que se mueve con mayor soltura entre la maleza de los dos...  y yo puedo cubrir mayores distancias que tu en poco tiempo, además de haber entrenado como esconderme con efectividad...  Así que podríamos movernos contigo abriendo camino, y atento a todo lo que percibas. Detente cada vez que lo creas necesario para ver si percibes a los Xrar... este es su territorio, y tendremos que detectarlos antes que ellos a nosotros.

Yo te seguiré cubriéndote a una distancia prudencial, ya que me desenvuelvo peor en este ambiente que tu, pero también me detendré a percibir los alrededores... Si detectas que algo va mal, levanta el puño. Si yo detectase algo, aria lo mismo, así que échame una ojeada de vez en cuando.

Y sobra decir... que si vemos que no podremos con lo que encontremos, nos retiramos a informar al resto de reclutas sin pensarlo demasiado...

Mientras aguardan a conformar el grupo, tanto Temán como Rennard han desaparecido en la espesura.

Larkin avanza hacia su posición, junto con Micah, pero ambos todavía no se han separado de la vista del grupo. 

Rennard se movía muy lentamente, procurando no pisar ninguna rama suelta, estaba absorto en moverse tan sigilosamente como podía hacerlo cuando cazaba y era simplemente un ser humano, con ello no prestaba atención a su alrededor.

Mierda!!!, mucho silencio y poco observar.

Continuo avanzando, parando de vez en cuando para olisquear lo que traía el viento. Este pareca que no traía ni buenas ni malas notícias.

Finalmente olío algo y una pequeña ramita crujío...

Agarro fuertemente su hacha con las dos manos permitiendo que esta formara parte de su brazo...

El terreno más adelante baja con una pendiente bastante abrupta, desembocando en una planicie con alta hierba y algún ocasional tronco pelado. A unos 200 metros, pueden ver el reflejo de la luna en algún cuerpo de agua que no alcanzan a distinguir con claridad.

Hacia el este, una línea de árboles se encuentra destrozada; evidentemente algo (o varios algos) de gran tamaño han tropezado con los árboles partiéndolos y abriéndose paso hacia el interior de la jungla - bosque. Cerca de esa línea, sin embargo, una criatura voluminosa se queja débilmente, mientras 4 figuras felinas de gran tamaño arrancan pedazos de carne de su cuerpo. 

Una de las figuras levanta la cabeza, oliendo el aire, con las orejas al viento buscando el origen del estruendo que Temán ha hecho. 

Se vuelve hacia donde están ustedes, dos ojos rojos buscándolos.
 

buff... gran tirada. pero insisto en que tengo la habilidad "ocultacion" comprada de mi estancia como recluta... por si ayuda en algo! o.o

El viento vuela, un susurro que acaricia el césped para despegar hacia las estrellas. Las mortales figuras gruñen mientras despedazan al Tchupak, que poco a poco exhala los últimos alientos y se queda quieto. 

Uno de los grandes felinos, sin embargo, levanta la cabeza buscando algo... algo que ha alertado sus sentidos. Su vista barre el horizonte, encuentra un reflejo y un movimiento. Se aleja de sus compañeros un par de pasos, bufa e inmediatamente todos levantan la cabeza, mirando en su misma dirección.

El más grande del grupo levanta el hocico hacia el cielo, abre unas fauces enormes flanqueadas por increibles caninos, y lanza un aullido aterrador. No eres bienvenido aquí, vete, dice claramente su llamada.

De algún lugar, en la dirección por la que se han marchado Temán y Rennard, resuena un aullido escalofriante, un rugido felino que retumba de árbol en árbol hasta extinguirse lentamente. 

Os miráis, mientras Czorf se levanta rechazando la ayuda. No pueden evitar apretar los mangos de las armas con fuerza; el miedo instintivo recorre sus espinas dorsales como un dedo helado.