Partida Rol por web

Cuando llega Micah me aparto con marcialidad, no parece a ver mucho en la guantera, ni en los compartimentos del salpicadero, pero el cuepo que queda y el olor, es mas que evidente.

-Señor he encontrado esto - digo señalando al cuerpo - no he querido tocarlo, pero quizas si levantaramos un poco de piel, podriamos tocarlo y olerlo, para identificar un posible fuego, aunque esto me parece muy raro.- me aparto para que Micah pueda echar un vistazo, sigo mirando algunos papeles que he encontrado, en lo que el jefe mira.

Mirando a Litilus:

-¿Nada fuera? - digo mientras muevo la cabeza de un lado para otro a modo de negativa - esto es muy raro -

Nada Larkin, nada, y eso es lo que me estraña, de donde yo vengo si hay un asalto, siempre hay un rastro y a alguien al que culpar, pero aqui parece que no haya nadie.

Litilus parece algo parecido a nervioso, pero no se que es exactamente.

-Tranquilo hermano - poniendo una mano sobre el hombro, a modo de camaraderia -el emperador proveera - una sonrisa aparece en mi cara, la tranquilidad que destilo, la seguridad que me dan todos mis hermanos, es una sensación que me rebilitaliza, un gozo que nunca llegare a entender.

Ante la llamada de Larkin, todos se acercan a su posición, tras Micah y Litilus.

Al llegar a la cabina, el espectáculo es simplemente bizarro y desagradable. Comprenden inmediatamente el porqué del recelo de los guardias. El conductor es cualquier cosa menos bonito a la vista.

Realmente dudan de poder despegar el cuerpo del asiento.

No hay nada destacable en el camión, en la guantera o el salpicadero. Solo un sobre con los papeles del camión, perfectamente habilitado por el Consulado Imperial para transporte de medicinas, y el registro del conductor: Hurt Grayson.

Si no os apretujais mucho podreis oler a tierra humeda, y siendo esto una ciudad es bastante extraño, junto con que el camión parece nuevo.

- No lo toquéis. - Avisa de forma categórica. -  Hay una presencia de la Disformidad en su interior. - Esto lo dice bajando la voz, para que no sea audible por los guardias y/o curiosos. Gira la cabeza para mirar a Arnulf. - ¿Lo ves? - Se dirigió de nuevo al resto. - Parece dormido, pero podría estar simplemente esperando. Obviamente ese estado no es natural.

No tengo a Czorf como un mentiroso, y esto no es para bromas , pero eso de "Hay una presencia de la Disformidad en su interior."

No se a que se refiere, con ese "Hay" y  menos entiendo eso de "su interior" he comido las suficientes latas de raciones individuales de la gloriosa guardia imperial y entiendo eso de su interior, pero no me queda claro eso de "Hay". Por pura precaución y desconocimiento, vuelvo a agarrar mi Bolter entre mis manos y pego la punta del arma al reposacabeza del conductor, quito el seguro del arma y miro a los que me rodean diciendo:

-Por si acaso- No se exacto lo que esta pasando pero no me va ha coger desprevenido si esto se mueve lo vuelo.

Hay algo que no está bien aquí. O Iah nos ocultó información adrede, o el problema es mucho más serio de lo que parecía en un principio. Al llegar hasta donde se encontraba Larkin, Micah se quitó el casco y su rostro, generalmente risueño se veía preocupado.

-Ten cuidado Larkin. No sea que la cosa esa se despierte y te ataque- esperó a que los demás se aproximaran, para que los humanos no oyeran lo que allí se iba a decir.

-Al parecer el asunto es más grave de lo que creimos al principio. Es raro que los psíquicos hayan pasado esta presencia del Inmaterium por alto... más me suena a que Iah una vez más nos está probando finito. Czorf, Arnulf, ustedes son los más capacitados en estas cuestones. ¿Cómo creen que debemos proceder?- no era su campo, no entendía la Disformidad. Para eso estaban los bibliotecarios.

Litilus al estar equipado para el combate cuerpo a cuerpo se puso cerca de ese cuerpo y protegiendo a sus compañeros dijo, Micah, creo que yo deberia estar delante por si como tu dices despuerta esta criatura y nos ataca, mejor que haya alguien para mandarla de vuelta al infierno lo antes posible

Las dedos de Arnulf chisporotearon y sus ojos se volvieron blancos. Por suerte los demás hermanos lo rodeaban y no generó mayor sensación entre los humanos.

Su mano derecha voló sobre el cuerpo, como si lo acariara sin tocarlo.

- Realmente está tocado por la disformidad... un ente anida en su interior. No sé si será peligroso, pero seguramente lo mejor sería despejar completamente la zona.

Miró directamente a Micah... si bien lo suyo era una sugerencia formalmente, no había duda que creía que Micah debía dar esa orden.

Las palabras de Rennard aún resonaban en su cabeza. ¿Qué significa el olor a tierra? ¿cómo es posible que no hallemos ningún rastro? Su cabeza intentaba armar el rompecabezas, pero para él, aún faltaban piezas.

Mientras cavilaba, Arnulf reportó lo que había sentido en el conductor. Confiaba en su percepción, si él consideraba necesario despejar el área, así se haría. Más valía precaver que lamentar.

-Bien hemanos, ya hemos escuchado las palabras de Arnulf. Iré a hablar con el oficial para que su gente colabore en despejar el área. Mientras nos ocupamos de la multitud, Arnulf y Czorf averigüen todo lo que puedan sobre ese ser que anida en el interior de este desgraciado. Cuando tengamos el área despejada veremos como seguir.

Micah se alejó de sus compañeros hasta llegar ante el oficial que anteriormente le había bloqueado el paso.

-Oficial, tenemos una situación aquí más complicada de lo que creimos al principio. Ordene a sus subordinados que colaboren en despejar el área. No queremos bajas civiles.

Luego, juntando coraje, se dirigió a la multitud.

-Pobladores. Tenemos un asunto Astarte entre manos. Los Dientes de Sable ahora están a cargo de la situación. Volved a vuestras casas. ¡Aquí ya no hay nada que ver!- su tono fue duro, casi amenazador. Podía sentirse inseguro en cuanto a su designación, pero no estaba dispuesto a demostrarlo.

Observando de reojo a Micah dirigirse al populacho para conseguir que se dispersen, sin mucho éxito, lentamente y de manera parsimoniosa me coloco a un lado suya para reforzar sus palabras. Aunque sean unos inconscientes que no saben el peligro al que se exponen estando en una zona donde se han manifestado los Poderes Ruinosos, el deber de una Astarte es el de ser el escudo de la Humanidad.

No digo nada, simplemente me quedo como una estatua siniestra encuadrado a un lado del líder Micah.

La gente parece una pared de carne, inamovible. Hasta que vislumbran el cadaver tras los marines, claro.

La estampida es general, muchos gritos y gemidos y maldiciones al aire. Por suerte algunos se acuerdan de invocar la protección del Sagrado Emperador ante las artes maléficas.

Una mujer mayor es golpeada y tirada al suelo, donde queda tendida llorando. Entre sollozos, sus agudos oidos marine la oyen repetir Hurt, Hurt.

Litilus ve a la señora desprotegido guarda sus armas y se acerca a la señora, se arrodilla y la levanta del suelo con cuidado diciendo: señora este sitio no es un lugar seguro, puedo hacer algo por usted, le pasa algo?

La mujer sollozó. En brazos de Litilus, era como una niña pequeña y frágil.

- Hurt-- el conductor, es mi hijo! Mi hijo!

El explorador la consoló como pudo, con la torpeza de quien no está ya acostumbrado a los humanos.

- Él trabaja trayendo mercancías del puerto estelar... allá, tras la colina. Rompió en sollozos, sin poder continuar. Los guardias la tomaron y la llevaron hacia su transporte, apartándola de ustedes.

- Perdón, señores, les pido perdón, se disculpó el oficial. Nos aseguraremos de que no interfieran en sus asuntos.

Prestos, alejaron al resto de la multitud, despejando una amplia área alrededor de camión. Los guardias los observan nerviosos, como si experaran que todo el lugar fuera a explotar de un momento a otro.

En la dirección que señaló la mujer se despliega un camino, ancho y bien pavimentado, que se pierde en la cima de una colina. El puerto espacial es un complejo para el aterrizaje de naves de pequeño porte, a unos 5 kilómetros de la ciudad.

Temán miró a los allí congregados y se dirigió a Micah.

¿Y bien? ¿Que debemos hacer con el cuerpo y lo que hay dentro?

Aunque esta última pregunta iba dirigida más hacía Arnulf y Czorf.

Arnulf escupió el piso y se alejó un par de pasos.

Por un momento jugueteó con la radio. Deberíamos pedir refuerzos, eso sería lo sensato. Dejar que se encarguen los mayores, aquellos que pueden manejar el tema.

Se paseó, evidentemente nervioso. Pero cómo quedaría en nuestra historia que resolvieramos esto? Yo digo que demos órdenes a los guardias de que den aviso al capítulo de que no puede tocarse la zona, que está en cuarentena. Mientras llegan los Hermanos, tendremos tiempo de explorar un poco por nuestra cuenta, verdad?

Si él lo dice, yo obedezco, pero ciertamente odiaría volver sin haber hecho nada. - dice Rennard señalando a Micah y añade - Además sea lo que sea lo que le han hecho a este hombre, tiene que haber dejado algo.