Partida Rol por web

Litilus sigue corriendo y al comprobar como varios impactos caen sobre la monstruosidad que dominaba a la horda tomo fuerzas de nuevo y cargo contra ella como lo que era un Capellán de los dientes de sable, al grito de:- POOOORRRR EELLLL EEMMMMPEPEEEEERRRRAAADDDDOOOORRRRRRRR!!!!!, MORIRESIS ESCORIA INMUNDAAAA!!!!!!!

Lanzándose en una desenfrenada carrera  se lanza contra las primeras filas de la horda aplastando y destrozando extremidades y cabezas por igual en un desenfreno de movimientos de giros continuos y contra giros del Crozius Arcanum que sujeta con las dos manos propinando un ímpetu asombroso.

he echo 5 grados de exito, tengo que tirar 5 veces para el daño, o solo 1, es por no mirar el manual, yaque te tengo a ti jejejeje ;)

... demasiados juegos y demasaidos variados, como para acordarme de todo cuando hay parones, lo siento.

si eso tira el daño tu para ver como es y repetirlo a la proxima que ire a por el grande... jejejejeje

Czorf asií el báculo con ambas manos y cerró los ojos físicos a la par que abría su mente a la disformidad. Lo hizo sin reparos, sin temor ni duda en su corazón, ni en su mente. Súbitamente un romor, tan bajo en la escala que incluso los modificados sentidos astartes tenían dificultades para discernir, sacudió la zona donde se encontraba Czorf y todos los espejos y superficies reflectates estallaron súbitamente.

Su mente, sin embargo, continuó firme y decidida, doblegando la disformidad, moldeando una realidad sin forma para dar lugar a su voluntad.

- ¡Recibe la furia de los gurdianes de Innana! ¡La furia de los Dientes de Sable! - Alzó el báculo, formando un molinete sobre su cabeza con él y dirigió la cabeza del mismo, un aquila imperial, hacia el xeno.

Realizó un gesto firme, un tajo en el aire de forma descendente y al instante un haz de luz pura surgió de la nada, recordando la forma de los colmillos de los grandes felinos que les daban nombre y se hundió en el cuerpo del tiránido. Acto seguido el haz de luz explotó, llevando la sentencia de muerte a cuantos xenos pudo.

Micah se lanzó al medio del combate sin dudar. Su lugar era el frente, tenía que encontrarse cerca de los caídos cuando los hubiera así que su elección de portar el lanzallamas le pareció la más acertada.

Mientras sus compañeros atacaban con ferocidad, el joven apotecario arremetió contra la horda. Sin que le temblara el pulso, activó su arma y atacó.

-¡Por el Emperador!

Un estallido de energía salta de las manos de Czorf, materializándose en un gigantes Xrar que ataca al Guerrero Tiránido. El monstruo aulla, intentando quitarse la visión de encima.

Sus garras destrozan su propio cuerpo, y un vapor sanguinoliendo comienza a flotar a su alrededor. Rayos salidos de la nada provocan estallidos sónicos sobre su piel, que se agrieta. La sangre hierve por dentro, y el bruto sigue golpeándose durante unos segundos aún después de muerto, su cerebro demasiado limitado para entender lo que sucede.

Los Xenos pequeños se quedan confundidos un momento, pero el Lanzallamas de Micah los termina de cocer. Uno o dos consiguen escapar pero son derribados por disparos de Bolter de Cleptus y Lucius.

Los Dientes se miran entre sí, en el súbito silencio al pie de la colina, entre las edificaciones destruidas. Entonces advierten a los hombres a su alrededor, encogidos de terror en el suelo. Algunos tiemblan descontroladamente, otros se aprietan manos y caras ensangrentadas. Las lentes de las miras de sus rifles han reventado explosivamente hiriendo a más de uno.  

El oficial se incorpora lentamente, apoyándose en su espada sierra. Gracias... creo, dice con voz apagada a Czorf. Señor. Gracias, señor, repite con más convicción mientras mira de reojo a sus hombres heridos.

Estableció una rápida comunicación privada con Litilus.

- Hermano Capellán, quedo a vuestra disposición en tanto al curso de acción tomado para la eliminación del xeno principal y la sucesiva reacción que han sufrido los humanos. - Su tono era bastante mas frío, aún con un leve crepitar de poder psíquico desatado, y con un matiz inhumano respecto a la consideración sobre los G.I, casi como eliminando la consideración, mínima aunque fuese, que debería tener con los soldados.

Czorf volvió el rostro un par de segundos al Hermano Capellán y luego fijó su atención en el guardia imperial. La escarcha psíquica se evaporaba rápidamente, formando una pequeña niebla en su cabeza y extremo del bastón, con numerosos crujidos y ocasionales susurros incomprensibles.

- Cumplimos con nuestro deber, al igual que sus hombres, sargento. El agradecimiento no es encesario. - Respondió con la voz fría, poco a poco menos distorsionada, pero aún así distante y retumbante con un eco extraño.

Poco a poco la postura de su cuerpo se relajó y el resto de la escarcha psíquica desapareció, sus hombros se relajaron imperceptiblemente y, con cautela, se acercó al cadaver del xeno de mayor tamaño, dejando de lado la sutil mención del oficial sobre el estado de sus hombres, para observar y estudiar el cuerpo caído.

- Objetivo cumplido, daños colaterales minimos, bajas propias, ninguna, curso de la accion correcto. dice sin emocion, analizando los datos del combate y resultados como si de numeros de una tabla se tratasen.

El capellan recogio la caja y despues se acerco al sargento y le dijo.

- Buena actuacion de sus hombres, ha contenido el ataque justo lo necesario para poder acabar con ellos, ahora dediquese a reunirlos y atienda a sus heridos, nosotros tenemos cosas que hacer.

Rennard se acerca al grupo en el que esta el Oficial Randal y Czorf, al rato llega Litilus y Rennard le suelta con cierta sorna.

¿Ahora llegas? Hace justo un momento hacía un poco de frio, si este clima un día nos va a matar. Hablando de matar...¿avanzamos un poco y matamos unos Xenos de más?

Se gira para ver si el resto de lo que queda de la unidad se acerca lo suficiente como para oir las ordenes del Hermano Sargento.