Partida Rol por web

Desde la espira mayor del Monasterio-Fortaleza de los Dientes de Sable, Raguel era solo una sombra iluminada por las frecuentes explosiones del cielo a su alrededor. Rosas escarlatas y amarillas llenaban el cielo; la furia de las naves intentando contener una amenaza que repentinamente había irrumpido, en forma imposible. Imposible...

- Se suponía que estaban en la órbita exterior, dijo con su voz, extrañamente melodiosa.

- El Tacticae no se lo explica, sire; contestó una sombra a su derecha, pequeñísima comparada con el Maestro de la Santidad en servoarmadura. Dio dos pasos hacia el balcón de piedra, revelando la pálida tez llena de implantes. Su cráneo, de piel tirante, estaba perforado en múltiples lugares, de donde cables lo unían a una máquina que deformaba su espalda como una grotesca joroba. Un perpetuo click-clack salía de ella, puntuando cada palabra, cada pensamiento del asistente. El Tacticae de la Flota indica que nunca un Enjambre penetró tan rápido una atmósfera. Dicen... dicen que es cosa del Warp. Que sus Astronavegantes no pueden concentrar una señal, no pueden comunicarse entre ellos.

Raguel podía ver el efecto de la falta de coordinación de la flota que sobrevolaba Innana IV. Tampoco tenían comunicación con los Astrópatas de los cruceros de los Dientes, los sobrevivientes al menos. Todo allí era caos. Y los tiránidos, como excelentes cazadores, separaban a las fuerzas del Imperio en pequeños pedazos, fáciles de masticar, digerir, escupir.

- Enlace de vox, la mayor potencia que puedas, Jirgil.

- Sí, sire.

El enlace en su oreja vibró, cobrando vida. Un enlace global debería ser capaz de alcanzar a cada Diente de Sable en el planeta, desde las grandes antenas del Monasterio y a través de las estaciones duplicadoras del planeta. 3 Secciones completas habían fallado en llegar a los Cruceros; otras tantas intentaban escapar a una muerte inutil en el espacio y bajar; las bajas eran desconocidas.

- Oid, oid mi voz, oid la voz del Sagrado Emperador, Hermanos. El Emperador es nuestro Amparo y Fortaleza, nuestro pronto Amparo ante las tribulaciones. En Clarentine, el Emperador dijo que sus tropas lo siguen porque escuchan Su voz. Porque reconocen Su voz, guiándolos a un lugar mejor, próspero, fértil para la Humanidad.

- Aquellos que no la oyen, solo pueden tropezar, caer, perderse en el Abismo. Dientes de Sable, Hermanos, los mejores guerreros que el Imperio puede ofrecer, escuchan Su voz? La sienten en su sangre, en su furia? El Emperador dió su Vida por la Humanidad, así como nosotros ahora entregamos la nuestra por su causa. Gloria al Emperador! Su sangre corre por nuestras venas, su furia se entrega en nuestra manos! Gloria al Emperador! Muerte al Xenos! Muerte a los enemigos del Trono Dorado!

Cerró el contacto. Tomó su casco, la calavera de su rango y posición. Con su siseo su armadura, sorprendentemente falta de detalle, negra austera, aunque cubierta de miles de Sellos de Pureza. Jirgil extendió con reverencia frente a él el pesado Croxius, victorioso de miles de batallas. Cuando Raguel lo tocó, una luz se extendió por su cuerpo. El Emperador Protege, no pudo evitar murmurar el servidor.

- Por supuesto, respondió el Maestro de la Santidad. Su mirada se perdió por el ventanal, donde una increible explosión en alta atmósfera brilló como un segundo sol durante un par de segundos. Pensar otra cosa sería Herejía.

Los pasos apresurados del ayudante de puente Hyet resonaron como disparos sobre la pasarela metálica. El ambiente del puente era denso, irrespirable: el incienso sacramental mezclado con un olor metálico... sangre. Sangre de los Astropatas, los Navegantes... incluso algún oficial estaba caido en el suelo, con sangre escapando profusamente de sus narices, oidos y ojos.

El silencio era puntuado por el rechinar mecánico del trono inmenso que ocupaba el centro de la habitación, y las explosiones del exterior que llegaban hasta allí sordamente.

- Capitán, capitán! El ayudante corrió hasta el trono. En él, el Capitán Imperial de la Marina, Sir Echk, envuelto en sus ropas doradas, clavado al trono de mando por innumerables cables, conectores; antigua ciencia para hacerlo uno con el Justo Exterminio, gloriosa fragata de la Marina Imperial, nunca vencida. Hasta ahora.

- Brechas en cubiertas 4 a 8, 22 y 37! No responden en--! La mano del Capitán se crispó sobre el brazo del asiento al ser sacudida la nave violentamente. El ayudante cayó al piso sin poder terminar su frase. No es que importara.

Unos tentáculos dentados tomaron la nave por la mitad. Sir Echk vomitó sangre, herido por dentro por el Xenos que abordaba. El Justo Exterminio se sacudió ante los últimos espasmos de su Capitán.

Las cuchillas de hueso grandes como un crucero llegaron al núcleo y la gloriosa fragata, nunca antes vencida, se convirtió en un segundo sol sobre Innana IV.

 -- pues en la Furia de su Justo Odio, el Emperador nos enseña que solo la Humanidad es digna de servirle. Odio al Xenos! Muerte al Xenos! El Espíritu de nues-- la arenga del Capellán Litilus se ve interrumpida cuando un violento y fuerte pitido irrumpe en sus microlinks.

 - Dientes de ...--.-, Hermanos, los mejores guer.-..-- -n su furia? El Emperador dió su Vida-.--.- .. -perador! Muerte al Xenos! Muerte a los enemigos del Trono Dorado!

La voz, cargada de estática pero también de devoción, deja a todos en silencio un instante.

- Aquí Hermano-Sargento Cleptus, Cuarta Compañía, Quinta Escuadra, me copian?! Me copian?!

El cielo se ilumina de repente como si un explosivo termonuclear hubiera estallado en la alta atmósfera. Su luz es brillante, con un halo verde y amarillo, enfermizo. La interferencia electromagnética gime en los comunicadores, dejando detrás ruido blanco.

- No sirven. Los comunicadores son de corto alcance... dice el Sargento. Hermano Capellán, con todo el respeto, es el momento de movernos. Apotecario, cuando pueda atender mi herida... creo que no es grave, dice señalando sus piernas.

Lukas y Praetus revisan las cuatro enormes cajas que trajeron, y las más pequeñas que Rennard ha rescatado. tras un rápido inventario, han conseguido extraer del transporte:

.- 20 Granadas Krak y 20 Frag

.- Un Lanzallamas Pesado con 5 contenedores de Promethium

.- Un bolter pesado, con mochila de munición y 4 cintas.

.- Un Lanzamisiles en una caja, con 10 misiles Krak y 15 Frag en otra.

.- 4 Lanza-granadas para acomplar a los Bolters

.- Clips de munición especial de Bolter: 4 clips de Perforadora, 4 de Explosiva, 4 de Incendiaria*

Además, entre todos tienen alrededor de 80 clips de munición de Bolter, 50 de Pistola Bolter, Cuchillos Aserrados Xrar y 3 Espadas Sierra (la de Rennard, la de Larks, y una de un Sargento muerto).

La Disformidad a tu alrededor presenta un "ruido" de fondo, parecido al de la interferencia de la radio. Un molesto zumbido que parece repetir palabras incomprensibles... pero nada parecido a las entidades del Warp a las que estás acostumbrado.

Agarrando el Bolter Pesado con sus cinturones y mochila de munición, el hermano Lukas se arma y se prepara para cualquier contratiempo. Asegurandose que el arma esta bien conectada a la mochila y verificando las runas de su visor expresando la satisfacción del espíritu de la maquina, se agacha para recoger unas granadas y colocarlas en su cinturón.

-Estoy listo señor.

Micah dejó de lado la extracción de la semilla. No estaba teniendo éxito en su empresa y ahora la voz de Cleptus pedía por él. Dado que la situación era extremadamente peligrosa, se apresuró a llegar a su lado.

-Enseguida sargento, ya me ocupo de sus heridas- con dedicación y presteza, Micah se arrodilló ante su superior y conectó su Narthecium a la armadura de Cleptus para comenzar con el escaneo de rutina y aplicar las drogas que fueran necesarias para reestablecerlo.

Micah rápidamente comprobó el estado del Sargento. Nada muy grave, solo un fémur salido de lugar. Todo fue cosa de acomodarlo, aplicar una dosis de inhibidor de dolor; y Cleptus ya estaba de pie.

Un parpadeo rojo en el Narthecium llevó a Micah a concentrar la mirada, pero la mano del Sargento se cerró sobre el picx de la herramienta. Todo está bien, Hermano. Gracias. La izquierda ya desconectaba los enlaces con la armadura, apartando al Apotecario de su lado.

- Todo el mundo listo? Mientras los demás terminaban de elegir su equipamiento, Cleptus indicó que las armas restantes se colocaran en el ataud del Bolter Pesado, ahora vacío. Tampoco es idea dejar preciadas armas al alcance de cualquiera. Si mal no recuerdo mis enseñanzas, si los Hermanos heridos están en estado de coma, y por ende a todos efectos de escaneo sin signos vitales, no deberían ser atacados por los Tiránidos. Debemos buscar la torre de transmisión más cercana para recibir órdenes de la Fortaleza, y comunicar la posición de nuestros Hermanos.

Aunque dicho en tono de afirmación, Cleptus miró alrededor buscando confirmación u opiniones. Bien sabido era que el joven Sargento gustaba de oir propuesta e ideas, y se enorgullecía del sentido de equipo de su escuadra.

Tras comprobar los proyectiles que aun quedaban en el cargador, decidí cambiarlo por uno lleno, y después rellenar el primer cargador con algunas balas de las cajas que mis hermanos habían traido a arriesgo de sus propias vidas. Me equipé con todos los cargadores posibles, escogiendo también unos marcados con las runas tácticas correspondientes a explosivo, incendiario y perforante ,más el lanzagranadas que procedí a acoplar al bolter, junto a cuatro granadas de fragmentación y dos perforantes de carga hueca que dispuse en los enganches del cinto.Estas últimas eran más apropiados contra vehiculos blindados pero bien sabía el Emperador que algunos Tiranidos no tenían nada que envidiar ,en cuestión de tamaño, a nuestros carros de combate.

Cuando me disponía a reunirme con nuestro sargento deposité la mirada en el lanzamisiles.

 Hermano Sargento, podríamos necesitar un lanzamisiles. Me mostraría voluntario para portarlo, pero según el codex ya porto demasiado equipo.

Rennard estaba ocupado decidiendo que llevar, cuando el sargento empezó a dar ordenes.

Como su bolter ya llevaba un carma monofilo descartó rapidamente el lanzagranadas, igualmente como su estilo de combate implicaba estar en medio de las lineas enemigas, un lanzagranadas acoplado al bolter era señal de un viaje de solo ida.

Remplazó el cargador que habia usado contra el enjambre de tiranidos voladores por uno nuevo y rellenó la bolsa de munición con un cargador de cada tipo*

Las granadas cogió tres de cada tipo. Y se equipó con el jet pack.

El sargento Cleptus interrumpe al capellan pero con sentido de urgencia cosa que el capellan comprende y dice: 

No se preocupe sargento, lo primero es lo primero, ya tendremos tiempo de honrar a los muertos como debe ser.

luego observa alrededor y ve cuantos hermanos sables quedan en pie, son 8 contandole a el, es decir: Cleptus, Rennard, Czorf, Micah, Lukas, Praetus, Lucius y el mismo. No somos muchos pero deberemos ser suficientes para llevar la reliquia a un lugar seguro piensa Litilus.

Luego ve como abren las cajas de armas y municion, y ve todo un gran armamento, pero no podran con todo, asi que tendran que escoger, el ya llevaba antes de abrir las cajas, el Croxius, una pistola bolter, al cinto llevaba  también la Hoja de Caza de los Dientes, ademas de granadas (3Krack y 3Frag) y 6 cartuchos de munición para la pistola. Recordo que habia disparado el que tenia puesto, por lo que lo cambio por otro. Decidio que a pesar de haber bolters por el suelo, no lo intercambiaria por la pistola, ya que no podria enfundarla para usar el Crociux a dos manos, tendria que usarlo a una mano y eso no le gustaba, el daria a los Xenos con todo el poder del Crocius, por lo que no cambio de armas en absoluto.

Litilus observo como sus hermanos recogian el equipo y tomaba notas mentales de el y de lo que quedaba, mientras sus piernas protegian la preciosa caja encontrada.

Por eso cuando Lukas coge el Bolter Pesado, las 4 cintas y 4 granadas Frag y 2 Frak.  Litilus memoriza que aun le queda sitio para 2 cargadores mas aparte del cuchillo de los dientes de sable que llevaba al cinto.

Luego fue Lucius quien cogio el material, Bolter, lanzagranadas acoplado al bolter con 2 Frag, 2 Krak, 4Frag y 2 Krak y 3 cargadores de bolter + 1 perforante+1explosiva+1 incendario.  iba bien cargado, ademas noto que llevaba como casi todos el cuchillo de los dientes en el cinto

Despues fue Rennard, quien cogio el jet Pack, 3 Frag, 3 Krack, 3 cargadores de bolter y 1 perforante+1explosiva+1 incendario para su bolter especial. Litilus comprobo que Rennar habia llenado bien el cinto, aparte de llevar la espada sierra.

Aun faltaban Cleptus,Czorf, Micah y Praetus de coger manterial, por lo que dijo:

- Hermano Lukas, aun tienes espacio para algun cargador mas. respecto a los demas, creo que esos bolter deberian acoplarse con lanzagranadas y llevarnos toda la municion especial, el resto que no cojamos, como dice El sargento Cleptus, meterlo en en las cajas y nos lo llevaremos, ya que seguro que lo necesitamos, yo por mi parte cargare con el material de Raquel y estoy de acuerdo en que debemos alcanzar un puesto de comunicaciones cuanto antes, para informar de lo que guardamos y de como estan las cosas.

El sargento habia dicho que los tiranidos no atacarian a los hermanos presuntamente muertos, Litilus no sabia si lo harian o no, pero confiaba en el Sargento. Habia estado bajo su mando y era un hermano muy competente, asi que no puso objeciones, saco el rosario bendecido por el emperador y rezo unos salmos para protegerlos de todo mal y que su descanso fuera placentero y estable hasta que fueran recogidos.

Despues enfundo la pistola, el cuchillo, aseguro las granadas y los cargadores, cogio el Crociux y la caja de Raquel y espero a que los demas estuvieran preparados y con las cajas en la mano, cuando llego ese momento, dijo al Sargento:

- Sargento Cleptus, cuando quiera estoy dispuesto, de las ordenes de avance y la direccion en que debemos ir.