- No exáctamente, pero sí, tuve oportunidad de estudiar. Esa es tu opinión, no la de todos. El hará lo que tenga que hacer. - Miró a Rennard. - Cazador? Tenías grandes bestias en tu hogar? - Luego miró otra vez a Larkin. - Y acaso tú dejarás que se ría de tí? No te levantarás para enseñarle de lo que eres capaz? - Czorf creía haber comprendido, al menos en parte, las motivaciones de Larkin y su escala de valores. Además ese "y punto" le había molestado en cierta forma.

He estado callado y pensativo desde la ceremonia de la adivinación, meditando mucho las palabras que me dijo el Lexicanum cuando estuve frente a él. Tanto he estado que apenas me fijé en el nuevo lugar la que nos condujeron tras esto...

Cuando 'regreso', me acerco al resto de reclutas. que charlan entre ellos, y los saludo alzando y manteniendo a la vista la palma de la mano derecha

Saludos. Soy Graven, hijo de Gram

Si las hay Czorf, de hecho caze una de las más peligrosas y supongo que es por lo que estoy aqui, según cuentan las leyendas de mi pueblo.
Se acercan varios reclutas más, uno se presenta como Graven y otro con un aspecto más civilizado que se presenta como Hideus.
Devuelve el saludo a la manera de proceder de su clan, por lo visto ninguno parece ser de su planeta o con sus costumbres.
A mi me reclutaron en lo que ellos llaman Valista III... y de repente calla al ver que los demás empiezan a mirarle.

Las maneras extrañas de Rennard lo hacen parecer, tal vez, tosco ó primitivo... tal vez por la extraña pronunciación que le imprime al Gótico... sin embargo, todos tienen su forma extraña de hablar, lo suficiente para ser extraños como el que más.

Afuera es de noche ya, y por la puerta entra un gélido viento que rompe el silencio con su silbido. Varios se echan las mantas sobre los hombros mientras cae un incómodo silencio. 

Seguramente la mejor idea es dormir, pero todavía están muy excitados por los acontecimientos del día, aunque intenten disimularlo.

Estaba extenuado, los últimos 5 Km se me habían echo eternos, pero al fin podía descansar y comer un poco, el sargento hacia su trabajo, nuestro futuro seria duro y seguro que habría muchos cambios, pero eso me ilusionaba. Mi vida había sido un infierno y había sobrevivido sin ayuda, solo con un puñado de amigos desesperados al que llamaba familia, que no podría hacer con mi nueva familia de Marines Espaciales? ni en mis mejores sueños podría haber imaginado acabar donde estoy, no la cagare, me esforzare al máximo y apoyare al resto de la familia como siempre había echo, lastima que al final en el ultimo enfrentamiento quedaran tan pocos, solo pensar en mis compañeros muertos aun me duele. Tendremos  que empezar a ser una familia si queremos sobrevivir.

  Me centro en la comida mientras observo al resto, parece que todos estamos cansados, mas bien reventados, pero nuestras caras intentan ocultarlo, de repente un tal Larkin de un planeta primitivo es el primero en abrir fuego, aquel que la monto en la capilla, y un tal Czort le responde con un saludo singular, los saludos son diferentes, es normal, somos tan distintos. Despues se suman a la charla Graven y Rennard, asi que como ya me queda poco para acabar el plato me reclino hacia atras y digo. mientras levanto levemente la cabeza a modo de slaudo EH Futuros marines veo que todos os estáis presentando así que hare lo propio, Mi nombre es Litilus, antiguo miembro de una banda de la Subcolmena Ciudad Armetalica, en el planeta Escintila,  de donde sois vosotros? y mirando a Larkin, Yo también pienso que el sargento es duro, pero hace lo que tiene que hacer, ya que si seria mas blando no duraríamos ni un minuto fuera de aqui. y termino diciendo entre risas para hacer mas distendida la conversación  Yo prefiero que sea así, ya que todo lo que encontremos después nos parecerán damiselas, jejejejeje.

me sorprendo al conocer el planeta de uno de mis compañeros. Yo provengo de Inanna II, solemos mandar Cargamentos de acero, mármol y diamantes a vuestras fundiciones en Escintila... normalmente juraria que se manufacturán los mejores rifles laser del imperio del sector allí... pero tendrias que haver visto a un orco al que dispare antes de llegar aqui... el disparo laser le impacto de lleno y ni siquiera quemó un poco de su apestoso pellejo! y eso que he visto a hombres arder enteros de un disparo de esas armas...

Dejado llevar por la calidez de algo conocido he terminado sacando de nuevo el tema de los orcos... Maldita sea su raza, el emperador los aniquile a todos

ago una pausa...

Iah fue ciertamente un cabron retorcido... y Aectus parecia ser capaz de barrernos del mapa con tansolo fruncir las cejas... pero no puedo pensar en ninguna otra compañia junto a la que me sentiria más feliz de luchar por el imperio... las "damiselas" de ahi afuera probablemente tengan pesadillas más apetecibles que encararse en batalla con los dientes de sable...

Despues de comer y de saludar a otros muchachos que se unen a la conversación, escucho tranquilo mientras me relajo del excitante dia, y de intentar ver lo que pasara mañana, miro por las ventanas para reconocer un poco el terreno, y despues de un rato me tiro en el suelo con una de las mantas, un joven un tal Litilus me habla; la verdad que tiene pinta de pandillero, pienso con una sonrisa:

-Conozco a muchos de tu estilo, matones de sangre fria, un pandillero mas,supongo que tú seras diferente, si no no estaras aqui, si claro que Iah es un hueso duro de roer, lo que digo es que se aprobecha de sus numerosos implantes, en nombre del emperador es un marine, para él solo es un ligero paseo o es que no lo veis, me hubiera gustado verlo cuando llego, un puñado de musculos cagados de miedo igual que nosotros, jajajaja!! -una risa nerviosa- y ahora se cree muy duro.Lo que no tengo duda esque estamos echos de una pasta especial, todos nosotros, y ellos el capitulo, sacara lo mejor de nosotros. Pero nadie me quitara el gusto de pensar como quiero, y Iah es un cabrón sin escrupulos.

Mirando a Hideus con unsa sonrisa -una batalla ja!, creo que aun queda mucho para oler siquiera un arma, pero cuantame ¿as visto un orko? - para mi son casi cuentos de brujas, solo los conozco de oidas, asi que te miro con una mirada casi desencajada, con los ojos muy abiertos. Mientras me acomodo mas en la "cama" para ir cogiendo sueñito, pero la perspectiva de una historia sobre orcos me embelesa.

Y con estas charlas, por fin el cansancio los fue venciendo, para al otro día comenzar una nueva vida, como Neófitos Marines.

Los días pasan, las semanas y los meses también. Cuando quieren acordar, han recibido sus primeros implantes, dietas llenas de drogas para activarlos, sesiones de hypnoterapia, sus huesos y músculos han crecido hasta convertirlos en gigantes, dioses entre los hombres.

(Pendiente)

(pendiente)

No sé ustedes, pero es casi un buen momento para introducir un Capellán, verdad?

Si se animan a armar una historia conjunta, además del +2 a WP puede haber algo pequeñito... 

(Pendiente)

Rennard: Era +3 Int, fijate si lo has puesto bien.

Qué les parece...

Info: Confesor-Capellán Melchior, Octava Compañia.

Melchior acaba de tomar los ritos como confesor y todavía tiene un trecho por ganarse el Casco de Hueso, pero se dedica con fervor a su tarea: enseñar el Credo del Emperador a los Hermanos, escuchar sus confesiones, y aplicar castigos para purificar el Alma. Este Ciclo (año) se le ha asignado además instruir a los Neófitos, que necesitan aún más de las sabias palabras del Emperador para fortalecer su alma y soportar las duras pruebas que se vendrán.

Bajo sus palabras suaves, que no los engañe, el Confesor Melchior es implacable, un gran guerrero, inflexible en su postura dogmática.

Todo había sido tal y como pensó al comienzo, a su llegada a la Fortaleza-Monasterio... es más, había superado sus más locas pesadillas. Estos últimos dos años habían sido un infierno en cuanto a severidad y dureza.

Todas las jornadas era sometido desde altas horas antes del amanecer a entrenamientos increíblemente duros, bajo las peores condiciones a que nadie en sus cabales pudiera imaginar, con la idea de purgar a los no aptos y separar al trigo de la paja.

Graven no se dejó amilanar. Aún estando al límite, perseveró por continuar al pie del cañón, ya que, para alguien que venía de un mundo tan salvaje como el suyo, dar marcha atrás no era una opción. En los entrenamientos, combates y adoctrinamiento quiso siempre ir un paso más allá y darlo todo por lo que el delgadito chico llegado desde Aktemius IV hacía ya dos años empezaba a experimientar los cambios que, tarde o temprano lo convertirían en un Astartes.