Partida Rol por web

Alzando los labios de la parte superior, muestro los dientes y gruño. La furia sagrada me inunda, y ante la clara intencion de los goblins de destruir cuanto alcancen, me lanzo a por ellos sin dudarlo un solo segundo. A pasos agigantados, dejando que el peso de mi cuerpo, la armadura y las armas hagan el sonido propio de un regimiento de caballeria en carga, para atemorizar a los goblins mientras avanzo hacia ellos. Pero esta vez, no lanzo mi hacha contra el mas cercano.

Viendo como estan agrupados, me paro en seco, y algo en mi se enciende, como si fuera a vomitar, y alzo la boca, a una distancia de bocajarro, escupiendo llamas sobre el grupo de goblins, creando un torrente de llamas, propio de la furia de Bahamut.

El eladrin se mueve rápidamente, desenvaina su ballesta de mano y observa el combate para ver como el dracónido hace caer varios goblins con su aliento de herencia ancestral, bonitas son sus palabras pero terrible es su aliento.
Avanza hasta situarse delante de Astarté para protegerla. Desde la distancia intenta ver que enemigos son la mayor amenaza para el grupo y en especial para Astarté, y dispara al goblin cortador más cercano al grupo (el que está al lado de los goblins combatientes cerca de Agakor) mientras hace malabares con la ballesta impresionando a sus enemigos e impactando contra su blanco elegido aunque no consigue hacer todo el daño posible al no acertar ningún punto vital aparente, aunque quizá sea necesario para terminar con la deplorable vida de ese ser nefasto que no merece más que ser eliminado sin ningún sentimiento

Los goblin combatientes a causa de la ferocidad del ataque del dracónido , lanzan sus jabalinas con la misma ferocidad causándole un gran daño y siguen hacia adelante.

Los goblins cortadores rodean a Agakor y atacan con sus espadas cortas , la gran armadura del dracónido hace que solo dos goblins impacten causándole un tremendo  daño que lo deja maltrecho.

¡Agakor! El dracónido se encuentra rodeado y herido. Las facciones de Astarté se endurecen y se aparta ligeramente para no ser obstaculizada por nadie. De su vara surge un látigo de espinas que fustiga a uno de los goblins.

De las manos de Astarté salen unas enredaderas con espinas que fustigan y apresan a uno de los goblin cortante con tanta fuerza que lo mata en el acto.

La noble acción de Agakor tiene sus frutos , dando tiempo a los aldeanos de huir sin ser atacados.

El Goblin maldecidor mueve su Cetro , y de repente Agakor siente un terrible daño cayendo inconsciente y en estado moribundo.

Kendal no da crédito a lo que ven sus ojos. Agakor moribundo en el suelo, maltrecho y mal herido. El guerrero muerde fuertemente su labio lleno de rabia y maldice una y mil veces a aquellos goblins que han dejado a su compañero y amigo en ese estado.

El guerrero se dirige rápidamente hacia delante, para posicionarse lo mas cerca de Agakor y junto a un goblin al que ataca sin piedad con la intención de acabar con el.

Rena no pudo evitar sentir un placer casi orgasmico cuando vio caer al dracónico... para ella la muerte era casi fetichista puesto que ver caer a alguien en combate generó tal placer que no pudo evitar querer ver más sangre y muerte por doquier.

Tomó de su pecho un orbe pequeño y dijo unas palabras en voz baja (Romulus instancti direstum fuegulus), sus ojos destellaron un segundo y un pequeño río de lava rodeó al goblin combatiente más cercano a ella... prendiendo fuego todo lo que sea combustible a su alcance... miró la situación con placer, esperando que el goblin que se encontraba al lado también ardiera.

Él Feroz combate se había desarrollado con Agakor el iluminado escupiendo fuego a los goblins , haciendo muestra de su herencia dracónida.

Algunos de ellos murieron , pero ésto no hizo a los goblins amedrentar sino que atacaron con la misma violencia al dracónido dejándolo inconsciente y moribundo. 

Pero el dracónido vino con compañeros que fueron mermando la ofensiva goblin.

Segundo Asalto

 Se les presenta a los héroes dos dilemas :

- ¿Conseguirán salvar a Agakor el Iluminado de las garras de la muerte?

-¿Cómo se las apañaran ante los mortíferos ataques del Goblin maldecidor?

Todo esto y mucho más en el "segundo Asalto"

El gran impacto que sufre el goblin combatiente por el fuego mágico de Rena, lo deja bastante maltrecho. No obstante a causa de la suerte , de su piel , de su fortaleza o no se cuantas cosas más el líquido que debería arder en el cuerpo del goblin se extingue al momento .

Viendo como todo sucedía velozmente ante sus ojos y moviendo la cabeza cuando ve caer al dracónido confirmándose sus sospechas sobre la inexperiencia del paladín en el mundo real, y viendo como el otro dracónido se quedaba congelado sin hacer nada ante la presencia cercana de dos goblins amenazadores. Dashean se mueve para tener una mejor visión del goblin que parece el líder, aquel que había dado el golpe de gracia a Agakor, iluminándolo del todo, y apartándose de los dos goblins que se habían acercado al grupo en el asalto anterior. Luego con su ballesta dispara mientras realiza acrobacias para despistar a su objetivo, el goblin maldecidor, con destreza y mucha puntería alcanza la base del cuello del goblin que salpica gran cantidad de sangre pero parece que aún no muere. Dashean saca fuerzas de su interior viendo que la situación era muy complicada para sus compañeros de viaje y vuelve a lanzar un virote, pero esta vez su destreza le juega una mala pasada y no alcanza a su objetivo. Una lástima.

Los dos goblin combatientes corren hacia la tienda  "CURIOSIDADES GARWAN".

- El goblin combatiente herido por Rena le clava una mirada de desprecio y desesperación. Mientras  la mirada del compañero representa odio y venganza.

Los goblins cortadores rodean a Kendal Luz del Norte asestándoles certeros espadazos. El campeón ante los rápidos acontecimientos no le dio tiempo a sacar su escudo pagándolo con sangre.

Astarté comienza a andar tranquilamente aunque su rostro muestra una fría furia. Mientras lo hace su cuerpo comienza a cambiar. Mira al goblin maldecidor. Simplemente le mira pero los efectos son claros. El enemigo comienza a dolerse mientras se acerca tambaleante, por lo visto de un modo ajeno a su voluntad.

El Goblin Maldecidor siente como una bestia primigenia, inunda su alma con su intensa mirada provocándole un poderoso ataque psíquico, a la vez que se siente subyugado en ir hacia ella.

Cuando pensaba lanzar su potente ataque contra Kendal Luz del Norte, cambia de objetivo al verse atacado por un rival muy peligroso , utilizando su poder hacia la druida dejándola cegada en el acto.

Los aldeanos siguen alejándose del combate de manera exitosa.

Kendal se ve rodeado por los goblins antes de poder si quiera equiparse con su escudo para intentar repeler los fuertes ataques a los que es sometido. Rápidamente su cuerpo empieza a llenarse de profundas y dolorosas heridas que no hacen mas que enfurecer al guerrero.

La batalla se complica por momentos, Kendal mira a su alrededor, a sus compañeros observando como sus compañeros intentan también defenderse del ataque de esos  mal nacidos goblins.

A unos les va mejor que a otros, pero no puede evitar mirar hacia su compañero Agakor. Nuevamente una sensación de coraje y rencor hacia los goblins hace que este vuelva a atacar ferozmente a uno de sus enemigos.

Con un enérgico movimiento de espada, lanza su ataque contra uno de los goblin que le rodea. 

Agakor habia luchado valientemente contra cuantos enemigos se habian puesto a su alrededor. Habia permanecido en pie, apretando los dientes y apartando a golpes cuantos enemigos se habian abalanzado contra él. Habian atravesado su armadura, sus escamas y su voluntad. Pero habia permanecido en pie... hasta que finalmente, un cobarde goblin, que no habia tenido el valor de acercarse a el, hace que se le nuble la mente. Las heridas, que sangran de forma abundante, sumado con aquello que Agakor no llegaba a entender, hicieron que comenzara a perder la consciencia.

El silvido que le ensordecia era horrible. El sabor metalico de la sangre en su boca, y la vista que se nublaba con una extraña sensacion de luz. Clavó la rodilla en el suelo, manteniendose firme, aun cuando mi voluntad le habia abandonado. Y finalmente, cuando ya no era consciente de si mismo, ni de lo que sucedia a su alrededor, acabo por dejarse abandonar a la voluntad de Bahamut. 

Cayó de bruces al suelo, aun con el hacha agarrada, y con la mano libre, arañando la tierra, presentando su furia e ira sagrada, incluso cuando estaba incosciente.

Ahora solo cabia esperar que el tiempo que había ganado salvara a inocentes. Que les diera tiempo a sus compañeros para actuar, y con un poco de suerte, arrancarlo de las garras de la muerte, que parecia reclamarlo.