Partida Rol por web

¡Maldita abominación!

Con su agudeza mental, el wilden reaccióna, incluso, casi antes que Harzak ante su intento de huida y velozmente se coloca en medio de su camino al piso superior. Sin perder un momento, renueva su vínculo mental con el humano y vuelve a recubrir su cuerpo con su escudo mental mientras realiza un tajo vertical de abajo a arriba con su espada larga.

-Donde está Darl? contesta y podrás salir vivo de aquí!

 Jerra sigue intentando socorrer a su compañero.

Parece que por fin detiene las heridas de sus compañero.

- Ufff. parece que por el momento no se va a morir.

¡No, horrible demonio, no me mates! - con la rodilla en el suelo, el exhausto bárbaro levanta la mano intentando evitar que el wilden se pueda acercar a él. Casi tumbado en el suelo, Harzak empieza a recular para alejarse de su hostigador, sintiéndose como un ratón que está siendo arrinconado por un gato. El derrotado bárbaro alterna su desorbitada mirada entre el enorme wilden y las imposibles vías de escape.

¡¿De qué me estás hablando?! ¡¿Quién es Darl?!

El wilden pone una expresión de enfado mientras apunta con su espada a la cabeza del bárbaro.

-No juegues conmigo sucio bandido. Suelta tu arma y vamos para abajo donde podamos hablar con más calma. Y ni se te ocurra jugarmela o no tendré compasión. Dime ahora mismo que sabes del paradero de Darl Mills, el hijo del herrero de Loudwater. Sabemos que últimamente se ha juntado con vosotros.

El bárbaro bajó las escaleras como pudo, más a trompicones que andando, sin dejar de hablar por ello:

¡¿El hijo de quién?! ¡¿Del herrero de Loudwater?! ¡¿Pero para qué buscáis a ese patán?! - Harzak no terminaba de entender el porqué esos forasteros se habían presentado en un lugar como Llorkh matando a quien se cruzase en su camino solo para encontrar a ese tipo -¡No sé donde está, os lo juro! ¡No lo sé ni me importa! ¡Ese inútil se pasaba todo el día merodeando por aquí para que le aceptáramos en la banda, pero no valía ni para limpiar las letrinas!

Las heridas en el cuerpo del bárbaro manaban sangre en abundancia y el hombre a cada segundo que pasaba estaba más pálido. Ante las amenazas de Kettenbar, no por eso dejó de hablar:

¡Espera, espera...! Creo recordar que algunos de mis hombres le mandaron ir hacia... las Montañas de los Picos Grises, hace unos días... Sí, cerca del Salto del Grifo - la mirada de Harzak se perdía por momentos. El desangramiento hacía mella en sus fuerzas - Mis hombres habían encontrado la entrada de una... cueva desconocida... pero no habían tenido tiempo aún para examinarla... Lo mandaron allí... para sacárselo... de encima...

El bárbaro terminó desplomándose inconsciente en el charco de su propia sangre.

-Jerraa! Como estais, como está Tobias?- Grita a su compañera mientras inspecciona al bárbaro para saber la gravedad de sus heridas y se las atiende.

Tobias se levanta del suelo ligeramente mareado y totalmente cansado.

¡Dioses! Que varapalo que me han entrado. - Da un vistazo a su alrededor para comprobar si están en condición de ganadores o perdedores. - Veo que habéis hecho rápida cuenta de estos bastardos.

¿Habéis localizado a ese mamarracho que hemos venido a buscar?

Como si lo hiciera para quietarse la mala sensación de la inconsciencia, Tobias saca su odre y le da un buen trago, ofreciendo un poco a sus compañeros.

Luego, un poco mas repuesto, aprovecha la ocasión y el lugar para llenar de nuevo su odre de vino con lo que tenga a mano en esa extraña taberna.

 Jerra observa al recién incorporado. Y contesta al Kettenbar:

- Me parece que su sed por el vino le ha de vuelto a la vida. No gracias Tobias lo unico me produciria eso ahora no seria digno de una señorita.

El semiorco sonríe.

Bueno, eso no es necesario que seas una señorita. - Y le guiña el ojo.

 Le golpea con muy poca delicadeza en el hombro.

-Si parece que ya se a recuperado del todo. 

-Y que has descubierto kettenbar?

Al darse cuenta que la conversación que mantiene con su compañero parece se a grito pelado. Confiesa ha Tobias.

-Si al final tendras razon...

Apto seguido se dirigue al piso superior.

Kettembar tras tratar las heridas de Harzak se acerca a sus compañeros y les cuenta lo que le ha dicho el bárbaro mientras bajaba las escaleras.

-Me alegro que estés bien Tobias, me tenías preocupado- le dice primero al semiorco- Harzak antes de desmayarse me ha dicho que sus compinches mandaron a Darl a las montañas de los Picos Grises, cerca de Cima del Grifo. Según el bandido encontraro una cueva inexplorada y lo mandaron allí a que investigara. Deberíamos ir hacia allí lo antes posible, antes de que se meta en más lios.

Bien. - Sonríe Tobias. - Entonces saqueemos todo lo que podamos y partimos hacia allí.

Voy a buscar a los caballos, vosotros preparad los toneles de vino.

¡No podemos dejar ese tesoro sin atención!

Antes de salir de la taberna podéis escuchar al semiorco murmurar.

Seremos los héroes del gremio cuando nos vean llegar con el vino.

Kettenbar está a punto de reprimir al monje al escuchar lo de saquear, pero al escuchar que se refiere al vino, sonrie y le ayuda con los toneles. (Por que nos llevemos un poco de vino no pasa nada.) Luego deja una nota sobre el pecho de Harzak diciendo:

-Nos hemos llevado un poco de vino, espero que la próxima vez que vengamos a preguntar algo, el recibimiento sea más acogedor y podamos compartir el vino en vez de tener que llevarnoslo a casa.

Firmado

Horrible Demonio

¡O venga! - Protesta el hombre verdoso hacia Kettenbar. - ¿Que son esas miraditas?

Nunca se sabe quien de estos tíos podía tener algo de valor.