Partida Rol por web

Jamal mira a sus compañeros trepar.

- Sois mucho mejor escaladores de lo que decíais - sonríe.

Una vez suben al perro, cojo el cabo de la cuerda que han vuelto a lanzar.

- Bueno. Ahora yo, a ver que tal va.

Asciendo grácilmente, como si fuera un papel elevado por una corriente ascendente, casi sin dificultad. Cuando llego arriba lanzo la cuerda a Jono para que sigan subiendo.

- Allá va!

 Jono mira la cuerda con cierto desdén, recordando que nunca ha sido especialemtne hábil trepando.

 Se quita el peto de la armadura, atándola junto a la mochila al extremo de la cuerda y empieza a trepar por la cuerda, gracias a la cuerda sube mucho más fácilmetne de lo que hubiera pensado. Una vez arriva suve su equipo tirando de la cuerda y la suelta para que suba Omar.

 Mientras otea el horizonte en busca de lo que puede haber causado e lmalestar de Jamal se va enfundando de nuevo la coraza.

Omar agarra la cuerda casi sin pensar y antes de que se dé cuenta ya se encuentra arriba.

- Mmm.. parece que estamos todos.

Recojo la cuerda, la enrollo y hago un nudo para acabar entregándosela a Jamal.

- Toma, es tuya. Nos ha sido de gran ayuda... oh dios! Tengo los pies enfangados!!

Después de recuperar el poco aliento perdido tras la escalada partís hacia el corazón del bosque. Una sensación extraña invade vuestra entrañas. Parece que se puede oler el peligro, ver la sangre y escuchar la amenaza. Una cada-vez-más-espesa niebla hace de cortina intermitente en vuestro campo visual. Caminais sin oír vuestro propio ruido, sólo el latir de vuestros corazones y el aleteo del pequeño músculo de Rantamplán. El aire os pesa dentro de los pulmones. Olores a amárgo y salado exploran vuestras fosas nasales. Extrañas ilusiones sombrías subterfugian movimientos veloces a vuestro alrededor.

Sentís que os meteis en la boca del lobo...

 Jono busca rastros, a ver si detecta huellas o restos de animales, en especial grandes depredadores.

 - Estamos siendo vigilados- dice, medio agachada leyendo los rastros, con la melena pegada a la frente y al cuello ante la pesada niebla.- Estad atentos.

 Rantanplan se mantiene pegado al muslo izquierdo de Jono, intranquilo, olfateando el aire.

Jono, con atenta mirada en el suelo descubre algo.

Se trata de un rastro, una huella enorme (medio metro de longitud). Debia ser un animal MUY grande, con tres dedos en los pies.

 Jono pone rostro ensombrecido.

 - La criatura que ha dejado este resro es un animal formidable, por el tamaño y profundidad de la huella parece ser una criatura de gran tamaño... posiblemente bípeda... como los reptiles que nos atacaron ayer, pero más grande, dudo que criaturas como esta vayan en manadas...

Jamal se queda callado, mirando la huella con atención...

- Bueno, por lo menos debería ser fácil de ver.

 Jono continúa con semblante serio.

 - En efecto es enorme, y si estubieraos en campo abierto lo veríamos... pero aquí nos cuesta ver más allá de diez metros... y con esta niebla, menos aún. Tenemos que ir con extrema precaución.

 Jono contempla al grupo y el equipo que lleba cada miembro.

Miro la huella con suma curiosidad esas huellas deben de ser de un carnívoro, pero creo que si habría pasado hace poco, habría un camino entre la espesura de árboles y arbustos arrasados.

Pero por si acaso me he equivocado, será mejor estar preparados.

Jamal toca sus armas inquieto.

 - Avancemos con suma cautela, compañeros. 

 Sin más Jono se pone en marcha en primer lugar, atenta a cualquier dato que le pueda revelar la naturaleza a su vista y oido.

La espesura del bosque hace que el tiempo se ature. Los rayos de sol no alcanzan su mayor plenitud dentro de la jungla, con lo cual, todo obtiene un tono oscuro y siniestro. No teneis concepción de la hora, almenos por el ángulo e intensidad de luz.

Las plantas parecen tener vida própia. Se mueven, respiran, hacen ruidos. Teneis la impresión de que os observan pero no podeis discernir si son ojos ajenos o las própias plantas.
El ambiente se carga. Os cuesta respirar; hay una humedad casi mágina en el espesor de la niebla que os rodea. Pequeñas gotas se condensan en vuestra piel. Sentís confusión, frío y calor.

Jono y Crumod se han percatado de sombras humanoides tras las plantas, aunque demasiado tarde desgraciadamente. Teneis los cuerpos repletos de
dardos. Caeis desplomados, inconscientes y vivos.
 

Poco a poco os vais despertando. El efecto del somnífero caduca y vuestra cabeza os hierve en una tremenda resaca. Estais maniatados, de hecho, colgados boca abajo (como un jamón ibérico) de pies y maniatados.

Estais en una habitación de piedra. Es un lugar fresco y muy húmedo, pues podeis incluso oír el sonido coordinado de los degoteos esparcidos. Hay cuatro pequeñas antorchas encendidas en cada esquina de la habitación que generan una luz ténue y naranja. Hay una puerta de madera y oro con unas grandes rendijas para la evidente tarea de vigilancia.

De momento, no oís ni veis a nadie.

Muy bajito Jamal susurra:

- ¿Estais conscientes?

Yo estoy consciente y bien. ¿Alguien sabe que es lo que ha ocurrido y en manos de quien estamos? digo entre susurros.

-wooogh... mi cabeza da vueltas... Dice un Crumod aun desorientado...
-Lo último que recuerdo es ver unas figuras entre la maleza...

 La primera reacción de la joven Jono, nada más abrir los ojos es mirar por todos los rincones a rantanplan, su fiel compañero. Zarandeandose un poco con los movimientos para ver toda la habitación en su busca, con la mirada.