Partida Rol por web

Subo hacia el dormitorio, todavía simulando no estar muy lúcido.

CHAMBERLAC:

Llegas a la puert del dormitorio. Está entreabierta y por la abertura se filtra la luz de un candil.

LESNIAK:

Has empezado una "amistosa" partida de cartas con dos labradores (a los que piensas esquilmar) cuando se abre la puerta de la sala y entran unos soldados españoles, muy cachazudos y vocingleros.

estoy hablando con mis futuras vicitmas y haciendo bromas para que puedan estar mas comodos...pero al ver entrar a los 2 españoles se me hela la sangre y me levanto señores me disculpan tengo que ir a ya saben donde jejeje..sigo bromeando para que no duden de mi y me voy donde no me puedan ver los soldados y lso pueda reconocer

Cita:

Abro la puerta y miro en busca del teniente.

LESNIAK: Dejas el comedor y te mueves hacia la otra salida. Da a una escalera y a una puerta de salida. Pero la puerta está cerrada.

CHAMBERLAC:

La cama está vacía. pero si hay un individuo que parece uno de los soldados rcien llegados (desastrado, bjito, aspecto mezquino) revisando sus cosas, puestas en una silla.

Saco el sable y arremeto contra él sin decir palabra.

Maldiciendo su suerte negra, Marcel lse escurre por los callejones. De todos los sitios por los que podría haber ido hasta la casa del cirujano, tuvo que escoger justo por el que una recua de borrachos volvía de la fiesta. Vaya pérdida de tiempo. Por suerte, pudo ver de refilón que por lo visto Chamberlac había logrado deshacerse de los soldados y se dirigía hacia allí. Bueno, las cosas no tenían por que ir tan mal dadas entonces...

Tan silenciosamente como puiede, se escabulle por las calles. Si los españoles están aquí, también lo estarán sus caballos. No debería ser difícil volver al plan original y coger caballos para todos... y probablemente también espantar a los que queden. Toidavía tendrán suerte. Otra cosa no, pero estos comedores de ajos tienen buenos caballos, sobre todo en el sur. Otro gallo les cantaría si sus soldados fueran la mitad de buenos que sus monturas, y no fuese el asno montando al caballo, y no viceversa.

al ver la puerta cerrada intento con un gancho poder tener suerte y porder forcejear la puerta mientras pienso otra forma de irme sin ser obvio

MARCEL:

En los establos, los caballos de los "suizos" están descansando tan tranquilos. Les han quitado sillas y equipos, así que se perderá un tiempo poniéndolo de nuevo en su sitio.

En este momento oyes a tu espalda una voz femenina:

- ¡Oh! ¡Aquí estáis! Cuan ruin sois, atrayéndome al establo con vuestras tentadoras miradas... Pero me entrego a vuestro diabólico encanto. ¡Soy vuestra!

CHAMBERLAC: Tira el daño: con más de 10, lo finiquitas.

Jean-Baptiste tira un sablazo al español, impactando bien pero lejos de ser un golpe mortal.

Merde alors... tenía que ser precisamente ahora...

Marcel se vuelve, su rostro perfectamente transformado en una sonrisa llena de desafío y fuerza varonil, una mirada canallesca que ha vuelto loca a más de una dama de las de mucho recato, y que, aunque esto no lo saben ellas, no es muy distinta a la torcida sonrisa mortífera que muestra en lo profundo del combate contra el enemigo.

No soy diablo alguno, ma belle Margarita...  aunque mi pasión queme igual, y mi amor sea tan recio como el mismo tridente del maligno. Pero eso ya lo sabíais vos, mi tierna e inocente dama, ¿o acaso no es por ello que estáis aqúi?.

El cerebro del húsar está trabajando a toda velocidad. Sabe que no tiene tiempo, no para esto, no ahora, pero da lo mismo. Las palabras ya se le escapan de los labios por más que quiera obligarse a cerrar la boca y el corazón... o quizás algo que no tiene mucho que ver con el corazón, por más que digan algunos.

Rapidez... o lo hago o no lo hago... pero en ambos casos hay que ser rápido y directo... saloperie... por qué en éste preciso momento...

Por primera vez en mucho tiempo se siente entre dos tierras, y duda de que hacer. El está lejos de peligro, por ahora... pero Chamberlac, y todos los demás, dependen de el. Ya no es  su seguridad, si la fastidia pueden morir todos aquí.

Y por otra parte... ¿cuántas veces se ha enfrentado con la risa en los labios a la muerte a manos de algún furioso amante, marido o padre, algunos de ellos nombles poderosos, por robar el tierno fruto de una joven como ésta, dulce e ingenua?.

Asi pues... por qué fingir. Para qué alargar nuestra tortura con palabras vacías y los torpes ritos de un cortejo que nuestros cuerpos ya han hecho por nosotros... Sabemos lo que ansiamos, y está a nuestro alcance, es nuestro. Tomemoslo.

Como ese cabrón de Armand se esté tirando a la españolita, yo... se la corto y se la tiro a los perros, piensa de Chamberlac al ver que: a) no ha conseguido tumbar al español al primer sablazo; y b) Marcel tarda más de la cuenta.

- ¡Oh, sí!- exclama la contentísima condesa del Tomellar, que se arroja (deja caer) en tus brazos Tan estupefacto está Marcel que casi la deja caer al suelo.

LESNIAK: Oyes voces acercándose a tu posición. Suenan airadas. Finalmente, pero, consigues forzar la puerta. Más allá, hay una callejuela sucia que conecta con la calle principal por un lad y por la otra con la tapia de un huerto o jardín.

El español suelta un grito de dolor cuando la hoja del sabre, que debería haberle rajado el cuello, solo le da un beso rojo a lo largo de la espalda. Con un chillido, se gira y mira con ojos desorbitados de terror al feroz husar. De un salto, intenta tirarse por la ventana.

CHAMBERLAC: Tira Destreza (1d20+Destreza) a Dificultad 16. Si lo consigues, ganas iniciativa y puedes actuar primero.

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