Partida Rol por web

Zaramama se apartó a un lado cuando vio al guardia encarar hacia la puerta ignorando la advertencia que había lanzado en forma de pregunta.

Las consecuencias no se hicieron esperar y con un cierto regocijo, vio cómo el persa perdía su mano. No es que disfrutara con el sufrimiento ajeno. Simplemente volvía a tener razón, tal vez ahora comenzaran a confiar en ella un poco más.

-Rápido anciano. Si hay alguien aquí que debería poder detener esa hemorragia ese eres tu. Deja de contemplar la nada y ayuda a este irreflexivo hombre.

Su tono era autoritario. Al parecer, la mujer estaba acostumbrada a mandar.

Ansobert reacciona al instante. Mete la mano en su morral y saca unas hierbas de olor sumamente agradable, se las mete en la boca a Conrad

- Mascalas, pero no te las tragues. Espero que te guste el opio.

Rápidamente se rasga un trozo del bajo de la tunica y le ata fuertemente el antebrazo a la par que se lo levanta para que la sangre le cueste mas salir y evitar una muerte por desangramiento.

 Pollux, ante el inesparado devenir de la escena no puede evitar dar un respingo ante las consecuencias de actuar de forma irreflexiva y descuidada en este mausoleo... MIERDA! Pero lejos de amilanarse acude para ayudar en lo que sea posible, en sostenar al persa, o acomodarlo en alguna posición, siguiendo las pautas del anciano.

Johannes se queda paralizado por la situación, en menos que canta un gallo una mano sale volando.

¿Por qué Conrad no pudo esperar?

- Viejo, soluciona el problema ahora mismo. Pollux, tú atiende al viejo y ayudalo en lo que haga falta. Zaramama, inspecciona las puertas, Chike ayúdala. No debemos perder tiempo.

Ansobert comenzó a manipular el muñon del manco, gracias a la magia intentó detener la hemoragia a la par que hacia que la piel se cerrase sobre donde deberia estar la mano

- Ya habra tiempo de implantarte algo mas creativo, claro que a lo mejor te puedo injertar una espada corta si lo deseas.

Mientras Ansobert se encargaba de sanar al guardia amputado, Zaramama se encaminó hacia las puertas a examinarlas. No tenía nada que hacer en el cuidado de Conrad y no le gustaba permanecer mucho tiempo inactiva.

 El arquero saca su odre, lo descorcha, y se lo ofrece a Conrad. Tanta pérdida de sangre lopuede dejar debilitado.

 - Toma, bebe abundantemente, necesitas recuperarte.

El conjuro hace brotar de la herida de Conrad unas luces de colores, que se funden en un muñón perfectamente cicatrizado, pero de apariencia mutacionalmente horrible. La herida ya no es un problema y Conrad sólo se siente un poco mareado.

Zaramama observa las otras dos puertas. Su percepción para este tipo de casos no le otorga margen de error alguno, en las otras dos puertas hay el mismo mecanismo trampístico, una plancha de metal fino en la puerta libera el resorte de la cuchilla al mas minimo movimiento de presión. Hay que tener cuidado.

Por su parte, la puerta de la derecha está abierta, en efecto, pero a qué precio.

si, hay bastantes sillas, de madera repujada. A demas, reparais en el hecho de que hay comida a raudales... estofados de carne humeante, ensaladas, frutas frescas, todo un buen banquete...

Pd: Pobres sillas... No creo que me duren mucho

 Pollux toma una de las sillas y la acerca a una de las puertas cerradas, con las patas hacia la puerta y sujeta, de forma que deje el cuerpo lo más lejos posible de la puerta (y la trampa).

 - Tal vez con la silla podamos activar con seguridad las cuchillas y dejar, de este modo, desarmadas las trampas.

 Dicho eso hace presión contra la puerta y siente como la cuchailla, da un fuerte impacto seccionando dos de las patas de la silla y rompiendo las otras dos. Suerte que no era yo...

Prefiero no ser yo el que se acerque a esas trampas, ni con las sillas...

Queda quieto a la espera de las órdenes de su señor.