Partida Rol por web

Con la animada charla en el coche el tiempo pasa volando, y antes que os deis cuenta el cochero detiene la marcha en la dirección que se le ha indicado.

La calle está particularmente vacia, pués nadie saldria en un barrio residencial como este hasta la madrugada, máxime cuando hay zonas entre la City y Crystal Palace aun por iluminar.

Desde el coche, podeis contemplar una casa sin nada en particular, con el número 12 en un deslucido bronce a un lado de la puerta de entrada. Al lado de esta, la puerta de la cochera permanece bien cerrada y la oscuridad saluda desde las ventanas del piso superior.

Bajo del coche con energia, y mientras espero a que bajen los demas observo el edifico, tratando de ver si hay algun fuera de lugar, o quiza alguien agazapado en la oscuridad, observandonos.

Mientras observo cada detalle me aproximo a la puerta, y compruebo que este cerrada.

Todo cerrado señor Claxton y todo en orden, salvo los restos de una huella aun humeda en el último escalón de la entrada.

Observo la huella para saber en primer lugar si entra o sale, pero en la medida de lo posible me fijo en la forma para saber si el zapato es de hombre o mujer (segun el tacón), y en el tamaño para saber si es de alguien alto (si es grande será alto).

El pie tiene un tamaño aproximado al suyo, es zapato de hombre y la punta del mismo apunta hacia la puerta, pero bien podría ser de alguien que simplemente se ataba el zapato en ese escalón.

Me quedo a unos pasos de la puerta mientras observo a mis compañeros bajar del carruaje, mientras con una sonrisa añado:

- Bueno, me parece que me he dejado las llaves

Observó la puerta, y luego a Claxton cuando bajó. Ya tenía claras cuales eran las habilidades de los demás, excepto las del señor Kwanon, aunque esperaba enterarse pronto. Bajo después, y ofreció la mano cortesmente a la señorita Wytham para que bajara después, apoyando la otra en su bastón.

Cuando liberó el uso de la mano izquierda, ya abajo la dama, buscó y sacó algo del bolsillo de su levita. Algo que lanzó al señor Claxton en una párabola clara y lenta, acompañada de un tintineo.

-Pruebe con estas.

Las llaves que le había dado el general.

Con las llaves que me lanzo el coronel, abrí la puerta despacio, y entre en el recibidor.

Una vez dentro, observo a mi alrededor y el suelo para ver si hay mas huellas.

Si, las hay, incluso se puede ver el torpe intento de ocultarlas, la moqueta no deja duda que probablemente sean unas botas.

Me alejo de la puerta tratando de que le escasa luz de la calle no quede a mis espaldas delatando mi posicion, y con sigilo y esfuerzo trato de seguir la direccion de las huellas buscando al autor de las mismas que seguramente seguira dentro.

Baja el penúltimo del carruaje, tras Christine, dejando al científico a sus espaldas.Sus compañeros actuan rápida y ya son capaces de acceder al interior de aquella oscura casa, que a primera vista parecía dar escalofríos con ese aspecto tétrico y oscuro.Entra en la casa tras Claxton ayudándose de su bastón, observando todo lo que le rodeaba por si podría encontrar alguna pista interesante.

Al notar la llegada de Edward me vuelvo hacia el en la oscuridad, y pongo el dedo indice sobre mis labios. Una vez estoy seguro de que me ha visto le hago un gesto con la mano para que espere, y por ultimo señalo el suelo de la entrada justo donde el se encuentra.

Parpadeó, inquieto. Claxton no avanzaba, y el general había hablado de "trampas mecánicas", o algo parecido. Miró al "inmortal", e inquirió con cierto apremio:

-¿Trampas, señor Claxton?

¿Porque no anunciamos nuestra llegada con un baile?

Negue con la cabeza, y me incorpore abandonando mi intento de ser sigiloso.

- No, coronel, solo ocurre que alguien esta en la casa. Puede ver sus huellas en la entrada, aun humedas, es decir, recientes. Habia pensado tratar de encontrarle antes de que el nos descubriese a nosotros, pero sospecho que ya le habra oido. - Me volvi hacia la pared buscando alguna lampara de gas que pudiese encender - Espero que quien sea que se nos ha adelantado tenga la amabilidad de salir a dar la cara.

Como toda respuesta a las palabras de Claxton podeis oir claramente como se abren los postigos de una ventana y el sonido pesado de alguien que salta sorbe el tejado y maniobra torpemente por el.

- No esperen que sea yo quien me lance a correr tras el sujeto. Si alguno quiere detenerlo adelante. - digo mirando a mis compañeros - Mientras tanto dare un vistazo por la casa.

Haciendo caso omiso del fugado, observo la estancia buscando algo de interes, como agendas, cartas y demas.

Se había quedado un par de pasos por detrás de los caballeros en compañía de Goliat que, como el guardián que era, estaba atento a cualquier sonido y/o movimiento a su alrededor. Olisqueba el aire y algo similar a un gemido salió de su hocico en el instante mismo que el sonido de los póstigos de una ventana al abrirse llegaba a oídos de la mujer.

-Ssshhh... callado -susurró al can previendo que éste fuese a ladrar.

Alzó la mirada hacia el tejado calculando en silencio la distancia de éste con el suelo y, aprovechando que los hombres no la observaban, alzó la falda lo justo como para hacerse de la pistola con culata de marfil que llevaba sujeta a la pierna.

-Coronel, le encargo a Goliat -dijo por lo bajo acercándose a él lo justo para que la oyera e ignorando el comentario de Claxton-... Hay un tejado al que debo subir -añadió sin perder la compostura y llevando el dedo al gatillo- y un intruso al que capturar.