Partida Rol por web

Jon miró preocupado a su primo.

- A mi tampoco me gusta esta situación...Ni tampoco el trato hacia Aryan y Darina.- se giró y empezó a andar al lado de William.- Tendríamos que ir a la posada dónde se hospeda tu madre junto algunos de los guardias de mayor confianza, está en la otra punta de la ciudad, cerca de una de las grandes puertas, iremos más rápido por el Lecho de Pulgas.

***

El hombre gordo y calvo sonrió.

- ¡Pero si es Aryan Tilverton!¿Que está haciendo por estos sitios oscuros milady?¿Se ha perdido?- preguntó con una media sonrisa en el rostro.- La puedo acompañar a sus aposentos si lo desea... ¡Pero qué modales los míos! Perdonadme milady, soy Varys, el consejero de los rumores de su Majestad.- Varys se acercó a Aryan.

Me giro hacia mi primo y le digo:- Que trato reciben Aryan y Darina?, y de parte de quien?, Por que mi madre se hospeda en una posada? esta camuflada o se nota quien es?. Mientras Jon responde a sus preguntas van en la dirección que marca este ultimo a reunirse con su madre. por el camino le comenta que mataron a un hombre en el castillo que debía acompañarles hasta aquí y que se disfrazo de el. Que debe estar por aquí, así que tendremos que reunir en grupos a todos los que han venido a ver si le encontramos.

- ¿Varys? susurró Aryan, esto... no, gracias, sé ir yo misma... hizo una reverencia ligera y torpe y dijo, entancada Señor, yo... simplemente paseaba por aquí, nada más. Buscaba a Hug Llohart, dijo cogiendo algo de soltura y carrerilla, así parecería menos sospechosa, es mi prometido, y le encanta esconderse de mí, aunque no sé si eso es bueno o malo, jajaja rió algo forzada.

Jon escuchó con atención la explicación de su primo William, le sorprendió saber que alguien había suplantado la identidad de Brian Piedra y se preguntó cuánto tiempo hacía que el asesino rondaba por el castillo de su familia. También se interesó por la salud de su padre, Roderick, el tío de William, Aryan y Darina. Todo eso pasaba por su cabeza mientras se habían puesto en marcha hacia la posada que había acogido a los Tilverton, en el otro extremo de la ciudad, cerca de una de la puertas. La posada había cerrado para acoger como era debido a una Casa, lo normal habría sido que la familia Tilverton se hospedara dentro de los muros de la Fortaleza Roja, pero el torneo que se celebraría en breve había atraído la atención de otras Casas, algunas de ellas de más influencia que la Casa Tilverton, y dentro de la Fortaleza Roja tan sólo se hospedaban los herederos de las Casas o los Señores de las mismas.

- Estoy de acuerdo en lo que propones primo- decía Jon mientras decendían por una de las principales calles de el Lecho de Pulgas.

La gente, la mayoría pobres y prostitutas, los miraban y les pedían algo de limosna, pero en un momento dado todos ellos entraron en sus casas o se desviaron por callejones secundarios. William y Jon vieron y escucharon el paso de cuatro personas que los habían rodeado, dos por delante y dos por detrás, tenían la cara parcialmente cubierta por unos trapos oscuros e iban armados con espadas. 

- Mmm...¿Conoces a estos señores William?- preguntó Jon.

***

Varys sonrió.

- Muy bien, pero vigila más la próxima vez...estos muros no son tan seguros cómo cabría esperar. Espero que encuentres a tu prometido! - Y realizando una reverencia se encaminó hacia uno de los laterales por el qué había aparecido.

Aryan se encontró sola en esa sala asimilando qué había pasado momentos antes delante suyo y lo que había escuchado, intentando poner algún sentido a esas palabras.

William respondio a su primo: pues no y tu?, tendremos que pedirles que se presenten. Dicho esto y mientras voy sacando la espada digo al que tengo enfrente.Nos conoceis? Nosotros a vosotros no y no me gustaria morir sin saber quien me ha matado o quien lo ha ordenado. De esa manera me iria mucho mas tranquilo a la tumba. quizas el orgullo les perdiese y revelaran sus nombres, su grupo o quien ha ordenado este ataque.

Aryan permaneció unos segundos más allí, mordiéndose el labio y tratando de asimilar lo que había pasado. Después se fue tratando de no correr pero con prisas hasta donde debería estar su prima. Aunque luego pensó que mejor debería decírselo a su hermano, pero no sabía dónde estaba ahora.

Fastidiada, se fue a ver a Nym, intentando pensar cómo contactar con su hermano pero sin decir nada a nadie de lo que había presenciado.

Los valentones (o asesinos a sueldo) estaban aproximándose, uno de ellos sonrió cuando escuchó las palabras de William, pero al parecer no tenían intención de decir palabra.

- ¿Alguna idea?- preguntó su primo mostrándose un tanto inquieto ante la situación viendo que eran superados en número. El chico era bueno luchando, más cuando se trataba de luchar cuerpo a cuerpo con las manos desnudas, pero conocía bien las espadas, y la rapidez con la que una podía traspasar el cuerpo de un hombre si este cometía el menor fallo.

Quien no vieron fue a Lucius DyValar, que en esos momentos estaba en un callejón, detrás de los dos hombres que ellos dos tenían a la espalda, con intenciones no mucho más dignas de ser cantadas en gestas que las que tenían esos cuatro.

***

Aryan llegó a los establos dónde habían encerrado a Nym. Encontró al gatosombra lamiéndose las patas y cuando éste la reconoció empezó a saltar hacia ella de alegría. Estaba más crecida, a Aryan le parecía que el gatosombra crecía por cada día que pasaba, tal vez en dos meses ya le llegaría por la cintura si seguía ese ritmo. Se fijó que habían vaciado las celdas de los lados de Nym, al parecer los caballos se ponían muy nerviosos a su lado. 

Aryan oyó que se acercaba alguien y vio uno de los guardias de la Fortaleza Roja entrar en los establos y dirigirse hacia ella.

- Lady Aryan, La Mano reclama vuestra presencia en la sala del consejo, quiere presentaros como su pupila de forma oficial a los miembros del consejo.- y miró de arriba a bajo a la chica- Quizás antes deseáis ir a vuestros aposentos a por atuendos más...apropiados para la ocasión.

- ¿Apropiados? ¿Qué.... se mordió la lengua, ¡Qué buena idea! Gracias, dijo sonriente y abrazando a Nym para que no se notara lo tensa que se había puesto. Voy en seguida. Nym, casi no nos dejan tiempo de estar juntos, te echo de menos, dijo abrazándola aún más fuerte y sintiendo sus lametones en el rostro.

Sintiéndolo en el alma, se retiró de los establos para ir a sus aposentos y cambiarse de ropa, así poder estar mucho más femenina, tal y como todos deseaban, todos menos ella misma. Pero ahora ella era la menos importante. Lloró por dentro por todo aquello, pues al igual que su prima, comenzaba a darse cuenta de lo poco que valía su opinión, solo importaba que hiciera lo que le decían, si se salía de ese sendero sería el fin de su familia, pero es que si lo hacía, sería su fin... Su interior se debatía entre seguir a su corazón y su instinto o a su mente y sus obligaciones como hija y mujer.

ellos no iban a decir nada, eso estaba claro, y cuando mi primo me pregunta le respondo:- Pues que vamos a hacer, enseñarles un poco de educación a estos pendencieros, que les vendrá bien por si nos volvemos a encontrar sepan comportarse como seres civilizados y no como cucarachas de fango sin un mínimo de entendimiento.
Dicho eso saco la espada y poniéndome abarcando a dos de los pendencieros termino diciendo:- Jon, yo me encargo de estos dos y tu de los otros y recuerda como las gastábamos cuando luchábamos juntos, y aunque sea con espadas, si quieres puedes acercarte a alguno de ellos para dejarles un regalito en la cara, o golpearles con saña con el pomo de la espada en toda la cara.

Cuando Aryan llegó a su habitación vio que las doncellas le habían dejado un vestido de tonalidades azules y rojizas. Aryan no entendía mucho de la moda, pero tenía que reconocer que el vestido era precioso y en consecuencia debía de haber costado una pequeña fortuna. Había una nota al lado:

"Espero que sea de tu talla y de tu agrado. Jon Arryn."

La Mano del Rey le había regalado un vestido completamente nuevo a ella para la ocasión. Estaba tan absorta en estos pensamientos que casi pasó por alto el hecho de que Darina no había vuelto aún. Probablemente estaría aún con ese hombre que de aquí unos días sería su esposo. 

No obstante, ella tenía que apresurarse, pues el Consejo la esperaba y sería una falta de respeto hacerles esperar mucho más.

***

En los jardines, Darina paseaba a paso lento con su "prometido", los dos en silencio sin saber bien qué decir. Fue Lord Goldfish quién rompió el silencio.

- El Gran septón nos quiere ver, no en vano será él quién oficiará nuestra boda.- dijo el hombre moviendo las manos mientras hablaba.- Mañana tendremos que ir al Gran Septo de Baelar, en la Colina de Visenya. Creo que os gustará el templo, sus grandes siete torres de cristal son impresionantes... Verás, me interesa mucho la historia y he estado bastantes años leyendo libros acerca de las conquistas de los Targaryen, hay que atribuirles mérito a lo que consiguieron, aunque el final el último Rey manchara con su locura las grandiosas gestas de sus ancestros. Tengo una gran biblioteca...¿Os gusta leer Lady Darina?

Cuando Aryan vio el vestido nuevo  que Lord Arryn le había regalado, se quedó muy sorprendida, ¿por qué regalarle algo así a una pupila? ¿Acaso querría algo más de ella? Aquello le dio un escalofrío, pero aun así era tan bonito.

Se lo puso con ayuda de las doncellas y lo cierto era que le estaba como un guante, le realzaba su belleza natural y la hacía lucir muy hermosa.

No se dio cuenta que su prima no estaba hasta que la echó de menos para enseñarle el precioso vestido. Le entristeció que no estuviera, no tanto por su compañía como por la razón de su falta.

En cuanto terminaron de arreglarle el cabello, se fue apresuradamente a ver al Consejo, a pesar de que tenía un extraño presentimiento.

Las palabras de su prometido apenas le arrancaban nada más que asentimientos, sin interés por su visita al templo ni la belleza que le narraba. En realidad lo único que le importaba en ese momento era saber cuándo aquel hombre daría fin a su reunión y dejaría de intentar lo que fuera que intentaba. Sin embargo aguantó con estoicismo su cháchara, aprovechando agradecida el momento en el que el hombre empezó a gesticular para soltar su brazo con la excusa de permitirle más libertad de movimiento.

- Por supuesto - su cerebro conectó con la conversación de forma automática en el momento en el que se esperó una respuesta de ella -. Mi madre me leía con frecuencia y se encargó de inculcarme su amor por la lectura - unas finas arrugas en su frente perturbaron su rostro indiferente al mencionar a su madre, aunque su voz prosiguió inalterable -. Ella también amaba la historia como vos, aunque probablemente no tuviéramos tantos libros en casa.

Cuando Aryan llegó a la cambra del Consejo, pudo ver que éste ya estaba reunido esperándola. Fue Jon Arryn quién la recibió.

- Lady Aryan, adelante por favor.- dijo haciendo una reverencia.- El vestido os sienta realmente bien. Caballeros, me honra presentarles a Lady Aryan Tilverton, hija de Lord Sumner y Lady Elisabeth Tilverton. 

Todos los rostros del Consejo la estaban mirando atentamente. Allí no se encontraba Su Majestad el Rey Robert Baratheon, los demás miembros sonrieron y hicieron reverencias con la cabeza. Fue un hombre regordete y calvo, el tal Varys, el consejero de los Rumores, la Araña, quién empezó a hablar.

- Tengo entendido que estáis prometida con el joven Hug Llohart. Decidnos querida, ¿ya hay fecha para tal esperado acontecimiento? Vuestra prima se casará dentro de dos días si mal no tengo entendido...

Los demás miembros rieron ante tal afirmación, se decía que dentro de Desembarco del Rey la Araña y sus pajaritos controlaban toda la información. En ese momento un mensajero entró en la cambra del Consejo y se dirigió hacia un señor de edad muy avanzada que lucía la cadena de Maestre. Aryan intuyó que se trataba del Gran Maestre Pycelle y vio como este recibía la misiva que le entregaba el joven y después de leerla atentamente llamó a Lord Arryn.

***

.Lord Goldfish iba a reponder a Darina cuando un sirviente le entregó una carta. Después de leerla alzó la cabeza y le habló a Darina.

- Me temo que debemos dejar nuestra conversación para otro momento, os requieren en el Consejo, al parecer hay noticias referentes a vuestro tío.

Aryan hizo una tiesa reverencia a Lord Arryn, estaba demasiado nerviosa para que saliera mejor. Verse allí, sola, frente a gente de tan innumerable poder, la hacía sentir una ardilla frente a una jauría de lobos hambrientos.

Asintió ante las palabras de Varys, tras saludar a todos con una reverencia más ligera, pero igual de torpe. Por suerte, su rostro, sus curvas y su escote, compensaban con creces.

- Pues... no, no lo sé, creo que no está establecida la fecha todavía, dijo titubeante mientras veía como una carta movía los ojos de todos de ella hacia Lord Arryn.

Aquella carta supuso tanto una fuente de alivio como de preocupación para Darina, frunciendo en un espasmo las cejas para volver a su expresión serena de costumbre.

- Entonces debo irme - dijo con seriedad antes de inclinar ligeramente la cabeza -, mandadme llamar mañana si así os place para la visita al Gran septón - no había vestigio de ironía en su voz, sólo indiferencia pura y dura y tal vez una pizca de resignación.

Sin añadir nada más ni esperar respuesta se giró para marcharse con paso mucho más enérgico que el que la había llevado hasta ahí, mucho más interesada en la información referente a la poca familia que le quedaba que en conocer mejor a su futuro marido.

Lord Arryn miró a Aryan y después al mensajero, al que le entregó una carta escrita con las prisas del momento.

- Hacedle llegar esto a Lord Walter Goldfish, se encuentra en los jardines reales con Lady Darina.

El mensajero no precisó de más indicaciones y haciendo una reverencia abandonó la cambra.

- Lady Aryan, han llegado noticias, la carta la escribe vuestro Maestre Willen...Hace unos días volvió al castillo la montura de Ser Roderick...sin vuestro tío, la montura estaba manchada de sangre. Han organizado una batida por los alrededores para encontrarlo, pero de momento no ha tenido éxito. Enviaré a hombres del Valle para ayudar, os lo garantizó. Vuestra prima estará en camino, aún no sabe la noticia...

Ahhhhhh... la joven ahogó un lamento y se llevó las manos a la boca, no quería llorar, pero las lágrimas salieron sin poder evitarlo. Estaba en una tensión constante, vivía en un lugar extraño, con gente extraña y no podía confiar mas que en los suyos, pero pronto se marcharían todos y ahora... ahora esto también...

Trató de mantener la compostura, y le resultó fácil porque no podía moverse, estaba petrificada allí, con su vestido nuevo, delante de hombres poderosos que la miraban con ojos de lujuría y odio.

Pasó un buen rato antes de que llamasen a la puerta del Consejo. Por la puerta asomó el rostro de Darina y Lord Arryn fue a recibirla.

- Milady, siento haberos hecho llamar de esta forma. Os voy a dejar unos momentos a solas con vuestra prima lady Aryan, ella os explicará lo sucedido.

Hizo una señal y unos sirvientes las acompañaron a una sala más pequeña, próxima a la del Consejo. Mientras salían oyeron como Varys estaba diciendo "una pena...una gran pena..."