Partida Rol por web

Darina parecía confundida aunque de ningún modo disgustada por el hecho de que la hubieran apartado de la presencia de su prometido. Sin embargo, las mejillas de Aryan surcadas por las lágrimas y el simple hecho de que Lord Arryn las dejara solas fue ya de por sí suficiente mal presagio como para dejarla convencida de que más hubiera valido que no tuvieran motivos para mandarla a llamar. Se sentó en una silla y le dirigió una mirada consternada a su prima a la vez que tomaba la mano de la joven entre las suyas.

- ¿Qué es lo que ha sucedido ahora?

Aryan parecía petrificada, la movieron de una sala a otra y apenas se dio cuenta, estaba completamente en shock. Cuando su prima le tomó las manos y le habló, fue consciente de su presencia y se abrazó a ella, llorando, terminó escurriéndose y quedando sentada en el frío suelo mientras ocultaba su rostro en el regazo de su adorada prima... el tío Roderick... balbuceó. No hacía falta decir más.

Un largo silencio transcurrió tras las palabras de Aryan, tan sólo interrumpido por los sollozos de la muchacha. Por su parte, Darina se había quedado de piedra, sintiendo todos sus miembros laxos ante aquella nueva mala noticia. Sólo entonces tuvo la certeza de que no podía esperar a que las cosas mejoraran por arte de magia.

Sus manos se movieron despacio hasta el pelo de su prima, acariciándolo suavemente y con cariño, dejándola llorar durante cinco minutos enteros sin hacer ni decir nada más. Sólo entonces alzó la cara de la muchacha y secó las lágrimas con seriedad.

- Recomponte. Tenemos que ir a buscar a Jon y decírselo nosotras.

Aryan miró a su prima, dejándose secar las lágrimas, asintió con la cabeza, con fuerza, pero sentía que no sería capaz de dejar de llorar, ¿por qué todo parecía que se desmoronaba a su alrededor? ¿Y su prima? ¿Cómo podía soportarlo todo? ¿Cómo podía mantener ese rostro hermoso e impasible tras todas las desgracias que le pasaban? Se dio cuenta que ahora mismo no sabía si la admiraba o la temía.

Se levantó y adecentó su vestido tan perfecto. Se arregló el rostro con un pañuelo y respiró profundamente varias veces.

- ¡Vamos!