Partida Rol por web

Nuño escucho los gritos de Ilda, pero tuvo que ignorarlos. Sabia que cualquier distracción podría significar su muerte. El miedo había desaparecido a causa de la adrenalina, y ahora el guerrero leones solo veía ante si a un rival armado y peligroso al que debía tratar de vencer con rapidez, pues sus propias heridas sangraban robándole poco a poco las fuerzas.

Lanzo una estocada contra la criatura, pero esta desvió su espada lo justo para evitar que el filo atravesase su costado, aunque no lo suficiente como para evitar un golpe en la pierna izquierda, ya lacerada por Nuño unos instantes atrás.

Cuando Nuño volvió a descargar la espada, la serte quiso que la criatura esperase un ataque en la otra pierna, de forma similar a lo que había ocurrido anteriormente. Cual seria la sorpresa del ser al ver la brillante espada elevarse hacia su cabeza.

Pese a todo, aquella criatura reacciono con mayor rapidez de la que nadie hubiese esperado alzando la espada para protegerse, y aunque no pudo evitar el impacto, su arma absorbió parte del golpe.

Turno de Blas

(luego hago los recuentos, Nuño :D)

La flecha sale del arco de Blas impacta en el pecho del ser demoniaco.

La mano de forma automatica se dirige a por otra flecha y coloca otra en posición

Nuño golpea a la bestia con su espada en la pierna del ente la primera vez... ¡y su espada brilla iluminando la habitación!, pero en el segundo embiste... ¡la hoja se clava en su cabeza, atravesándola, rompiéndola en mil pedazos! Entonces la espada de Nuño brilla con más fuerza, ¡con mucha más!

El ente de alas negras (más bien lo que quedó de él*) yace tendido junto al cuerpo de Xurxo. Pudísteis comprobar que efectivamente yacía, y sus alas no eran sino como el de la más salvaje ave que nunca hubiérais visto. Ahora, por contrario que pudiera parecer, todo estaba en calma, no había apenas ruidos en la casa... (probablemente las sirvientas hubieran huído).

Nuño golpea a la bestia con su espada en la pierna del ente la primera vez... ¡y su espada brilla iluminando la habitación!, pero en el segundo embiste... ¡la hoja se clava en su cabeza, atravesándola, rompiéndola en mil pedazos! Entonces la espada de Nuño brilla con más fuerza, ¡con mucha más!

El ente de alas negras (más bien lo que quedó de él*) yace tendido junto al cuerpo de Xurxo. Pudísteis comprobar que efectivamente yacía, y sus alas no eran sino como el de la más salvaje ave que nunca hubiérais visto. Ahora, por contrario que pudiera parecer, todo estaba en calma, no había apenas ruidos en la casa... (probablemente las sirvientas hubieran huído).

Habiendo escuchado la huida y gritos, me lancé a la carrera en dirección a la habitación contigua. Justo antes de salir por la puerta, grité - ¡APRESURÁOS, ILDA Y SU HIJO NECESITAN PROTECCIÓN!

Al pasar por delante de la habitación donde dejé al compañero Gerberto, me detuve a comprobar si aun estaban allí.

OPCIÓN 1: Al ver que habían desaparecido, me lancé escaleras abajo, saltando los escalones como si volase, en persecución de los huidos. Preguntando a quien encontrase por Gerberto e Ilda.

OPCIÓN 2: Al comprobar que estaban allí, entré como una exhalación y me presté con mi espada a protegerlos, por si alguna maligna criatura pretendiera aun robar el niño.

No, no hagas eso, Santi. Narra o una cosa o la otra. No supongas nada ni condiciones tus acciones a lo que ves o no ves. Simplemente narra que yo iré descubriendo el pastel según vuestras acciones ;)

Nuño se volvió hacia Blas.

Trae a o Corvo.

Dijo mientras envainaba su espada y se inclinaba sobre el cuerpo de Xurxo para examinarlo. De pronto recordó haber escuchado a Ilda gritar, y volvió a girarse hacia Blas.

Ilda, asegúrate de que esta bien.

Dando por sentado que Blas haría lo pedido, continuo examinando a Xurxo, mientras trataba de entender de donde había salido aquel demonio, y porque había atacado al alcalde.

Voy hacia la habitacion de Ilda busco a nuestros compañeros.

Entro con precaución en la habitación, visto lo pasado anteriormente no me sorprenderia encontrarme con otro ente.

-¿Hola??

Lo único que Blas, al entrar en la  habitación, consiguió percibir fueron tres cosas: la primera fue ver las ventanas de la misma golpeando por el movimiento de visagras; lo segundo fue a ver a Ilda tumbada en su cama, con los ojos cerrados y en una posición como de forcejeo y la tercera... ¡¡Fue a ver aparecer a Santiaocobus delante de sus narices!!

El hombre-medicina apareció de la nada, ¡antes no estaba y ahora si!*. Sin duda que Blas se frotó los ojos. Santi, por su parte, al entrar vio lo mismo: tras "reaparecer" vio entrar a Blas y a la muchacha allí tendida.

¿Y Gerberto?

Lo único que pudiste comprobar en Xurxo fue que era imposible cualquier reanimación. Yacía tumbado en el suelo de su propia habitación. Blas salió al otro cuarto en cuanto te oyó.

En esos momentos, mientras ibas en dirección a la iglesia, víste correr un hombre hacia ti... Bajaba del monte Aixiño, del lugar de la ermita donde habíais estado hacía poco. Traía una larga vara que agitaba en el aíre. ¡Corría y corría! ¡Iba directo hacia ti! ¡Era...! ¡Era...!

¿Y el niño?

Le grité a la muchacha. - ILDA, ¿QUÉ HA PASADO? - Al tiempo que me abalancé hacia las ventanas y miré hacia afuera.

¡¡¡Gerbertoooo!!!! -gritó el tipo a lo lejos... ¡¡ERA Mariano, el porquero!!- ¡Detrás de ti! ¡Detrás de ti! -gritaba como deseperado mientras tu avanzabas en tu huida. ¡Huye! ¡¡Huyeeee!!

Ilda no contestaba. Seguía con los ojos cerrados. Al acercarte a la ventana viste una escena sorprendente. También Blas:

Un tipo, presumiblemente Gerberto, o eso parecía, llevaba  un paquete entre sus brazos (al menos tenía algo entre ellos). Detrás había un par de "oscuridades" (unas especies de "humos" oscuros, casi como nubes poco densas), que corrían tras ese hombre... (más bien "flotaban" en el aire, persiguiéndole por la calle del pueblo) y bajando del Monte Aixiño, avanzando deprisa también hacia el que parecía Gerberto, un tipo con una vara sobre su mano... Parecía estar haciendo señas al primero. Las "sombras" avanzaban veloces hacia él...

- ¡Deprisa! Busquemos a Nuño y vayamos en ayuda de Gerberto.

Dicho esto salí al pasillo con la esperanza de encontrar a Nuño. En cuanto consiguiera reunir a los dos compañeros volvería a intentar invocar el viaje para los tres justo al lugar donde se encontraba Gerberto.

Al ver la misma muerte tras de sí, corrió Gerberto como "alma que lleva el diablo" 

Nuño se acerco ahora hacia el demonio que yacia muerto en el suelo. Mantuvo la mano en la empuñadura de su espada como si esperase que se levantara de nuevo. Guardó las distancias, pues sentia a la vez miedo y repugnancia hacia aquel ser, pero trató de ver cualquier marca o peculiaridad que le llamase la atencion. Nunca habia visto un demonio de cerca pero imaginó que como los humanos, cada uno tendria rasgos distintivos.