Partida Rol por web

No ves nada "fuera de lo común", atendiendo que era un demonio. Lo que te hace sorprenderte es que las alas que lleva en la espalda son como las de un ave de grandes dimensiones, de la misma calidad; en cuanto al resto, al cuerpo, parece el de un hombre... pero está claro que no lo es.

Oyes gritar a alguien en la calle (a través de la ventana), más bien como voces fuera.

Nuño escucho un grito, y rapidamente se acerco a la ventana tratando de ubicar su procedencia.

¿Que mas cosas pueden ocurrir? Se preguntaba mientras aguantaba la respiracion y recorria el exterior con la mirada, en busca de la amenaza.

Ves a un tipo, presumiblemente Gerberto, o eso parecía, llevaba  un paquete entre sus brazos (al menos tenía algo entre ellos). Detrás había un par de "oscuridades" (unas especies de "humos" oscuros, casi como nubes poco densas), que corrían tras ese hombre... (más bien "flotaban" en el aire, persiguiéndole por la calle del pueblo) y bajando del Monte Aixiño, avanzando deprisa también hacia el que parecía Gerberto, un tipo con una vara sobre su mano... Parecía estar haciendo señas al primero. Las "sombras" avanzaban veloces hacia él...

- No vale la pena. - Pienso, reconsiderando mis intenciones - A penas podría ganarle al tiempo unos instantes, y eso si sale bien a la primera. 

Me lanzo escaleras abajo a toda velocidad, con la esperanza de llegar a auxiliar a Gerberto y rescatar el bebé.

- Seguro que ése brujo es el responsable de la muerte del ermitaño. Se merece pudrirse en el infierno. - Poco a poco, la sed de venganza se suma al impulso de auxiliar al compañero y proteger la criatura.

Hombre... locura puede ser según salga en los dados. El procedimiento es el siguiente (lo saco del manual tal cual):

Tiras por saltar o trepar. La ventana está a más de 3 metros (más o menos el doble, 6m), con lo que si fallas esa tirada pierdes 1d6 puntos de R cada tres metros. Estaríamos hablando de 2d6 aplicado luego, claro está, a una localización. Te digo por experiencia que un pj mio se mató al caer de un precipicio (en una situación parecida a ésta). Lo dejo que lo pienses :)

PD. La escena no está muy alejada de la casa de Xurxo.

Nuño dejó la ventana y salió corriendo hacia las escaleras. Blas no habia regresado, pero el soldado suposo que habria oido los gritos y quiza tambien se dirigia hacia donde se encontraba Geberto.

Las desgracias nunca vienen solas pensaba Nuño mientras sentia que con tanta carrera se le iba a escapar el corazon por la boca.

Con tantas emociones seguidas, ya habia decidido que debia cuidarse un poco mas. La buena vida le habia sentado demasiado bien, y el habia pasado demasiada factura.

Sin pensarlo dos veces, Blas corrió escaleras abajo tras de O Corvo. Había que dilucidar esa situación cuanto antes.

Todos vosotros coincidísteis en el pasillo de la planta superior de la casa de Xurxo. El alcalde yacía muerto y su hija tendida en la cama (ni siquiera se reparó en su estado). Sin embargo fue por una buena razón: algo tenebroso pasaba en plena calle, en plena noche. Bajásteis todos juntos y os abalanzásteis hacia la puerta de la entrada, para salir al exterior. Una vez fuera, notásteis que el tañir de campanas habíase acabado y acto seguido corrísteis en la dirección de aquel que huía. Pronto os acercásteis a la escena.

Ciertamente sus compañeros vieron que aquel tipo que era perseguido como por dos humos oscuros, como nubes, no era sino Gerberto, y que lo que portaba sobre sus brazos era la manta que siempre recubría al bebé de Ilda.

Corre Hijo, ¡¡corre!! -decía el tipo que venía de Monte Aixiño refiriéndose a Gerberto.

Las sombras, casi había alcanzado al pastor, pero éste parecía tener como un don para correr. A punto estuvo de caer al niño de la pura prisa y la deseperación; su objetivo: parecía ser la iglesia del pueblo, que se alzaba ahora (cada vez más cerca por la carrera). Las sombras corrían tras Gerberto y vosotros tras las sombras... En esos momentos, cuando una de las sombras pareció alagar alguna de sus partes para tocar a Gerberto, el tipo de la vara se paró en seco, la soltó dejándola caer en el suelo, e hizo lo propio con sus rodillas, hincándolas con fuerza en la tierra. Acto seguido se llevó las manos delante del pecho, como entrelazadas y miró con decisión al cielo mientras clamaba a lo alto:

¡Oh, San Pastor! -gritó con fuerza- ¡Amigo de los niños! ¡Protector de los Infantes! Me encomiendo a ti siendo yo vuestro humilde servidor, ¡Protege al muchacho del Mal! ¡¡Ave María Purísima!!

Fue entonces cuando en el cielo pareció iluminarse una estrella más de lo normal. Acto seguido, la calle del pueblecito de Negreira se ilumino totalmente; tanto, que parecía como si el sol se hubiera adelantado y hubiera hecho aparecer el día ipsfo facto. Delante de Gerberto, que iba en cabeza dirección a la iglesia, una figura se apareció en el aire a cierta altura, salida de la nada, brillante, excelsa, ¡salvadora!

San Pastor, protector de los niños, se apareció delante de Gerberto, deteniendo su carrera, así como la de las Sombras y las de los tres compañeros. El vecino de nombre Mariano se quedó estupefacto, y aún con sus manos entrelazadas hizo la señal de la cruz varias veces. Fue entonces cuando se obró el prodigio:

Yo te bendigo, niño -dijo el santo-, y las sombras se quedaron inmóviles y la manta que envolvía al niño parecía escapársele de las manos al pastor; justo después el hijo de Ilda se quedó en el aire suspendido y desnudo y un gran fogonazo de luz, esta vez más rápido, lo invadió todo, haciendo incluso doler a vuestros ojos mientras os llevábais las manos para cubrirlos.

Acto seguido, volvísteis a mirar ¡¡Pero el bebé había desaparecido!! Por contra vosotros y las sombras seguíais allí. San Pastor, cuya figura era la de un infante de poca edad, miró al cielo, elevó sus brazos y sonrió. Escuchábais una voz como celestial, armoniosa y pacificadora, aunque quizá fuera sólo dentro de vuestras cabezas; lo cierto es que durante ese transcurso, las sombras compuestas de humo parecieron como difuminarse en el aire, expandirse toda su "silueta" en la nada. En cuestión de segundos, éstas habían desaparecido y justo un instante después la figura de San Pastor desapareció fugazmente.

Gerbeto aún tenía los brazos en posición de sugetar al niño, pero este ya no estaba. con los ojos tratando de abrirse tanto como su boca, Gerberto se sienta léntamente en el suelo tratando de asimilar todo esto. A los pocos segundos se gira para ver a los demás que habían presenciado la escena.

-San Pastor, era San Pastor. - dijo Gerberto en voz alta. Girar la cabeza le sirvió para ver que estaban bien.

- ¿Cómo está Xurxo? ¿e Ilda?

Casi sin aliento, como un fuelle roto, llegué a la altura de Gerberto que, con impresionante valentía, había protegido al niño de la amenaza de las sombras. La aparición del Santo me dejó estupefacto. Se diría que apareció a petición del porquero... al que yo confundí desde arriba con un brujo... pero, entonces, ¿quién había invocado las sombras matando al buen ermitaño en el proceso? ¿el aoun? No tiene sentido, estas criaturas están siempre al servicio de un nigromante.

Confuso por lo presenciado y por lo poco que entendía lo que acababa de suceder, tardé en darme cuenta de lo verdaderamente importante. 

- A don Xurxo lo han matado, Ilda estaba inconsciente... pero... ¿dónde está el niño?

Sin esperar respuesta, miré para todas partes como en busca de una respuesta.

En esos momentos oísteis en la lejanía (aunque no demasiada) un llanto de bebé. Era claro, firme y continuo. Parecía proceder de la casa de Xurxo.

Blas se gira, hacia Santiacobus

- ¿Mas no istaba con vojotros? ¡¡Ay redios!!

Gerberto se levanta al oir el llanto. 

-¡El rapaz!- El santo lo habrá llevado con su madre.

Comienza a correr hacia la casa de Xurxo, trantando de que todo aquel que se encuentre en su camino le siga, incluido su buen amigo Mariano.

Ante la aparición del santo, Nuño cayo de rodillas, con una silenciosa plegaria en los labios. No se percato de la desaparición del niño hasta que escucho el llanto, y como un resorte se impulso con sus doloridas rodillas para levantarse de nuevo. No le quedaban ya fuerzas para correr, pero regreso hacia la casa de Xurxo con paso rápido aunque cansado.

Al escuchar los llantos de un niño, corrísteis a casa de Xurxo. No había nadie (las criadas se habían marchado), y cuando subísteis corriendo hacia la habitación de Ilda y entrásteis en ella observásteis a la chica algo aterrorizada, pero despierta y sin heridas. A su lado, metido en la cama con ella, estaba el bebé, que lloraba, siendo lo que habíais percibido de lejos.

Entonces comenzó a relataros lo que había vivido.

El Mal me agarraba, tiraba de mi brazo y, y... ¡rodeaba mi cuello! -decía aún asustada llevándose las manos al mismo-. Entonces Gerberto cogió a mi niño y... y... ¡éstas me soltaron y huyeron por la ventana!

En esos momentos entró en la casa Mariano, el porquero, que había presenciado el milagro al igual que vosotros. ¡Válgame Dios! -pensó cuando vio el cadáver de Xurxo y la criatura de las alas allí tendidos... Después de percatarse la chica de su presencia, continuó hablando.

PERO ENTONCES MI MENTE SE NUBLÓ, Y NO RECUERDO MÁS... TAN SÓLO... TAN SÓLO... JUSTO DESPUÉS VI, EN MEDIO DE LA OSCURIDAD, A UNA PEQUEÑA FIGURA CON UN HALO COMO DIVINO RODEÁNDOLE, Y ME DIJO: "ÁMALO, QUIÉRELO, HELO AQUÍ, LA BENDICIÓN DEL SEÑOR ESTÁ CON VOS Y CON VUESTRO HIJO", y entonces desperté... ¡Y estaba aquí! ¡Mi niño! -luego se percató de algo. ¿Dónde está mi padre? ¿¡Y mi padre!?

Con todo el tacto y disposición del que disponíais tras tantas emociones (teleportaciones, engendros de la noche, varios cadáveres, un milagro...), le explicásteis que Xurxo les había dejado, que ahora aguardaba con el Padre, en los Cielos...

Ilda estuvo hasta el amanecer llorando.

Escena cerrada.