País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
Verónika sacudió con los ojos anegados en lágrimas a la pregunta de Billy, sin dejar de apretar con afán el dolorido brazo de Steve, el que ya empezaba a sudar y a notar como le resvalaban las gafas por su nariz.
Alex se acercó junto a Hannibal para ver más de cerca lo que había en el cofre. Ambos hombres se quedaron atónitos.
- No puede ser - murmuró Hannibal, sin dar crédito.
Sacó el objeto que estaba dentro del cofre para enseñárselo a los demás.
- ¿Qué demonios es eso? - pregunto Steve, colocándose las gafas - ¿Una broma?
- No se parece mucho a la botella - murmuró Bill, con sarcasmo.
- Quiero irme a casa - lloriqueó Verónika.
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
- ¿Botella? - repetí la pregunta, incrédulo y rompiendo a carcajadas - ¡Esto no es paseo por el jardín de la alegría!
Todos se giran a mirarme. Sonrio maliciosamente enseñándoles mi cerradura.
- Es una daga. Para entrar, necesito un dedo - miro al animal del vagabundo y añado: un dedo humano.
| Fiesta de No-Cumpleaños |
Aqui tiene mi Lady- dice el Sombrero Loco agarrando la tetera como un Hooligan agarraria una jarra de cerveza- Vamos liebre de marzo tenemos una fiesta que preparar, piensa en los invitados, piensa en los regalos.
País de las maravillas
|Cuarto Misterioso|
- ¡Esto empieza a ponerse interesante! - Asombro, interés, sospecha... las emociones recorren mi rostro una detrás de otra -
- Oiga, Hannibal, ¿no quiere presentarse como voluntario?, o ya se le han acabado las ganas de hacer el bien para todo el grupo?
- ¿Y solo quiere un dedo Sr. Picaporte Chistoso? - Esta vez me dirijo a la puerta - ¿O luego pedirá un corazón, HUMANO, o unos cojones!? ¿ No le parece mejor habernos entregado una cierra o un machete, entonces? Con este puñal poca cosa se puede hacer... Aún que, lo que SÍ podríamos hacer es investigar su preciosa boquita-cerradura que con tanto afán nos enseña... ¿QUe le parece, le cortamos la lengua para que no nos moleste mas?!
Doy unos golpes en el suelo con la palma de la mano, llamando la atención del Black, mi perro. Él en su vez regresa mi lado, dando cara a la puerta y gruñe enseñándole los dientes - Tranquilo, amigo, aquí no va a pasar nada...
- Y Ud., Señorita, también debería tranquilizarse, o acabara arrancando el brazo del pobre Gafotas, así tendremos 5 dedos y no uno, para ofrecer al Picaporte-Caníbal
...Hace tempo que no creo en cuentos, ni en fantasías, pero este sitio no es lo que parece, JEJE, que cobijo mas curioso me he apañado para dormir esta noche de tormenta!
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
Hannibal Diaz agarra la daga y se acerca al picaporte con la daga en mano y suspira para luego decirle al picaporte con cara muy seria:
-Bien,se me agoto la paciencia contigo,ahora juguemos a que soy medico y di a
Dicho esto Hannibal introduce la daga por el agujero del picaporte y comienza a hacer fuerza para abrir el picaporte y forzarlo a abrir la puerta:
¿Nos abres?, o ¿te gusta ser masoquista?, podria estar asi toda la noche, fui amable contigo y no me respondista la etiqueta, solo entiendes un idioma la fuerza asi que continuare asi hasta mellarte de ser necesario, decide o nos abres o te quedas sin poder hablar.
Hannibal segui haciendo fuerza para darle mas enfacis a sus palabras y darle a entender al picaporte que iba muy en serio.
NOTA DIRECTORA: Marca la posición.
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| Cuarto Misterioso |
Escupo, sin esfuerzo, la daga que Hannibal introduce en mi cerradura y la cierro enfadado. En realidad, la daga penetra sin romperme nada, pues nada tiene que ver el País de las Maravillas con el mundo real.
Escupo las palabras dirigido especialmente a Hannibal.
- Me conformaba con un dedo... - hago una pausa significativa - Ahora quiero una mano por burlaros de mí.
Suelto una carcajada tétrica.
- Y si se pone pesado - añado con malicia a Hannibal -, no me conformaré con una que no sea la suya.
Cierro mis ojos.
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
- Fabuloso cerebrito, ahora si que lo has hecho bien - digo sarcásticamente refiriendome a Hannibal pero con la mirada aun clavada en el perro del Billy.
- Ahora creo que tendrás que pensar...lo siento por ti -
Digo mientras acaricio la cabeza del can con suavidad.
- Esto se pone cada vez más raro...el tal Hannibal es un tanto pesado, pero aun así espero que lo que dijo el picaporte sea una metáfora no más -
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| Cuarto Misterioso |
Al oír al picaporte decir eso, el pánico se hizo presa de mi. Escondí el rostro en el pecho de Steve como una niña pequeña, empezando a dar pataletas contra el suelo y llamando por mi agente.
- ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero!
Desesperada, me aparto de Steve y corro hacia el otro extremo del extraño cuarto.
Doy saltos mirando hacia arriba, al túnel por el cual hemos venido, como si fuera posible alcanzarlo.
- ¡Quiero irme! ¡Quiero irme ya!
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
Hannibal Díaz se quedo mudo arrojo la daga lejos de que le cayese a alguien de la habitación y luego dijo en voz alta:
--Es por el bien común
Dicho esto Hannibal ingresa su mano izquierda dentro del picaporte y luego le dice al sujeto protector de animales:
-Mira bien chico listo, esto se llama sacrificarse por el bien común.
Esperaba no perder su mano y luego dijo:
-HAZ LO QUE DEBAS HACER MALDITO PICAPORTE ESTOY LISTO, DALE, ¿ACASO TIENES MIEDO AHORA?, YA METI LA MANO INFELIZ AHORA DEJANOS PASAR, Y HAZ LO QUE DEBAS HACER.
Este era el límite psicológico de Hannibal, estaba podrido de que una cerradura no lo dejase pasar al otro lado, y mucho menos observar si realmente se encontraban en el cuento de Alicia en el país de las maravillas o no.
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|Castillo de la Reina Roja|
La Reina Roja da media vuelta, ¡En marcha!, y comienza a recorrer el laberinto acompañada de una increíble comitiva de cartas. A una orden de la Reina comienzan a sonar tambores que marcan el ritmo "¡TUN! ¡TURRÚN! ¡TURRÚN! ¡TUTUTUTUTÚN!" La Reina canturrea al ritmo mientras avanzan, recorriendo sin descanso los pasillos del laberinto.
De repente, ¡horror! en un pasillo quizás algo más angosto que los demás... ¡La Reina se queda atascada! Revuelve sus generosas caderas mientras exclama, a voz en grito, ¡¡¡SACADME DE AQUÍ!!!, algunas cartas y el mismísimo Rey consiguen desatascarla y, tras el mal trago, la Reina coge aire reposando sobre uno de los arbustos. Que alguien me diga... Arf, arf... quién... arf... diseñó esto... arf...
Las cartas tiemblan, esperándose la nueva frase de la Reina. Ésta se vuelve a estirar y, colocándose bien el vestido, sólo dice Sigamos.
Pasa un buen rato hasta que consiguen llegar a la salida. Una vez allí, cuando todas las cartas han salido al exterior, exclama ¡Vosotras, acompañadme! y da media vuelta para volver.
País de las maravillas
| Exteriores castillo Reina Roja |
-Si pudierar llorar lo haría- dijo el gato Risón muertísimo de miedo, acto seguido noto como se humedecían sus ojos- ¡Sí puedo!- y rompió en unas macabras carcajadas que despertarón su instinto de supervivencia:-¿Qué hago? ¿Qué hago?.
Me armé de valor y me dirigí a la reina roja, que parece histérica tras sortear un montón de torpes naipes. "vaya cosas, naipes que andan"
-Su grandisima alteza majestad Reina Roja-le dije-tengo un plan perfecto para atrapar a la destructora. Déjalo todo en mis manos, bueno, es mis garras, ¿garras? yo no tengo garras... es decir yo me encargaré de traerla aquí y dejaré que le corten la cabeza!
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
Escupo la mano de Hannibal de mi cerradura, muy molesto e irritado por su torpeza y violencia al hacerlo.
- ¡No! ¡Creo que ninguno de vosotros ha comprendido la finalidad de la daga!
Paseo la manilla por los presentes y sonrio maliciosamente.
- Alguno de estos humanos tiene que cortarte la mano con la daga para que podáis pasar.
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| Cabaña de la Reina Blanca |
- ¿Gato? - inquiero mirando a mi alrededor. El gato ha desaparecido - ¿Has dicho gato, Alicia? ¡Oh, por todos los ases!
Comienzo a dar vueltas, desesperada por la habitación. Me asomo a la ventana nerviosa, perdiendo mi mirada en el estravagante paisaje que nos rodea. Alicia me sigue, disparándome preguntas a las que no consigo escuchar. me inclino sobre mi cómoda y saco una daga del primer cajón.
Se la doy con firmeza, obligando a la joven a cogerla.
- ¡Alicia! ¡Corremos grave peligro! ¡Mi hermana te busca!
La joven no da crédito a lo que digo. Tira la daga en el suelo y me coge de la mano. Agarro su mano para tranquilizarla.
- No podemos permitir que te hagan daño, Alicia - repito -. Eres vital para destruír el gobierno de mi malvada hermana.
Incorporándose y haciendo desaparecer a 'Cordura' bajo la manga de su chaqueta Guerra... guerra con té... Siempre he estado esperando este momento. Pastas con sabor a sangre... sangre de sus enemigos... se da unos pasos en dirección a Alice, al llegar a su altura se postra como un caballero a la hora de jurar lealtad, clavando su mirada en el suelo ...mi Reina Se vuelve a incorporar y, mirando a Sombrerero dijo Espero que nuestros regalos puedan utilizarse en batalla... Y ahora ¿Cuales son sus próximas ordenes, Soberana del País de las Maravillas?
[ En La Fiesta de No Cumpleaños ]
Alice llevaba un buen rato viendo su té...
Mejor que busquemos la casa de la Dama Blanca, está en peligro, su hermana va a ir a por ella, tenemos que esconder a la Dama Blanca y Alicia, esperar a que los invitados den al pomo el sacrificativo regalo, para hacer planes de Guerra contra la Reina Roja..
Alice sonrie a Liebre de Marzo...
Puede que hagamos esa Guerra y usemos los objetos como armas como bien has mencionado...
Le dice a Liebre de Marzo, dándole un beso a la Liebre y al Sombrerero Loco...
Mejor que nos preparemos, tenemos que hacer un buen viaje compañeros...
La Guerra está a punto de comenzar en el País de las Maravillas...
País de las Maravillas
|Castillo de la Reina Roja|
Da un respingo y se gira en redondo sobre sus talones, ¡Tú! ¡Has vuelto! Cierra su enorme boca con un feo gesto mientras el gato ofrece las noticias, y de vez en cuando mira a los dos naipes que la acompañan. De repente da un saltito, ¡Un momento! ¿Y el rey? ¿No habrá seguido a la comitiva, el muy tonto? Levanta el dedo hacia una de las cartas y, cerrando los ojos y tocándose la frente con la otra mano, como si estuviera tremendamente cansada de hacer esto, le dice, Ve a buscarle, y tráelo aquí...
Despeja su frente y abre los ojos como platos. ¡Minino! Decías que tenías un plan, ¿eh...? Ven, acompáñame, tomaremos el té y me contarás ese plan... Le abraza sobre los hombros y echa a caminar por los angostos pasillos de arbusto de regreso hacia el castillo.
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| Cuarto Misterioso |
Hannibal no sale de su asombra y maldice en su interior al picaporte por no ser explicito desde entrada:
-Maldito, hubieses dicho eso desde el principio en vez de hacer que supongamos las cosas, si es así.
Hannibal agarra de nuevo la daga y la trae consigo, se quita el cinto de su pantalón y lo ata alrededor de su muñeca izquierda y mira al vagabundo para luego decirle:
-Supongo que usted como ha vivido en la calle tiene idea de cómo usar una de estas cosas, si es así, le sería muy fácil amputarme la mano izquierda, yo mirare hacia otro lado y morderé el cinto para resistir el dolor, luego con la otra mano veré de hacerme un torniquete para evitar que me desmaye por la perdida de sangre.
Si bien Hannibal era resistente a ver la sangre, sabia que podía perder presión y mucho por la perdida de su mano, después de todos estos años intentando suicidarse la sabia que cortarse las venas de las muñecas era lo que más rápidamente hacia que uno perdiese sangre.
-Vamos señor, hágalo por favor así podamos ver lo que hay en el otro lado, caso contrario no podremos pasar y nos quedaremos aquí.
Esperaba que el anciano vagabundo le amputase la mano rápidamente y de un solo movimiento, seria muy doloroso si tenía que hacerlo más de una vez.
-Todo sea por el bien común
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| Cuarto Misterioso |
Escucho el relato del Vagabundo, aún pegada a Steve, aunque me sigue ignorando y no me presta toda la atención a la que estoy acostumbrada. Me seco las lágrimas con aspecto infantil y aparto un mechón de pelo de mi rostro, intentando poner una expersión sexy.
Miro a Hannibal con un deje de desdén, y suelto una sonrisa socarrona.
- Vamos... estoy con cuatro hombres y... ¿A caso los cuatro son unos cobardes? - rompo en una carcajada burlona e histérica.
Me alejo de Steve y, moviéndome con mis andares de moderlo, me acerco al picaporte y me inclino hacia él.
- Señor Picaporte - digo, con paciencia -. Está claro que mi sitio no está aquí con estos pobres inútiles... ¿Podría dejarme marchar? Tengo muchas sesiones de fotos esta tarde.
País de las Maravillas
| Cuarto Misterioso |
Sonrio como solo puede sonreír un picaporte a la joven, hermosa eso sí, pero más tonta que la Liebre de Marzo.
- ¿En serio quieres separarte del grupo? - pregunto, divertido, aunque para nada era divertido. Estaba tragiversando sus palabras en su contra. Aquella chica no sabía en que lío acababa de ponerse - Está bien, retrocede unos pasos.
Verónika me hace caso. Se pone en el centro de la estancia, con una sonrisa de suficiencia dirigida a todos los demás. Los hombres la observan desde las distintas partes de la habitación.
En el centro de la misma aparece un frasco.
- Vamos, ¿A qué esperas para bebértelo?
La joven se lanza para beberlo ante mi sonrisa maléfica.
Se lo traga de golpe, para no saborear la sustancia ácida y ardiente. Deja el frasco completamente vacio en el suelo, se queda parada una fracción de segundo y, entonces, comienza a toser convulsivamente.
Véronika se agarra la garganta, agobiada por el fuego que siente en la garganta y en el interior de su cuerpo. Empiezan a llorarle los ojos a causa del dolor. Cae sobre sus rodillas, parece estar ahogándose en su tos.
Entonces, sin más, desaparece delante de las narices de los presentes.
- Por cierto, Hannibal - digo, sin dejar que superen el conmocionante suceso - ...Todavía veo esa mano en su lugar. Así no se hacen las cosas.
El frasco vacio comienza a hacerse más y más grandes hasta alcanzar el tamaño de una cómoda o una mesita mediana. Todos están paralizado. Entonces, el objeto comienza a temblar y estalla en mil pedazos.
Los cristales vuelan por doquier.
Observo, fascinado, como ninguno puede escapar de los cortes y rasguños que les producen los cristales...
Hannibal: Un cristal se rasga la mejilla y la palma de la mano derecha.
Steve: La explosión hace que algo rebote contra tus gafas y las rompa. Cegado, caes sobre tus rodillas y te clavas algun cristal en las rodillas.
Billy: Una parte especialemente grande del frasco impacta contra tu cráneo, haciendo que caigas hacia atrás.
Alex: Un cristal impacta contra tu oído que comienza a sangrar.
La habitación es un caos de cristales rotos y Verónika no ha regresado.