Partida Rol por web

- Don Dodó saldrá a otra de sus expediciones por el Mar de Lágrimas hoy mismo; tendremos que ejecutar a unas cinco flores rebeldes y someter a juicio a Billy el Carpinterio por haber... - una breve pausa por parte de la carta - realmente no recuerdo el motivo, Reina, Soberana.

- Creo que no lo había - aventuró un Dos de Corazones.

La Reina Roja dibujó una sonrisa malvada.

- ¿Desde cuando eso importa? - le espetó - ¡Qué le corten la cabeza!

Dos Cinco de Corazones se llevaron al Dos de Corazones sentenciado a muerte.

- ¿Dónde está el Gato Cheshire? Hace semanas que no tengo noticias - sin dejar que nadie responsa añadió: Quiero jugar al criquet.

En ese instante, una boca sonriente y cínica aparece entonando una graciosa y tétrica molodía.

- ¿Me llamaba, Reina? - inquirió la boca del Gato Risón.

- ¿Me llamaba, Reina? - inquirió la boca del Gato Risón, una media luna blanca escondida entre la oscuridad del castillo. Poco a poco fue mostrando sus ojos, su nariz y su cabeza; dejando su felino cuerpo oculto, de esta forma evitaría que le cortarán la cabeza por su ausencia y el enfado que había provocado en la Reina Roja.

Aunque claro, ¿cortarle la cabeza? ¿Pero si ya estaba dividido como un puzzle? ¡Era libre de ese maldito castigo! Reflexionado esto mostró su cuerpo por completo, y siguió su conversación ante la mirada de la reina -He estado ocupado, Majestad, pero tengo noticias-amplió su sonrisa y enredó su cola cuando se colocó enfrente a ella- he encontrado a quien buscábamos, iba camuflado en forma de mujercita con vestido azul. Nada más verla me dirigí a atacarla con mis zarpas valientes, pero su contraataque fue feroz, utilizó un arma terrible, de hecho, la tengo aquí- el gato sacó de la nada un zapato negro de charol un poco gastado- esto...

La cara de los presentes era de terror absoluto. Había quedado como un héroe cuando era un mero ladrón.

...criquet. La Reina Roja da un respingo, siempre sorprendida con la repentina aparición de la tétrica media luna que precede al gato.

¿Ah, sí? Buscaste, buscaste y ¿qué encontraste?, caminando de forma brusca se acerca junto al Gato y le arrebata el zapato, ésto no parece un arma..., murmura, observando muy de cerca el brillante accesorio.

Tuerce ligeramente la nariz, ¡Rey! ¡¡REY!! ¡¡¡REEEEEY!!! ¿A tí ésto te parece un arma?, lo muestra, acercándoselo, pero no permitiéndoselo tocar.

Vuelve a acercárselo a los ojos, ignorando por completo la respuesta del Rey, si la hubiera. Tú. Siete. ¿Cómo utilizarías esto como arma?, dice, señalando un tembloroso siete de corazones, al que tiende el zapato con media sonrisa. Echa una mirada de complicidad al Gato y pone los brazos en jarras.

¡¡VAMOS!! ¡DÍ ALGO!, vocea, antes de que el pobre siete pudiera siquiera responder.

Sonoramene, trago saliva mientras titubeo. Mi vida... o mejor dicho, mi cabeza, depende de mi respuesta a la pregunta de la enfurecida Reina. Al mismo tiempo, comparo, si tardo en responder en demasía puedo tener el mismo fin.

Miro a alguno de mis compañeros en busca de apoyo moral, pero sé que nadie va a darmelo... pues yo tampoco lo haría.

- Ehgrjg... Bien, eh... Majestad pues... - vuelvo a tragar saliva- es un zapato de considerable tamaño y consistencia... No es difícil atacar a alguien con él... Podría...mmm... darle en un ojo... o podría... eh... ¡¡Incluso podría darle en la nariz!!

Asiento repetidas veces, sudando, esperando a ver la respuesta de la Reina Roja.

La Reina Roja abre su sonrisa y se acerca a él, poniéndole una mano sobre la espalda... lomo... ¡envés de la carta!, asiente, mostrando una ligera sombra de preocupación en sus ojos, En la nariz..., murmura, ...es posible, claro, pero... ¡qué escándalo!.

Observa al tembloroso siete fijamente, Pero, ¿cómo, por todas las rosas rojas del Reino, atacaría efectivamente un soldado de mi Reino losúnicosquepuedenutilizararmasenestelugar con algo así? Observa al siete, buscando una demostración, durante unos segundos y, sin esperar a verla se gira, ¡¡GATO!! ¿quién ese indecente ¡¡DISIDENTE!! que utiliza armas tan terroríficas en mis dominios? ¡QUE LO TRAIGAN AQUÍ! ¡QUÉ LE CORTEN LA CABEZA!

La mujer, roja de ira, zarandea el zapato, y con él al siete que aún lo tiene agarrado. Se para un segundo y murmura, Quierojugaralcriquet.

-Esa critatura no es más que una ex-exiliada de nuestro país, y ha vuelto, ha vuelto para acabar con nosotros!-con disimulo me arañé en la nariz-miren mi preciosa y felina nariz... nunca más podrá volver a...a...a... ¡¡oh dios!! nunca más! Pero lo peor, majestad, es que aún le queda otro zapato. Si me permite, diría que más peligroso que este! Debemos arrebatarselo como sea!!

La Reina Roja las manos a la cabeza, con los ojos muy abiertos. Luego se lleva una mano a la boca, ¿Aún sigue armada?

Pasea unos segundos por el jardín, con vueltas rápidas mientras piensa. ¡BÚSQUENLA! Señala a varias cartas con el dedo, Observen el arma, ¡obsérvenla! ¡encontrarán a su poseedora! ¡ahora mismo! ¡¡BÚSQUENLA!! ¡Y CÓRTENLE LA CABEZA!

Se acerca al Gato, aún señalando con el dedo ¿Dónde se encontraba esa temeraria? ¡Iremos a buscarla! No volverá a recorrer mis terreños ¡jamás!

El Gato Risón ensancha su lunática sonrisa ante las palabras cargadas de furia y de indignación de la Reina Roja.

- ¿Qué dónde está? - repitió la pregunta ronrondeando alrededor de su majestad con parsimonia y muecas exajeradas en su cara redonde y felina. Después lanza una risa tétrica, escalofriante - La respuesta única y clara la tiene tu hermana desterrada. La Reina Blanca conoce el paradero de la asesina.

Riendo estruendosamente, desaparece poco a poco.

¡¿¿LA REINA BLANCA??! ¡¿Cómo osas...?! La Reina Roja se lanza a agarrar al Gato pero éste desaparece en sus manos. La Reina, presa de la ira, da un salto gritando ¡YIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! y patalea contra el suelo.

¡Madita sea! ¡Reunan las tropas! ¡Se organiza una búsqueda completa, por todo el País de las Maravillas! ¡BUUUUUSSCA Y CAPTUUUUUUURA DE LA REINA BLANCA! Que la traigan aquí... ¡y que le corten la cabeza!

Coge a una carta al azar por los bracitos, ¡Tú, mantenme informada todo el rato! ¡ES MÁS! Iré yo misma. ¡OOOOORRRGANIZAD UN SÉQUITO! Se busca a la Reina Blanca.

Coge aire y, tras unos segundos de calma, vuelve a exclamar: ¡¡VENGA!!

El gato Risón desaparece antes de que la Reina Roja lo estrangule o, peor aún, le corte la cabeza. Eso hace que la malvada majestad se enfurezca todavía más. Al hacer el llamamento de sus tropas para salir en busca de la Reina Blanca, su hermana, las cartas comienzas a desfilar desorganizadamente y con tropeza frente a la Reina, y ninguna se atreve a rechistar.

Debido al jaleo, nadie se da cuenta de que falta la comisión de cartas encargadas de cobrar los impuestos no estaba presente.

La Reina Roja, orgullosa, acompaña a las tropas por el angosto laberinto que conduce directamente al bosque para salir a buscar a su hermana desterrada.

La Reina Roja da media vuelta, ¡En marcha!, y comienza a recorrer el laberinto acompañada de una increíble comitiva de cartas. A una orden de la Reina comienzan a sonar tambores que marcan el ritmo "¡TUN! ¡TURRÚN! ¡TURRÚN! ¡TUTUTUTUTÚN!" La Reina canturrea al ritmo mientras avanzan, recorriendo sin descanso los pasillos del laberinto.

De repente, ¡horror! en un pasillo quizás algo más angosto que los demás... ¡La Reina se queda atascada! Revuelve sus generosas caderas mientras exclama, a voz en grito, ¡¡¡SACADME DE AQUÍ!!!, algunas cartas y el mismísimo Rey consiguen desatascarla y, tras el mal trago, la Reina coge aire reposando sobre uno de los arbustos. Que alguien me diga... Arf, arf... quién... arf... diseñó esto... arf...

Las cartas tiemblan, esperándose la nueva frase de la Reina. Ésta se vuelve a estirar y, colocándose bien el vestido, sólo dice Sigamos.

Pasa un buen rato hasta que consiguen llegar a la salida. Una vez allí, cuando todas las cartas han salido al exterior, exclama ¡Vosotras, acompañadme! y da media vuelta para volver.

-Si pudierar llorar lo haría- dijo el gato Risón muertísimo de miedo, acto seguido noto como se humedecían sus ojos- ¡Sí puedo!- y rompió en unas macabras carcajadas que despertarón su instinto de supervivencia:-¿Qué hago? ¿Qué hago?.

Me armé de valor y me dirigí a la reina roja, que parece histérica tras sortear un montón de torpes naipes. "vaya cosas, naipes que andan"

-Su grandisima alteza majestad Reina Roja-le dije-tengo un plan perfecto para atrapar a la destructora. Déjalo todo en mis manos, bueno, es mis garras, ¿garras? yo no tengo garras... es decir yo me encargaré de traerla aquí y dejaré que le corten la cabeza!

Da un respingo y se gira en redondo sobre sus talones, ¡Tú! ¡Has vuelto! Cierra su enorme boca con un feo gesto mientras el gato ofrece las noticias, y de vez en cuando mira a los dos naipes que la acompañan. De repente da un saltito, ¡Un momento! ¿Y el rey? ¿No habrá seguido a la comitiva, el muy tonto? Levanta el dedo hacia una de las cartas y, cerrando los ojos y tocándose la frente con la otra mano, como si estuviera tremendamente cansada de hacer esto, le dice, Ve a buscarle, y tráelo aquí...

Despeja su frente y abre los ojos como platos. ¡Minino! Decías que tenías un plan, ¿eh...? Ven, acompáñame, tomaremos el té y me contarás ese plan... Le abraza sobre los hombros y echa a caminar por los angostos pasillos de arbusto de regreso hacia el castillo.

Frente a la Reina Roja y al Gato risón aparece, haciendo que la Reina tropiece con ella, Verónika.

La joven está tosiendo violentamente todavía, y su piel está tornando en un color verde enfermizo.

- ¡Args! ¡Socorro! - consigue decir la joven.

La Reina Roja hace intentos de levantarse de su ridícula caída, y el Gato Risón contempla la escena, sorprendidísimo.

Las fosas nasales del felino se ven afectadas por el olor a perfume de la nueva incorporación, la observa de arriba a abajo y se le ocurre una genial idea...

-Este.....mmmm.....ser perfumado es MÍ plan, ella sabe donde está la malvada del zapato y lo que es mejor, puede traerla aquí enseguida... y de esta forma usted misma podrá cortarle la cabeza, o mejor los pies responsables de la existencia del temido zapato.

Si el gato risón pudiera cruzar los dedos lo haría, estaba tenso esperando a la reacción de la Reina Roja y, lo que es peor, de si la humanoide perfumada le seguía la corriente, ante el improvisado y engañoso plan.

¡Cómo que "socorro"! ¡Socorro yo! Agita sus minúsculas piernecitas - en comparación con su enorme cabezota - y, prácticamente agotada, recurre a uno de las naipes que la acompaña, ¡No ves que no puedo levantarme! ¡¡AYÚDAME!!, vocifera, quitándose a Veronika de encima.

Apoyándose por completo en el pobre naipe, que acaba casi doblado consigue levantarse. Se sacude el vestido, por enésima vez, y se apoya en la carta para coger aire. ¿Y tú... quién... eres...?, le pregunta a la joven. De repente se queda quieta, y sus fosas nasales se mueven. ¡Un momento! ¿A qué huele?, guiándose por su olfato, como si de un macabro bulldog se tratara, recorre a los presentes oliéndoles. Huele como a... como a no..., finalmente se detiene junto a Veronika y la huele. Hum... eres tú... sí..., recorriéndola con su abierta nariz acaba en su cara, ¿por qué no hueles a rosas?

Con los ojos anegados en lágrimas, y con mi piel aún de color verdoso, me levanto con dificultad, observando a un horrible gato y a una mujer con la cabeza enorme.

Me pregunto si será el efecto de algún tipo de droga... ¿Qué narices me ha dado de beber aquel maldito picaporte?

- ¿Rosas? - pregunto, en tono infantil, con las puntas de los pies dobladas hacia adelante y balanceánome sobre los talones. Sé qu estoy adorable - Mi perfume no es de Rosas, señora. No iría acorde con mi estilo casual y dinámico.

Hablando de moda, su indumentaria era bastante hortera.

- Un picaporte casi me ha asesinado, señora. ¡¡Exijo ver a mi agente ahora mismo!! Y quiero dejar de estar verde... ¡¡Quiero dejar de estar verde!!

Me lanzo hacia la señora, la agarro del cuello de su traje rojo y comienzo a zarandarla con violencia.

Ahhhhhhh ¡Aaaaaahhh! ¡¡AAAAAAHHHHH!!, el grito de auxilio de la Reina Roja se va volviendo cada vez más potente y agudo hasta que un par de cristales del castillo caen en pedazos al suelo. ¡Maldita sea! ¡Que alguien me quite a esta niña de encima!, intenta apartarla ella misma, y hace descarados gestos a los naipes que la acompañan para que la ayuden.

Finalmente, con ayuda de los naipes... y de los naipes, la Reina Roja queda liberada. ¡Por todas las rosas del País de las Maravillas! ¿Pero a tí qué te pasa? Como te sigas comportando así... vas a conseguir... que te corten la cabeza. Suspira e, ignorando a la muchacha, vuelve a encaminarse hacia el castillo. Íbamos a tomar el té... si gustas...

Veronika no tenia intensiones de soltar a aquella mujer vestida con la moda del siglo pasado y con una cabeza enorme, y que pensándolo bien, necesitaba urgentemente un cambio de look. Mientras la muchacha se imaginaba las distintas formas de ayudar a aquella mujer a verse como una completa bomba sexual, los naipes la agarran de los brazos haciendo que esta soltase a la reina.

La muchacha no opuso mucha resistencia, cuando se dio cuenta de que al fin tenia toda la atención centrada en ella (como debia ser), se solto de los brazos de los naipes y se arreglo su cabello. Era imposible que una modelo de su altura se le viera despeinada y fuera de control como lo estaba ahora, si tan solo los paparazzis la hubieran visto de esta forma ...

Escucho atenta las palabras de la Reina Roja.

-¿Y quien es ud para ordenar que a MI se me mande a cortar la cabeza? - Mientras una de sus manos se apoyaba en su cintura y se miraba la otra para ver con sus propios ojos cual había sido el impacto en su uña rota. Al ver de que era uy posible de que nadie se diera cuenta que estaba rota, suspiro aliviada, miro serena a la reina y le sonrío.

-¿Tomar el té?, me encantaría, así podría relajarme y ud explicarme como demonios salgo de este parque de diversiones antes de mi desfile, porque una modelo de mi categoría no puede llegar tarde a la alfombra roja de aquellos eventos ... -