Partida Rol por web

Al escuchar las palabras del viejo y ver al vagabundo que tambien habian caido dentro de la madriguera como el, les dijo a ambos:

-No señor es la primera vez que estoy aquí, disculpe señor, pero supongo que usted estara mas familiarizado con el libro de cuentos para niños ¿verdad?

Aníbal dice esto indicándole al anciano el niño que se encontraba también con ellos, no sabía que probablemente respondería el viejo ni el vagabundo mucho menos aquel niño que trajo con el, el anciano.

-Bueno, si no lo esta no importa, solo le diré el nombre del cuento, Alicia en el País de las Maravillas, se que puede sonar loco, se que puede ser demente, pero encontré un conejo como lo describe el cuento y lo seguí para descubrir si era el conejo del cuento, y por como encontré objetos que menciona el libro mientras Alicia caía pues esto ya no me parece una coincidencia, debemos de estar dentro del cuento.

Sonreía al pensar en esta posibilidad, si el cuento realmente se volvía real, por lo menos seria algo que realmente le cambiaria la vida, el cambio que necesitaba para dejar esa vida de gigoló y pensar mejor las cosas.

Hannibal les había hablado al vagabundo, al anciano y al niño mientras se ponía a examinar detalladamente la habitación y luego con su mano izquierda les dijo a ellos

-Si ustedes recuerdan el cuento, por aquí debe de estar el picaporte, pero ¿Dónde?

Se concentro en la búsqueda del picaporte, esperaba recordar bien todos los detalles del cuento, pero ¿y si no?, pues lo iría recordando durante la marcha.

El calor hacia que el hombre cansado por el frió y el hambre se dormitaba poco a poco. Los chorros del agua de su abrigo viejo y desliñado cubrían los azulejos del suelo. El gorro de fieltro, cuidadosamente arrinconado y puesto bajo la custodia del perro negro de grandes dimensiones soltaba un inolvidable bouquet de olores a moho, sudor y agua estancada

A través del sueño, le llegaban a sus oídos unos murmullos medio enfadados medio arrogantes. Parece que alguien le hablaba...

-         Oiga, oiga Ud! – Se levanto los ojos hacia un hombre de traje elegante y ojos tristes.

Sorprendido por la situación, la compañía de dos personas bien vestidas ( aun que también hay que decir bien ensuciadas, la lluvia no perdona a nadie) Alcanzo el gorro del suelo y lo puso sobre su pelo grasiento. Se incorporó y estrechó la mano, sin quitar el guante de lana medio destrozado que la cubría, hacia los dos visitantes de su hábitat provisional.

-         Antes de todo he de presentarme, Bill Crighton – Les sonrió, con una de esas sonrisas de muestra de respeto entre iguales, como si estuvieron en algún banquete oficial.

Por un momento parecía como si no llevase harapos, ni la barba despeinada, sino un esmoquin con impecable camisa blanca y un pañuelo en el bolsillo de su chaqueta. Sin esperar que le respondieran, tosió abundante con un burbujeo profundo, arranco y tiró la saliva en una de las esquenas de la habitación.

Sus ojos perdieron el brillo en aquellos momentos, ya era otra persona.

-         Decía Ud. Que estábamos en un cuento infantil, -  pronunció en voz baja, aun recuperando el aliento. – No conozco ningún cuento similar a ése, sin embargo no niego haber visto a un conejo blanco, de hecho aquí mismo tengo su pañuelo. ¿Como decía que se llama?... De cualquier forma, para estar en un cuento, hay que pisar páginas y sobresaltar palabras, nosotros sin embargo, nos  encontramos en un sitio totalmente real y tangible, aun que tanto extraño, sin duda. Y el picaporte, pues hay uno a su derecha, justo detrás del trasero de Black, Os referías a este? – Indicó a una portería baja de madera tallada, que se encontraba detrás de su perro.

Se apartó del camino de los dos visitantes y se acurruco en el suelo junto a su animal de compañía – Eh, ahora vendría bien algo de comer – susurró, serró los ojos y siguió dormitando...

 "Animal Liberation Front"

Rezaba la imagen en la camiseta de Steve. Hacía tiempo que venía planeando la incursión, hoy era el gran día y no pensaba dejar escapar esta oportunidad por nada del mundo.

A.L.F es una organización activista por los derechos de los animales, sin embargo sus métodos son lo que se podría llamar "poco ortodoxos", el grupo realiza desde marchas y manifestaciones hasta sabotajes y robos en la industria peletera y farmacéutica, hoy le tocaba el turno a la última.

Robert y Clara, miembros de el A.L.F junto con Steve, planearon durante meses este asalto a los laboratorios de Blackcat Inc., una multinacional dedicada a el desarrollo y distribución de productos de belleza y que durante años han llevado a cabo miles de experimentos en conejos y ratones causándoles deformaciones, enfermedades y mucho dolor. La acción consistiría en esperar cerca del laboratorio de pruebas hasta el momento en que los últimos científicos se retiren, ingresar por la fuerza y liberar a los animales. 

Estaban ubicados en unos arbustos detrás del laboratorio, estaba oscuro y algo incún ómodo, pero era un sitio seguro en el que no serían descubiertos por ningún guardia de seguridad.

- ¿Steve, crees que tardarán mucho en salir de ahí? - dijo Clara con los ojos rojos y haciendo esfuerzo por mantenerse despierta.

La verdad si estaba algo tarde, y esperar no mejoraba la situación...hasta el mismo Steve sentía sus párpados ceder ante la tentación del sueño.

- Creo que iré a ver - dijo Robert levantandose silenciosamente y caminando hacie la entrada, Clara lo siguió de cerca.

- Steve, quédate aquí...te haremos una señal si es el momento -

Steve se quedó en ese mismo sitio, esperando la señal, escuchándo atentamente...y seguramente lo habría seguido haciendo si un hecho anormal no hubiera captado su atención.

Desde el mismo sitio donde se hallaba sentado, pudo ver claramente a uno conejo blanco saliendo del laboratorio e internarse en los árboles aledaños, Steve se frotó los ojos - Bueno, esto es raro...parece que esea amiguito logró escapar sin ayuda -  aunque había algo extraño en la situación que no dejaba de inquietarlo por lo que decidió seguirlo y protegerlo.

- Dios! que tarde está! me vooy!! me vooy!! - oyó susurrar a medida que se acercaba a los árboles

- Pero que!...- exclamó al girar su cabeza y observar a un elegante conejo, con un reloj de apariencia costosa exclamando a viva voz como se le hacía tarde para algo....

Cuando se disponía a decir algo..el conejo se internó más en los arbustos...justo debajo de uno especialmente frondoso.

- Espere! usted! conejo! - exclamó Steve mientras se abalanzaba sobre el arbusto tratando de alcanzar al conejo, pero no fue la naturaleza quién lo recibió en el arbusto...sino un vacío acompañado de una sensación de vértigo carácteristica de una sola situación...la caída libre.

Después de una "caída" si así se le puede llamar...Steve no solo estaba confundido, sino asustado...no solo era totalmente ilógico, sino que también parecía no ser el único...había más gente allí, y parecían discutir algo.

- Eehhm, discúlpen...que diablos es este lugar?............................y que le han hecho al conejo!!?? -

Aníbal Diaz al escuchar del vagabundo acerca del picaporte se dirigía hacia ese lugar, cuando de repente escucha que otro hombre ha caído también dentro de la madriguera como lo habían hecho con anterioridad el vagabundo, el perro, el anciano y el niño.

Cuando el joven también pregunto por sobre el conejo con toda la amabilidad que podía sacar de su interior Hannibal le respondió:

-Oye, no te sulfures, ninguno de los aquí presente le hicimos daño al conejo, deduzco por tu vestimenta y por tu apasionada pregunta, debes ser de esa clase de hombres que se dedican al cuidado de los animales o ¿me equivoco?

Estaba esperando la respuesta del joven cuando Hannibal escucho al perro ladrar:

-¿Qué pasa amigo? ¿Qué escuchaste? ¿Qué viste?

Hannibal se dirigía donde se encontraba el perro ladrando y cuando lo vio retirarse de ahí asustado:

-Los animales son mas instintivos que nosotros y si el sale corriendo es por que algo peligroso debe de haber escuchado, visto u olfateado, le haré caso y seguiré investigando el picaporte.

Dicho esto se acerco de nuevo al picaporte y concentro todos sus sentidos a el, si no recordaba mal el cuento, el picaporte hablaba:

-Si estoy en lo correcto el picaporte hablaba, probemos esa teoría. Buenas noches señor picaporte, me llamo Hannibal Díaz, y es usted quien nos puede abrir la puerta hacia el país de las maravillas ¿verdad?

Esperaba la respuesta del picaporte, si le respondía significaría que a continuación habría una mesita con las pócimas que Alicia había tomado cuando era más niña:

-Mantengo mi teoría que estamos dentro del cuento, y señor vagabundo, se como son los libros pero en esta ocasión nosotros podríamos ser los protagonistas de este nuevo cuento de Alicia, la pregunta seria, ¿quien conoce además del libro Alicia en el país de la maravillas el segundo libro?, si no lo conocen pues puede que entre ambos libros tengamos las respuestas que se nos Irán planteando mas adelante.

Se calla nuevamente, el picaporte, aun no respondía esperaba su respuesta, mientras pensaba ¨ vamos, contesta, vamos, demuéstrame que estamos en el libro para poder proseguir ¨

Con mal humor y con parsimonia... bostezo profundamente. No entiendo a qué viene tanto ruído. El Conejo Blanco acaba de pasar, y no espero más visitas.

Disimuladamente abro los ojos y veo a unos hombres enfrente de mí, pero de una estatura demasiado grande para coger por mi puerta.

- ¡Shhh...! ¿Queréis callaros? Estaba echándome la siesta. Además, estoy cerrado.

Vuelvo a cerrar los ojos para intentar dormir.

Aníbal Díaz estaba esperando la respuesta del picaporte y fue entonces cuando sucedió, el picaporte abrió los ojos y les hablo a todos los ahí presentes:
- ¡Shhh...! ¿Queréis callaros? Estaba echándome la siesta. Además, estoy cerrado.
Hannibal Díaz abrió grande los ojos y se dijo a si mismo mentalmente ¨ lo sabía el picaporte hablaba, ahora si podremos proseguir ¨

-Lo sabía, hablabas, entonces esto confirma mi hipótesis que estamos dentro del cuento de Alicia, muy bien entonces la pregunta adecuada sería ¿señor picaporte se acuerda usted de la pequeña niña llamada Alicia?, era una niña pequeña de 8 u 10 años rubia y con excelentes modales, fue la que se tomo la poción para crecer y luego se largo a llorar por su gran tamaño y luego cuando ella tomo la poción para ser mas chica, ya se había formado todo un gran rió de sus lagrimas ¿se acuerda?

Esperaba que se recordara de aquella niña, eso significaría que toda su memoria con respecto del cuento iba a pedir de boca, el niño interior de Hannibal estaba mas que contento, definitivamente, había sufrido una regresión a sus 9 años cuando su abuela le leía el cuento de Alicia, lo volvió a leer cuando tenía 16 años y más recientemente se lo leyó a un niño para impresionar a su madre.

Lo había conseguido, y por ende también consiguió el efecto que quería con su madre, al día siguiente la abandono dejándola sin dinero.

-Señor picaporte, ¿me podría indicar donde están las botellas que bebió Alicia? ¿Se encuentran en la misma mesa?

Hannibal empieza a buscar las botellas que bebió Alicia, después de todo se encontraban en el cuento, ahora solo faltaría que una vez que beba de las botellas recordaría algo que lo pusiese triste para formar el mismo rió de lagrimas que había formado Alicia y dejar que el picaporte abra por la fuerza la puerta.

Despues de oir a picaporte hablar solo tenía clara una cosa

- Iré por el conejo! es mi deber! ni siquiera en este mundo extraño con gente extraña abandonaré mi misión -

No sé de que hablaba el joven aquel, nunca habia oído hablar de alguna Alicia... - Por favor! que disparate! - pero si es necesario seguirles el juego para llegar al conejo y salir de aquí de una vez por todas, seguramente lo haré.

Me dirijo entonces al picaporte 

- Discúlpe señor, sabe usted donde puedo encontrar la llave que lo abre? Es de gran importancia que pase al otro lado - 

Me quedo obervando, atento a cualquier respuesta - Ahora espero una respuesta de un picaporte, debo estar loco! -

- ¿Dónde está mi agente? - pregunto, sorprendida.

Miro aspecto. Había ido a la peluquería esa misma mañana, lucía unos vaqueros Levi's ceñidos y un top negro. Estaba casual, informal pero perfecta. Unos tacones explosivos y atrevidos decoraban mis perfectos piel y mi manicura era el último grito.

Esa misma tarde tenía un desfile en una de la salas de moda más prestigiosas de Londres. Aparto el flequillo de mi frente y entonces me doy cuenta de que estoy tirada en el suelo, llena de tierra y de polvo y me he roto una uña.

- ¡Arhhhhaf! - grito, agobiadísima.

Frente a mí veo a cuatro hombres con aspectos dispares. Uno de ellos (Billy) parece que hace siglos que no se lava. Hago una mueca de asco mientras hago pucheros.

- ¡¿Qué es este lugar?!

- Tshhhhh.....!!!! ¿Queréis dejar de hacer ruído?

El picaporte vuelve a despertar ante la interrupción de la modelo (Veronika) en el panorama. Alex y Steve se giran hacia la joven para ayudar a que se incorpore pues, debido a su grito, temen que se encuentre herida.

Hannibal se gira para mirar a la joven, pero sigue centrado en descubrir la forma de acceder al país de las maravillas.

Billy, junto a su perro, espera rezagado en un rincón, sintiéndose el único cuerdo en ese dispar grupo.

El Picaporte gruñe cuán perro y con expresión enfadada.

- ¡Por todos los locos! ¿Qué jaleo es este? - se dirige indignado hacia Hannibal que, por el momento, es el único que parece prestarle algun tipo de atención - Nunca he visto semajante... comportamiento. ¡Jum! ¿De qué frasco o líquido me hablas, joven? - recalca, rindiéndose en sus intentos de seguir durmiendo - ¿En serio deseas adentrarte en este mundo de locura? Advertido estás de que nada tiene que ver esto ningún cuento infantil o semejante. Nadie en su sano juicio querría entrar aquí... Así que iros por dónde habéis venido.

Dándose cuenta de su gran error, carraspea como sólo lo puede hacer un picaporte...

- Bien, olvidaba deciros que desde aquí es imposible salir. 

En el centro de la habitación, de la nada, aparece un baúl cerrado, con un candado que aparentemente es frágil.

Viendo al pomo de la puerta hablar, a otra persona bien vestida y bien ensuciada (Verónica) entrar en la habitación por el techo y a un baúl aparecer de la nada, Billy se rasca la frente en un sigo de desaprobación y mira a su perro, extrañado...

- ¡Curiorífico y curiorífico! - exclama el vagabundo y siguie contemplando la escena...

 - Cielos! esto se torna cada vez más incoherente! - 

Después de levantar a niña con porte de modelo, me giro hacia el baúl que acaba de aparecer en escena.

- Bueno, parece que el candado es frágil...trataré de abrirlo! seguramente ahí está la llave!! -

- Oigan, trataré de abrir este candado! si no abre manualmente tendrán que ayudarme, ok? - 

Tomo el candado y le hago fuerza hacia abajo con la intención de abrirlo...

- Lo que hago por un conejo!! Espero que valga la pena y lo pueda salvar!!

Hannibal luego de escuchar a la mujer gritar y ver que le dan una mano los demás sujetos que están con el en ese cuarto misterioso, y al ver el misterioso cofre, mira al sujeto que momentos antes estaba retándolo por el conejo y le dice:

-¿Y desde cuando se te nombro líder de este grupo?, ¿después de todo no hiciste nada por aportar por el bien común y ahora me sales con aires de darnos ordenes?, no se de ti ni nada, ¿y esperas que te haga caso por que si?, te diré algo, tu no hiciste nada aquí para ayudarnos y nos amenazabas por lo del conejo, ahora salte de ahí muchacho, yo vengo investigando este lugar desde ya largo rato para informar novedades al grupo, mientras tu ¿Qué hiciste para darme una mano?, no hiciste nada ni moviste un músculo ni me aportaste una idea, así que si alguien tiene derecho a abrir ese cofre, soy yo, el que busca ayudar a todos.

Quería dejar en claro su posición de ayudar a los demás a través de su investigación de aquel cuarto

-Dame permiso, yo abriré este cofre, si estoy en lo correcto, podría haber una botella que nos puede servir para entrar al otro lado de esa puerta que esta cerrada del picaporte

No esperaba respuesta de esto que decía y al no haberse presentado como correspondía la etiqueta le dijo

-Muévete o se un estorbo para el grupo, pero si eres un estorbo para el grupo sobre ti recaerá la responsabilidad de impedirnos la entrada o salida de este mismo lugar, ahora, si quieres seguir en la tesitura de no ayudarme con la investigación pues salte de mi camino y no me estorbes, yo quiero ayudar a todos los aquí presentes mientras tu egoísta quieres solo ayudarte a ti mismo para dar una mano al conejo que viste hace unos momentos atrás, esa causa esta bien en nuestro mundo, pero aquí o nos ayudas o no te metas al medio.

Dicho esto empezó a investigar el misterioso cofre y fuerza el candado para que se abra y ver si se encuentra la botella que el piensa que se encontraba en el cuento.

- Oiga, joven, no se como se llame, - dijo el vagabundo referiendose al protector de animales,- Tenga eso, a lo mejor le sirve de palanca para abrir el candado.

Extrajo una cuchara oxidada de su amplio bolsillo y se la tiró al chaval. Luego se dió media vuelta y contempló a Hannibal, inspecionandole con los ojos aguados y tristes. ¿Entenderá el gesto? pensó. Sería interesante ver como reaciona...

Pero un ataque de toz interrumpio su mirada. - Copf, Kh, Kh...- Se oía el burbujeo dentro de sus pulmones fatigados. Respiraba poco profundo y con dificultad. Hace tiempo que no tenía ataques tan fuertes.

Poco a poco se calmó. Querida Evelin, ya queda poco tiempo para ti y las niñas...

Observó a la sala con una mitrada vacia - No tendreis un sigarillo, no?- Dijo con esperanza, pero sin referirse a nadie en concreto - Hoy es muy frio el ambinete... sigió vagando con la mirada, hasta que se fijo en la atractiva recién llegada. Hey, Preciosa, ¿tu no fumas?...

Me levanto para cederle el paso al individuo con la actitud hostil y retadora.

- Lo que me faltaba! Un tipo con complejo de grandeza! pff...definitivamente la humanidad apesta! Por eso es que muchos animales me inspiran mejores sentimientos que los hombres - 

- Como tu quieras...y la verdad si trato de abrir el candado es por beneficio de todos, no te hagas el heroe chiquillo...a ver como nos salvas a todos! - 

Me retiro lentamente y me siento al lado del vagabundo después de que le pasó el ataque de tos.

- Señor, se encuentra bien? .......-

Cuando bajo la mirada, un flash de energía se dibuja en mi rostro - Holaaaaa amiguito!! como estas?? - digo dirigiendome al perro del vagabundo

Al ver que no soy el exclusivo y absoluto centro de atención rompo en un llanto infantil y silencioso mientras hago que las puntas de mis pies se toque y me abrazo a mí misma.

Quiero irme a casa, ni siquiera sé que es lo que hago allí.

Me acerco a Steve con el rostro lloroso y me apego a su brazo como una cría asustada.

- Sácame de aquí ... ¡Sácame de aquí! ¡Deja ese puto cofre y mírame a mi!

Hannibal Díaz no hace caso a lo que dice el tal Steve y se concentra en abrir el cofre, hace fuerza para terminar de abrirlo y luego una vez que estuviese abierto miraría cual era su misterioso contenido, esperaba que fuese la botella para hacerse gigante y si recordaba bien el libro, luego debería de largarse a llorar para obligar al picaporte a abrir la puerta.

-Vamos, que sea la botella, que sea esa botella del cuento.

Esperaba que fuese así mientras abría la tapa del cofre.

Me sobresalto al sentir a la chica con porte de modelo aferrada de mi brazo llorando, no era algo que me esperaba.

- Wow! chica...descuida, es aquel otro el que está que se muere por abrir el cofre...yo simplemente espero! Trata de tranquilizarte un poco....a ver, respira profundo - 

Digo tratando de sonar lo más relajado posible, ya que mi mente no está tan tranquila...

- Oouch! mi brazo, duele, duele...que me suelte rápido por favor!....o que se corte las uñas que me las está clavando en la piel! -

Verónika sacudió con los ojos anegados en lágrimas a la pregunta de Billy, sin dejar de apretar con afán el dolorido brazo de Steve, el que ya empezaba a sudar y a notar como le resvalaban las gafas por su nariz.

Alex se acercó junto a Hannibal para ver más de cerca lo que había en el cofre. Ambos hombres se quedaron atónitos.

- No puede ser - murmuró Hannibal, sin dar crédito.

Sacó el objeto que estaba dentro del cofre para enseñárselo a los demás.

- ¿Qué demonios es eso? - pregunto Steve, colocándose las gafas -  ¿Una broma?

- No se parece mucho a la botella - murmuró Bill, con sarcasmo.

- Quiero irme a casa - lloriqueó Verónika.