Partida Rol por web

Bien, encargase de ese sintético junto con el cabo. Yo me quedare en el puente de mando. Ese montón de chatarra no querrá llevarme con él, para el soy solo un estorbo, un trozo de carne.

Trazadas las líneas generales del plan, Wittmann vuelve a dirigirse cojeando hacia la sala de ordenadores donde Strauss continua mirando códigos en la pantalla.

He encontrado el problema y la solución. Alguien, en su afán de inutilizar la nave, ha roto las tuberías del líquido refrigerante produciendo una fuga del mismo. Sin este líquido no se puede llevar a cabo el intercambio de calor entre el reactor y el exterior de la nave. Solo hay que cerrar esas fugas y rellenar el líquido refrigerante. No disponemos de la cantidad necesaria de líquido, así que habrá que utilizar un sustituto  de menor calidad, agua.

Wittmann, usted se quedara aquí, en su estado solo es un estrobo para esta misión. El soldado sonrió complacido al ver que su idea era cumplida. Pero quedara encerrado en el camarote del suboficial de seguridad, no quiero una nueva variable aleatoria  en mi calculo. La sonrisa de Wittmann se tornó una mueca de desagrado, si le encerraban no podría accionar el reactor de la nave.

Dicho esto, y sin esperar la opinión del resto de la escueta tripulación, el sintético agarro a Wittmann por los hombros y arrastrándolo lo llevo al camarote. El camarote era un espacio amplio y bien amueblado que únicamente estaba cubierto de polvo. El sintético arrojo a Wittmann dentro y cerró la puerta, trabándola con una silla desde el pasillo.

Una vez encerrado el sintético se dirigió al resto del grupo. Cabo, sus torpes manos puede que me sean de utilidad. Lo mismo le digo a usted Docotra, aunque durante nuestra misión de reparación puede estudiar mejor al espécimen.

El comportamiento del sintético ya está llegando a un nivel estúpido. -Strauss, no se pasé de su programación, Wittmann no se puede mover bien y es de más ayuda por fuera que encerrado. Usted no es lo único relevante en esta nave, no sea ilógico y pare este despropósito. -No me creo que hayan programado a esta tostadora de plástico para ser un completo estorbo. -Se envió un sintético para que ayude y no para que obstruya nuestro trabajo. -Niego con mi cabeza con esperanza de que nos deje un respiro y el plan se pueda llevar a cabo. -Libre es más útil que encerrado.

No pretendo presionar más de la cuenta, puede ser sospechoso y el plan no es de solo nosotros dos. -Aidan, estamos practicamente indefensos y necesitamos estar atento, el sintético también, a cualquier arma que nos topemos. -No será nada bueno. -Pienso mientras hago un pequeño inventario de lo que tengo.

El sintético mira a la doctora con suspicacia. Wittmann es un sujeto subversivo que puede poner en riesgo la misión. Al pronunciar las palabras Strauss se llevó de manera refleja la mano al abdomen que estaba lleno de una sustancia blanca que empapaba sus ropas y no paraba de caer al suelo en pesadas gotas. El sintético había sido herido por Wittmann aproximadamente hace media hora, y durante todo ese tiempo había seguido perdiendo sangre (o como se llamara la sustancia blanca que corría por los tubos de los robots). Strauss no se había molestado en reparar su herida. ¿Cuánto habría debilitado está herida al sintético? Pero como le dije antes Doctora, usted será responsable de los actos del oficial de seguridad y pagara sus faltas. Dicho esto, el sintético derriba la silla de una patada dejando libre a Wittmann.

Si no tiene más objeciones Doctora, deberíamos de continuar con la misión.

Doctora, yo porto tres armas. Dos pistolas y el fusil. Puedo dejarle uno de las pistolas.  Luego el cabo sonríe maliciosamente y te enseña un objeto ovalado metálico. Es una granada de mano de explosivo convencional, ese tipo de armas se había dejado de fabricar hace año en favor de otras armas mucho más eficaces. También estaban prohibidas en las naves espaciales debido a los posibles daños que podrían causar en la estructura y la integridad de la nave. Es una reliquia familiar de tiempos de mi abuelo, siempre me ha dado suerte. Pero hoy se la voy a meter a ese sintético por el culo.

Miro algo incrédula al sintético tras sus palabras. -Si, sé que soy responsable por sus acciones y no solo las de él. Aquí soy quien tiene mayor rango y hasta las acciones de un dispositivo avanzado como lo debería ser usted, Strauss, me serán un problema. Espero que su comportamiento actual sea un error de programación, como lo es todo lo que va mal con los sintéticos y que no me sea un estorbo. -Noto la "herida" del androide, pero mis conocimientos distan mucho de ese campo y no sé el estado real del hombre artificial.

-Wittmann, espero sepa comportarse a la altura. -Digo tras dar un leve golpe a la puerta que hace un momento estaba bloqueada y luego sigo mi camino con intención de continuar la misión, en mi caso sobrevivir junto con Aidan, esperando aprovechar la oportunidad que nos pueda dar Wittmann.

Aidan me enseña una granada, algo bastante peligroso a mi parecer, pero que en este caso puede inclinar la balanza a nuestro favor si se usa bien. -Espero que tengamos oportunidad. -Le respondo tras tomar la pistola que me ha ofrecido, será un arma secundaria útil. -Procedamos entonces y recordad estar muy atentos. No conocemos las capacidades del espécimen y no creo que sea momento de estudiarlo. -Levanto mi mano a manera de despedida hacia Wittmann y me enfoco en lo que pueda venir. Aquí aumenta la tensión.

A medida que el sintético avanzaba por los pasillos y escaleras hacia la cubierta dos, los pasillos se volvían más estrechos, con un aspecto menos confortable y más funcional. Las paredes ya no tenían los paneles decorativos que ocultaban las tuberías, ahora estas estaban al aire libre formando intrincados dibujos; la moqueta se había modificado por una rejilla de metal que aumentaba el agarre de las botas; en las paredes a intervalos regulares había cajas de fusibles, válvulas y monitores de control; y los pasillos parecían haber mermado en tamaño.

También las presencias de las criaturas se hacían más evidentes. En los suelos se podían ver agujeros formados por su corrosiva sangre, disparos en las parece y marcas de garras. ¿Qué habría llevado a la criatura a preferir esa zona a la zona de vida de la nave?  

Al llegar a uno de los múltiples recovecos del pasillo, Strauss se detuvo y observo una grana gran mancha de óxido en el suelo. Aquí ha habido una fuga. Comienza a analizar el entorno en buscas de susodicha fuga.

La apariencia del pasillo no es nada grata. -El detector de movimiento nos sería de utilidad. -Le comento en voz baja a Aidan. -No soy experta en especies diferentes a la humana, pero aquí hubo mucho jaleo y tras nuestro primer encuentro, creo saber contra qué pelearon. -Volteo mi cabeza de un lado a otro viendo parte del desastre. -Y perdieron. -Mi experiencia no está hacia este elemento. -Cómo debo tratar esto... -Cavilo. -Sea lo que sea, sigue siendo un organismo que crece y... -Me muerdo el labio inferior. -¿Se expande? -Es solo una suposición. -Tal vez deba considerarlo como un virus en proceso de propagación y con esa idea me basta para considerar erradicarlo. ¿De dónde salió y cómo llegó a la nave? -Muchas incógnitas y muy seguramente no obtendré ninguna respuesta.

-Continuemos... -Preparo el lanzallamas (¿aún lo tengo cierto?) -Y manténganse atentos.

Revisas el lanzallamas y te dispones a seguir al sintético cuando un grito ahogado a tu espalda te obliga a girarte. A menos de medio metros la cara Aidan convertida en una mueca de dolor te mira fijamente. De su estómago, justo debajo del esternón, asoma un afilado apéndice negro quitinoso. Alguien sin conocimientos médicos habría asegurado que ese tipo de herida era mortal, pero tus conocimientos te indicaba una realidad mucho más dolorosa. La herida terminaría siendo mortal, pero no inmediatamente, Aidan podría viviera varios días. El apéndice habría roto la columna vertebrar del cabo dejándolo paralitico, pero no había dañado ni los pulmones ni el estómago. El ser que había realizado ese ataque detonaba una gran inteligencia. Entonces el cuerpo del Cabo se elevó un par de centímetros en el aire, lo que te permitió ver a la criatura negra colgada del techo y como con su cola mantenía en el aire al cabo. La criatura, tras haberse cobrado su presa comenzó a retroceder por el pasillo.

Un tintineo recorrió en ese momento la estancia, la granada de mano que llevaba Aidan ahora revotaba por el suelo metalico del pasillo.

Sabía que no podíamos confiarnos demasiado, pero la realidad nos alcanzó mucho antes de lo que esperaba y en un instante...

A pesar de todo mi entrenamiento y "sangre fría" adquirida por mi profesión, esto me supera y el terror de la escena frente a mí me dejan paralizada por un instante. -ESTAMOS... -Ni siquiera pensar me es fácil. -MUERTOS... -Observo como la criatura levanta a Aidan poco a poco sin haber retirado la cola de sus entrañas y la óvalo metálico resuena en el suelo. Ese simple sonido me reactiva cual si fuera el chasquido de un par de dedos que me despertaran de un trance, estaba hipnotizada y mi superyo, mi lado analítico, regresa.

-El daño no fue letal y... ¿se lo está llevando? -Mi pensar me asusta y alegra al mismo tiempo. -En ese caso lo prefiero muerto. -Apunto el lanzallamas y libero la flama en dirección de nuestro agresor esperando su reacción libere al soldado y lo deje caer. -NO TENEMOS COMO TRANSPORTAR ESO... -Grito esperando que Strauss no me vaya a estorbar. -STRAUSS, MIRE CÓMO DETENER ESA COSA. -Será un gran inconveniente tener que preocuparme también por el androide, ya es suficiente con una especie inhumana asesina en esta nave y aún me gustaría continuar con vida. Quiero vivir para... dudo que pueda contarle esto a alguien, pero igual quiero salir con vida.

A pesar de sus cualidades mejoradas, el sintético tardo varios segundos en salir del hueco por el que había accedido en busca de la fuga. Ahora podías comprobar que la herida del abdomen del sintético era realmente grave, este se movía con más lentitud de lo normal.

El crepitar de las llamas recorriendo el chorro de líquido inflable recorrió todo el pasillo. El líquido dio de lleno en la criatura pero en su recorrido también empapo al Cabo. En un momento el pasillo quedo inundado por el olor de la carne quemada. El cuerpo de Aidan cayó al suelo aun cubierto de llamas, y la criatura comenzó a retroceder por el pasillo. Puede que estuviera herida o que solo hullera ante la amenaza del fuego; también podía ser que retrocediera en busca de una mejor oportunidad para atacar.

En el suelo del pasillo Aidan grita de agonía, pero su agonía solo dura unos momentos. El fuego que le envuelve tarda poco en consumir el oxígeno que le rodea asfixiándolo. Era un hecho que poca gente conocía, los quemados no morían por las heridas infligidas por el fuego si no por asfixia. Ya nada se podía hacer por el Cabo.

La granada de mano, su herencia familiar, continuaba en uno de los rincones del pasillo aun si haber sido usada.

He ahuyentado a la criatura, pero creo que solo fue eso, se ve muy resistente y quien terminó muriendo fue Aidan. La duda continúa en mi mente. -¿Por qué se lo llevaba? porque podría asegurar que eso es lo que hacía. ¿Comida u otra razón? -Me muevo para recoger la granada y me aproximo al cuerpo del pobre soldado para tomar el detector de movimiento y su arma. Aunque me siento bastante confiada con la pistola y el lanzallamas que ya tengo. -Me podrá ser de utilidad tener más poder de fuego.

-Continuemos. -Le digo al sintético y sigo atenta a lo que pueda aparecer. Antes de seguir caminando le doy una última mirada al cuerpo de Aidan y busco su chapa de identificación. -Fue mi responsabilidad y no olvidaré esto. -Me lamento un poco por su muerte, pero no sé qué le hubiera podido hacer ese animal y considero que es mejor que muriera.

Encuentras sin dificultad la placa identificativa de Aidan, aunque ennegrecida por el fuego se pueden leer los datos del cabo muerto.

El sintético volvió a agachare para introducirse por el conducto de reparación. Hay que terminar de reparar la nave. Su voz se había vuelto más pastosa y arrastraba las silabas al pronunciarlas, también sus movimientos eran más lentos y torpes. Rápidooo, por algunaaa razón miiii sistemaaaa estaaa empezandooo a fallar. El goteo de líquido blanco del sintético se había convertido en un rio continuo. ¿Cuánta de esa sustancia necesitaría el maldito robot para seguir en pie?

Dejo el arma de Aidan en mi espalda y al sopesar su placa y siento que debí pedirle a Wittmann de él. Es un buen hombre y... -Es posible que ninguno sobreviva, pero de momento yo soy quien tiene la mayor probabilidad de lograrlo y no es mucha la diferencia con ellos. -Mientras esté en esta nave seguiré siendo un muerto que camina y respira. Hurra por mi.

El sintético decide seguir, no me extraña que se mantenga en pie y en ese estado. Después de todo es una máquina y no conoce nada mejor que sea seguir su programación. Lo sigo.

Algo que me parece curioso es que las criaturas que están en la nave no han prestado interés en el androide. -Puede que distingan entre si está o no con vida. -La suposición no tiene una base sólida, no tengo suficientes datos para comprobar esto y no hay tiempo para averiguarlo. De momento seguiré con el plan que pacté con Wittmann.

Tras una decena de metros recorriendo el conducto de reparación, llegáis a un espacio más amplio entre la cubierta protectora de la nave y la estructura. La carcasa exterior de la nave se une a la estructura mediante vigas de metal dejando un espacio libre de casi dos metros que funciona como aislante del frio y las radiaciones. De hecho la temperatura de esta zona está muy cerca de los veinte grados bajo cero, pero esto no es nada comparada con las temperaturas exteriores del espacio que oscilan entre los -180º a los – 250º C. El frio comienza a atenazar tus músculos que tratan de recuperar el calor mediante contracciones involuntarias, produciendo temblores.  

La carcasa exterior se encuentra cubierta de cientos de tuberías de pequeño diámetro que forma un intricado laberinto. El inmenso serpentín de tuberías es el sistema de refrigeración de los motores que transporta el calor del motor a exterior para disiparlo. Un sistema de tecnología primitiva pero muy eficaz, y que aún se sigue usando.

No era muy complicado ver el problema, alguien había cortado cientos de tubos dejando escapar el líquido refrigerante que se había congelado. La reparación aunque sencilla, iba a ser muy tediosa y llevaría mucho tiempo.

El sintético se adelantó con paso tambaleante y comenzó a estudiar las tuberías cortadas. En un descuido toco una de las tuberías y parte de su piel sintética se quedó pegada al frio metal. Con un rápido tirón, sin demostrar dolor, separo la mano dejando parte de su piel pegada a la tubería y continúo con el análisis.