Partida Rol por web

Aprovechando una breve pausa de la artillería enemiga, el sargento Sheriff salió de su escondite, y consiguió avanzar hasta que el enemigo se encontró dentro del rango nominal de alcance de su arma. Quitó el seguro, y se preparó para repartir dolor.

Akira podía ver por su visor térmico que cada vez quedaban menos enemigos, y que el asalto constante de sus tropas les estaban debilitando por momentos, haciendo que ni siquiera pudieran disparar con eficacia. Además, estaba claro que sus armas perdían precisión y efectividad en el combate cerrado, y hacia combate cerrado era hacia lo que se dirigía su escuadra. 

Se tumbó sobre la tierra mojada, a poca distancia de los félidos, y colocó el rifle en modo ráfaga. Esperó a que la señal térmica apareciera en el visor, apuntando a la estrecha abertura de un búnker, y en cuanto vio la cabeza asomar por él abrió fuego, manteniendo presionado el gatillo. 

Con un leve sonido, seis rayos letales salieron de la boca de su arma. El primero dio en la pared del búnker, pero los siguientes entraron limpiamente, cortando cuellos y destrozando corazas, mientras las luces del visor se iban cayendo una a una. Cuando soltó el gatillo, cinco gatos se desangraban en el suelo, y el búnker quedó vacío. 

A su lado vio a Sheriff disponer su mortal cañón de plasma, y Akira había sido testigo de la escabechina que podía hacer aquel arma. Probablemente acabaran con ellos solo con eso, pero, por si acaso, Akira se deslizó sigilosamente hasta quedar al lado del búnker que acababa de vaciar, justo bajo las narices de los gatos. Si Sheriff no acababa con ellos, la kurohime se encargaría de ello. 

Un extraño sonido parecido a una sirena comenzó a sonar desde los puestos de defensa de los félidos que al oírlo comenzaron a replegarse, estaban dando la batalla por perdida.

El teniente Ring estaba atento, con el rifle de energía al hombro  comenzó a hacer disparos selectivos cuando los enemigos comenzaron a salir de las torretas y búnkers, hasta el momento no había dado la impresión de ser un gran tirador pero cuando la sirena cesó y él dejó de disparar, diez félidos habían caído.

Habían necesitado más de diez horas para escalar la montaña hasta el paso que les permitiría alcanzar la capital del planeta félido. El enemigo habían perdido miles de efectivos pero la compañía casi llegaba a las dos docenas de bajas. En la zona alta, el apoyo de las naves de asalto había sido esencial para acelerar el combate, sin ellas se hubieran tardado días.

Una vez acabado el combate, en la última fase del cual se me bloqueo el sistema de puntería observo en el HUD de mi casco el estado del grupo. En silencio me apoyo en el exterior de un bunker consciente de que mis continuos fallos en esta campaña podrían haber ocasionado la muerte de alguno de mis compañeros activando el medipack.

Cuando el cóctel de estimulantes, regeneradores de tejidos y calmantes acaba de actuar me siento como nuevo. Lo que no es muy esperanzador dada mi racha en Monet.

Tal y como sospechaba Akira, no fue necesario que empleara la kurohime, pues el resto de félidos, muy debilitados, fueron abatidos por el sorprendentemente preciso teniente Ring. Se reunió con la escuadra y se aplicó rápidamente el medigel. Los calmantes y el tejido cicatrizador hicieron su trabajo con rapidez, y aunque aún notaba alguna herida, estaba mucho mejor. 

-Teniente, ¿cuáles son sus órdenes?

El teniente parecía estar hablando dentro de su casco por algún canal para oficiales, ignoró a Filofrío casi un minuto.

- Se están limpiando los puestos a lo largo de la línea de defensa y verificando que no quedan félidos escondidos, esperaremos.

- A la orden mi teniente. Esperaremos a que nos manden reiniciar la marcha.

Dirigiéndose al pelotón - Descansen. Ya sólo nos queda un último empujón y acabamos de limpiar este estercolero.

A continuación, el sargento Sheriff se enciende un apestoso puro que almacenaba en algún rincón de su armadura.

Pasa una hora antes de que se pueda dar el paso de montaña por asegurado. Los soldados aprovechan para remendar sus heridas, comer barritas energéticas o charlar un poco pero la calma es tensa y las armas se mantienen a mano esperando una ofensiva por parte de los félidos.

El canal general de comunicaciones se abre y la potente voz del capitán Miller resuena en vuestros cascos: 

- Soldados, la conquista de este posición ha sido dura y costosa. Nuestros enemigos estaban preparados y han vendido cara la derrota e incluso han podido retroceder cuando ésta era inevitable. No podemos dejar que ocurra de nuevo y que consigan alargar la campaña, aquí y ahora se acaba su dominio de este planeta. Corto.

- Ya han escuchado al capitán, preparen sus armas y marchemos hacia la victoria - Ring intenta mantener la línea exultante de su superior.

Comenzáis el descenso por la otra cara de la montaña con la visión de una gran ciudad protegida por una cúpula energética y rodeado de torretas defensivas. Las lentes de aumenta de vuestros visores os permiten ver a los félidos tomando posiciones y organizando al defensa del sitio. A pesar de la belleza de la arquitectura y el nivel tecnológico de la ciudad, no podéis dejar de pensar que entre tantas calles, avenidas y callejones vuestros escurridizos oponentes pueden volverse muy peligrosos.

Corréis por la carretera camino de la ciudad y al llegar al llano comenzáis a recibir el fuego defensivo de las torretas.