Partida Rol por web

Ya tardaban en aparecer - masculló con desagrado mientras se concentraba. Sus manos se contrajeron como si agarrara algo con muchísima fuerza hasta que logró arrancar un trozo de tubería de la pared para lanzarlo contra uno de los despojacuerpos.

Con la mandíbula tensada por el esfuerzo que suponía concentrar sus poderes, llegó a hablar con los dientes apretados - cerradfilas - les sugirió mientras él se mantenía donde estaba. Sin dar tiempo a ver si su objetivo había sido impactado se quedó mirando el otro lado que faltaba por cubrir, si tan solo fuera más poderoso; pero se quitó ese pensamiento de la cabeza - ¡Vantes! ¡Céntrate en la puerta! - le pidió con torpeza.

Las puertas! No podemos dejar que nos rodeen! Vantes, los servidores. - Me moveria en direccion a la puerta mas cercana, para asi poder evitar que esas criaturas salieran a por nosotros, donde seguramente podriamos acabar rodeados.

Si nos rodeaban estabamos muertos. No tenia duda de ellos, no habia muchos capaces de combatir cuerpo a cuerpo, por lo que lo mejor era avanzar y crear un muro para que nuestros compañeros pudieran matarlos desde los flancos o al menos una posicion segura.

Con el escudo en posicion y la maza crepitando, aunque antes no hubiera servido de mucho, avance para detener el avance de las criaturas.

El miedo ya había atravesado a Beatrix cuando los muertos empezaron a levantarse de sus camastros, por lo que al verlos pegó la espalda con fuerza contra la puerta, tratando en vano de retroceder. Entre la espada y la pared, las palabras de los demás fueron lo único que impidió se pusiera a gritar. «¡Espabila, idiota! ¡Recuerda por qué estás aquí!», se espetó a sí misma, mientras trataba de concentrarse en la empuñadura de su escopeta, que aferraba con cada vez más fuerza. Desde donde estaba, si empezaba a disparar iba a hacer más mal que bien.

A pesar de que en esta ocasión había más enemigos, el grupo reaccionó con rapidez. Naya se hizo a un lado, pegándose a la pared, y apuntó con su pistola sobre el Despojacuerpos que tenía más a la vista, pero el haz láser se perdió tras él cuando logró milagrosamente esquivarlo con uno de su vaivenes. A su lado, Graham corrió hacia la abertura que le quedaba más cercana, buscando bloquear allí al trío de criaturas que, con paso lento pero decidido, se le echaban encima. Los servidores de Vantes traquetearon de nuevo, cada uno acercándose a una de las aberturas, aunque sirvieran para poco más que taponarlas con sus cuerpos.

Entretanto, el tecnosacerdote se acercó a la puerta blindada, al lado de la cual, Beatrix apuntaba con su escopeta, tratando de controlar el temblor de sus manos. Telum y Katherine se movieron para tomar unas posiciones de tiro lo más despejadas posibles, mientras que Mort se pegó a la pared como Naya, su espada sierra en la mano, preparándose para saltar sobre el primer enemigo que se le pusiera delante.

El aire en las cercanías de Leonid se volvió frío cuando el psíquico echó mano a sus poderes, arrancando de cuajo un trozo de metal y lanzándolo sobre el Despojacuerpos al que había disparado Naya, quien esta vez no logró esquivar el proyectil que lo lanzó de un golpe sobre la camilla que tenía detrás, derribándolo al suelo. A pesar del duro impacto, apenas un momento después la criatura se puso en pie de nuevo, reanudando su imparable avance. Como habían demostrado ya, tan solo se detendrían con su destrucción, y los condenados eran de lo más resistentes.

Una vez que Katherine se puso en una posición buena para tirar, apuntó al enemigo y disparó su arma, haciendo rápidamente tres tiros con su rifle las. Esta vez su mira no le servía demasiado por el fuego semiautomático que disparaba su arma, pero ninguna mira era rival para la mano del Emperador como guía, que hace que solo uno de los tres haces láseres se pierda contra la pared mientras los otros dos dan en el blanco.

Su corazón le golpeaba el pecho al ritmo de sus rápidas respiraciones. Aquella horrible sensación se había hecho realidad y ahora solo quedaba enfrentarse a los demonios. Como había hecho toda su vida.

Acercándose peligrosamente a Graham contó hasta 3 de esas cosas. Y por su espalda.... Desde su posición, apuntó intentando afinar el disparo y después apretó el gatillo con confianza.

Leonid trató de controlar su poder nuevamente, pero erró en el intento, no logró suficiente fuerza mental para arrancar el objeto que se propuso para poder usarlo contra los despojacuerpos, por lo que quedó todo en un frustrante intento para el psíquico. Gruñendo para amonestarse así mismo, Leonid avanzó un par de metros para anticiparse al asalto de aquellas abominaciones - ¿nadie tiene granadas? - preguntó a los suyos - Aprovechad que van muy juntos - les indicó, confiando en que serían tan estúpidos que no entenderían la amenaza que les podría suponer una granada.

No habia tiempo de esperar o mirar por encima de mi hombro para ver si alguien me habia hecho caso, solo podia esperar que Vantes hubiera mandado a su servidor y al mismo tiempo rezar al Emperador porque Lille se mantuviera en su sitio e hiciera lo que mejor sabia hacer despues de darme quebraderos de cabeza... disparar su rifle.

Eleve mi escudo y me prepare para lo que venia.

Seria el escudo... donde otros eran la espada o el martillo del Emperador...

Lentamente de entre mis labios comenzo a salir una oracion al Emperador.

Oh, Emperador! Dios Eterno que sin ayuda prolongaste los cielos y... 

Los Despojacuerpos hicieron notar su amenaza cuando siguieron avanzando pese a los disparos que llovían sobre ellos, el láser de Naya impactó de lleno en el pecho de una de las criaturas tras atravesar un mamparo, pero esta apenas acusó el golpe. De igual modo los escopetazos de Beatrix y Telum quedaron en nada, y tan solo el rifle de Katherine abrió unos buenos agujeros en el engendro más rezagado, que a pesar de estar dejando un reguero de aceite negro a su paso, seguía adelante.

Mort se lanzó sobre la pareja de Despojacuerpos de la derecha, pero un traspies fruto de los charcos de sangre en el suelo impidieron que pudiera atinar su golpe, aunque al menos logró evitar el que le llegó de respuesta. Al otro lado, el escudo de Graham detuvo el puñetazo de la criatura que lo enfrentaba, pero los servidores de Vantes, maltrechos debido al desgaste y sin estar pensados para el combate, apenas aguantaron un golpe cada uno, testimonio de la dura fuerza de sus rivales. Ambos cayeron al suelo destrozados, convertidos en una carcasa de partes mecánicas y carne moribunda.

Vantes seguía intentando dar con una forma de abrir la puerta blindada, mientras que en aquella ocasión, los poderes de Leonid no acudieron en su ayuda. Todavía tenían margen de maniobra, pero estaba claro que la presión se empezaba a notar, ya que tan solo uno de los Despojacuerpos había sido herido, y ya los tenían encima.

Leonid volvió a intentar convocar sus poderes, pero de él solo salió un largo y asqueado - jodeeeeer... - una suerte de maldición susurrada que estaba reflejando la frustración que se acumulaba en Leonid. Incapaz de hacer mucho más, se quedó donde estaba adoptando una postura defensiva, aunque no creyó posible que fueran a por él en los próximos segundos. El combate estaba yendo mal para ellos, pero no quedaba otra que luchar o morir.

Apuntar y disparar. De momento era lo más efectivo, aunque antes apretó el botoncito para que su pistola láser tuviera mayor fuerza de penetración pues Graham seguía teniendo a 3 casi encima de él. Y eso no podia permitirlo.

Viendo que la refriega me tapa al enemigo al que le estaba disparando doy un chistido con la lengua y le apunto a otro de los enemigos, disparandole a esa otra cosa, intentando sacársela de encima a la hermana Mort. Esta vez solo dos de los disparos dan en su blanco, pero sin duda era algo de ayuda para ella.

Beatrix dudó, pero temía disparar por la espalda a sus camaradas, por lo que avanzó con el ánimo de flanquear a alguno de los Despojacuerpos. Cuando creyó que tenía un buen tiro disparó, sin mucho tino.

Los que podían del grupo seguían disparando sobre los Despojacuerpos que se echaban encima de Graham y Mort. El disparo de Naya dejó un feo boquete ennegrecido en el pecho de una de las criaturas, al igual que los disparos de Katherine, hiriéndolas, a pesar de que aguantaban. La que no aguantó fue la que, después de evitar el escopetazo de Beatrix, recibió el de Telum, siendo arrojada al suelo, donde fue presa fácil de la espada sierra de Mort, regando las baldosas con el aceitoso líquido negro. Aquello, sin embargo, fue aprovechado por los otros dos Despojacuerpos, que lograron acertarle con sus puños, haciendo buena mella en la asesina, que retrocedió, jadeante al haber soltado el aire de sus pulmones de sopetón debido a los golpes. Aun así, se mantenía desafiante.

Los que atacaban a Graham intentaban usar su número para superar al arbite, pero el escudo de este se lo ponía difícil. Aun así, no podía cubrir todos sus flancos, y en un intento fallido de devolver los golpes, dejó una abertura que sería aprovechada por una de las criaturas, si no lograba detener el ataque a tiempo.

En retaguardia, el empíreo seguía resisitiéndosele a Leonid, mientras que Vantes seguía ajeno al combate, todavía buscando el modo de abrir aquella condenada puerta.

Los golpes se cernian sobre mi. Uno detras de otro pero si caia, esos malditos bichos se lanzarian sobre los demas y sobretodo Lille. habia fallado mi ataque, asi que dispuesto a ganar el mayor tiempo posible, decidi volver a la posicion de defensa.

Ahora que el Dios-Emperador guie vuestra punteria... compañeros. Bien sabe El que no aguantare mucho mas asi...

Eleve mi escudo, prepare mi arma y espere a que vinieran a por mi.

Tiempo, era todo lo que necesitaba. Ganar tiempo, pues sabia que Lille no fallaria y los demas, habian resultado mas competentes de lo esperado.

Leonid, cada vez más furioso, hizo rechinar los dientes emitiendo un ruido extraño. Salieron rayitos de color morado al rededor de su cabeza conforme se concentraba hasta que soltó un grito contenido. Un trozo de piedra del suelo salió de su sitio y se fue directo contra uno de los que estaban atacando a Mort. Graham estaba más rodeado, pero la mujer estaba gravemente herida y Leonid decidió ayudarla, tratando de derribar a uno de los despojacadaveres y que con el derribo de este, afectara al otro, permitiendo que Mort pudiera tener una mejor opción, tanto de atacarles como de evitar ser atacada. 

Los bichos acosaban a Graham sin descanso y Naya temia disparar y acabar dándole a él. Sin pensarlo mucho, movida más por la necesidad y la impaciencia, corrió hacia el despojacuerpos que tenía más cerca e incrustó el cañón de su arma contra la cerulea piel para después apretar el gatillo.

Viendo que Leonid se encargaba de las criaturas que rodeaban a la hermana Mort me reposicioné para ayudar a Leonid, que bravamente se estaba defendiendo de tres enemigos a la vez, algo encomendable. Corrí pasando al lado de Naya y me paré frente a una de las camillas con un buen ángulo de tiro hacia los enemigos contra los que peleaba el arbitres.

El escudo de Graham produjo un sonoro ruido metálico cuando detuvo el golpe que hubiera dado de lleno a su portador, pero las criaturas seguían con su constante ofensiva, buscando sobrepasar al arbitrador a base de fuerza bruta, dirigiendo otros dos golpes que no ser detenidos amenazaban con hacer serio daño a Graham. Naya corrió a su lado, descargando su pistola a quemarropa sobre uno de los Despojacuerpos, que trastabilló hacia atrás, visiblemente herido y empezando a dejar el suelo lleno de aquella extraña sangre aceitosa, pero enseguida se recuperó y volvió al ataque, imparable salvo en la muerte.

En el otro flanco, la suerte sonreía algo más, esta vez siendo el escopetazo de Beatrix el que encontró su blanco, arrancando parte del brazo de uno de los engendros con sus perdigones, mientras que el de Telum fue el que falló ahora al tener que reposicionarse. Dolorida por los golpes, Mort tampoco logró atinar con su espadazo, pero Leonid por fin logró dominar sus poderes, y barrió a ambos oponentes con un ataque psíquico, acabando con el herido y derribando al que quedaba, aunque no tardó en ponerse en pie y seguir atacando.

Al ver que tan solo quedaba un enemigo en su lado frente a los tres que acosaban a Naya y Graham, Katherine corrió hacia el otro lado, atravesando las cortinas y mamparos y metiéndose de lleno en el horror que suponía el pabellón medicae, lista para acribillar a los Despojacuerpos por la espalda.