Partida Rol por web

Perra apareció detrás vuestra. Se lanzó contra uno de los hombres, el que acababa de herir a Godesteo, y lo atacó como el animal que en realidad era, mordiéndolo donde no le cubría la armadura.

Escuchais la voz de vuestro compañero Fadrique que ha venido tras Perra.

Cuando te asomas ves a tus compañeros en pie, en liza contra otros tres malenates de la Vera Lucis. Puedes ver que en el suelo se encuentra el cuerpo de otro de ellos, muerto, y uno más que grita ya casi sin fuerza cercano a la muerte. Aunque eso debería haber equiparado las fuerzas tus compañeros pelean con cuchillos y los puños descubiertos contras las espadas de los hombres que visten el negro. Tras vuestros adversarios hay otro cadáver pero éste no es de la Vera Lucis. Cuando llegas puedes ver que Perra se ha interpuesto entre Godesteo y su enemigo y lo ataca como una fiera.

Al otro lado de la sala hay un hombre encapuchado, vestido con una rica chilaba que al verte aparecer te apremia pidiendo socorro para que lo ayudes.

La irrupción de Perra había dejado completamente sorprendido a Alvar que la contemplaba atontado mientras la mujer desgarraba con sus dientes la carne de uno de los hombres.

Parecía que la balanza ahora se inclinaba de su lado y esa ocasión no podían desaprovecharla. Alvar sujetó con fuerza la daga dispuesto a lanzar otra cuchillada y rezando para no fallar en esa ocasión.

- ¡Ja, ja, jaaaaaaaaaa! -Artal grita de alegría fingiendo una risa para aparentar una seguridad que no tiene-. ¡Estáis perdidos, escoria fanática!

Y tratando de situarse todavía en una posición elevada con respecto a su oponente, trató de hurtar el cuerpo a sus envites para luego contraatacar con el bracamante...

Recibe un ataque de su oponente que no puede evitar.Su arma era larga y afilada, y a pesar de su agilidad no pudo remediar que esta hiriera su brazo.Sin duda no fue una herida del otro mundo, pero a pesar de ello su mano contraria se poso sobre la herida mientras este la sopesaba.Fue en ese instante cuando Fradrique y Perra llegaron como refuerzos, un momento grandioso y épico como cuando la caballería llegaba por detrás de nuestras filas con la gloria del Señor sobre sus armas y corazones.Observó alterado aún por el momento de la pelea, como Perra salía en su defensa y ataque vorazmente al tipo que le había herido.

Esta remontada hace que el honor y el orgullo de caballero salga de sus mismísimas entrañas.Cierra los puños con furia y se prepara para el siguiente turno.Atacaría esta vez con todo lo que tuviera, y sus puños desnudos y su tranquilidad absoluta en la batalla le ayudarían.

¡¡AAaaaahhh!! -grité haciendo una aparición como magistral y teatralizada en cuanto vi a mis hermanos estando en un lance contra hombres de capuchas negras. Por un momento iba a correr hasta donde estaba el hombre encapuchado y ataviado con chilaba, no por los gestos que me hacía, sino como un enemigo más. Sin embargo, al ver a perra correr hacia Godesteo e interponerse ante su oponente, mi atención y acción siguió al "animal", y mientras avanzaba sacaba mi espada, la cual me pesaba, pues hacía un tiempo que no alanceaba, y pese a mi pésimo estado de salud decidí atacar lleno de imprudente osadía.

¡Becerros de Satán! ¡¡MORIRÉIS!! -grité a los de la Vera Lvcis antes de lanzar el espadazo contra el primero de ellos-.

El combate se recrudecía, los gritos del hombre habían cesado pues había quedado inconsciente, probablemente moriria desangrado en unos minutos. pero aquello era lo que menos os preocupaba. Ahora la contienda se inclinaba un poco de vuestra parte pues Perra y Fadrique habían llegado, como salidos de la nada en vuestra ayuda.

Detrás de ellos seguíais escuchando los gritos del moro que pedía ayuda y socorro sin parar.

Con Perra y Fadrique de su lado parecía que la contienda no podía durar demasiado. Alvar, poco acostumbrado a manejar armas tan cortas, intentó acuchillar al hombre que tenía más cerca pero sus cálculos no fueron los acertados y erró estrepitosamente en su ataque.

El guerrero que estaba frente a Artal parecía joven para la media de la edad de los hombres que componían el grupo. Lo que quería decir también asustadizo. Habían matado a un solo hombre entre cinco pero ahora que la situación empezaba a salirse del camino parecía asustado y daba estocadas al aire intentando mantener lejos al guerrero que lo amenazaba.

Los gritos del hombre se hicieron más agudos cuando trató de deshacerse de perra que le había mordido por encima del labio arrancándole un pequeño trozo de carne y éste sangraba profusamente manchando la descuidada barba del hombre.

¡¡¡¡EL PADRE NUESTRO!!!!  ¡¡¡¡ZAAAAAAAASSSSSSSSS!!!!!! -y fue como si Dios me poseyera durante un ínfimo instante y me otorgara su luz, su protección y su infinita fuerza-. Fue entonces cuando la cabeza de aquel encapuchado saltó por los aires, rasgando tela, carne, hueso, y alma... Entonces me dirigí a otro de los de la Lvcis, siniestros "erramontes" herejes como cualquier apóstata legítimo-

¡¡¡ Rezad el Padre Nuestro, y no os burléis de Dios predicando falacias de su Palabra Preclara !!!, ¡¡INUTIL PERJURADOR!!! ¡¡MUERE!! -le grité al otro mientras descargaba de nuevo mi espada de arriba a abajo con "saña" y gana como sólo Dios podría haberlo-.

Como poseido, Fadrique había decapitado a dos de sus enemigos, ya solo quedaba el que estaba frente a Alvar, que era el mismo que había matado a aquel hombre sin piedad.

Artal ve como Fadrique blande la espada con maestría y despacha rápidamente a dos de los oponentes, quedándo solo el que ha asesinado al hombre que se batía en solitario contra los de la Vera Lucis. El aragonés se va hacia él blandiendo el bracamante y le sugiere que se rinda, aprovechando el giro que han dado los acontecimientos:

- Vamos, tira tus armas y póstrate en el suelo antes de que te abramos en canal como a tus amigos... será mejor vivir y contarnos vuestras intenciones y objetivos que morir como el resto de tus compañeros... o peor que ellos, que ellos han tenido una muerte rápida, pero la tuya puede ser lenta y dolorosa.

Artal no confía mucho en sus dotes de persuasión, pero lo cierto es que la situación ahora apoya sus palabras con más fuerza que su retórica...

¡Solo un perro metería el rabo entre las piernas!-dijo el hombre orgulloso- ¡prefiero morir antes que deciros nada!-dijo dando una estocada en el brazo derecho de Artal

Fadrique acabó con casi todos los enemigos allí presentes, sólo quedaba uno y se negó a soltar información.Quizás a base de golpes y al sentir el dolor recorrer su infame cuerpo, soltaría más la lengua y tendría más cuidado con sus palabras.

Así pues, se lanza ferozmente acribillándole a golpe limpio, con sus puños desnudos, demostrando que no sólo los caballeros eran diestros con los filos.

-¡¡Habla escoria!!- exclamaba sin parar de golpearle.

El hombre, protegido por la armadura ni siquiera notó los golpes de Godesteo. Lo apartó empujándolo con el arma y se preparó para recibir el siguiente ataque.

A pesar de verse rodeado por sus enemigos y con pocas posibilidades de salir con vida de aquella, el de la Vera Lucis se resistía a rendirse y a las claras se veía que vendería cara su vida.

Artal recibe el leve corte en el brazo y aprieta los dientes por el escozor, pero ha recibido heridas mucho peores y ahora que son cinco contra el de la Vera Lucis no va a ser él quien retroceda. Se lanza a por su oponente con las armas listas, fintando primero y lanzando estocada con el bracamante después.

En caso que mis compañeros no lo maten, Fadrique ataca y ataca.

Era obvio que sus golpes no resultarían contra la dura armadura de su oponente. Decide quedarse en líneas secundarias con la intención de inmovilizar al objetivo en caso de que sus compañeros aún no lo hubiesen abatido.