Partida Rol por web

Las aguas están agitadas en el estanque, burbujean aquí y allá. En el extremo más alejado un objeto surge, es la bolsa de Mako, que permanece impermeable gracias a las capas de grasa de tocino. Después  aparece una mano y como alma que lleva el diablo le sigue el cuerpo de Mako, que salta como si el agua hirviera.

- ¡AY! ¡AY! ¡¿QUÉ COHONES ERA EZO?! Que lo tocao y tó, que cazi me lo trago. ¿Pero como pué meterze la Perzéfone ahi aentro con el bisho eze? Por Gruuumsh que ezpanto, que creo que me cagao un poquito y tó.

El semiorco se seca la frente, húmeda por el agua y el sudor frío del susto. Se toma un minuto, se  viste rápido, va al borde del abismo y se coloca la capa. Aquí no hay más remedio que usar la capa levitatoria. Extiende los brazos hacia abajo y levanta las manos. Entona la rima intentando dotarla de armonía, como le dijo Atlas:

CANTA, CANTA, PAJARITO 

CANTA, CANTA TU CANTAR, 

QUE EL BUEN TIEMPO SE ACERCA 

PODRÁS SALIR A VOLAR. 

CUANDO PASES POR MI CASA, 

ME VENDRÁS A VISITAR, 

ME ASOMARÉ A LA VENTANA 

Y ESCUCHARÉ TU CANTAR.
(no pasa nada)
¿qué paza aquí? etto no vá, ha hesho lo que me dijo er artla (y recuerda sus palabras "...-no, así no ¡coño!, mira cómo lo hago yo.  -aaah, fale ya lo tengo. -eso has dicho las otras tres veces y sigues haciéndolo mal. Y mueve las manos o no funcionará. -aaaaah, fale, ya lo tengo.")
ezo eh, lah manoh, ze me orvidaba lah manoh (y corrije su postura, extiende de nuevo los brazos, dobla las muñecas hacia arriba y comienza a agitarlas arriba y abajo frenéticamente, y repite)
CANTA, CANTA, PAJARITO 

CANTA, CANTA TU CANTAR, 

QUE EL BUEN TIEMPO SE ACERCA 

PODRÁS SALIR A VOLAR. 

CUANDO PASES POR MI CASA, 

ME VENDRÁS A VISITAR, 

ME ASOMARÉ A LA VENTANA 

Y ESCUCHARÉ TU CANTAR.

y Mako se eleva, se elevaaAAAA... y vuela, vuelaaaaAAA, se agita, sube, baja, traza arcos, espirales, tirabuzones y loopings, cual pajarillo Disney en pleno frenesí musical el orco surca el aire y se escapa el hueco en la roca, pero...

....en el estanque las aguas continúan agitadas y oscuras en el extremo donde Mako dió el salto al agua, aparece una criatura,
que asoma medio cuerpo sobre el borde mientras mantiene su otra mitad, la de pez, dentro del agua.

- ¡PUUUUUUUAAAAAAJ! ¡Por el hades, que AAAAAAAaaaascooooo! GRUUUUUMFFHHGHFFF (vómito) ¿Qué acabo de besar? ¡que fatiga, que asco! (de nuevo) y mira cómo ha puesto el estanque, y qué olor ha dejado, me va a costar semanas volver a dejar el agua cristalina, ¡aaay!  Por el inframundo, que yo vivo aquí, ¿dónde me meto yo ahora hasta que desinfecten esto? Se me van a intoxicar todos los mejillones de filtrar tanta mierda, ¡EL  BAÑO QUEDA CLAUSURADO HASTA NUEVA ORDEN! EH!?, ¿Qué es eso que flota en el agua? Parece una rama de un árbol, pero aquí no hay árboles. A ver... (y coge con la mano la masa aun caliente que se escurre entre los dedos, pues es de una consistencia blanda.) AAAAAAAAAAAAAAHH!!!

Mako continuó pues su camino hacia el encuentro con Perséfone, el Hades era inmenso pero todo tenía su principio y su final... quizás la señora del Inframundo podría haberlo tenido dando más vueltas por su reino... pero teniendo en cuenta como se las gastaba el semiorco quizás lo mejor era tener aquel encuentro sin más preliminares.

 Al traspasar la puerta el semiorco pudo observar como el lugar en el que se encontraba era bastante elevado, desde allí podía divisar la mayoría de los sitios por donde había estado, quitando el detalle de los muertos y las maldiciones lo cierto es que aquel submundo tenía su encanto, el encanto mágico añejo que dan los siglos de existencia...

Pero no había tiempo que perder, allí había una mujer más mala que la retama que necesitaba un escarmiento y que además tenía que ser rica... lo mismo hasta podía sacarle algún dinerillo o tesoro extra, aquellos eran motivos más sobrados para continuar adelante con buen animo. Tras atravesar una serie de recovecos más y unos pasadizos llegó a una explanada espectacular... hasta con bovéda de cielo, que simulaba estar en el exterior. era como haber coronado la cima de una gran montaña y disponerse a subir a otro escalafón superior... aquel sitio parecía inmaculado, no eran muchos los mortales que tenían el privilegio de llegar a la antecámara de Perséfone.

Mako se situó en el centro de una especie de patio con suelos de oro y mármol, sujeto por unas enormes cadenas que estaban unidas a una gran estatua de piedra, representaba a un gigante musculado que aprecía estar a cargo de subir la plataforma al último piso del Hades.

- Cagon la leshe, que grande eh ehto. A saber lo que paga de IBI (impuesto de bienes del inframundo) la tia ehta. ¿cómo ze sigue dehde aquí? (mira alrededor y ve la estatua que sostiene las cadenas. "a lo mejor es como la estatua aquella que me quería machacar, pero no la voy a  provocar sacándome la chorra y meándole encima") ¡ILLOOOO ILLOOOOO!...¡ baish, baish !... ¡BOOOoo booooo!...¡ riap-pú riap-pú! ...¡EEEEeeenke nke nkeé! ...no responde, y no me zé más manera de llamá a los bisho. Tampoco me vi a poné a imitá tó loh canto de urogallo hasta que me rehponda. A ver si hay argún mecanihmo o argo azi.

Mako pasea por la plataforma en busca de alguna pista para hacer que suba la plataforma.

Estaba claro que Mako poseía unos buenos pulmones... pues los berridos que lanzó retumbaron con estrépito en la cumbre del Hades... e incluso en casi todo Hades para que negarlo y el Inframundo tenía oidos, no hacía falta que Mako se pusiese a gritar de aquella forma para que su petición no fuese atendida.

 Así pues un soldado surgió de la nada, manteniéndose a una prudente distancia del semiorco, mirándolo con curiosidad.

- Salve... Mako. La señora del Inframundo ha decidido recibirte en persona, no son muchos los mortales que consiguen llegar tan lejos- sin más preámbulos sostuvo su espada con ambas manos y dió un golpe seco en el suelo, el cual vibró haciendo que las cadenas tintineasen y con ello el gigante accionó las cadenas elevando la plataforma hasta el último piso.

Una vez allí, Mako pudo observar como en la pared de la roca madre se encontraban esculpidas un sin fin de estatuas de antiguos heroes, que señalaban hacia una grieta de considerable tamaño... aquella era la entrada a la cámara principal de los aposentos de Perséfone.

- La puerta de las animas... sólo tienes que cruzarla, sige recto y llegarás ante mi señora- indicó el soldado desvaneciéndose en el aire, de una forma tan rápida como había aparecido.

-Vale Zebaztian, ahora vete a po loh Ferrero roshé. (dijo al desaparecer el soldado) Que entrada mah cutre para to lo que he vihto aquí. Ya no me fio de nadie. Y entoavia tengo mar sabó de boca de la bañera gigante aquella, tengo la tripa revolvía ende entonce. Ahora mihmo no entra ná. (y fue pensar en comida y empezar a llamarle la "gusa". De la bolsa saca el tocino, corta un pedacito y se lo lleva a la boca. Para que no se manche la capa, decide llevarla puesta, además le ocultará su silueta) ¡Ay que rico! Ya ze me pazan loh retortijones un poco.

Mako penetra en la grieta pero decide ir pegado a un lado para ocultar su figura y camina con todo el sigilo que le es posible. Lleva mucho tiempo sin tomarse una cerveza y ya está deseando salir de aquel lugar y cogerse una trompa de las gordas.

-si aquella caracola se hubiera puehto a echá servesa ya ehtaria yo camino de mi pueblo. ¡Cagontó! Lo que noh íbamos a reí el Cari (Caronte, se entiende) y yo en la barca de vuerta. Seguro que er canijo éh un cashondo en er fondo, lo que paza eh que ehtá mu jodio por el curro. Voy a habla con la Perzi a vé zi le mejoro er contrato.

La salida de la grieta ya se hace visible, ahora es cuando Mako extrema precauciones e intenta hacer el menor ruido posible. Perséfone es una tigresa y hay que acecharla como tal fiera que es.

Mako pudo observar como al traspasar la grieta las miles de estatuas de soldados que la jalonaban lo miraban, hasta sus oidos llegaron algunos murmullos ilegibles, parte amenaza... parte advertencia, pues hablaban en una lengua extraña... fue entonces cuando se dio cuenta de que lo estaban dejando pasar, Perséfone podría haberlo vuelto a poner a prueba pero parecía que la señora del Inframundo quería verlo en persona. Los motivos... sólo ella podía saberlo.

 Al adentrarse más en la gruta denuevo el Hades volvió a sorprenderlo en toda su majestad... ante él se extendía un puente iluminado por fuegos fatuos, suspendido en la nada mediante gruesas cadenas, jalonado con dos guardianes que al igual que las animas de la entrada se limitaron a seguirlo con pétrea mirada.

Una vez que cruzó el puente, el semiorco llegó ante una gruesa puerta de oro que al advertir su presencia se abrió de par en par para mostrar lo que guardaba en su interior... un magnífico salón de trono. Decorado con lujosa fastuosidad... imitando a un gran órgano, magníficamente iluminado por una elevada bóveda labrada en las más complejas filigranas cuya luz iba directamente dirigida hacia el trono central.

Sentada en el asiento del rey del Inframundo, el semiorco pudo por fin observar la esbelta figura de Perséfone, una mujer atractiva que lucía un generoso escote y que lo miraba con una sonrisa pícara.

- Por fin nos conocemos... Mako- amplió su sonrisa al tiempo que conjuraba entre sus manos un fuego fatuo y jugeteaba con el- te he estado observando querido... eres fuerte, sin duda, aunque un pelín bárbaro... me temo que voy a tener que cobrarme todos los pequeños estropicios que le has echo a mi reino...- lo miro jugetona- y a mi me gusta cobrar en sangre- mostró por completo sus dientes en una sonrisa temible, una sonrisa que se mejaba a la de un tiburón.

- Buenah tetah, digoooo... buenah tardeh. ehtooo. ¿Mako? No, yo no Mako, yo Mike, Miiii-keeee (se ve que le está entrando el acojone al semiorco)... Eh... Mi no comprenda tu idiomo... Eeeeh...¿pero ehto no eh la tienda de arreoh y monturah  de Aragron, hijo de Agarrón,  er niño la paki? po me confundio, me voy a tené que vorvé, eh que se ma caio er carné. (y da un paso atrás)

-¡ALTO!, Semiorco, ¿no pretenderás huir ahora que has llegado tan lejos? 

Mako se queda congelado en el sitio. Se rasca la nuca y titubea.

- Noooooo. Mujé, como va  aze ezo. Zi tu me cae mu bien y ehta mu güena y tié una buena pechera pa´limentá chiquilloh. Ya leh guhtaría en mi pueblo tenerte de ama de leshe, pero eh que ahora me pilla mu mal. Éh que he queao con loh colegah en la tabenna y me zabe mu mal dejahloh tirao.

- ¿Te atreves a intentar tomarle el pelo a la REINA DEL HADES?

-NOOOOO, que vá shiquilla. Zi ereh mu maja, y tié una zonriza mu bonita ("ay que leche") que ya te toca revizión (Perséfone frunce el ceño) pero no por loh afilao que ehtá, zi te quedan bien azi, y mu dereshito que ehtá, ezo tié que cortá lo filete como manteca fundía. Y tengo mu güena opinión de ti, que Artlá ma hablao mu bien...Anda que no te va a eshá de meno ná er tio ahora que ze va pa fuera.

-¡HAS LIBERADO AL REY ATLAS!

-Y acuerdate der niño, que iba un poco joio. Pero que la cadena ya ehtaba zuerta, que si no pazo yo, mañana mihmo ehtaban elloh a zu aire. Pero que zi no er tio de la cara pintá loh para en la verja. Ah! ehpera, que eze me lo cargué.

- ¿y has matado a --comosellame-?

- Eeeeh. zi, un poco,...pero ...que no te convenía de guarda, que era mu julandro, que a mi me  ha roto er cahco la´buelo y no quería que arreglaramoh loh papeleh. De un tio azi no te pué fiá. Ah! hablando der tema, a vé si le mejoramoh lah condicioneh ar Cari, digo, Caronte, que me ehtá cojiendo un reuma con tanta barca arriba y abajo y tapao zolo con una manta con mah purga que er poncho un Gnoll con alergia al zotal. Que creí que llevaba un pendiente con una perla grih y rezurtó que era un shinshorro (-¿un qué?-) una garrapata como una uva de grande.

- Deja de decir tonterías y enfréntate a la dama de la oscuridad.

- Cagontó, ¿que tor mundo quiere pelea aquí? No pué uno pazeá tranquilamente zin molehtá. Zi yo he venio mah que ná pa eshá er rato, en mi tribu hay una ezprezion que dice "guakengüi-bifrend" que sihnifica que no ze pué ehtá tor dia de mala leshe y endiñando ar personá con trampah y mandando a la panda a repartí guantá a tor que paza por aquí. tu dime por ónde me voy que yo ya voy zolito.

- Tú no te vas de aquí de rositas, semiorco. 

- mira rubia, ya me ehtá tocando lah pelotah. Que me hacen farta dieziziete como tú. Que ya eh la hora de mi "Binladen con cola" (bebida muy apeciada por los orcos y semiorcos) que te arreo una ottia y te pongo mirando  a la tumba loh héroeh. (desenvaina y se prepara para volar y realizar ataques en picado)

- CANTA, CANTA, PAJARITO 

CANTA, CANTA TU CANTAR, 

QUE EL BUEN TIEMPO SE ACERCA 

PODRÁS SALIR A VOLAR. 

CUANDO PASES POR MI CASA, 

ME VENDRÁS A VISITAR

...

Que Mako era un tipo duro de roer... era algo que Perséfone ya sabía, hacía siglos que alguien conseguía entrar en el Hades y llegar hasta el Salón de Trono sin apenas haberse despeinado... y encima de la forma que lo había echo el semiorco... quizás por eso o quizás era por el aburrimiento que tenía la reina del Inframundo, tantos siglos sin meterse con nadie... era un poco tedisoso, por lo menos cuando Hades estaba vivo lo podía torturar de muchas formas... fuera por lo fuera, el caso es que esta aceptó tratar personalmente con el intruso... nada más verlo cayó en la cuenta de que lo mismo había cometido un error... un error que terminó por confirmar cuando de una estocada el filo de la espada de Mako se insertó en el corazón de Perséfone. La boca de la mujer comenzó a manar sangre... una sangre tan negra como el mismo corazón del Inframundo, mientras sus ojos mostraban la sorpresa de aquel golpe que se había tragado por la manía que tienen los malos por infravalorar a los buenos... o a los semibuenos en este caso...

Y... ¿ya estaba? así había terminado todo... cuando Mako estaba empezando a pensar que ya podría irse con viento fresco para hincharse a beber el rostro de la Perse se movió mirándolo de medio lado con una sonrisa aún más aterradora... parecía un pelín enfadada...

- Creo que todavía no hemos acabado, querido...

- Marshando una brosheta de mala ottia. ¡ÑAKA! Toma cabrona. Canta canta pajarito... (y retoma el vuelo) ¡pujana, pujana, puja! ¡EL ORCO VOLADOOOOR!~~¡EL ORCO VOLADOOOOR! ...

Mako hace  piruetas y acrobacias, está que se sube por las paredes, literalmente. Perséfone mira impasible como el orco se regodea de su estocada con bailes ridículos y obscenos (para hacerse una idea, como cuando marcan un touchdown en football americano)

- ¿tieneh bahtante Perzi?¿o continuamoh un rato mah? (La Reina del Hades mantiene su media sonrisa y eso a Mako le inquieta "cualquier otro ya estaría con estertores esperando una puntilla en la nuca por compasión, pero  esta tía permanece ahí en pié sin decir nada, esto no me gusta") Ezo ha zio zolo una arvertencia, zi no quiereh conoceh er lao mah ohcuro de  un orco de lah treh mil shabola, acepta que ehta situación te puede, no que te zupera, ni que te rinde, pero como cada véh que uno ze cruza con una mofeta, no gana ni pierde, pero siempre te deja un mar recuerdo zi decide echarle cohone. (saca de la bolsa el trozo de tocino) Yo he´venio aquí para buhcá un tesoro y por lo que he vihto no tié máh que mariconá, no hay ná que merezca tené en mi humirde choza como recuerdo, que vale que en tu cueva to queda mu bien, pero como vuerva con argo de aquí a mi caza mi pare me va a ehtáh dando collejah hahta hacerme una carva en la nuca. (se coloca cerca de un pilar por si necesita esquivar algún proyectil, resabiado ya por el encuentro con el monje de Max Factor)

Mako se lanza como un halcón peregrino hacia Perséfone, cuesta creer que la capa le permita volar con tanta maestría, debe ser de esas capas con manual para idiotas. Lleva el tocino en una mano y la espada apuntando hacia delante en la otra. Al acercase a Perséfone pretende dejar caer el tocino y asestar un golpe letal a Perséfone que le borre la sonrisa y las ganas de seguir con la batalla.  El tocino distraerá y aturdirá  por su olor agrio y pestilente, y dejará una mancha difícil de quitar, la marca de un  semiorco.

Y Mako sirviéndose de la capa que le había regalado el rey Atlas sobrevoló nuevamente el salón del Trono del Hades esquivando el proyectil envenenado en forma de fuego fatuo que le lanzó Perséfone, la señora del Inframundo quería sangre... cuando lo abriera en canal se daría una ducha con la sangre de aquel maldito semiorco... sí... lo iba a dusfrutar y después... después condenaría su alma inmortal para que fuese su esclavo.

 Sin embargo... el tocino lanzdo por el antiheroe hizo que Perséfone se escurriera, no llegó a caer al suelo, pero si la desestabilizó lo suficiente como para que Mako le lanzara una nueva estocada que la atravesó, la reina del Hades se tapó la boca, le sobrevino un vómito de sangre, se observó la mano con los ojos abiertos como platos.

Finalmente sí que había visto sangre... la suya. ¿No era irónico? Perséfone, al esposa del dios de la muerte y su asesina... la señora del Inframundo... vencida por un semiorco, en su propia casa. Aquello tenía su gracia, nuevamente volvió a sonreir, pero su sonrisa se convirtió en una carcajada, una carcajada cada vez más sonora mientras unas llamas de fuego azul comenzó a rodearla.

Las llamas no tardaron en cubrirla por completo, consumiéndola entre la risa de Perséfone, una carcajada que pondría los pelos de punta a cualquiera, una carcjada que se propagó por todo su reino como un grito de despedida, cuando la risa de Perséfone cesó el fuego fue menguando hasta extinguirse originando entonces una gruesa capa de humo... un humo que dejó al descubierto la silueta de la señora del Hades...

O más bien las cenizas... Mako no tardó en darse cuenta de que en aquella ocasión, la Perse no había sobrevivido a aquel ataque, aquella silueta de cenizas era todo lo que quedaba de ella... no podía negarlo... aquella mujer había sido muy guapa, incluso en su muerte se le antojó bella... y eso que él era un todo un orco... el caso es que sintió el impulso de tocar aquel rostro, sabía que ya no representaba ningún peligro para él e incluso tuvo un amago de remordimiento por haber sido el brazo ejecutor.

Sobre las cenizas de Perséfone una figura permanece impávida, recia, con porte, galán, mentón en alto, mirada al infinito (¡La leyenda continúa!) toma una inspiración profunda y 

-¡Cof cof!, coñe, que me trago a la Persi y me va a ahogá dehpueh de muerta la ijaputa. ¡cof cof! como se me ha agarrao al gaznate, eso es que andaba, perdón, anduvia mu zeca. Y no ha deja ni cuerpo que aproveshá, con er tipazo que tenía la tia. ¿anda mi tocino! (lo recoge, lo sacude de cenizas en el pantalón y lo vuelve a meter en su bolsa) tendré que lavahlo ante de metermelo en la boca, no me vaya a envenená. Amo a vé que tiene ehta guardao por aquí.

Da una vuelta por la estancia para reconocer el lugar, seguro que debe tener unas moneditas sueltas metidas entre los cojines de los sofás, o algo que pueda vender en el mercadillo de los jueves para ir tirando. Claro que ya puestos, si encontrase las escrituras del inframundo podría hacerse un tio de provecho y convertir aquello en un destino turístico para toda la familia, en plan duendeworld o  isla mítica, con torneos de magos (¡lucha de magos!, la lucha por el pooodeeer, luchademagos!!) aunque para eso necesitaría una gran mago todopoderoso que le gustasen los gatitos y una princesa vestida de rosa chicle como premio final. Cavilando en estos pensamientos Mako  encuentra un extraño cofre y unas monedas de oro y plata. Parece no haber nada más que llame su atención y Mako está deseando tomarse una cerveza fresquita, así que toma su botín y se dirige a la salida, lo cual no le toma mucho tiempo con su nueva capa voladora. Las estancias se le hacen grandes y vacías ahora que no le atormenta la amenaza de una gran señora del inframundo y se pregunta quién tomará hora su lugar. Quizás pueda pasarse pasado un tiempo y ver como le ha ido al lugar, pues alguien deberá encargarse de esto durante las vacaciones de la señora. En esas que Mako alcanza el rio Estigia y observa a Caronte sentado en un banco de piedra cerca de su barca, por lo que decide parar a saludar antes de marcharse, además, el barquero aun le debe el cambio por la moneda que le pagó.

-¡Illo seeerdo! (saluda cariñosamente) ¡Míralo, tiene manitah como loh humanoh!

Mako toma tierra cerca de él y el esqueleto de más de dos metros encapuchado mira en silencio, mostraría sorpresa si pudiera levantar las cejas, pero es que no tiene cejas.  Al momento reconoce la figura simiesca del semiorco.

-¡Mira quién eeeeees! (abre su mandíbula como si sonriera, pero al no tener carne parece que va a morder)

- ¿qué hace aquí parao? ¿no ha faena hoy?

- Pues desde hace un rato parece que no hay tarea y llevo aquí esperando un buen rato a que repique la campana de la otra orilla avisando que ha llegado algún difunto. Por cierto, se te ve muy sólido para ser un alma en pena.

- eh que ni zoy alma ni ehtoy en pena...Tengo que informarte que tu jefa za dao de baja permanente, azi que hasta que ehte zitio ze ponga en orden otra veh a lo mejón tardan un tiempo en ponerze al día con el tema de lah nómina.

- ¡cagontó! (como diría el orco) pues a ver como me apaño yo este mes, que tengo a la parienta en casa y dos de los tres niños parados, solo trabaja el mayor en un laboratorio de alquimia como esqueleto del rincón. Pero no le pagan mucho.

Mako se apiada de su amigo y decide ofrecerle un consuelo.

- bueno, illo, toma ehto a vé que te zaca por ahí. (y le entrega el extraño cofre, además peso un huevo y Mako no quiere cargar con él toma la montaña abajo.)

Caronte coloca la caja metálica sobre medio pilar que aun se mantiene en pie. La caja es algo inusual, tiene tres símbolos alineados, pero no son iguales, bajo estos y en otros puntos unas joyas adornan  el frente, debajo una especie de receptáculo  con un agujero, otra oquedad más pequeña y estrecha corona el cobre y un resorte surge del lado derecho.

- ¿no sabes qué contiene esto ni como se abre?

- nidea, pero a lo mejón eh pa guargá monedah, por ahí arriba cabe una.

- no tendrás ninguna por ahí, ya sabes, para cruzar el río hay que pagar.

- no me hace farta, y no me queda niuna (miente Mako)

Caronte registra su túnica y encuentra una moneda de plata, se decide a guardarla en el cofre misterioso, introduciéndola por la ranura superior, pero una vez introducida desea recuperarla, pues es lo único que lleva encima  de suelto, así que busca la manera de abrir el cofre. Toca por todos lados pero nada resulta, hasta que se percata que una de las joyas engastadas emite un parpadeo titilante, que lo atrae e impulsa a presionarla. Al pulsarla el cofre se activa, que comienza a emitir una estridente tonadilla y emite unos destellos parpadeantes desde las joyas incrustadas. Tras unos segundos La musiquilla se para. La actividad cesa y Caronte de nuevo siente que debe recuperar la moneda así que golpea la caja por todos lados, aprieta las joyas y finalmente tira del resorte lateral. De nuevo suena la musiquilla, pero ahora los símbolos se mueven, giran sobre un eje y muestran diferentes figuras, tras unos segundos paran y dos de ellos parecen similares mientras el tercero difiere. El cofre  solo emite un ruidito irritante y repetitivo al ritmo que parpadea una de las piedras preciosas.  Hipnotizado por la sugerente tonadilla y azuzado por el parpadeo  como una fusta que arrea su voluntad se decide al pulsar la joya, lo que hace girar el símbolo que no se ajusta, que al parar, muestra una figura similar a las otras y las música aumenta de volumen y se vuelve más frenética, una campanilla interior repica y caen monedas bajo el cofre que se amontonan en el receptáculo inferior. Caronte desencaja la mandíbula de asombro y recoge las monedas, pero extrañamente se siente atraído  a introducir más monedas en la caja mágica y repetir la operación una y otra vez. Mako observa al esqueleto que parece atrapado en un sortilegio de pitidos y luces, le llama pero no contesta ni parece percatarse de lo que ocurre a su alrededor, aun así parece embriagado, feliz y triste a la vez. Mako se despide con un "illo hahta luego" y vuela sobre el rio Stix hacie el exterior dejando atrás el inframundo, las aventuras y a su colega.