Partida Rol por web

Cornelia no tardó e mandar a su golondrina en busca refuerzos con la carta explicando la situación para luego seguir al grupo hasta el edificio.

Cuando las palabras del interior se escucharon el relincho cercano hizo que Cornelia se girara para buscar su origen incómoda por la mención de los engendros.

Siguiendo las ordenes del comandante y las indicaciones de la persona de dentro, me encamino hacia el lateral de la casa. Sin embargo, al ver a Cornelia girarse, emulo su acción preparándome por si el comandante me pidiera otras acciones.

La confusión inicial de la situación poco a poco era más clara, pero no por ello precisamente más alentadora. Un nigromante siempre eran malas noticias, y estar rodeado de su "ejército" no era precisamente la situación ideal. Un edificio tapiado parecía ser la única barricada que habían conseguido realizar los supervivientes, y cuando finalmente las fuerzas enemigas empezaron a avanzar fue cuando conseguimos que nos abrieran acceso.

- Daos prisa y entrad, la tarea de vigía es mía - le grité a Bryan y Cornelia -. Oiréis un disparo cuando el enemigo empiece a acercarse.

El relincho era realmente intimidante en realidad. La idea de una caballería no muerta fácilmente haría estremecer a cualquiera, pero no era el momento de dejarse llevar por el pánico. Llevé mi mano derecha al mosquete, mientras aun estaba a caballo, sujetando las riendas con la izquierda. No podría usarlo en aquella posición, pero lo estaba preparando para estar listo al momento de desmontar, pues el alcance de la pistola no era nada en comparación, lo cual era una ventaja indiscutible que podría permitirme un segundo disparo, a diferencia de la pistola.

Mis sentidos no abandonaron el entorno en ningún momento. Estábamos bajo ataque, y era mi tarea ser el primero de darse cuenta por donde venían.

No son los relinchos raros lo que me incomoda, ya tengo experiencia en combate y la única diferencia que hay entre muertos y vivos es que ellos no gritan de dolor cuando los corto. No, lo que me da chuchos es ese aire caliente que nos cruzó, por qué nadie ha comentado eso? —Aaahm, gente, alguien más sintió esa brisa extraña? No sé ustedes, pero a mí me inquieta haber respirado eso, si de verdad es un nigromante a lo que nos enfrentamos, respirar aires raros podría enfermarnos, o peor... r... Ah! Y si es así como se propaga la enfermedad?!

—Yo, em, puedo acompañar a Michael vigilando? no me gusta que se quede solo si ataca una horda de zombis o algo parecido —y por alguna razón me siento más tranquila con él que con Mr. Músculo y la hechicera, pero eso me lo guardo.

Sin bajar aún del caballo me pongo a divisar lo que alcance a ver entre las casas del desolado pueblo, atenta a cualquier cosa que se mueva.

Los soldados no tardaron en reaccionar a las voces del interior y lo que parecía un inminente ataque. Sin deshacer la formación caminaron hacia el lateral sur de la vivienda. La entrada lateral a la que habían hecho constancia se trataba de lo que parecía claramente la entrada a un establo o granero integrado en la vivienda.

De forma apresurada escuchabais como al otro lado de la puerta parecían estar quitando cosas. Probablemente al igual que la principal, aquella puerta también estaba bloqueada. Mientras desatrancaban los portones de aquel establo el lamento que escuchabais seguía subiendo de intensidad.

Os encontrabais en un pasillo de aproximadamente 4 metros de ancho, esperando a que las puertas se abrieran cuando la primera criatura apareció por el extremo opuesto de la plaza (1). Para vosotros, entrenados para posibles altercados como aquel, por la forma de caminar, su lamento y su aspecto no dudasteis de que era un zombie, pero no uno como os los habían descrito o visto en vuestra vida.

Su aspecto era más parecido al carbón de ascuas de una hoguera que a la carne podrida y purulenta que estabais acostumbrados. Su piel, cuarteada y seca con pequeñas fisuras que brillaban en un ligero tono ígneo. Fue el primero en aparecer, pero no el ultimo pues tras de él acompañaron unos cuantos más. No tardaron mucho en empezar a dirigirse hacia vosotros a paso lento acompañado de unos lamentos quejumbrosos.

Antes de que terminarais a preguntaros que demonios eran aquellas criaturas un aullido se escuchó desde el otro lado de la plaza alertándoos de la presencia de dos lobos corriendo hacia vuestra dirección. El pelaje de los animales era totalmente cenizo mientras que su boca, entreabierta mostraba unos colmillos entre los cuales una saliva roja brillante goteaba.

Los zombis parecían lentos, pero aquellos lobos corrían lo suficiente para que os alcanzaran en muy poco tiempo si seguían su carga hacia vosotros. Si tardaban mucho en abrir la puerta podríais estar en problemas... sin mencionar de que en vuestra posición también podrían venir por vuestra espalda.

Tus sentidos agudizados en aquella situación estaban alerta buscando cualquier posible enemigo que pudiera ser peligroso para vuestro grupo. Quizá por ello, a diferencia de tus compañeros, cuando apareció el primer zombie, buscando mas posibles amenazas, por el rabillo del ojo vislumbraste fugazmente algo rojizo.

Había sido parecido a la misma luz que iluminaba la carne de los zombies, y no le habrías dado mucha importancia… de no ser porque lo habías visto en la azotea del edificio que teníais al lado. Si era un zombie, desconocidas como podía haber llegado al tejado del edificio, pero si caía desde arriba a alguno de tus compañeros, sin que tuvieran constancia de el, podía hacerle un verdadero agravio.

Tras un instante de duda entre avanzar o no, pues aún no habíamos recibido ordenes del comandante al respecto, intento ponerme delante para proteger al grupo (como era costumbre dada mi complexión).

"No se qué hacer, ¿Estos seres serán poderosos?, quizás me riñan de nuevo por ponerme delante sin esperar, quizás debería atacar para frenar su carga, o quizás..."

La dudas acaban haciendo que, aun que podría hacer mucho más mucho antes, me quede solo esperando a ver qué sucede antes de poder actuar*

Rápidamente rodeados, las criaturas que nos rodeaban no eran no muertos, al menos no unos ordinarios. Cuerpos calcinados y encendidos, muerte aliada con las llamas. Una visión terrorifica, definitivamente, pero no era el momento de dejarse llevar por el pánico. Sobretodo porque el pánico podría haber evitado que viera algo importante, un posible enemigo en el tejado, preparado para echarse sobre nosotros y romper la formación. No lo permitiría.

- Preparaos, estamos bajo asedio. Posible enemigo en el tejado del edificio adyacente, procedo a derribarlo.

El cañón de mi mosquete ascendió, apuntando al zombi del tejado. Apreté el gatillo y aguanté el retroceso mientras la bala se dirigía hacia él. Un disparo, y tardaría demasiado en tener uno nuevo. Si lo abatía, procedería a sacar espada y escudo para el combate en el frente. Si fallaba, sacaría la pistola para disparar de nuevo.

Y aquí empieza, al fin podemos ver al enemigo, y es más o menos lo que me esperaba, salvo por esa cualidad fogosa en ellos que me inquieta un tanto. Trato de calmar al caballo que se ha puesto nervioso y desenfundo a Mournehäven, que emite un silbido metálico y brilla con fuerza en un tono plata gélido.
Ya he visto con anterioridad como mis enemigos se vuelven... crocantes? cuando los corto con esta espada, sus miembros se cubren de escarcha y se quiebran, pero, funcionará con estos que están más calentitos?

—Cargo o no cargo? —mi corazón me dice que sí, pero mi cerebro me está reprochando que es una imprudencia muy grande, y no sé a quién hacerle caso. Creo que mejor debería cubrir a Mike mientras él dispara, pero... —tendrán algún efecto las balas?

Cuando los muertos empiezan a salir y los temores de Cornelia que tanto había negado se hacen palpable está no puede evitar morderse el labio mientras trata de calmar a su montura. Pero una situación así no es tiempo para lamentarse, con la mayor rapidez posible desmonta el caballo y desenvaina la espada para el combate, después de todo el combate a caballo no es una de sus pericias.

El primer disparo resonó entre los lamentos de los humeantes cadáveres que se dirigían hacia vosotros, pero a diferencia de lo que podíais suponer el disparo no fue dirigido contra los zombis ni contra los lobos que corrían hacia vosotros, si no contra el tejado del edificio colindante. La bala reventó una pequeña porción del tejado y justo mientras los primeros pedacitos de tejas rotas empezaban a caer se mostro una criatura diferente. Una especie figura humanoide creada a partir de sombras  cuyas extremidades acababan en garras que brillaban de un rojo ígneo parecido al de los zombis.

Tras ser descubierto de su posición se dejo caer hacia vosotros mientras sus garras se abrian. Su extremidad se movió atacando a su agresor. La brillante garra se deslizo por el aire cerca de Michael.  Un golpe como aquel debía como mínimo haber arañado el uniforme del soldado, pero Michael no llego a sentir ningún tipo de golpe. Los lobos por otro lado corrían hacia vosotros y  no tardaron en lanzarse al ataque del frente de vuestro escuadrón. El primer lobo se encontró en mitad de su salto el mandoble de la recluta bloqueando su avance, mientras que el segundo se lanzo a por el tirador.

Michael posiciono las riendas de su caballo para protegerse del ataque del animal cenizo peor no fue lo suficiente rápido. El lobo lanzo una dentellada a la pierna del soldado el cual aunque noto como los colmillos del animal empezaban a cerrarse, pudo sacar la pierna a tiempo antes de que se cerrara su dentellada. Mientras la pierna salida de aquel agarre vuestro comandante llego a la parte delantera y de un espadazo partió el lobo que acababa de partir a Michael.

Cuando el lobo cayo cortado en dos al suelo pudisteis ver como entre ambas partes una gran cantidad de ceniza y ascuas se generaba. Con el mismo sonido que haría un tronco en llamas crepitando, los dos pedazos del lobo quedaron distanciados un palmo el uno del otro. Su interior se veía como si carbones al rojo vivo fueran mientras la ceniza caía poco a poco de los extremos.

Vuestro compañero Saron desmonto del caballo al igual que su acompañante y vuestra medica de combate. El pueblerino que os había acompañado hasta ahora parecía estar muerto de miedo, sin saber qué demonios estaba ocurriendo.

Rápidamente me interpongo y detengo el ataque del lobo raro, intentando después ensartarlo. No estoy acostumbrada a pelear a caballo, pero no sé si sea prudente bajarme y continuar a pie, por un lado estoy mejor resguardada, pero por el otro podría poner en peligro al animal por mi incompetencia y arriesgarme a perderlo, lo cual sería un problema.

—Cuidado con aquello! —grito señalando a la sombra. Es el bicho más preocupante de todos, y por lo tanto, con el que deberíamos acabar primero.

Viendo las acciones de mis compañeros, decido actuar por fin mientras esperamos ordenes e intento ayudar a Silveria con su adversario para que podamos juntos defender al grupo. De esta forma, bajo del caballo con mis dos hachas en mano dispuesto a atacar al lobo.

Sin embargo, es tarde, pues mi compañera lo ha partido por la mitad y me quedo esperando ordenes volteándome hacia la sombra que todos señalan...

Viendo las acciones de mis compañeros, decido actuar por fin mientras esperamos ordenes e intento ayudar a Silveria con su adversario para que podamos juntos defender al grupo. De esta forma, bajo del caballo con mis dos hachas en mano dispuesto a atacar al lobo.

Silveria contrataco al lobo que se había lanzado contra su compañero, pero su golpe fallo por escasos centímetros del cuerpo del lobo, haciendo que del pelaje del animal saliera por el impulso del aire una pequeña corriente de cenizas. Bryan que había estado esperando a las órdenes del capitán y al verlo ponerse en movimiento actuó de la misma forma, movió las grandes hachas para ayudar a su compañera.

El primer golpe consiguió acertar al lobo cenizo en mitad de su salto haciendo que el cuerpo del animal fuera dividido. El segundo hacha trazando un segundo golpe, dio con la parte plana del arma alejando los restos del lobo como si un golpe de bate se hubiese tratado. Los zombis ya estaban a pocos pasos vuestros cuando vuestro capitán dio la orden de cerrar filas.- Silveria, Bryan, tomar la delantera y no dejéis que os flanqueen. Cornelia, Saron, mirad a ver si conseguís que esa puerta se abra. Michael, ayúdame contra esta cosa.-Dijo mientras se giraba hacia la sombra la cual ya estaba lanzando su ataque hacia él.

Una vez más, en medio de aquel combate escuchasteis el relincho y vuestra mirada se dirigió hacia la misma zona por la que habían salido los zombies. Dos caballos aparecieron por la esquina o… mejor dicho, lo que parecía haber sido caballos. La calavera de un caballo con pedazos de carne quemada pegados al hueso y saliva rojiza como magma apareció seguida de su esquelético cuerpo ennegrecido y medio mutilado. No solo su la vista del cuerpo medio carbonizado del animal os provoco nauseas, si no que una ráfaga del olor desprendido por el cuerpo inundo la zona.

Ambos caballos tiraban de unas riendas que si bien lejos como estabais os costó identificar, no tardasteis en comprender que no eran cuerdas. Aquellas riendas parecían estar hechas con vísceras e intestinos de los propios equinos. De que tiraban aquellos nefastos corceles todavía no lo alcanzabais a ver, pero dudabais mucho que su aspecto fuera agradable.

Vuestros corceles encabritaron ligeramente nerviosos, aunque bien domados mantuvieron su posición sin moverse. Saron sujeto las riendas de aquellos que habían desmontado para que no salieran corriendo. Keith, el joven que os había acompañado, no pudo resistir las náuseas y vomito sobre el suelo.

Mientras todo aquello ocurría te percataste de un leve chasquido, como el de leña caliente rompiéndose. El cuerpo del lobo que había partido Damael frente a ti se estaba descomponiéndose en ceniza que a la vez se estaba diluyendo en pequeñas hileras rojizas como si de lava se tratara.

Aquello, persé, no parecía extraño del todo, si no fueran todos aquellos regueros de magma hacia un lugar concreto donde parecía empezar a formarse una conglomeración de aquel fluido.

Mecacho, otro coso más de esos, y es bien feo y asqueroso.

Me piden que tome la delantera, pero el caballo debe estar bien asustado, y no me siento cómoda montándolo en estas condiciones, en cualquier momento me tira al suelo. Así que se me ocurre algo.
—A mí no me va a flanquear nadie — en un súbito arranque de adrenalina agito las riendas y taloneo con fuerza —porque los voy a cargar con ganas!

Embisto hacia los zombis y cuando estóy sobre ellos les salto encima, blandiendo con violencia mi espada y riendo a carcajadas —Vamos! A quién quieres asustar con este jueguito de miedo? hah? Tendrás que buscarte algo mejor que estos títeres de carne, tú, brujo ..ah... oscuro... fogoso!
—La magia es para cobardes! Ven aquí y muestra tu careta para que pueda cortarla!

Al escuchar por fin las ordenes del comandante, me lanzo corriendo al ataque para situarme en primera linea y frenar a los enemigos que se acerquen, intentando llamar su atención con mis hachas y reducir sus números para que entre Silveria y yo podamos hacernos cargo.