Partida Rol por web

Los niños estaban nada más bajar las escaleras. Ya mientras te acercabas no pudiste identificar nada mágico en la joven pero lo que si te resulto quizá algo extraño era que, a diferencia de los otros dos niños, cuyos rostros mostraban preocupación, miedo y temor, la niña no mostraba dichas emociones, sino más bien una de profunda tristeza.

Cuando te acercaste a ella la joven levanto la cabeza para mirarte sorprendida por tus movimientos y voz dirigiéndose hacia ella. Su rostro se mostró confundido, como si no entendiera a que te referías.- No… no entiendo. ¿Mágico?- Te pregunto la joven.

No parecía que entendiera a que te referías, pero un movimiento de su mano llamo tu atención no por el propio movimiento, si no por lo que había mostrado. Sus manos permanecían unidas una por encima de la otra, pero cuando llamaste su atención se movieron ligeramente durante un instante, dejándote ver un anillo en la mano oculta con un relieve curioso, sobretodo dado la situación. Lo que te había parecido ver era, sin lugar a dudas, un anillo con el relieve de una calavera.

Mientras detectabas aquello, por la puerta que antes habíais entrado pasó Bryan junto con el hombre que se había quedado atrás reparando la barricada. Ambos trasportaban un barril que dejaron  en una esquina de la estancia. Por el ruido que había hecho, probablemente era agua o algún tipo de líquido.

Conseguisteis colocar todos los objetos movibles delante de la puerta con cuidado y en silencio, cuando terminasteis uno de los caballos soltó un leve relincho silencioso que marco la vuelta de vuestros pasos al interior del edificio.

Antes de que empezarais a entrar el hombre al que habíais ayudado llamo tu atención con un leve toque al hombre.- Ven ayúdame también a meter esto dentro.- dijo mientras señalaba un barril.

Así cargando con un barril en el cual escuchabas bambolear el líquido, entrasteis otra vez a aquel salón donde todos estaban. Michael estaba justo al pie de las escaleras, hablando con una niña de cabellos rubios. Fue mientras la mirabas que viste un pequeño destello desde la posición de la niña, una señal que habías visto a veces rezumar de algunos magos.

Mientras Michael marchaba, Cornelia se puso manos a la obra ayudando a los heridos.  Extraía la magia cargada del ambiente y la trasformaba en energía curativa para los heridos. Pero fue sintiendo las mismas reacciones sobre los heridos que había tenido con Smith, había algo raro en aquella enfermedad, si no podía curarla con su magia tenía que tener algo de sobrenatural.

El sacerdote, aunque inicialmente se mostró reacio al primer ensalmo de la doctora, cuando vio los resultados no hizo más que quedarse callado mirando como los pacientes parecían recuperar parte de su vitalidad. No fue diferente con el herido en la pierna, la cual después del hechizo empezó a recuperar un color más natural y dejo de doler al hombre.

Tras usar un último ensalmo, quiza por haber forzado mucho su voz con tantos hechizos, Cornelia tosió levemente tapándose con la mano para no crear posibles infecciones.

Todo trascurría con la normalidad que podía ocurrir en aquella situación cuando, al recurrir a las energías de la sala para su ultimo hechizo, Cornelia sintió que algo iba mal, termino de recitar su ensalmo y curo al herido pero una tos se elevó desde su interior Al tapar su boca con la mano para no esparcir el virus, pequeñas gotitas de sangre salieron de su garganta, pero parecia que esto únicamente lo había visto ella...

-Silveria, puedes ir a ayudar a lo demás o interrogar a los demás, puedo ocuparme de las cosas aquí. De echo es mejor que aislemos a los afectados lo mejor posible, asique deberíamos alejar de esta sala a cualquiera que no sea yo.- Cornelia se giró hacia el cura- ¿Hay más gente con sintomas o heridas provocadas por afectados?

Mis ojos se entornaron al ver el anillo, dándome un aspecto más amenazador por un segundo. Quizá no hubiera detectado nada, pero no estaba ni de lejos tan entrenado como Cornelia para poder ver las auras mágicas y quizá hubiera algo que se me escapara. Confiaba en el juicio de mi compañera, y si algo fuera a ser un objeto mágico lo más probable es que fuera aquel anillo. Desfruncí el ceño y sonreí.

- Perdona, no me he presentado. Soy Michael, ¿y tú? - esperé a que me respondiera -. Luminita, ¿me dejarías ver el anillo que llevas en tu mano izquierda?

Me había quedado perdida en mis pensamientos, luego de ver a aquel hombre entre tanta gente enferma, cómo ha hecho para no contagiarse aún? Estos curas son un milagro del cielo, no se enferman nunca.

—Ah, em... sí, supongo —yo interrogar? pero qué les pregunto?

Regreso entonces con el sacerdote, porque no tengo ni idea de por dónde empezar —señor, eee, Pilgrim, tiene usted alguna idea sobre ... —sobre qué? le pregunto de los zombis de fuego? —eeh... sobre si alguna vez ha vivido algún hechicero en este pueblo? o alguien que se haya pasado por aquí? —me empieza a doler la cabeza de tanto pensar, no estoy hecha para los diálogos.

"¿Una niña con habilidades? Quizás sea por eso que Michael parece interesado... O al menos espero que sea por eso." Pienso mientras termino de depositar el barrir donde el tal Henry me dice. Tras lo cuál, asiento a modo de complicidad por el trabajo bien hecho y vuelvo a girar mi cabeza hacia la niña que ha llamado mi atención intentando volver a ver la "chispa mágica":

"Quizás solo ha sido mi imaginación o quizás no haya sido la niña..."

El sacerdote parecía bastante agradecido al ver como sus pacientes habían mejorado en gran medida. Cuando las preguntas se dirigieron hacia el no tuvo problema en responder.- Casi todos han mostrado algún rastro de lo que sea que nos afecta. A algunos en mayor medida que a otros, en primeras instancias suele ser dolor de cabeza, problemas para respirar o mal estar general que luego va avanzando hasta dejar al enfermo postrado en la cama. Casi sufrimos los primeros síntomas, algunos con mayor gravedad que otros.- Responde a la doctora del escuadrón.

Cuando la pregunta de Silveria llega también a Pilgrim este se gira y niega levemente con la cabeza.- No, no hay ningún dotado en el pueblo... y dudo que hubiera algún no registrado, es un pueblo pequeño, nos conocemos entre todos.

La joven después de responder su nombre y ante tu petición se miro la mano durante un momento mostrando el anillo. Tras unos segundos de indecisión tendió la mano que tenía el anillo puesto hacia ti.

Intentando enfocarte en distinguir nuevamente aquel brillo mágico que habías detectado te quedaste mirando hacia la niña y Michael. Aquel brillo no pareció surgir de nuevo hasta que tras unos instantes Michael pregunto algo a la niña. Tras un momento de pensarlo la niña alzo su mano hacia tu compañero y pudiste ver cómo, puesto en su mano, llevaba un anillo plateado con una calavera grabada en este.

Sujeté la mano de la niña mirando fijamente el anillo durante unos instantes. Mi ceño se frunció al recordar que se trataba de un anillo hecho para nigromantes. Definitivamente Cornelia tendría que terminar de analizar el anillo porque yo no sentía nada, así que puede que fuera solo una imitación, ¿pero quién le daría un anillo con una calavera a una niña?

- ¿Quién te dio este anillo? - pregunté desfrunciendo el ceño al darme cuenta de que me hacía parecer amenazador.

-Ya veo...- Frunciendo el ceño y colocando la mano sobre el mentón Cornelia hizo acopio de los datos de los que disponía, luego de unos momentos giró moviendo el brazo dispuesta a tocas a Silveria- Con permiso.

—Qué me vas a hacer? —le pregunto a Cornelia levantando las cejas —no me habías curado ya?

—No sé si ya volver con Grayland y los demás, supongo que ya habrá planeado lo que haremos a continuación... no?