Partida Rol por web

El entierro había acabado, y lo que primaba ahora era descansar. Corvinus iba a preparar una fiesta tan grande o incluso más que la que preparó para precísamente el día en el que llegaron los náufragos. Pero, esta vez no sería una simple fiesta de la cosecha, sería mucho más, sería la celebración por la liberación.

Pero, hasta entonces, lo que primaba era descansar. No habían dormido durante todo el día, y los combates no son exactamente relajantes. El cansancio acumulado hizo mella y cada cual tuvo que irse a descansar.

Miriam ofreció su posada gratuítamente, al fin y al cabo no iba a cobrar dinero a los salvadores del pueblo. Faliar, Xerine, Aaron y Quint fueron a la posada, despidiéndose de Nahia y Catherine que fueron a la casa de ésta última. Nahia estaba destrozada y Cath pidió a Faliar que les acompañara. El mago accedió, quería recuperar el tiempo perdido con su hija, aunque fuera símplemente estando a su lado mientras dormía. Era lógico que no iban a casa de Nahia, ese lugar traería muy malos recuerdos a la pequeña, así que se dirigieron a las afueras.

Cada uno durmió en una cama separada, cada cual en su lugar. El descanso era merecido y por fín fue un sueño rejuvenecedor, pasaron toda la mañana durmiendo y ya bien entrada la tarde empezaron a despertar. Realmente Seline había recuperado parte de sus energías por lo que no necesitaron dormir tanto como esperaban.

Al despertar, cada cual fue a hacer lo que quería, pues cada uno se despertó en un momento distinto. Xerine, la primera en levantarse de la cama, fue al ayuntamiento a entrevistarse con Raymond, el alcalde. Quint y Aaron se despertaron poco más tarde, y decidieron quedarse en la posada disfrutando de una buena comida/cena/merienda.

Por su lado, Faliar, Cath y Nahia despertaron poco a poco.

-Buenas tardes señorita.

El tipo bajito, bien vestido esperaba en la puerta del ayuntamiento, justo a un lado de la plaza principal, no muy lejos de la posada. Sus ojos estaban perdidos en el cielo del atardecer, como si recordara aquellos años en lo que eso era normal.

-¿No le parece que es precioso como el sol cae por la tarde y el paisaje se llena de rojos? Hacía demasiado tiempo que no veía este color en el cielo. Me temo que no puedo agradecerle lo suficiente lo que ha hecho por nosotros.

Raymond se despegó de la pared, y se lanzó a abrazar a Xerine.

Catherine despertó tarde, pero al parecer antes que el resto. Miró a Faliar, que dormía en una cama a su lado y su corazón le dio un vuelco. No sabía que pensar en ese momento. Faliar, el hombre del que se había enamorado era realmente el padre de Nahia. Era realmente desconcertante.

Pero no podía apagar sus sentimientos.

¿Le importaría a su mejor amiga que entablase una relación con su padre? ¿Ahora que Faliar conocía parte de su pasado, querría continuar con ella?

Los interrogantes la asediaban y decidió bajar al piso inferior hasta la cocina, para preparar algo de comer. Así cuando despertaran, podrían recuperar fuerzas.

Luz, los ojos de la pequeña se abrieron poco a poco dejando que un color verde intenso lo llenase todo. Era extraño, despertar y encontrar aquella claridad en el cuarto. no era tan instensa como antes, pero bastante más que la que había visto a lo largo de diez años.

Despertó de su sueño y miró a su alrededor, su padre aún permanecía dormido. Se quedó unos segundos observándolo y una tímida sonrisa se perfiló en sus labios. Estaba contenta de poder tenerle a su lado. Sin embargo Catherine no estaba allí y entonces escuchó ruido procedente del piso inferior. Se incorporó y en ese instante se dio cuanta de que le dolía casi todo su cuerpo, parecía que tanto esfuerzo se había pagado su recompensa en forma de agujetas.

Poco a poco e inetentando obviar ese incomodo "dolor" bajó las escaleras. Encontró a Catherine en la cocina.

-¡Buenos días! ¡O tardes! no se ya bien que hora será-dijo Nahia dirigiéndose hacia su amiga.

La voz de Nahia y el ruido que hacía Catherine en la cocina despertaron a Faliar. Por primera vez desde que tenía memoria, no se había levantado empapado en sudor y con los graznidos de los cuervos aún resonando en la habitación; parecía que las pesadillas habían decidido concederle una tregua aquel día.

Se vistió y bajó las escaleras, atraído por el olor de la comida. Lo cierto es que aparte de unas pocas manzanas, no había comido nada decente desde aquel banquete en la mansión del Marqués. Solo habían pasado dos días, y sin embargo se le hacía todo tan lejano... No pudo reprimir una risita cuando se acordó del desastre que montó Aaron durante aquella comida, y de como manchó el fabuloso vestido de Xerine.

- Buenas tardes. Eso huele magnífico, Catherine. ¿Que estás preparando?

-¡Gracias! La verdad es que es una receta muy fácil. Es una sopa de verduras, es lo primero que se me ha ocurrido con lo que tenía. Algo fácil y rápido. Espero que os guste.

La chica removía con tesón una olla de metal llena de un oloroso líquido. El perfume de la comida llegaba hasta las narinas de Nahia y Faliar, dándoles mucha hambre. La verdad es que abría el apetito.

-Ya era hora de sentarse a comer algo decente después de tanto ajetreo. ¿no?

-¿Entonces no me da tiempo a lavarme un poco? Bueno sino siempre puedo hacerlo después de comer que también me muero de hambre.

El estómago de Nahia rugió y la vergüenza hizo que la muchacha riese.

- Oh, si. Un baño caliente, otra cosa que tampoco me vendría nada mal... Pondré a calentar agua.

Después de haber dormido, se encontraba de bastante mejor humor. Lo del entierro de su esposa había sido duro, pero no podía dejar que aquello ensombreciera todo lo demás

Faliar puso un barreño de agua en el fuego del hogar, para poder limpiarse de la mugre del camino. La sopa terminó de prepararse mientras se calentaba el agua, y los tres se sentaron a comer en la mesa. Los muebles no eran ninguna maravilla, pero al menos era suficiente para vivir.

-Faliar, me gustaría preguntarte algo.-Dijo Cath mientrass se llevaba una cucharada de sopa a la boca- ¿cuando llegue el barco, podré-miró a Nahia- podremos ir contigo?

Aaron durmió toda la mañana tan profundamente que, de haber habido un terremoto en la isla, se habría dado media vuelta y habría seguido durmiendo. Tan cansado estaba que una vez que abrió los ojos tuvo que pestañear varias veces hasta recordar donde estaba.

Restregándose los ojos, se sentó en la cama y bostezó profundamente. Cuando terminó, se levantó, se vistió y avanzó dando tumbos hasta la puerta, dispuesto a bajar al comedor. No sabría decir por que, pero en aquel momento sus problemas parecían un poco menos malos.

Una vez llegó a su destino y tras muchos esfuerzos infructuosos por intentar espabilarse se encontró con Quint, quien bebía perezosamente una jarra de cerveza. Se acercó hasta él dando zancadas y le sonrió.

-¡Hola! ¿Que tal has dormido? O esas camas son una maravilla-Aaron se estiró sin ningún tipo de vergüenza-O yo estaba muy cansado.

Se quedó mirando al rubio un segundo, buscando algún tema de conversación.

-¡Oye! ¿Qué pasó en la torre? ¿Qué hizo el marqués? ¿Y cómo os cargasteis la mansión? Fue apoteósico

Empezó a reír a carcajadas, se le notaba de bastante mejor humor tras el sueño reparador, pero en los ojos de Aaron seguía brillando una chispa de pena.

Xerine recibió el abrazo, sorprendida. No se había esperado una reacción tan exagerada, pero tampoco le parecía ilógica. Aquella gente había vivido mucho tiempo a la sombra

¿Serás capaz, Xerine? ¿Serás capaz de condenarles de nuevo?

Sacudió ligeramente la cabeza, alejando esos pensamientos de ella. Claro que sería capaz. No debía nada a esa gente, y poco le importaban sus destinos. Tenía que aprovechar cualquier oportunidad, si quería reconstruir sus sueños de las cenizas

No... No hay de qué

Faliar se sentó y empezó a comer; daba gusto comer por fin algo caliente y cocinado con esmero. Cuando Catherine le hizo la pregunta, la miró a los ojos y sonrió

- De hecho... estaba pensando en proponeroslo. Pero antes que nada, tenéis que saber que... no se a donde voy a ir. A una parte de mi le gustaría vivir tranquilamente, sin más preocupaciones. Pero la otra... la otra quiere respuestas. No sé si las encontraré, y si, en el caso de encontrarlas, serán las respuestas que yo quiero... pero tengo el convencimiento de que será mucho más fácil si estáis vosotras dos a mi lado... Pero no quiero que me sigáis solo porque os sintáis... obligadas a ello, sino porque realmente queráis hacerlo... Sé que es egoista... Que vosotras tendréis vuestros propios sueños y aspiraciones... así que no os culparé si preferís seguir otro camino.

-¿Cómo que no hay de qué? ¿No se da cuenta? Precisamente esta noche ha sido la que peor he dormido en años, y justo al día siguiente... todo había cambiado. Sabía que algo había pasado cuando me levanté, había algo en mis sueños, algo que no era normal. Y cuando ví la luz del sol de nuevo... me sentí revitalizado.

¿Como no voy a agredecerle lo que ha hecho? Mañana mismo prepararemos la mejor fiesta imaginable en esta aldea. ¡Hemos estado 10 años en letargo!¡Por Dios! Estoy hay que celebrarlo.

Catherine tampoco pudo evitar sonreír cuando Falair dijo su propuesta.

-Por mí de acuerdo. Quiero salir de esta isla. No se vive mal, pero yo quiero algo más grande, tengo la suficiente curiosidad para necesitar algo más. Nunca me atreví a salir antes, porque Scott me decía que no podría hacerlo, que no me fiara del barco que llegaba. Tenía toda la razón del mundo.

Ahora, con todo solucionado, nadie me necesita aquí. Quiero seguirte Faliar, allí donde vayas. Quiero que me enseñes el mundo, y quiero recorrerlo a tu lado.

Xerine se apartó un poco, para recobrar algo de su espacio vital

De eso mismo quería hablarle, señor Smullyan. No creo que cantar victoria de manera tan precipitada sea demasiado sensato. No digo que se cancele la fiesta... Sonrió, comprensiva Al fin y al cabo, no se han oído muchas risas en este pueblo durante los últimos años. Pero, si me permite un consejo, no deben de relajarse aún

Miró a los lados, algo más seria

¿Podríamos continuar esta conversación en privado, si es posible?

Faliar no dijo nada, simplemente cogió la mano de Catherine

- ¿Y tu, Nahia? ¿Te vienes con nosotros, o tienes otros planes? -añadió una sonrisa pícara- No te creas que no me di cuenta de lo que pasó en la catedral. Ya sabes, con el rubio - le guiñó un ojo

Esto se estaba volviendo demasiado real, es cierto que les había visto besarse en la catedral, pero en aquellos momentos no se percató del todo de lo que estaba ocurriendo. ¿Catherine con su padre? es decir, ¿Su madrastra? Ese papel no le pegaba nada. Podía ser una amiga protectora, casi como una segunda madre, pero ahí estaba el matiz: casi. Se quedó absorta tratando de entender todo lo que significaba la respuesta de Catherine, la confirmación de que iban... ¿en serio?.

Mientras intentaba hacerse a la idea la voz de Faliar le despertó de su ensimismamiento, sólo para conseguir que sus mejillas se ruborizasen al recordar aquel momento tan especial que había vivido en la catedral.

Su voz sonaba nerviosa:

- Eh! bueno..yo..esto..sólo lo hice porque todos expresabais vuestras alegría con alguien y...bueno, emm..Quint era el único que no estaba con nadie.-Intentaba parecer conviencente, pero el color de su rostro cada vez se volvia más grana- Fue cosa del momento, no creo que vuelva a ocurrir- su voz había ido devaneciendose poco a poco mientras pronunciaba estas últimas palabras. Era una realidad que se decía en voz alta, y que no era agradable de oir, pues destruía esperanzas.

Pareció volver en sí :

-Y ..no se, supongo que también iría contigo, no me queda nada en esta isla. Siempre podría intentar empezar yo sola, buscar algún trabajo, pero lo cierto es que siempre quise ver algo más alla de Córvinus, ¡Viajar! Debe ser precioso estar en lugares tan diferentes, viendo otras formas de ser, otras maneras de vivir. Catherine y yo lo hablábamos a menudo -y entonces cayó en la cuenta- Pero...tampoco quiero ser un estorbo, sé que tu tendrás ya hecha tu vida por allí y si Catherine te acompaña...Supongo que no es tan mala idea eso de estar unos años más en la isla. Intentaré aprender a ser algo más autosuficiente y cuando esté lista supongo que cogeré algún barco para cumplir ese sueño. Quizás ahora aún no este lista para ese mundo.

Sonrió, pretendiendo ocultar una verdad incómoda.

Sabía que a su hija le preocupaba algo. Era normal; su vida había cambiado mucho en apenas un día. Esta vez, fue a ella a quien le cogió ambas manos.

- No tengo ninguna vida mas allá de esta isla. Mis recuerdos más recientes apenas se remontan a unos días; desperté en una posada, y fui a Arkángel a coger aquel dirigible. Sé que en esta isla ya he averiguado todo lo que necesitaba, y que debo moverme a otro lado para seguir averiguando cosas, y quizás empezar de nuevo. No serás ningún estorbo, Nahia, y de hecho me encantaría que vinieses... Estaría bien empezar juntos. Pero entiendo que todo esto es muy nuevo y complicado para ti; si quieres quedarte, me parece bien. Vendré a verte con frecuencia, prometido.

Los ojos de Nahia reflejaban las dudas de su mente.

-Yo, bueno, no se, supongo que es pronto para decidir.