Partida Rol por web

 Por supuesto, no se corte Xerine esbozó una sonrisa Y no se preocupe por la comida, no me moriré si me espero hasta mañana. No querría ser una molestia...

 Mathias sale de la posada, y, tras unos instantes, vuelve a entrar, con una bandeja en la que hay varias carnes: cerdo, pollo, cordero... Pescados y una buena botella de vino. Sin mediar palabra, la deja en una mesa vacía del salón y se vuelve a la cocina.

Miriam, sorprendida por los pocos modales de su hermano, te mira y sonríe:

-No se lo tomes en cuenta. Es trabajador, pero no es muy sociable. Te acompañaría hasta la mesa, pero no puedo levantarme. ¿Quieres compañía mientras cenas o prefieres cenar sola? Si no es indiscrección vaya... normalmente a la gente de la cuidad no le gusta que se metan demasiado en su vida privada. Pero esto es Corvinus, está muy alejado de la civilización.

Había algo en todo aquello que no le olía bien... ¿Un sitio tan oscuro, en plena fiesta y sin un cirio que lo alumbrase? Faliar echó mano de su escudo y su hacha

- No se por que tengo la sensación de estar metiéndonos en la boca del lobo...

 Sera por eso que esto es tan tétrico. Señorita liana, espero que esa mascara cubierta de "magia" nos pueda ser de alguna utilidad.

Tengo entendido que algunas personas pueden "ver" en la oscuridad gracias a ese tipo de artefactos.

Permanezco apoyado a una de las paredes y cierro mis ojos para concentrarme en los sonidos y en mis instintos.

En mitad de la oscuridad escucho la voz de "Dieter" y respondo

-¿Artefaqué? Es una máscara común y corriente, de las que pueden encontrarse en cualquier tienda, simplemente está pintada. ¿Qué magia ni qué niño muerto? Estoy tan a oscuras como el resto de vosotros, así que más vale encender una vela o algo.

Quit escuchó pasos y al ver quienes eran se ayudó de la falta de iluminación y sus oscuras vestimentas para fundirse con las sombras.

¿Qué pintan estos tipos en una iglesia? ¿Y qué ha pasado con Xerine?

Como aú se encuentran en la otra punta de la iglesia, Quint abre con sigilo la puerta que tiene ante él, y entra cerrándola tras de sí.

Aaron, con cuidado, andando lentamente y con las manos por delante para no chocarse se dirige a lo que debería ser la sacristía todavía. No sabe si allí habrá algo para iluminar pero, tiene que comprobarlo, es mejor eso que estarse quieto.

-Dieter, Liana, Faliar. Por favor, ayúdenme a buscar algo para poder ver... esto está muy oscuro y quedarse hablando no lo va a iluminar.

Dice Aaron, para ver si sus compañeros le ayudan a buscar.

-Cierto, la prioridad es buscar algo para ver. Creo recordar que el cura de mi pueblo dejaba algo para encender las velas en el altar, bajo los candelabros, y en la sacristía.Pasad uno para allá, el resto, buscad la sacristía. Yo intentaré otra cosa, no os preocupéis, en dos minutos estoy de vuelta.

Tras decir esto, salgo de la iglesia corriendo a toda prisa.

Corro hacia la posada, entro y le digo a la posadera:

-Perdone, nos hemos quedado sin luz en la iglesia, ¿Podría dejarme una vela encendida, una lámpara o algo? Es que hemos ido a rezar un poco antes de acostarnos y nos hemos encontrado el templo a oscuras, con lo cual, tenemos miedo de tropezar con algo y romperlo sin querer. Sólo será un momento, cinco minutos.

 Xerine negó con la cabeza

Por favor, no se moleste. Está embarazada, no debe realizar esfuerzos

Mientras recogía la comida, no pudo evitar pensar en aceptar el ofrecimiento de Miriam, y cenar sola en la mesa. A decir verdad, no tenía ganas de hablar con la aduladora posadera, que parecía tan compleja e interesante como un juguete para niños. En realidad, empezaba a cansarse de tanta conversación insulsa. Pero si una cosa había aprendido a lo largo de los años, era a comportarse de forma educada. Mientras se giraba y sonreía, repasó con la vista a Miriam

A pesar de estar embarazada, la mujer seguía conservando parte de su belleza. Probablemente había sido muy popular entre los chicos de joven, y hoy en día muchos seguirían suspirando por su belleza. Claro que, por obvias razones, estaba claro que al final había elegido a uno... Y, a pesar de todo, el marido no se encontraba con ella ¿A que se debía? ¿Quizás Miriam era una de esas mujeres dominantes, con la iniciativa suficiente como para llevar un negocio por su cuenta? ¿Estaría de viaje? ¿O la había abandonado? No sería la primera vez que Xerine conociera a una mujer obligada a cuidar a su niño sola, ya fuera debido a su promiscuidad o a su mala suerte

De alguna manera, sentía cierta empatía con todos esos niños bastardos, que nunca habían llegado a conocer a sus progenitores. Muchos de esos, por suerte, aún conservaban a su madre, que se encargaba de cuidarlos intentando sustituir la figura paterna por su cuenta, o con ayuda de alguien. En los casos en los que el padre era el que se veía obligado a cuidar a su retoño, desde luego, menos comunes, normalmente salía peor. Lo que separaba a Xerine de todos esos niños era que, a diferencia de a ellos, a la música no la había criado nadie, solo la calle y sus instintos. En cierta manera, a veces sentía cierta culpabilidad, no en vano había sido la causa de la muerte de su madre. Por suerte, esos momentos solo duraban unos segundos

Se sentó en la barra, y dejó la comida sobre esta, mientras miraba a Miriam

Cenaré con usted. Se agradece algo de conversación, después de todo lo ocurrido. ¿Puedo tutearla?

Esbozó una sonrisa, manteniendo la fachada de mujer agradable y comprensiva

 Voy a la sacristía pero caminando lentamente, asegurando cada paso.

 La puerta de la sacristía estaba cerrada. Pero el candado era extrañamente nuevo, desentonaba bastante con el resto de la catedral. Viendo esto, Quint se dirigió sigilosamente, hacia la puerta del otro ala, la que al parecer daba a unas escaleras. Con sigilo atravesó la nave central, pero parece que en ese momento, las figuras de D y Faliar se volvieron hacia él.

 Mientras intentais a tientas caminar por la catedral, un ligero sonido de pisadas, se escucha a fundiéndose con el murmullo de voces provenientes de la fiesta que hay fuera. Las pisadas parecen provenir de la zona del altar, y su camino parecía cambiar. Estaban frente a la sacristía y ahora se dirigen hacia la puerta por la que se veían las escaleras.

 -Por favor, claro que puede tutearme. Al fin y al cabo yo le he pedido permiso para lo mismo. 

Miriam se quedó con ella. Los clientes, y más en aquellos momentos es algo que hay que mimar y cuidar, y, ya que no estaba en la fiesta. No se pasaría el rato trabajando. Además le intrigaba esa mujer. En realidad la curiosidad se extendía hacia todo el grupo. 

-Por iniciar un tema de conversación. ¿Qué es eso de un dirigible?¿Que problemas tuvisteis para acabar aquí?

Una vez formuló la pregunta, Liana entró a trompicones por la puerta, pidiendo algo que iluminara.

-Pero... ¿y no sería más fácil que fueran mañana por la mañana? Vale... veré lo que puedo hacer.

Tras esto, sale de la habitación entrando en el almacén.

La voz de Miriam se escucha desde el almacén.

-Nadie va a la iglesia desde la muerte del padre Scott. La mantenemos limpia y usamos las campanas para avisar de las emergencias y sucesos. Hace dos días, se estaba quemando la granja de los Milian y gracias a que se aviso al pueblo con ellas pudimos salvar gran parte...

-Bueno... esto es lo único que he encontrado que os podéis llevar.- dice mientras saca un pequeño candelabro de 6 velas. Déjeme un momento para encenderlo.

Coge una de las velas y se acerca al fuego. Cuando una ya está encendida, ilumina las demás. Aunque si quiere ir a la iglesia, tenga cuidado cuando salga fuera, puede que se le apaguen.

Quint ignora a los dos que se han girado hacia él y usando los bancos, sus ropas oscuras y las sombras que proyectan la débil iluminación por toda la estancia se desliza sin meter el más mínimo ruido hasta el otro extremo de la misma.