Partida Rol por web

Sir Gwilherm, tienen que organizar el contingente para vuestra primera misión como caballeros de Hertford. Obligado por las  reglas del vasallaje recién firmado. Esas reglas le obligan a movilizar al menos a una cuarta parte de sus tropas, minimo 4 soldados más.

Qué pasa gente?!! Todo bien? Que llevamos un par de días parados.

XD

Elige tus tropas de ahi:

https://www.comunidadumbria.com/partida/el-senorio...

No se, que opinas. Ah!! Llevaré a Anther y Cherhan, y 5 soldados.  

Sir Gwilherm, organizó el contingente para vuestra primera misión como caballeros de Hertford. Obligado por las  reglas del vasallaje recién firmado,  decidió dejar a Dix Y Bully en tareas de escolta y defensa del señorío, y convocar junto a  vosotros a los sargentos Anther t y Cherhan y a otros 5 soldados del señorío, todos ellos a caballo. El resto se pondrán bajo las órdenes de Dix y Bully. Sois 10 los jinetes que marcháis, sin contar escuderos.

Sin más preámbulos y con el corazón en un puño de las mujeres de los marchantes, la comitiva endereza para el castillo de Hertford, lugar de reunión al que dirigirse.

Tras pasar la última noche en su nuevo hogar, antes de partir a su misión. Sir Gwilhem se levantó con los maitines, tras rezar despachó un fugaz desayuno y se dispuso a pasear por su territorio con las primeras luces del alba. Se detuvo en el puente del Meñique y observo sus tierras. En lontananza, los picos de los tejados de Ripei; y en las proximidades, los lindes de Malderoi. Cerró los ojos y vislumbró el futuro que deseaba forjar.

Ya en la plaza, el gentío se había reunido para despedir a la comitiva. Sir Gwilhem se acercó a pasar la última revista a hombres y equipo. Y se dispuso a encabezar el destacamento, no sin antes dirigir unas palabras a los allí presentes.

_ Juntos luchamos!!_ Su voz atronadora acalló las pocas voces que aún murmuraban, y tras una efímera pausa prosiguió. _  Juntos sangramos por la liberación del pobo de Ripei!!! Buscó entre la multitud la mirada Ethmen y de Slias, que allí se encontraban como líderes de los habitantes. _ Era nostro deber derrotar al demonio Gordobuc et liberar a nos paisanus de su yugo... 

_ ...Como agora nos toca de los sajones...

_ En pos, marchamos a defender las fronteras et vos os quedaréis a las órdenes de vostra señora de Malderoi, Lady Godiva._   Su intención era para reafirmar su reciente señorío, pues estaban mas que acostumbrados a los mandatos de mi señora, que a los recientes míos.

Lanzó un beso a su señora esposa e hizo un gesto con la mano a modo de despedida a su suegra.

_ Obedeced y reconstruid nostros lares!!! Y vostro señor los defenderá por siempre!!_   De este modo salieron de Malderoi camino al castillo de Hertford.

Tenía que alentar al pueblo, pues ya había comprobado que si se unían podían acabar con fuertes hombres armados, siempre que les superasen en número. Y nueve hombres quedaban para custodiar mi hogar y mi familia. _ La victoria persigue a los preparados... _ Era algo que solía decir su padre, y que ahora no podía quitarse de la cabeza. Pus temía, que lo que había imaginado para este lugar se esfumase como un barco en la niebla.

La arenga de sir Gwilherm encendió mis propios ánimos a pesar de que aquellas gentes eran casi unos desconocidos para mí. Yo no había participado de las visicitudes que habían superado con esfuerzo y tesón, pero mi nueva condición de caballero me hacía verlos como parte indispensable de mi porvenir. No me sentía en lo más mínimo pesimista, y el número de tropas de nuestro contingente me pareció muy simbólico. Éramos los diez de Malderoi camino de la frontera. Breogan pisoteaba el suelo con los cascos mostrando tantas ganas de partir como yo tenía mientras mi primo hablaba. Ahora que sir Gwilherm ordena iniciar la marcha me coloco un poco por detrás de él, en el lugar que creo me corresponde según el protocolo. Desde mi montura repaso los rostros y miradas de los hombres que marchan a mi lado. Me esfuerzo por recordar el momento, las caras, los nombres. Siento una pequeña punzada en el ánimo al pensar que es muy probable que el regreso sea el de un grupo mermado. Alejo el pensamiento de que es muy factible que ésta sea la única vez que estos diez de Malderoi marchen juntos en Malderoi. Pero voto a Dios que muchos sajones dejarán de respirar antes de que algunos de los que hoy parten regresen mañana. Walter de Lickey Hill no olvidará este día. Me concentro en nuestro destino inmediato. Rumbo a Hertfod al son de los cascos de las monturas.

De nuevo en el castillo de Hertford. Aunque lo recordáis de sobra pues no hace aun una semana que estuvisteis por aquí, el aspecto es totalmente distinto, pues la rigidez y disciplina militar lo han tomado.

Os cruzáis con jinetes en cabalgaduras veloces, probablemente heraldos que traen y llevan noticias, veis a  soldadesca que al paso marcha hacia el lugar mandado, seria sobria y bien armada y contáis varios carruajes que aprovisionan el castillo de viveres y leña.

Vuestra entrada  en el recinto del castillo de Hertford, se hace con una excepcional  expectación. No sois ni sereis los únicos jinetes con aperos de guerra que han entrado por allí, pero si sois los únicos que poseéis unas cabalgaduras tan maravillosas. Los caballos vuestros destacan por su gran tamaño y anchura, especialmente el caballo destrero de Sir Cimrud. No es malo tampoco el caballo de guerra entrenado de Walter, pero más discreto que el anterior.

No hubiera sido raro que hubierais recibido comentarios o chanzas sobre vuestros caballos, pero no los recibiréis ahora, puesto que la tensión por el peligro sajón es grande. No es momento para bromas.

Un caballero del castillo, sir Bruinel, os sale a recibir.

Cuando nuestra comitiva alcanza el castillo la marcialidad del ambiente, tan alejado ahora de las festividades pasadas, pone de manifiesto mis premoniciones de días venideros complicados en la historia de estas tierras. Breogan resopla por sus grandes ollares como si estuviese dando la razón a mis pensamientos. Los pájaros vuelan cerca de las murallas, pero su vuelo parece un baile inquieto, como ilustrando el desasosiego que se palpa alrededor. Me quito el yelmo y lo coloco bajo el brazo mientras sostengo las riendas con la mano siniestra. Se acerca un caballero a dar recepción a nuestro grupo. Me siento tentado a descabalgar pero decido esperar a que mi primo Gwilherm lo ordene. Desde la montura creo distinguir a sir Bruinel. Imagino que nos indicará donde acomodarnos para pasar la noche. Dedico unos instantes a recordar de qué conozco al caballero Bruinel... A la orden de sir Gwilherm finalmente desmontamos y esperamos que el caballero nos alcance. Mi espalda agradece bajar de la silla, cabalgar me produce un apetito voraz. Puede que pronto las provisiones escaseen, pienso comer bien esta noche ya que estamos en el castillo, en adelante Dios dirá.

Tras un camino mas o menos cómodo, llegamos al castillo de Hertford. Donde apenas hace una semana, mi primo y el suyo a su vez, se consagraran caballeros y donde yo mismo contraje mis nupcias.

El ambiente había cambiado. El ajetreo, el trajín y el movimiento marcial lo envolvía todo. Salvo las miradas de los transeúntes hacia la cabalgadura de mi primo, un imponente semental del cual, estaba mas orgulloso que su vida misma.

Al poco de traspasar las murallas somos recibidos por un caballero de a pie, por lo que por modestia, cortesía y protocolo, Sir Gwilherm ordena descabalgar.

_ Sir Gwilherm de Malderoi... _ Dijo en pos de proclamación y presentación, mientras realizaba un gesto con la cabeza a modo de saludo. Esperó aqueste hombre los dijera cuales serían sus funciones, antes del patrullaje ordenado por el conde.

De soslayo revisó que su escolta estuvieran en en tierra, para bajar también el de su montura y parlamentar con el caballero allí presente.

Sir Cimrud llevaba unos días silente, algo extraño en él. Le pesaba la llamada del hogar, el echar de menos a su familia, especialmente a sus hermanos pequeños, a su madre...a su tierra en el borde disputado de Cambria, con aquellos bosques y tierras tan peculiares.

Preparó su equipo y a su destrero y se puso en marcha con el resto de la comitiva... él no era muy ducho en temas de batalla, pero sospechaba que los sajones intentarían poner bajo asedio las fortalezas cercanas con la esperanza que las regiones circundantes se rindieran lo antes posible. Ahora como caballero y bajo un juramento no podría hacer otra cosa salvo luchar, pero los asedios eran malos momentos para los caballeros. Y parecían venir muy malos momentos.

Al llegar al castillo se vio sorprendido ante la diferencia que había cuando lo recibieron como escudero a como lo recibían ahora. También era verdad que Khaine era especialmente llamativo.. pero también notó que había cierta preocupación por el problema sajón.

Reconoció al caballero que salió al paso a recibirles, Sir Bruinel. Tras el saludo de su primo, quien quizás debió presentar a los otros caballeros al menos, se bajó del imponente destrero.

 Sir Brunel, el caballero que os recibe, no estuvo en vuestras ceremonias de caballero, por andar de patrulla. Dicen de él que es estricto y que hace bien su trabajo patrullador.

Es uno de los oficiales fronterizos del condado. ( caballeros que se dedican a patrullar las fronteras). Suelen estar acompañados por otro caballero y por varios soldados a caballo reclutados en los diversos señoríos del condado. Tanto el otro caballero acompañante como la soldadesca montada, sirve para cumplir las obligaciones de vasallazgo ante el conde, siendo su servicio de pocas semanas.)

- Vienen vuesas mercedes del señorio de Malderoi  ¿ Cierto?. Non deberían haber problemas con los sajones tan al oeste, como muxo con viajantes hacia el bosque salvaje. ¿ cierto?No tardando debieraos haceesus visita.

Me tengo que morder la lengua para no lanzarme a saludar al caballero que reconozco como sir Bruinel. Seguro que él sabe de primera mano qué podemos esperar de nuestro destino y qué peligros nos aguardan. Pero creo que podría ser un agravio a la autoridad de mi primo, que es sin duda el encargado de responder al saludo ya que es el más experimentado de los caballeros de nuestro grupo. Además los hombres que nos acompañan son los suyos. Por todo ello espero pacientemente un oportunidad para hablar, a pesar de mis poderosas ganas de lanzarme a ello de inmediato.

Aquel hombre se dirigió a ellos sin tapujos. Y viendo que sus primos no dieran importancia al hecho que el caballero no se hubiera presentado cuando él había comenzado así la conversación, tuvo que posponer su pregunta.

_ Gratas novas portas, caballero. Empero non calma el meo ánimo, al saber que otros non correrán con tanta suerte... _ Sir Gwilhem realizó una breve pausa. _ ... Aciago et lúgubre momento el sino nos ha brindado. Más es cometido de todo hijo de Dios, cumplir con el deber cuando éste llama a su puerta.

_ Uih!! Que torpeza la mea!!_ Dijo llevándose la mano a la testa. _ Estos caballeros que acompáñanme, son Sir Walter de Lickey Hill et Sir Cimrud de Henleyith-Arden._  Presentó, al mismo tiempo que señalaba con la mano a su primo y al primo de éste. Con las mismas, prosiguió con sus camaradas.

_ Sir Walter, Sir Cimrud este honorable caballero es... _ Y tras dirigir su mirada al soldado que tenía en frente, esperó a que éste diera su nombre, como era menester.

Cimrud estuvo tentado de hablar en nombre de todos, al fin y al cabo se le daban bien las palabras. No obstante, no procedía que el se erigiera como portavoz del grupo, por lo que esperó.

Las presentaciones se sucedieron mientras Cimrud examinaba la comitiva de la que formaba parte pensativo, ni siquiera sabía cuantas lunas iban a tener que estar patrullando, esperaba que su primo hubiera tenido en cuenta esos temas logísticos. Luego cuando terminaran con Sir Bruinel le preguntaría.

Pero ahora, hacía memoria de dónde había visto a Sir Bruinel.. parecía que su primo Sir Gwilherm no lo conocía. En cambio tras mirar la cara de Walter, Cimrud detectó ganas de decir algo y pensó que él si lo conocía también. Una vez acabaran las presentaciones vendrían las preguntas, aunque Sir Bruinel ya había hecho un par.

-Sed los 3 bienvenitos y tambien las vuestras tropas. Nunca sobran jinetes armados por aquestas tierras y más por de agora.

Andan muy levantiscos los sajones et no es raro batallar contra ellos.

Al parecer este caballero hubiera hablado más con vosotros, y tal  vez lo haga en otro momento, pero no ahora, puesto que un cortesano se acerca a donde estais con mandado del señor conde, para que le sigais.

Con un :

- Non tardando volveremos a fablar. Marcho que agora ando liado.

Sir Bruinel marcha a lo suyo, y vosotros a lo vuestro siguiendo a ese cortesano.

Seguis al cortesano, y este  os lleva hasta el salón, donde fuisteis investidos caballos.  Los tapices en las paredes se mantienen pero no hay atisbo de fiesta.  En una mesa con un enorme mapa del condado desplegado, conversan el conde Setzer , sir Tarancus  mariscal del condado y otros dos asesores, uno con pintas de cortesano y otro pareciendo ser otro caballero. En el mapa hay unas figuras talladas en madera a modo de peones que simulan ser tropas, patrullas, enemigos…

El conde toma la palabra.

Sir Walter, sir Cimrud, sir Gwilherm, os presento a sir Fowler, fronterizo y a Otherlando asesor. Sir Tarancus ya es conocido por  vuesas mercedes. Prosigan.