Partida Rol por web

El acechador había visto toda la escena apoyado en la pared, apenas se inmutó cuando cayó el soldado, pero no lograba a entender que motivó a ello, el creía que los de su especie eran salvajes y carecían de principios, pero había escuchado y visto que los humanos solían ser, más piadosos, por lo visto no todos, y desde luego no aquel grupo al que por lo visto el destino había unido a él... No le importaba la vida de aquel soldado, o al menos estaba casi seguro, pero quería alejarse de todo aquello, aunque por lo visto todabía no podía...

Echó a caminar detrás de ellos, cauteloso, pues sabía el recelo que tenían hacia el...

Millicent echa un último vistazo a los restos del soldado, apesadumbrada, y luego camina tas el acechador, sorprendida por los nuevos sentimientos de auxilio que expresa Nostradamus:
Primero el grito, sí -musita, como si fuese ella quien tubiera la última palabra.
La joven, echa una mirada a Marcus, quien parece que será el último en abandonar la sala, e intenta moverse con sigilo, por el pasillo que ahora ocupan.

Marcus cuando ve que todos han salido echa un último vistazo por si se les había pasado algo por alto, después de ello sale de la estancia y sigue a los demás por el pasillo.

Espero que encontremos rápido al enemigo, después de dos combates aun no he conseguido luchar en ninguno… espero que en el próximo no pase lo mismo.
Marcus tenía ganas de acción, pues no había hecho gran cosa mientras estaban en el lugar y eso no le gustaba demasiado.

valllamoa a la puerta entonces comente despues de todos haberse puesto deacuerdo y seguia a guilles mientras acomodaba mi equipo por el pasillo a la puerta seguido de los demas

Tras registrar una última vez la habitación, finalmente os ponéis en movimiento, con Guilles a la cabeza del grupo. En apenas unos instantes recorréis el ahora silencioso pasillo, tomáis la curva, veis las escaleras a vuestra izquierda y la puerta justo en frente. Guilles se detiene un instante pues bien recuerda de su última inspección, que la puerta se encontraba cerrada. Tras observar más detenidamente el cerrojo, constata que es una cerradura simple que no debería darle mayor problema, más aun cuando cuenta con sus útiles herramientas.

Tan solo tiene que hurgar un poco hasta que un leve click resuene en sus oídos y la puerta se abre con un ligero chirrido. En cuanto la puerta se abre, la poca luz de vuestro pasillo se desparrama por el hueco iluminando un espectáculo aterrador.

Ante vosotros unas escaleras descienden cinco peldaños para finalmente extenderse en un largo pasillo que finalmente se bifurca en otro a unos 200 metros. La oscuridad lo cubre todo pero la débil luz filtrada se refleja en unos barrotes de metal situados en hileras cada pocos metros, mostrando pequeños habitáculos tras ellos que alguna vez fueron celdas. Pero ya no. Se han convertido en tumbas. Y con horror comprobáis hasta donde llega la sed de destrucción del señor de la guerra.

Por todo el pasillo se agolpan decenas de cadáveres ensangrentados con los rostros paralizados en grotescas muecas de dolor y sufrimiento así como sus cuerpos se retuercen en posiciones imposibles para un ser vivo. Nadie parece haberse salvado de la muerte, guardias, criados, presos, todos han sido iguales ante la muerte y sus cuerpos se entremezclan unos con otros perfilando un sádico dibujo de destrucción. Nada se mueve entre los cadáveres, ni siquiera las ratas. El suelo, antes gris y frio por la piedra y la tierra que lo conformaba se muestra de una tonalidad rojo oscuro por la sangre ya reseca de los muertos.

A punto estáis por cerrar la puerta y dejar atrás ese cementerio cuando un gemido nace del fondo del pasillo, más allá de la bifurcación. Al gemido le sigue un extraño siseo, casi parece una risa.

-shhh shhh shhh- El simple echo de que alguien pueda reír de manera tan antinatural no hace más que acrecentar la sensación de desaliento que ya se formaba en vuestras mentes tras contemplar el espectáculo. De pronto el siseo se convierte en una voz hueca y vacía.

-Debo reconocerlo- La siseante voz parece divertirse –Nunca creí que aguantarías tanto ¡3 días nada menos! Eres digno de aplauso. Podría contar con los dedos de una mano la gente que ha aguantado tanto y contando contigo...- Una maquiavélica pausa acontece, rota unos instantes siguientes por la voz hueca, ahora en un tono casi jocoso -...todavía me sobrarían dedos.-

El extraño gemido resuena nuevamente, parece el gemido de una persona

-Pero créeme, tengo todo el tiempo del mundo y la capacidad de derribar cualquier barrera mental que tu levantes contra mi ¿Por qué no te haces un favor y me cuentas lo que quiero oír? Solo una palabra y todo esto terminará, está en tu mano- El silencio se hace nuevamente hasta que el gemido resuena otra vez, pero con más intensidad

-mmm, mnnn, mmmnn... Soy Lord Griffon, señor de este castillo, soy lo... lord Griffon, señor de este cas...tillo, soy...- El gemido se convierte en voz, repitiendo una y otra vez la misma frase. La risa resuena nuevamente

-shhh shhh shhh, así es más divertido- sentencia con tono victorioso la malévola voz.

Y tras unos instantes, un grito inhumano inunda el pasillo en el que os encontráis

Al avanzar y cruzar el pasillo, guilles utiliza sus habilidades para abrir la puerta cerrada, cuando entramos, la imagen era horrible, cuerpos apilados en cubiculos uno sobre otro, era horrible, el piso lleno de sangre seca y solo se podia respirar muerte...

cuando parecia que no habia nada mas, del fondo obscuro se escucha una voz siceante y otra que gemia, al parecer era Lord Griffon, todo parecia indicar que estaba siendo torturado, necesitamos actuar de inmediato. coloco la mano en el hombro de Guilles y con unas señales hacia el y Marcus sugiero que Marcus tome la primera linea junto con guilles y asi opder tomar la habitacion por asalto.... saco mi daga, preparo mis sentidos escudriño la habitacion buscando algo que nos pueda dar ventajas de cualquier tipo, y me preparo para moverme sigilosamente

Marcus entra en la sala y observa los cadáveres que se encontraban en ella, parecía que el señor de la guerra no tenia ningún miramiento a la hora de aniquilar, le daba igual cual fuera su enemigo, no dejaba con vida a nadie, el suelo lleno de sangre seca, como si hubiese pasado hace ya algún tiempo. Parece que hemos llegado muy tarde, no se puede hacer nada por ellos todos están muertos… mientras Marcus pensaba en sus cosas escucha una voz, la voz de alguien que parece divertirse con lo que estuviese haciendo, al poco se oye otra voz parece ser la del señor del castillo, o eso es lo que decía.

Mientras escuchan lo que dicen las voces Nostradamus les hace señas a Marcus y a Guilles para que se colocaran en primera línea, Marcus asiente con la cabeza y saca su espada y escudo, no pensaba permitir que ese hombre saliese con vida de aquel lugar.

Regathix el acechador entró detrás de los que ahora se convertían en "compañeros" para ver el horror delante de ellos, aunque a el esas vistas no le afectaban sabía que era una acción violenta y desmedida lo que había sucedido allí, su mente retornaba una y otra vez hacia sus orígenes pero intentaba desechar aquellas ideas...

Al punto de casi salir de allí escuchan a alguien y uno de sus compañeros finalmente decide intervenir en tal evento que se acontecía, ahora debía estar con ellos y ayudarles, o al menos por ahora, eso parecía lo más racional, así que se preparó sin moverse, ya que vio que el ser llamado Nostradamus intentaba moverse sin hacer nada de ruido para sorprender a quien fuera, y aunque el estaba dotado de habilidades para seguirle sigilosamente decidió que lo mejor era salvaguardarse por el momento y actuar en consecuencia a los acontecimientos...

Sacó sus dos cimitarras para estar preparado, era hora de utilizar sus habilidades...

Observo a mis compañeros tomar posiciones. Con mi bastón y mi daga lista, agudizo mi oído para escuchar algo que nos pudiera dar ventaja o información. Toco el hombro de mis compañeros y les hago señales de listo y hacia delante, para rescatar al señor de esta casa.

Rápidamente tomáis posiciones y avanzáis hasta la bifurcación de donde venía la voz y los gemidos de Lord Griffon. Pegados aun a la pared, Nostradamus toma la delantera y se asoma por la esquina a fin de intentar ver a lo que se enfrentan. Lo hace con sumo cuidado, esperando que el enemigo no se alerte por la llegada del grupo. Cuando sus ojos observan la escena, se sorprende de lo que ve.

Ante sí, tiene un pasillo de apenas unos 30 metros que se abre a una habitación aparentemente espaciosa. La habitación, que debió ser la antigua sala de guardias de la prisión, se encuentra ahora atestada de instrumentos de tortura. Decenas de cadenas con garfios ensangrentados cuelgan del techo, una doncella de hierro aguarda a su siguiente víctima con la puerta abierta, dos mesas de tortura usadas hace poco se encuentran en medio de la sala, una de ellas es la típica que estira a su víctima hasta separarle los huesos, mientras que la otra es la conocida como reposo de los condenados, una mesa plagada de pinchos, tanto al fondo, como a ambos lado de la entrada, se pueden adivinar celdas para contener a los torturados, antiguamente usados para interrogatorios. Por último, pero no menos macabro, crees vislumbrar tres figuras humanoides colgadas en las paredes.

Y justo en medio de la sala, una hoguera que brilla con un extraño color púrpura, un hombre demacrado colgado con unas cadenas sobre ella, con el rostro cansado y vacio y el cuerpo consumido por días de hambruna. De espaldas a vosotros, una figura se recorta por la luz emitida por la llama mágica, la figura de lo que parece una mujer, pero Nostradamus nota algo raro en ella. Unas extrañas cicatrices se adivinan en sus hombros, pero al encontrarse a contraluz, te es imposible vislumbrarla bien. Parece estar hurgando en el cuerpo de lord Griffon con algo, pero no puedes verlo desde esta posición.

Rápidamente intentas ver algo que os pudiera dar ventaja, más lo único que ves es una mesa de madera volcada y astillada a la derecha de la entrada que podría dar cabida a uno, quizás a dos si os movéis con sigilo y no abultáis mucho.

Lord Griffon vuelve a gritar y se retuerce. Nostradamus informa inmediatamente a todos de lo que ha visto.

Me mantengo en la esquina guarecido, y le hago señales a Marcus para que avance sigilosamente hacia la mesa y uno mas para que avance junto con el y prepararnos para el inminengte asalto, mientras tomamos posisiones para el ataque, intento desifrar si el fuego color purpura es de origen magico y si hay alguna otra presencia de poder arcano del cual devamos preocuparnos, la escena frente a mis ojos era horrible el hombre colgado parecia que sus fuerzas lo abandonarian por completo en cuaquier momento, era momento de actuar, solo faltaba la señal de mis compañeros

Marcus escucha todo lo que Nostradamus les cuenta, y después de observar un poco la sala ve la mesa donde le pide que vaya, Marcus intenta ir con cuidado, pero entre la armadura y las armas no le es fácil no hacer ruido, de hecho duda que con todo el ruido la mujer no se hubiese dado cuenta , asique Marcus se pone en posición de batalla esperando que la mujer haga el primer movimiento.

En cuanto concentras tu saber y poder en el fuego, constatas que, en efecto, es un fuego de origen mágico, uno típico usado muy habitualmente por hechiceros que operan en sitios cerrados ya que, la llama produce el mismo calor que una hoguera normal, pero no emite humos, evitando así asfixias. Algo tan común usado de una manera tan destructora, para la tortura.

Buscas cualquier otra fuente de magia que pudiera haber en la sala y descubres gran cantidad de ella emanando de las tres figuras humanoides que cuelgan de las paredes. La magia envuelve las figuras y las une mediante hilos al torturador o torturadora del centro, quien emana en si mismo una inmensa cantidad de energía, como solo un mago arcano podría emanar. Sin embargo, algo te hace estremecer en el sitio, esa figura no es el origen de la magia. Está muy bien oculta, pero ante tus ojos se dibuja una fina hebra mágica que une al torturador con...

Un chirrido a tu espalda rompe tu concentración.

A pesar de los denodados intentos de Marcus por mantenerse en silencio, la pesada armadura que porta, unida al arma y al escudo que carga, no puede evitar que esta chirríe sonoramente al agazaparse. Un sonido que en mitad del barullo hubiera pasado totalmente desapercibido, en el silencio mortal que rodea al grupo se convierte en un sonoro ruido. Os quedáis inmóviles rezando porque vuestro factor sorpresa no se haya perdido. El silencio inunda el lugar. De pronto, la voz siseante se eleva por encima de la quietud.

-shhh shhh shhh, esos guardias son bastante molestos ¿verdad? Siempre haciendo ruido, siempre molestando. Creo que más tarde deberé darles su merecido, para que aprendan a respetar a los artistas. Pero antes, debo terminar contigo ¿no crees?-

La figura habla sin girarse, como si hablara con el cautivo. Lord Griffon permanece inmóvil, con la mirada perdida, balbucea algo, apenas perceptible, palabras inconexas.

-Lord... castillo...yo... señor-

La figura vuelve a reír –shhh shhh shhh, Tú no te rindes ¿verdad? Entonces supongo que no tiene sentido seguir jugando si ya te has plantado. Pasemos al acto final ¿te parece?-

Entonces el torturador se mueve hacia la izquierda y desaparece de vuestro campo de visión, su voz se alza una vez más.

-Solo como sugerencia, intenta que tus últimas palabras sean distintas de las que ya has repetido, más que nada, por hacerlo más dramático-

Y finalmente el torturador empieza a murmurar unas extrañas palabras mágicas. Las llamas de la hoguera empiezan a avivarse.

Millicent vuelve a respirar con las palabras del torturador. No han perdido la sorpresa y, si hay algo que pueda salvar a Lord Griffon es una intervención rápida pero inteligente.
Nostradamus -susurra la joven oficial, mirando al mago con gesto inconfundible: Debes actuar primero, dicen sus ojos.
Millicent no puede creer la situación en la que se encuentra el pobre señor del castillo, y la desazón comienza a atormentarla.
Tenemos que actuar. ¡Ya!
No obstante, trata de pensar en la forma de actuación más efectiva:
No hay guardias a la vista -formula-. Pero no hemos registrado todo el bastión. No sabemos si hay trampas en la sala o si este pirado es capaz de invocar o atraer refuerzos -se dice, manteniendo la calma todo lo que es capaz-. De todos modos, no sabremos a qué nos enfrentamos hasta que actuemos…

Marcus avanza, pero no le es posible avanzar sin hacer ruido, el torturasor o torturadora no le da mayor importancia al ruido y la sorpresa no se pierde, pero al parecer el tiempo se habia agotado, deviamos de actuar ya, mis ojos se cruzan con los de Millicent y ella susurra mi nombre estaba todo entendido, avanzo y les pido que me sigan con cuidado pero antes les susurro hay mucha magia aya adentro devemos tener cuidado distraere al agresor y ustedes liberen al prisionero pidan a marcus que nos cubra...

me adelanto con sumo cuidado y al tener en rango de vision a la persona que estaba disiendo su ritual o lo que sea me preparo rapidamente y lanzo en contra de ella uno de mis hechizos mas fuertes... me planto firmemente pronuncio las palabras magicas y produzco un orbe de fuerza en mi mano derecha con la energia reunida del universo con la ayuda del poder arcano, al tener el orbe lo lanzo... la batalla habia iniciado

El acechador estaba prarado para con sus armas para cuando hubiera la acción entrar en ella y enfrentarse para salvar la vida a aquel individuo, se preguntaba cuanto valor debería tener para intentar salvarle... Las cosas marchaban bien hasta que un integrante ketió la pata y casi hacer perder el efecto sorpresa, lo que encaminó a que el grupo actuara inmediatamente, Nostradamus empezó hacer alarde de su poder...

Nostradamus se adelanta con sumo cuidado pero veloz, para lanzar un ataque relámpago contra el torturador. Tras avanzar unos pasos por fin tiene a su enemigo a la vista y comprueba con horror que eran aquellas cicatrices que no consiguió descifrar no son tales. Esta “cosa” tal vez fue una persona alguna vez, pero no ahora. El torturador parece componerse del cuerpo de una joven que fue muerta, desmembrada, vaciada y vuelta a coser, para dar a luz a un ser asqueroso del que solo los Dioses saben cómo puede ser animada. El enemigo se encuentra sentada en un extraño cojín redondo y mira fijamente al mago.

Nostradamus reacciona con celeridad y prepara su hechizo, para aprovechar su sorpresa, aunque algo no parece estar bien. A pesar del rostro vacio del enemigo siente que no está sorprendido. La magia se arremolina en su mano, listo para atacar. El ataque nunca sobreviene. Unas cadenas que colgaban junto a la puerta se agitan y se enredan alrededor de Nostradamus, deteniendo por completo su ataque. Las cadenas de frio metal se aprietan e inmovilizan al mago en el sitio.